La paciencia es la fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida para el progreso interno, y permite ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos. Una persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le permite afrontar la vida de manera optimista, tranquila y en busca de armonía, especialmente con uno mismo y con aquellos con quienes interactúa frecuentemente.