Pentecostés conmemora la venida del Espíritu Santo a los apóstoles cincuenta días después de la Pascua. El Espíritu Santo continúa santificando a la Iglesia y a cada alma a través de inspiraciones que guían a las personas hacia la virtud y el amor de Dios. Como creyentes, debemos pedir al Espíritu Santo que purifique nuestros corazones y enderece lo que está torcido dentro de nosotros para dar más frutos.