1. Música Clásica
En sentido popular, la música clásica es la música de tradición «culta». Este término
tiene mucha aceptación en los medios escritos, y así lo recoge la Real Academia
Española.1 Es el nombre habitual que reciben la música académica (también llamada
música «docta») exclusivamente de Occidente.
En la Historia de la música y la musicología, se llama «música clásica» únicamente a la
música del clasicismo (entre 1750 y 1820).2 Con este sentido, el término música
clásica aparece por primera vez en el Oxford English Diccionario en 1836: se refería
exclusivamente a las composiciones europeas más destacadas del siglo XVII.3
Existe una expresión que abarca casi todos los períodos para definir su época de
mayor esplendor: período de la práctica común.
La música académica ―como una música que requería de mucho virtuosismo―
aparece en Europa aproximadamente en 1450.
Desde principios del siglo XX, la composición culta (la que tiene una cierta
complejidad en notación e instrumentación) comienza a situarse generalmente fuera
de la tradición anterior, mediante la composición radicalmente atonal y disonante y
otras tendencias opuestas.
2. Formalización y contenido
• La música culta está hecha exclusivamente para ser oída, a diferencia de otras músicas adjuntas a otras formas de
entretenimiento (la música de cine es ejecutada a veces en salas de concierto). Los conciertos de música clásica
suelen tener una atmósfera solemne, se espera que el público esté en silencio para evitar distraer al músico y los
oyentes. Los intérpretes de ordinario visten de manera formal, una práctica vista como un gesto de respeto para la
música y el público; y tampoco interactúan directamente o bromean con el público. Lecturas privadas de música
de cámara pueden tener lugar en ocasiones domésticas más informales.
• Como en las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de la emoción, que
expresa algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad
exclusiva de la música clásica, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música clásica alcance
lo que ha sido denominado lo «sublime» en el arte. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por
ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller «Oda a la Alegría» en la Novena sinfonía de Beethoven,
que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en
que la dirigió Leonard Bernstein para celebrar la caída del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para
celebrar el Año Nuevo. Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto
emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que, por lo tanto, la complejidad objetiva o el contenido de
información de la pieza es lo supremo.
• A lo largo de la historia, los padres se aseguraron que sus hijos y familiares fuesen instruidos en la música culta
desde muy temprana edad. Una experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para
aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel
profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia. Algunos padres buscaban
la enseñanza musical por razones sociales o en un esfuerzo por impartirles un útil sentido de la auto-disciplina; las
lecciones parecen mostrar también un incremento en el desempeño académico. Algunos consideran que el
conocimiento de las obras de la música clásica es parte de una buena cultura general.
3. Interpretación
• Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de una relación muy profunda entre su contenido afectivo
(emocional), y los medios con los que lo logra. Muchas de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del
desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es repetido en distintos contextos, o
alterados de tal manera que la mente del oyente, conscientemente o no, compara las diferentes versiones. Los
géneros clásicos de la forma sonata y la fuga emplean rigurosamente formas de desarrollo musical. Generalmente,
las obras de música clásica muestran una gran complejidad musical gracias al uso que hace el compositor del
desarrollo, modulación (cambios de tonalidad), variación antes que la exacta repetición, frases musicales que no
siempre tienen la misma longitud, contrapunto, polifonía y una armonía sofisticada. Además, muchas obras
clásicas bastante largas (de 30 minutos a 3 horas) son construidas a partir de jerarquías de unidades más
pequeñas: las frases, los períodos, las secciones y los movimientos. El análisis schenkeriano es una rama de la
música que intenta distinguir estos niveles estructurales.
• Su transmisión escrita, junto con la veneración dada a ciertas obras clásicas, ha llevado a la expectativa de que el
ejecutante tocará la obra de tal modo que realizará en detalle las intenciones originales del compositor. Por lo
tanto, las desviaciones de las instrucciones del compositor a veces son condenadas como fallas completas éticas.
Durante el siglo XIX, los detalles que los compositores colocaban en sus partituras fueron incrementándose. Así
vemos un opuesto rechazo-admiración por los ejecutantes que ofrecen nuevas «interpretaciones» de la obra de
un compositor, y no es desconocido que un compositor le pida al intérprete una mejor realización de sus
intenciones originales que la que él mismo pudo lograr. De este modo, los ejecutantes de música clásica alcanzan a
menudo reputaciones muy altas por su musicalidad, aunque ellos mismos no compongan. Otra consecuencia de la
primacía de la partitura escrita del compositor es que la improvisación juega una menor presencia, en marcado
contraste con otras tradiciones como el jazz, en donde la improvisación es básica. La improvisación en la música
clásica era mucho más frecuente en el Barroco que en el siglo XIX y siglo XX, y recientemente la interpretación de
aquella música por músicos clásicos modernos ha sido enriquecida por el resurgimiento de antiguas prácticas
improvisatorias. Durante el periodo clásico, Mozart y Beethoven improvisaban a veces las cadencias de sus
conciertos para piano (y animaban a otros a hacer lo mismo), pero también tendían a dar cadencias escritas para
que otros solistas pudiesen usarlas.
