Kant presenta su concepción de la ética y la felicidad. Define la felicidad como la suma de placer y ausencia de dolor, una realidad hedónica. También distingue entre la moralidad, basada en el deber, y la felicidad, que es una realidad separada. Finalmente, traza un paralelo entre la antigua Grecia y el helenismo posterior a Alejandro Magno, cuando los nobles fines políticos fueron reemplazados por la búsqueda del placer privado.