El documento describe tres dimensiones de la sangre de Cristo: 1) Para con Dios, nos da acceso a su presencia y limpia nuestra conciencia. 2) Para con el hombre, nos redime, perdona nuestros pecados y nos justifica. 3) Satisfizo las demandas de Dios para rescatar al hombre mediante el derramamiento de su sangre pura, y puso un cerco alrededor de nosotros contra el diablo.