1. EL ORIGEN DEL TRABAJO
REMUNERADO
Cuantas veces hemos oído decir aquello de que” el
trabajo dignifica a las personas “, sin embargo en las
culturas clásicas de la Antigüedad el trabajo
remunerado era considerado indigno para los
hombres. A diferencia de nuestra sociedad donde el
trabajo es la clave para lograr un nivel de vida
aceptable-especialmente en tiempos de crisis
económica-; para la mayor parte de los filósofos
griegos y romanos el hecho de trabajar no estaba
bien considerado ni era apreciado.
2. Para los antiguos romanos lo importante era tener propiedades o haciendas.
No es que consideraran despreciable el trabajo en sí mismo, sino que veían
indigno verse obligados a trabajar para sobrevivir. Y cuando esto ocurría el
objetivo era el de reunir un patrimonio que les permitiera vivir lo más ociosos
posible. Anteriormente a Roma, uno de los iconos de la cultura griega como
Platón afirmaba que una ciudad bien gobernada debía mantenerse por el
trabajo rural de los esclavos y por el trabajo artesanal de los hombres de
poca monta, para sostener a las vidas virtuosas, cuya característica
fundamental era el ocio. Por ende el comercio tampoco estaba
bien considerado. Un comerciante que viviera bien de su negocio no era
respetado si además no tenia tierras.
Parece lógico pues deducir que en la cultura greco-romana no se
valoraba tanto el progreso social o económico de las personas con su
esfuerzo, como el llegar a acaudalar tierras. Por eso, ser rico significaba no
tanto tener dinero como ser dueño de tierras. Sin embargo los libertos o
hombres libres eran pobres que tras años de lucha lograron reunir un
patrimonio importante. El hombre libre era aquel hombre que poseía el
patrimonio suficiente como para no trabajar, es decir, para dedicarse al ocio.
Afortunadamente en ese aspecto hemos mejorado bastante ya que hay
una gran diferencia de aquellos viejos esquemas a las tradiciones
occidentales modernas, sobre todo la norteamericana marcada por el ideal
del “sueño americano”.
3. SOCIEDADES ESCLAVISTAS: La principal característica de las
sociedades esclavistas era la explotación de esclavos. Sin embargo,
múltiples factores como el nivel de desarrollo de las fuerzas de producción,
la ubicación geográfica, las relaciones sociales, la presencia militar, etc.,
dieron ciertas cualidades propias de cada comunidad esclavista.
Los filósofos griegos no consideraban la condición de esclavo como
moralmente reprobable, a pesar de que Aristóteles proponía liberar a los
esclavos fieles. Por lo general, los esclavos eran utilizados como
trabajadores domésticos, en oficios urbanos y en el campo, en la marina y
el transporte. La esclavitud doméstica, por lo general, era menos dura, ya
que el trato que recibían solía ser muy familiar.
a) El antiguo oriente: En torno a grandes ríos -el Éufrates y el Tigris, el
Ganges, el Nilo, el Yangtsé- surgen los primeros grandes imperios. Sumer,
hace 5.500 años, parece haber sido el primero. Una autoridad
administrativa central legisla, imparte justicia y ejecuta sobre un extenso
territorio que agrupa a muchas ciudades.
4. La coordinación de actividades en un amplio territorio en torno al río
permite la preparación de un sistema de canales para riego. Se pueden
poner en cultivo nuevas tierras, aumentar su productividad, garantizar la
estabilidad, mantener más animales. La riqueza aumenta, aumenta la
población, aumenta la especialización.
El cuidado y defensa de los sistemas de canales requiere la coordinación
del trabajo de decenas de miles de personas que realizan obras en
beneficio de agricultores a los que desconocen, asentados río abajo. Esa
coordinación requiere una concentración de poder desconocida hasta
entonces. Por primera vez en la historia el jefe supremo es una persona
desconocida para la mayoría de sus súbditos. Un complejo aparato de
intermediarios se encarga de la ejecución de sus decisiones. La
especialización social se hace muy sofisticada. La sociedad se hace más
estratificada.
5. b) Antigüedad clásica Roma: La economía romana, como su
sociedad, dependía del trabajo de esclavos, que eran
fundamentales en los latifundios, minas e industrias.
Los esclavos de las ciudades tenían mejor condición social que
los esclavos rurales, siendo los esclavos de las minas los de
peor condición. Los esclavos de ciudad solían tener familia y una
gran autonomía, y a menudo lograban la manumisión. Incluso
ganaban, o podían ganar, un “peculio”.
La industria de la antigua Roma fue evolucionando poco a poco
desde los tiempos oscuros de su fundación en que lo importante
era la agricultura hasta el Imperio en que su desarrollo fue
completo.
6. SERVIDUMBRE: La decadencia de la esclavitud, durante el Bajo Imperio
Romano no supuso la supresión del trabajo forzoso; en este sentido por
ejemplo, en el régimen generalizado de trabajo en la Edad Media, (el
agrario) seguían basándose en las prestaciones de hombres desprovistos
de plena libertad.
Así ocurría con los siervos, cuya aparición se produjo en el Bajo Imperio,
coincidiendo con la desaparición de la esclavitud.
El siervo poseía un estatuto jurídico distinto del esclavo, ya que se le
reconocía la naturaleza de persona y no la de simple cosa. La condición
de siervo era como la de esclavo, hereditaria, quedando el siervo obligado
con independencia de su voluntad.
Supone el sometimiento del campesino (siervo) a los poderes políticos,
jurisdiccionales y tributarios del señor a cambio de la protección que este
le garantiza.
7. Generalmente, la mujer occidental de hoy en día tiene un trabajo
remunerado con dedicación completa, al tiempo que actúa como ama
de casa, está casada y educa a un preescolar o cuida a un progenitor
anciano. ¿Está sobrecargada de trabajo, estresada por todas esas
responsabilidades y predispuesta a enfermedades físicas y mentales?
En el marco de las ciencias sociales, nos estamos planteando diversas
cuestiones sobre los efectos de la multiplicidad de los papeles
desempeñados (p. ej.: trabajadora, madre, esposa) sobre la salud.
La investigación sobre los efectos del trabajo remunerado sobre la
salud de las mujeres muestra, en general, un cuadro positivo, aunque
también complejo. No parece que el empleo tenga un efecto negativo
sobre la salud física y mental de las mujeres. En realidad, parece que
mejora la salud, tanto de solteras como casadas, que tengan actitudes
positivas con respecto al mismo. En general, cuando están empleadas,
las mujeres consiguen el apoyo de sus compañeras y supervisoras, y
este factor es importante para reforzar los efectos saludables que
constituye el empleo para las mujeres. Por supuesto, hay muchas que
no están en estas agradables condiciones; cuando la situación en la que
se encuentra la mujer la expone al acoso sexual o a las frustraciones
propias de la discriminación salarial y relativa a los ascensos, es
probable que no disfrute de los efectos benéficos del empleo sobre la
salud.
8. Hoy en día las personas tienen mas conocimiento; son
estudiadas y tienen experiencia laboral y el pago por prestar
algún servicio( por trabajar es mejor pagado)