La familia Herrera se mudó de la ciudad a un pequeño pueblo rural llamado Las Flores, lo que resultó ser un gran cambio cultural. En el pueblo, la gente era muy amistosa y saludaba a los recién llegados, lo que los abrumó. Además, el pueblo carecía de tecnología moderna como videojuegos e Internet, lo que dificultó que los hijos se adaptaran. En general, adaptarse a una nueva cultura es difícil pero no imposible y requiere sacrificios.