Un cuento más dentro del libro "Cuentos y Mitos de Nicaragua". Casa del libro, frente al estadio de fútbol Tomas Cranshaw, Managua. casadellibronicaragua.com

1. Y es que a mi abuela le salió de
todo: ella era perseguida por El
Cadejo, a ella le salió El Mosmo, la
Chancha Encaitada, La Mona, El
Gritón... a éste así lo llamaban
porque es así que se comunican los
campistos, a gritos, para saber
quién andaba “poraí”. Ese señor,
que quedó sin cabeza, era un
hombre que andaba buscando un
ganado que se le había perdido,
hay andaba montado en su caballo
gritando: ¡Hay va hom! se metió a la
espesura de la selva en el cerro El
Chonco y con mala suerte que el
caballo se asustó por los rugidos
del tigre que andaba cerca y sale a
todo galope el animal y pasa por
unos bejucos que estaban colga-
dos y le pasa arrancando la cabeza
al pobre hombre y el caballo se
desnuca, así andaba su alma en
pena; sin cabeza y en su caballo.
Mi abuela lo escuchaba gritar de
vez en cuando, hasta que un día se
topó con él. Esa noche lo escucha-
ba bien cerca ¡Hay va hom! gritan-
do, y rápido se puso su chaqueta de
dril al revés y sacó su cordón bendi-
to y lo puso en dirección a los gritos
y El Gritón pasó de largo, sólo la
sombra miró pero aún así pudo
observar que el hombre no llevaba
la cabeza.
Sí, es que antes todo era monte,
montaña espesa y muchos campis-
tos desaparecieron sin dejar rastros.
Ese cerro, El Chonco en Chinande-
ga, era selva casi impenetrable, de
todo animal había y árboles llenos
de frutas pero ya con un deslave
eso quedó todo pelado, poco a
poco se fue recuperando pero ya
no como antes por la misma gente
que comenzaron a despalar para
cultivar. Antes del deslave, ese cerro
estaba resguardado por los
duendes... pero ese será el próximo
cuento, mientras tanto pueden
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Frente al estadio Cranshaw, Mana-
gua, allí los esperamos o pueden
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El gritón