El documento discute el papel fundamental de Internet y las redes sociales en los movimientos sociales modernos, como se evidenció en las protestas en México sobre los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa. Las redes permitieron la convocatoria y coordinación de marchas masivas para exigir justicia, ya que funcionaron como portavoces para compartir indignación. Aunque los movimientos comenzaron en línea, se hicieron realidad en el espacio público según Castells.