La crisis financiera internacional comenzó con la burbuja de las hipotecas subprime en Estados Unidos en 2001-2007, donde se otorgaron préstamos hipotecarios de alto riesgo a clientes con baja calificación crediticia. Estos préstamos se empaquetaron y vendieron como CDO a inversionistas, pero cuando los prestatarios no pudieron pagar, los CDO perdieron valor y la confianza en los mercados financieros se derrumbó, llevando a una crisis global en 2008.