El esqueleto humano está compuesto por 208 huesos que cumplen tres funciones principales: sostener y dar forma al cuerpo, permitir movimiento y proteger órganos internos. Se divide en la cabeza, el tronco y las extremidades, y los huesos pueden ser largos, cortos o planos. Las articulaciones son donde los huesos se unen y pueden ser móviles, semimóviles o fijas dependiendo de su grado de movilidad.