El documento argumenta que los piropos en la calle deberían eliminarse porque invaden la intimidad de la mujer y a menudo son insultos vulgares. La mayoría de expertos y grupos feministas están de acuerdo en que los piropos públicos son una manifestación de machismo, aunque no concuerdan en cómo responder a este problema. Una catedrática cree que los avances en igualdad han hecho que las actitudes hayan cambiado entre las nuevas generaciones, quienes ni siquiera saben lo que es un piropo.