Milton Friedman fue un economista estadounidense galardonado con el Premio Nobel por sus contribuciones a la economía monetaria y la defensa de los mercados libres. Defendió que los mercados competitivos asignan los recursos de manera eficiente y protegen la libertad política al dispersar el poder. También realizó contribuciones importantes a la teoría del consumo y la demanda de dinero, y argumentó que la inflación siempre es un fenómeno monetario causado por el crecimiento excesivo de la oferta monetaria.
Milton Friedman: defensor de la libertad a través de los mercados competitivos
1. Milton friedman
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En 1976 el Banco Central de Suecia lo designó premio Nobel en Economía por “sus resultados
en los campos del análisis del consumo, historia y teoría monetaria y por su demostración de
la complejidad de la política de estabilización”.
Su trabajo científico siempre estuvo coloreado por dos aspectos fundamentales: su
tenaz defensa del mecanismo de mercados competitivos no solamente por los
beneficios materiales que permite un mayor bienestar social, sino también porque
constituye el mejor escudo para defender la libertad política en la sociedad. Y por su
insistencia en la necesidad de construir hipótesis verificables empíricamente, pues la
única manera de seleccionar la teoría más adecuada es aquella que revela mayor
capacidad predictiva.
Aportes a la Economía realizados por Milton Friedman durante más de cuatro décadas. Sus
principales contribuciones se relacionan con la necesidad de incorporar un enfoque
intertemporal a las decisiones de los agentes económicos. En este sentido, su famosa función
consumo plantea que la variable explicativa principal es la renta permanente y no la
corriente. Ello a su vez conduce a plantear que el consumo es más estable que lo esbozado en
la teoría de Keynes. Su conocido libro “A Theory of the Consumption Function” es un clásico,
no solamente por los nuevos conceptos incorporados sino también por la manera como utilizó
la data empírica para verificar su hipótesis.
La fama de Friedman se basa más bien en sus aportes a la teoría monetaria. En sus
investigaciones encuentra que la demanda monetaria es una función estable y explicada por
pocas variables, siendo más significativa la elasticidad-renta que la elasticidad-tasa de interés,
descartando todo indicio de la existencia a alguna “trampa de la liquidez”. Concluye Friedman
señalando que el dinero es también ineficaz en el largo plazo debido a que las alzas de
precios previstas son eventualmente incorporadas a los precios de los factores, impidiendo el
deterioro de sus valores reales y con ello la expansión de la actividad económica. A pesar de la
gran controversia que causó este nuevo enfoque de la demanda de dinero y sus consecuencias
teóricas y empíricas, de allí en adelante casi nadie se atrevió a sostener que el dinero no era
“importante”, sino que se perfiló el consenso de que la política fiscal para ser efectiva exigía
una política monetaria expansiva.
Sus hallazgos sobre el dinero también lo llevaron a señalar que la inflación siempre es
un fenómeno monetario. Esta podría tener diferentes causas iniciales, pero el alza de
precios no es sustentable en el tiempo si no es acomodada por la expansión de la
liquidez que el Banco Central es capaz de controlar.
También propuso que el crecimiento monetario sea determinado por alguna regla
pre establecida. Ello debe ser así porque los efectos de los cambios en la oferta
monetaria no ocurren de manera inmediata o predecible. Los efectos tardan en
manifestarse y lo hacen de manera muy variada, razón por la que a su juicio, resulta ser
2. un asunto muy riesgoso. Específicamente, lo que nunca debe hacerse es ajustar la
evolución de la oferta monetaria a las diversas etapas del ciclo económico.
En conclusión, la política monetaria no debe utilizarse con fines de estabilización a
corto plazo. El rol del dinero, además de reducir el costo de las transacciones, es el de
proporcionar un entorno financiero estable a fin de facilitar el calculo económico,
requisito indispensable para que los mercados puedan cumplir su papel de asignar
eficientemente los recursos.
¿Qué se puede hacer entonces para que la economía registre tasas de crecimiento
satisfactorias y niveles de desempleo mínimos? La respuesta de Friedman es la de los
economistas clásicos: el crecimiento económico depende de factores reales, no
nominales; esto es, de la cantidad y calidad de los factores productivos disponibles y
de las instituciones económicas y de otra naturaleza que incidan sobre el
funcionamiento de los mercados. Y ello nos conduce al rol del mercado.
Friedman fue un decidido y tenaz defensor de los mercados libres y competitivos
ya que según la perspectiva clásica constituyen el mecanismo social más eficiente para
asignar recursos de acuerdo con las preferencias sociales. Ello permite no solamente
que la producción y el empleo sean magnitudes óptimas, sino que el consumo de lo
producido genere un nivel de bienestar social óptimo, a pesar de que las decisiones de
los agentes individuales en el mercado hayan sido guiadas por el interés personal.
Pero tan importante como la eficiencia económica es el hecho que, a juicio de
Friedman, la existencia de los mercados competitivos aseguran la existencia de la
libertad política en la sociedad. El mercado permite que la producción y el
intercambio se realicen sin que con anterioridad sea necesario que la sociedad llegue a
un consenso sobre los aspectos políticos pendientes. La existencia de los mercados
contribuye a la reducción de las tensiones sociales.
El mercado es un gran soporte de los regímenes democráticos, donde los gobernantes
son elegidos y removidos del poder político por voluntad de los ciudadanos, pues es un
mecanismo efectivo para controlar la acumulación o centralización del poder. Los
denominados grupos de interés (asociaciones de profesionales, sindicatos, monopolistas,
burócratas, etc.) enfrentan una formidable barrera para alcanzar sus pretensiones de
predominio en la existencia de mercados competitivos. En la concepción liberal
clásica de Friedman, este beneficio del mercado debe ser defendido con toda
firmeza, puesto que la pérdida de la libertad económica (libertad para elegir en el
mercado) trae como consecuencia la pérdida de la libertad política (libertad para
elegir o destituir a los gobernantes), y con ello la pérdida de la libertad personal.
Por ello su enemistad, al igual que Adam Smith, con toda institución, mecanismo ó
arreglo social que limite indebidamente la libertad económica. La libertad económica
ejercida en los mercados competitivos dispersa el poder en la sociedad, fomenta la
cooperación voluntaria y evita la concentración del poder.
Milton Friedman, es uno de los mayores economistas del siglo pasado. Sus ideas
enraizadas en los grandes surcos del pensamiento económico clásico provocaron un
cambio en la forma de pensar de los economistas. Su particular perspectiva de la
metodología aplicable a la Economía, su cuestionamiento al pensamiento keynesiano,
su teoría de la renta permanente, su reformulación de la demanda de dinero y otros
3. aportes igualmente valiosos, además de su obstinada defensa de los mercados
competitivos como mecanismo de defensa de la libertad política, lo han establecido
como un referente a quien recurrir cuando es necesario apreciar la actividad humana
involucrada en la asignación de los recursos, gracias a él y a otros como el, desde una
mayor altura.