Octavio robó todos los objetos tecnológicos que marcaban la hora en el pueblo. Sin la noción del tiempo, los habitantes comenzaron a vivir de forma más relajada y unida, reuniéndose cada cinco días. Cuando faltó Octavio a una cena, los hombres lo encontraron muerto junto a una carta donde explicaba que quería probar que se podía vivir sin preocuparse por el tiempo.

1. El ladrón del tiempo
Zalazar; Martin; Lezcano; Echeverría.

2. Era un día festivo en el pueblo de Octavio. Todos los habitantes
estaban reunidos en la plaza principal, se podía escuchar la melodía
de los músicos que tocaban la guitarra y el acordeón,

3. a su ritmo, las mujeres bailaban y los niños jugaban
unos con otros. Al caer la noche, todos volvieron a sus
casas se llevaron una desagradable sorpresa: en cada
casa faltaban todos los relojes, televisiones, cualquier
artefacto tecnológico que pudieran marcar la hora.

4. La gente, en un estado de sorpresa, enojo y confusión
comenzó a marchar en busca del responsable de lo
sucedido. Se dirigieron a la alcaldía para que el alcalde
les pudiera dar una solución, pero no encontraron
respuesta, no aparecía ningún indicio de qué era lo que
podría haber pasado o quién era el culpable de esto.

5. Con el paso de los días, la situación seguía igual entonces el
pueblo decidió continuar con sus actividades, con su rutina.
Como nadie tenía la noción del tiempo, empezaron a vivir con
una suerte de libertad, despreocupación, sin la condición del
tiempo. Se les hizo rutina a todos reunirse cada cinco días a
cenar todos juntos, como si fueran una gran familia, todos y
cada uno de los habitantes estaba presente.

6. El pueblo comenzó a ser más unido, algunos habitantes que no se
conocían empezaron a tener más relación, encontraron amistad, hasta
con aquel hombre misterioso que se pasaba todo el día en la plaza, el
cual nadie conocía, solo su nombre, Octavio. Se les hizo rutina a todos
reunirse cada cinco días a cenar todos juntos, como si fueran una gran
familia, todos y cada uno de los habitantes estaba presente.

7. Hoy era el día de la gran cena semanal, mientras todos
degustaban de la comida, se dieron cuenta de que faltaba
Octavio, aquel buen hombre al que empezaron a conocer y
hasta a querer. Algunos hombres, intrigados y sorprendidos por
su ausencia, decidieron ir a buscarlo.

8. Al llegar a su casa, él no contestaba el timbre, no
respondía a sus llamados. Al intentar abrir la
puerta notaron que la cerradura no tenía llave,
estaba abierta. Entraron y pudieron notar que
alrededor de toda la casa estaban todos los
objetos de los ciudadanos: relojes de todo tipo,
celulares, computadoras; los hombres, furiosos,
decidieron buscar a Octavio para poder encontrar
explicación a este hecho. Al llegar al cuarto se
encontraron con que este hombre yacía en la
cama, con la mirada tranquila, pero sin ningún
signo vital, vestido de traje y con un sobre en la
mano, entonces decidieron abrirlo; contenía una
carta que decía:

9. “Queridos nuevos amigos, se preguntaran qué es lo que está pasando, que es lo que me
ocurrió o por qué robé todos sus objetos tecnológicos. Quería probar un punto. Me tomó
todo el día sacar sus objetos y traérmelos, pero como yo imaginaba, ocurrió lo que
exactamente esperaba. Ustedes luego del desconcierto, decidieron adaptarse a la
situación, a vivir una vida sin la condición del tiempo, sin preocupaciones, con una libertad
exquisita, todos vivimos en una rutina totalmente presionada, por los horarios, los tiempos,
pero permítanme decirles: el tiempo es una ilusión, una condición, ¿Qué mejor que vivir sin
preocupaciones, aprovechando cada segundo con tranquilidad?

10. Ustedes ya lo vieron, solo pido que me perdonen por esto que hice, sé que no estuvo
bien hurtar sus cosas, pero… ¿No lo disfrutaron? Espero que sí, ahora vuelvan,
agarren sus cosas y vuelvan a la rutina, pero recuerden, cada vez que puedan,
permítanse esconder cualquier cosa que marque la hora y vivan su vida, permítanse
vivir aunque sea, segundos de felicidad, que es eso puramente, la felicidad, son
momentos”

11. FIN.