4. CAUSAS:
Las únicas causas que se pueden atribuir a
la microtia son casos en los que la madre haya
padecido la rubeóla, la gripe o haya tomado
talidomina, isotretinoína (Accutane), citrato de
clomifeno (Clomid), ácido retinóico o misoprostol
durante el primer trimestre de gestación.
5. DIAGNÓSTICO:
La microtia es visible al momento del nacimiento. El médico notará el problema
con solo examinar al bebé. Con una tomografía computada o TAC (una prueba
radiográfica especial) se puede obtener una imagen detallada del oído del bebé.
Esto ayudará al médico a determinar si los huesos u otras estructuras del oído
están afectados. El médico también hará un examen físico meticuloso para
observar si hay otros defectos de nacimiento presentes
6. TRATAMIENTO:
La cirugía reconstructiva de la oreja se hace
alrededor de los ocho años, porque a esta edad el
crecimiento de la oreja ya ha alcanzado el 80% de su
tamaño definitivo.
El tratamiento quirúrgico se realiza en dos etapas y
puede requerir una tercera para refinamiento.
7. TECNICA:
La primera cirugía consiste en construir un nuevo esqueleto para nuestra oreja usando
cartílago de la costilla. Aunque es más rígido que el cartílago auricular autóctono, es el
único que está presente en suficiente cantidad para poder fabricar nuestro armazón,
habitualmente a partir de los 10 años de edad. Por una incisión en el reborde costal inferior
se cosechan diversos fragmentos correspondientes a las costillas 6, 7, 8 y 9. Fuera del
paciente, y tomando la otra oreja como molde, se van a ir tallando y ensamblando entre sí
las diversas piezas hasta conseguir una estructura tridimensional que se asemeje lo
máximo posible a la oreja que deseamos.
La última parte de la cirugía consiste en implantar nuestro armazón debajo de la piel en la
zona auricular, para lo que previamente se deben extirpar aquellas partes de cartílago
embrionario malformados. Al finalizar la cirugía ya podremos reconocer los relieves de la
nueva oreja a través de la piel aunque literalmente queda enterrada debajo de ella.
8. Si todo va bien, a los 6 meses practicaremos la segunda intervención
quirúrgica que consiste en separar la oreja de la cabeza y darle la proyección
adecuada hacia adelante, recreando el llamado surco retroauricular. En general,
esto supone recortar el contorno de la oreja y colocar una nueva pieza de cartílago
que actúa como una cuña que eleva y empuja hacia adelante a nuestra estructura.
La cara posterior de nuestra nueva oreja debe tapizarse con una cubierta final de
nuevos tejidos extraídos al paciente de la zona vecina, como son la fascia de la
región temporal y la piel tomada del cuero cabelludo.
Cuando por algún motivo no se puedan utilizar los propios tejidos del paciente para
reconstruir la oreja se optará por la llamada reconstrucción aloplástica, es decir,
aquella que utiliza materiales sintéticos. Una posibilidad consiste en sustituir el
cartílago de la costilla por un material sintético como es el polietileno y cubrirlo con
tejidos propios del paciente (reconstrucción aloplástica parcial). Y otra opción
radicalmente diferente es utilizar una prótesis externa de silicona fabricada en una
ortopedia y que se colocará en la zona auricular ya sea mediante un adhesivo o, lo
que queda más estable, a través de unos implantes metálicos osteointegrados
(reconstrucción aloplástica total).