La confirmación fue instituida por Cristo para dar la plenitud del Espíritu Santo, aunque no se administró hasta después de Pentecostés. El rito esencial implica la unción con crisma en la frente y la imposición de manos por el obispo, aunque no es necesaria para la validez. La confirmación aumenta la gracia santificante y los dones del Espíritu Santo, otorga gracia para profesar públicamente la fe y marca la pertenencia total a Cristo. Aunque no es necesaria con necesidad de medio, es