El documento clasifica las drogas en depresores, estimulantes y alucinógenos. Los depresores disminuyen la función cerebral afectando las sustancias químicas que facilitan la comunicación neuronal, mientras que los estimulantes aumentan la actividad y alerta elevando la dopamina y norepinefrina. Los alucinógenos provocan alucinaciones alterando la percepción de la realidad. Todas las drogas representan grandes riesgos para la salud y la vida.