Un chico madrileño quiere casarse con la hija de un padre catalán. El padre le da una manzana y le dice que debe volver al día siguiente para decir qué hizo con ella. Cuando el chico dice que se la comió, el padre le da otra oportunidad y le da un chorizo. El chico vuelve al día siguiente y le cuenta al padre todas las cosas útiles que hizo con las partes del chorizo y la piel.