La investigación muestra que los seres humanos tienen una tendencia natural a confiar en la información que confirma sus creencias existentes, incluso cuando esa información es falsa o engañosa. Esto se debe a que nuestro cerebro está diseñado para buscar patrones y confirmar hipótesis, en lugar de cuestionar nuestras propias creencias preconcebidas. Para tomar decisiones informadas, debemos esforzarnos por considerar puntos de vista alternativos y estar abiertos a la posibilidad de que nuestras creencias puedan estar equivocadas.