La educación del futuro debería centrarse en capacidades como el aprendizaje a lo largo de la vida, la enseñanza interdisciplinar, aprender a aprender, aprender a pensar y resolver problemas, así como valores integrales, globales, dinámicos y reflexivos. Los estudiantes deben ser responsables, emprendedores, creativos, optimistas con esperanzas realistas y capaces de reciclarse.