El evangelio narra la historia de una mujer pecadora que lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los seca con sus cabellos mientras él está comiendo en casa de un fariseo. Jesús defiende a la mujer y dice que sus pecados están perdonados porque ha demostrado mucho amor, a diferencia del fariseo que no lo recibió adecuadamente. Jesús predica el evangelio y es acompañado por algunas mujeres a las que había curado.