Las colonizaciones griegas se expandieron por el Mediterráneo entre los siglos VIII y VI a.C., estableciendo más de 100 colonias nuevas para aliviar la sobrepoblación en Grecia y controlar rutas comerciales. Colonias como Siracusa en Sicilia y Massalia en el sur de Francia se convirtieron en prósperas ciudades-estado que ayudaron a difundir la cultura helénica por todo el Mediterráneo.