1. EPISCOPEO
Los obispos reunidos en la fe y en la comunión para el servicio de la Iglesia en México
Esta semana nos reunimos los obispos mexicanos en nuestra acostumbrada Asamblea
anual en la Sede de la Conferencia de los Obispos de México, en Cuautitlán Izcalli. En esta
ocasión además de reunirnos para convivir, orar, promover la amistad, fortalecer nuestra unidad y
comunión como colegio episcopal, renovamos el Consejo de Presidencia (presidente,
vicepresidente, secretario, general, tesorero y vocales), quienes por tres años planearán y
organizarán las actividades, sobre todo de orden pastoral, que se requieran para dar un mejor
servicio a nuestra iglesia mexicana. El Cardenal Francisco Robles, Arzobispo de Guadalajara,
presidirá la presidencia del Episcopado.
También se renovaron las presidencias de las distintas Comisiones y Dimensiones. Se
elaborará un plan de trabajo por tres años y dichas actividades están encaminadas a otorgar apoyo
a las necesidades de las distintas Provincias eclesiásticas y sus Diócesis.
“Con grande gozo, unidos a toda la Iglesia católica, hemos iniciado el Año de la Fe, al
que nos ha convocado el Papa Benedicto XVI, con ocasión del 50 aniversario del inicio del
Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Este es el año para renovar nuestro entusiasmo de creer en Jesucristo, único Salvador del mundo.
Este es el año para reavivar la alegría de seguir su camino y dar testimonio concreto de la fuerza
transformadora de la fe. En medio de los graves males que oprimen a nuestra Patria como la
violencia, el narcotráfico y el crimen organizado, la corrupción y el desempleo, les invitamos a
mirar con grande esperanza este año de gracia. La fe nos revela que somos todos hijos amados de
Dios y orienta nuestras relaciones hacia la fraternidad, la solidaridad y el servicio misionero.
Desde la conversión de cada uno, el Señor nos regala la seguridad y la paz que tanto
necesitamos”.
El Año de la fe es un nuevo impulso a la misión continental y el compromiso de la
misión continental, a su vez, renueva y fortalece nuestra fe. Que este Año de la Fe refuerce el
espíritu misionero que a partir de Aparecida ha infundido nuevo vigor y entusiasmo en los
proyectos y acciones pastorales en nuestras diócesis y parroquias. No nos cansemos de pedir al
Señor nuestra conversión personal y pastoral. Todos los días repitamos una y otra vez la súplica
evangélica: “Señor, auméntanos la fe” y hagamos del “credo” una oración diaria y de nuestra
vida diaria una confesión de fe.
El Sínodo de los obispos (reunidos el mes pasado en Roma con el Santo Padre) nos ha
“impulsado a llevar adelante la obra de la nueva evangelización que consiste en proponer de
nuevo al corazón y a la mente de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, la belleza y la
novedad perenne del encuentro con Cristo. Ante los cambios culturales y sociales no hemos de
quedarnos paralizados sino que hemos de sentirnos llamados a emprender con audacia algo
nuevo para favorecer en las personas que se han alejado un nuevo encuentro con Cristo. Los retos
planteados por los nuevos fenómenos de la globalización, migración, secularismo, las nuevas
formas de pobreza y ateísmo no deben atemorizarnos. La palabra del Señor sigue resonando en
nuestro interior: “No se turbe su corazón y no tengan miedo” (Jn 14, 27). El Espíritu del Señor,
primer actor en la misión de la Iglesia, convierte estos mismos fenómenos en oportunidades para
una nueva evangelización. El reclamo y el anhelo de una sociedad justa, fraterna, solidaria,
generadora de paz, se hace realidad cuando vivimos la novedad del Evangelio”.
Todos estos acontecimientos también impulsan la misión como pastores en nuestra
Arquidiócesis de Durango. Nos impulsa a obispos, sacerdotes y fieles, a seguir con mayor ánimo
y vigor la Misión Diocesana en su 5° etapa “La Iniciación Cristiana”.
Durango, Dgo., 18 de Noviembre del 2012 + Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
Email: episcopeo@hotmail.com