Nos dimos a la tarea de contar con autoridades electorales ciudadanas, independentes, autónomas y creíbles. Así fue como en octubre de 1990 nació el Instituto Federal Electoral – hoy Instituto Nacional Electoral – para hacer valer el voto de los mexicanos y acabar con la cultura del fraude. La inmensa mayoría de los mexicanos estamos satisfechos con sus resultados. Los delitos electorales en México cayeron casi 97 por ciento en los últimos 10 años al pasar de 3 mil 112 averiguaciones previas a solo 11, de acuerdo con el informe de Delitos Federales compilado por el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. 1 Por eso asumimos la defensa del árbitro electoral y lo seguiremos haciendo, particularmente del actual gobierno y del partido oficial, cuyo objetivo es volver a controlar las elecciones, lo que significa un retroceso democrático de 30 años.