El documento discute tres fuentes del saber pedagógico: la práctica educativa, la reflexión filosófica y la documentación. Luego describe que la verdadera educación abarca todo el ser humano y toda su existencia, con el amor y la generosidad como sus fundamentos. Finalmente, señala que el verdadero maestro no se conforma con transmitir solo conocimientos técnicos, sino que busca inculcar principios que conviertan a los estudiantes en fuerzas positivas para la sociedad.