Juan el Bautista predicaba en el desierto de Judea proclamando la llegada del reino de los cielos. Juan llamaba a la gente a arrepentirse, lo que significa reconocer que han pecado y abandonar el pecado, para poder ser súbditos del nuevo reino. El reino de los cielos se refiere al gobierno soberano de Dios y a la llegada del Mesías prometido.