Carta dirigida al Sr. Jose Serrano Ministro del Interior
Muerte en la basura
1. ÉTICA PROFESIONAL
TEMA: LA POBREZA EN EL ECUADOR CON LA APLICACIÓN DE LA MORALIDAD
“MUERTE EN LA BASURA”
ENTREVISTA: GUIDO MORENO, LA SENSIBILIDAD AL MICRÓFONO
Guido Moreno, un comunicador riobambeño de las Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador, ganó en el
2005 el primer premio en el concurso de periodismo convocado por la Fundación para el Nuevo Periodismo
Iberoamericano de Gabriel García Márquez y CEMEX, en la modalidad de radio.
Participó con el tema ‘Muerte en la basura’, una historia sobre cuatro niños indígenas de la parroquia Licto, que
perecieron aplastados con desechos mientras dormían en un contenedor la madrugada del 28 de Diciembre del
2004. El trabajo de Moreno estuvo junto a otros 418 de Latinoamérica y fue escogido como ganador porque,
según el jurado compuesto por María Elvira Samper (Colombia), Álex Grijelmo (España) y Héctor Feliciano
(Puerto Rico), es un cuento bien hilvanado y narrado, cuya mayor virtud es que construye la historia a partir de
las voces de los afectados.
Guido cuenta algunos detalles de su experiencia:
¿Cómo te enteraste de la historia?
Apenas llegué a la radio, cerca de las ocho de la mañana, una compañera de labores me dijo que había gente
esperándome. Antes de preguntar qué pasó, ya estuve en la calle embarcándome junto a tres indígenas de la
comunidad Santa Rosa de Tseseñag con rumbo al cementerio de Riobamba. Los indígenas fueron a la radio para
avisar a los familiares sobre la desgracia. Eran de la misma comunidad y conocían a los niños. En el taxi me
contaron brevemente sobre la muerte de los cuatro niños, después de haber sido echados del albergue de la
Casa Indígena, a las once de la noche.
¿Cuál fue la planificación o el hilo conductor que decidiste seguir?
Fui por una noticia, o por lo menos esa era la idea cuando me envió la directora de la radio. Al llegar al
cementerio encontré a las madres y mujeres de la comunidad llorando afuera del anfiteatro, algunos periodistas
entrevistando a la gente, micrófonos que trataban de captar el llanto y cámaras de televisión que hacían
primeros planos de los rostros de amargura.
En ese momento consideré que ese hecho era algo más que una noticia y que necesitaba ser descrito de mejor
manera de lo que se estaba haciendo. Una tragedia generalmente es abordada como un tema de crónica roja,
pero al observar lo que pasaba en el entorno, consideré que era necesario ver este hecho desde el lado
humano. Creía que había que tratar el tema adecuadamente y no convertirlo en un hecho de primera plana o
nota de apertura de un noticiero.
¿Sentiste que te fue difícil entrevistar al sobreviviente?
El momento más difícil de todos fue entrar al anfiteatro para observar a los niños fallecidos. Sabía que debía
hacerlo, para tener una visión completa de lo que sucedió, pero no me decidía porque consideraba que esos
rostros no los iba a olvidar por el resto de mi vida. Y así fue.
AUTORES: Vanesa Castillo, Elizabeth Frías, Priscila Orozco, Katty Santana, Santiago Villamar,
Graciela Zamora FECHA: 25-06-2012
2. ÉTICA PROFESIONAL
TEMA: LA POBREZA EN EL ECUADOR CON LA APLICACIÓN DE LA MORALIDAD
Estuve como 20 minutos meditando afuera con tristeza y le pregunté a un colega si ya había ingresado y me
contestó: "nooo…ya cogí todos los datos, para que voy a entrar". Esa respuesta me convenció de que mi trabajo
no estaría completo si no me atrevía a ver a los niños.
Ingresé solo y estuve unos minutos solo en el interior, sin tomar ningún apunte. No era necesario para recordar
esa escena. Tres minutos después ingresaron algunas cámaras y periodistas que comenzaron a disparar el flash
sobre los cuerpos. Salí de inmediato y me propuse contar una historia con dignidad para esos niños. Una
dignidad que les arrebataron cuando estaban vivos y cuando estaban muertos.
El sobreviviente fue el último en ser entrevistado y si fue muy difícil. No sólo por el impacto emocional después
de recorrer toda la ciudad y reconstruir la tragedia, sino también porque lo encontré junto a varios adultos en el
lugar mismo de la tragedia. Yo había regresado para observar nuevamente el lugar y él para indicar a sus
familiares donde estuvo la noche anterior. Hablé con la madre y accedió a que fuera entrevistado.
Conversé un momento antes de comenzar a grabar y luego me contó lo sucedido. El niño no hablaba muy bien
castellano y me parecía que le era difícil expresarse en ese idioma. Aunque no se kichwa, lo entiendo un poco.
Le pregunté si quería hablar en su idioma. Consideraba que luego alguien me lo podría traducir para entender
mejor lo que me diría. Antes de que me conteste, un adulto lo tomó por el brazo y se lo llevó. El hombre giro su
cabeza y me preguntó: ¿y cuánto vas a pagar? Le dije que nada… Se marchó un tanto molesto y el niño
desconcertado.
¿Qué buscabas? ¿Culpables, información, desnudar una realidad, poner en evidencia una crisis de esa región
del país en función de la noticia de los niños?
Algunos de mis colegas preguntaban insistentemente quién es el culpable. Yo consideraba que el papel
fundamental de mi trabajo era contar qué paso y por qué pasó. Al final creo que salió bien la descripción de
cómo sucedió la tragedia; pero todos se preguntan, cuando escuchan el reportaje, si hay responsabilidad
compartida de la sociedad por esa forma de tratar a los niños trabajadores. No hacía mucha falta desnudar la
realidad luego de entrevistar a los implicados y todos declararse sin responsabilidad en el hecho; además, de
presentar algunas estadísticas y las condiciones en la que viven los niños en las calles. Creo que todos somos
responsables de esa tragedia, en su mayoría lo somos por omisión. Los periodistas por contar esas historias sólo
cuando sucede una desgracia, por no recordar a la sociedad que el trabajo infantil está prohibido, por no revelar
que existen empresas que fomentan el trabajo infantil o por el simple hecho de hacernos lustrar los zapatos por
esos niños que deben estudiar y jugar en lugar de cumplir otras labores.
¿Luego del premio de la FNPI, cómo ha evolucionado tu trabajo?
El compromiso es el mismo, solamente que ahora mucha gente presta mayor atención a lo que hago. Otros
periodistas también se interesan en cómo mejorar sus trabajos para radio y me solicitan ayuda o algún
consejo. Mi trabajo sigue siendo el mismo, pero cada día hay que empeñarse en ser un mejor observador, en
escuchar más allá de las declaraciones, en investigar sobre lo que se va a escribir y presentar en la radio. Con
vocación, pasión y ética, se puede honrar a este oficio y la sociedad llega a reconocer ese esfuerzo diario y
riguroso, que es la esencia de un periodismo responsable.
AUTORES: Vanesa Castillo, Elizabeth Frías, Priscila Orozco, Katty Santana, Santiago Villamar,
Graciela Zamora FECHA: 25-06-2012