4. Influencias de la música popular
• La música culta siempre ha sido influida por, o ha tomado material, de la música popular. Los ejemplos incluyen
música ocasional, como el uso por Brahms de canciones estudiantiles para la bebida en su Obertura para un
festival académico, géneros ejemplificados por la Ópera de los tres centavos de Kurt Weill y la influencia del jazz
en la música de compositores de inicios y mediados del siglo XX, como Maurice Ravel. Ciertos compositores
clásicos posmodernos y postminimalistas reconocen su deuda con la música popular. También hay muchos
ejemplos de influencia en el otro sentido, incluyendo canciones populares basadas en música clásica, el uso que
se hizo del Canon de Pachelbel desde los años setenta, el fenómeno del musical crossover, en el que los músicos
clásicos adquieren gran éxito en el terreno de la música popular (un notable ejemplo es la serie de grabaciones
Hooked on Classics hechas por la Orquesta Filarmónica Real a inicios de los años ochenta). De hecho, puede
argumentarse que el género completo de la música de cine puede ser considerada parte de esta influencia, dado
que brinda la música orquestal a vastos públicos de cinemeros que de otra manera no escucharían semejante
música (no obstante, la mayoría la escuchan inconscientemente). Compositores de música clásica han hecho uso
de la música folclórica (música creado por músicos autodidactas, la mayoría de una pura tradición oral). Algunos lo
han hecho con una ideología nacionalista explícita, otros simplemente la han explotado como parte de su material
temático. Algunas fragmentos de música clásica son frecuentemente usados comercialmente (es decir, en la
publicidad o como parte de las bandas sonoras de películas de entretenimiento). En la publicidad televisiva,
algunos pasajes orquestales poderosos o rítmicos se han convertido en clichés, pudiendo mencionar el inicio «O
Fortuna» de Cármina Burana de Carl Orff por la fuerte presencia de la percusión y el coro brindando un pasaje de
carácter épico. Se puede mencionar también el «Dies Irae» del Réquiem de Verdi y selecciones Rodeo de Aaron
Copland. Similarmente, en las películas a menudo se recurre a pasajes clichés de música clásica para representar
el refinamiento o la opulencia: probablemente la obra más escuchada en esta categoría es Eine Kleine Nachtmusik
de Mozart.
5. Instrumentación
• La música clásica y la música popular también se distinguen por los instrumentos que utilizan. Los instrumentos
usados en la práctica común de la música clásica fueron inventados antes de la mitad del siglo XIX (la mayoría
mucho antes), y codificados en los siglos XVIII y XIX. Consisten en los instrumentos que encontramos en la
orquesta sinfónica, junto a otros pocos instrumentos solistas (como el piano, el clavicémbalo y el órgano). Los
instrumentos electrónicos, como la guitarra eléctrica y el violín eléctrico, juegan un papel predominante en la
música popular, pero de hecho no tienen ninguno en la música clásica antes del siglo XX, y sólo aparecen
ocasionalmente en la música clásica del siglo XX y siglo XXI. Tanto los músicos populares como los clásicos han
experimentado en las últimas décadas con instrumentos eléctricos, como el sintetizador, con técnicas electrónicas
y digitales, como el uso de sonidos sampleados o generados por computador, y el sonido de instrumentos otras
culturas, como el gamelan. Es importante notar que todos los instrumentos bajos no existían antes del
Renacimiento. En la música medieval, los instrumentos estaban divididos en dos categorías: instrumentos fuertes
para usar en exteriores o en la Iglesia, y instrumentos más suaves para uso en interiores. Muchos de los
instrumentos que son asociados hoy con la música popular tuvieron un papel importante en la música clásica
antigua, tales como la gaita, la vihuela, la zanfona y otros instrumentos de viento. Por otro lado, la guitarra
acústica, asociada a la música popular, ha empezado a ganar preponderancia en la música clásica a lo largo de los
siglos XIX y XX. La voz humana es también un instrumento musical privilegiado de la música clásica, aunque
también es usado en la música popular. Diversos géneros utilizan las voces, solas o bien con acompañamiento
instrumental: la ópera, la música coral y el lied.
• Mientras que el temperamento igual fue gradualmente aceptado como el sistema de afinación en el siglo XVIII,
otros tipos de temperamento, de origen histórico, se emplean a menudo en la música de períodos anteriores al
Barroco tardío; El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach es utilizado como referencia temporal para
indicar el comienzo de ese cambio de temperamento. Por ejemplo, la música del Renacimiento inglés se
acostumbra a ejecutar con el temperamento medio.