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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 3
JUSTIFICACIÓN 4
OBJETIVOS 5
1. PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO DE L PENSAMIENTO DE NIETZSCHE 6
1.1 Friedrich Wilhelm Nietzsche 6
1.2 La nueva Filosofía 8
2. EL VITALISMO DE NIETZSCHE 10
3. LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LOS FILÓSOFOS 12
4. NOCIONES 15
4.1 Los sentidos y el cuerpo 15
5. LOS “CONCEPTOS SUPREMOS” Y EL CONCEPTO “DIOS” 16
6. EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISIACO 17
7. CONTEXTUALIZACION 4.1 DE NIETZSCHE 18
8. PERÍODOS EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE 22
9. CONTEXTUALIZACION DE NIETZSCHE 4.2 23
CONCLUSIÓN 27
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INTRODUCCIÓN
La obra de Nietzsche no se deja tratar fácilmente de forma sistemática,
pese a los intentos de algunos de sus estudiosos por hacerlo así. Su influencia se
ha dejado sentir de forma dispar y, a veces, contradictoria, pero en todo caso no
ha tenido un carácter uniforme: Nietzsche ha significado cosas distintas según sus
distintos intérpretes. Su misma forma de expresión contribuye a ello, ya que al
utilizar preferentemente el aforismo como vehículo de su pensamiento, el carácter
metafórico del mismo se presta con frecuencia a distintas interpretaciones.
Además, a menudo podemos encontrar en sus obras aforismos contradictorios
entre sí, siendo difícil poder determinar cuál de ellos representa su "auténtica"
posición sobre el tema tratado, si es que tiene algún sentido ese tipo de pregunta
en el conjunto de la obra de Nietzsche.
La reacción de Marx (1818-1883) contra el idealismo le lleva a rechazar la
identificación del sujeto con la conciencia y, manteniéndose dentro de la tradición
filosófica que comienza con la modernidad -y que afirma la centralidad del sujeto
en el filosofar-, termina por identificar ese sujeto con la acción, con la "praxis" (y
más concretamente con la actividad productiva: es en su actividad productiva
donde el hombre genera y constituye la realidad, la suya propia y la del mundo
que objetivamente transforma y modifica).
Nietzsche dará un paso semejante, alejándose de la identificación del
sujeto con la conciencia, pero en otra dirección: en lugar de la actividad productiva
postulará la "vida" como factor en torno al que se constituye la realidad. El sujeto
es, fundamentalmente vida, y no conciencia, pensamiento. El fenómeno vital pasa
así a constituirse en el centro de la reflexión filosófica, ejerciendo una considerable
influencia a finales del XIX y durante la primera mitad del siglo XX, aunque con
distintas interpretaciones, como las de H. Bergson y Ortega y Gasset (racio-
vitalismo), entre otros. Por lo que a Nietzsche respecta, la realidad es
esencialmente contradictoria, pero interpretará esta contradicción de un modo
distinto a como lo habían hecho Hegel (Idealismo) y Marx (materialismo histórico),
siguiendo de un modo a veces literal la cosmovisión de Heráclito, aunque
trasladada a la referencia de lo vital como único eje interpretativo válido.
La realidad está sometida al cambio, que está regulado por la lucha de
elemento contrario y abocado a una repetición infinita en el contexto de un ciclo
cósmico que la conduce a un eterno retorno, en relación con el que todo alcanza
su sentido. En esa lucha, la conciencia trata de fijar el movimiento, de anularlo,
sustituyendo por conceptos el movimiento real de las cosas, sustituyendo lo vital
por una representación de lo vital. Pero toda representación es falsa, en cuanto
representación, por lo que la no-vida termina por sustituir a la vida, lo falso a lo
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verdadero. Recuperar la verdad, poner de manifiesto la radical prioridad de la vida
sobre la conciencia será, en buena medida el proyecto nietzscheano.
JUSTIFICACIÓN
Vamos a hacer una exposición, lo más aclaratoria posible, de la filosofía
de Nietzsche, teniendo en cuenta la dificultad interpretativa del pensamiento de
este filósofo, un tanto peculiar. Nietzsche resulta un pensador hermenéutico
precisamente por su carácter crítico radical. Su propuesta de interpretación del
mundo, sus expresiones innovadoras y su lenguaje, hacen difícil la interpretación
de su pensamiento. El lenguaje que utiliza responde a una nueva manera de hacer
filosofía y de ahí deriva en buena medida la dificultad de entenderlo. Su estilo no
es discursivo sino narrativo: no pretende engarzar argumentos que desemboquen
en una conclusión, sino narrar, contar sin explicar. Todos los grandes conceptos
nietzscheanos son metáforas abiertas que cada intérprete ha de darle sentido. Su
intención es trasladar al lector a un estado mental que no necesita pruebas ni
demostraciones, sólo intuiciones. Por eso aparecen con frecuencia paradojas e
ironías que obligan a una lectura más profunda y a un horizonte interpretativo más
abierto- que la que nos ofrece el sentido literal.
Su filosofía renuncia a toda voluntad de sistematicidad y se expresa a
través de aforismos, parábolas, máximas, ironías, paradojas, panfletos, con un
lenguaje rico, sugestivo, impactante, cargado de imágenes y símbolos.
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OBJETIVOS
Comprender y analizar la doctrina filosófica de Nietzsche mediante la
recopilación de información de las diferentes fuentes que nos permitan tener un
panorama más amplio para reflexionar cada uno de los puntos que constituyen
dicho pensamiento.
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1. PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO DEL PENSAMIENTO DE
NIETZSCHE
1.1 Friedrich Wilhelm Nietzsche
Biografía
Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken,
una pequeña ciudad de la Sajonia prusiana, hijo de Carl Ludwig (1813-1849) y
Franziska Oehler(1826-1897). La temprana muerte de su padre, pastor luterano, a
causa de un proceso de degeneración cerebral, provocado supuestamente por
una herida en la cabeza producida por una caída, obliga a la familia a abandonar
la casa en que residían, para ser ocupada por el nuevo pastor, trasladándose en
1849 a Naumburgo. Allí vivirá con su madre, su hermana Elisabeth, su abuela
Erdmuthe y dos tías, Auguste y Rosalie, realizando sus primeros estudios en el
instituto ("Gymnasium") local, entre 1854 y 1858.
En 1858 ingresa en el internado de Pforta, que había adquirido un gran
renombre en la época, y en el que se observaba un régimen estricto y tradicional,
donde permanecerá hasta 1864. En esta época se desarrolla su admiración por el
genio griego, leyendo sobre todo a Platón y Esquilo, así como por la música y la
poesía, siendo un admirador de Hölderlin, realizando entonces sus primeros
ensayos como poeta y músico, tanto respecto a la composición, (Allegro para
piano, Phantasie for piano, Miserere, entre otras), como a la interpretación,
llegando a ser considerable su habilidad al piano. Por lo demás, comienzan los
problemas de salud de Nietzsche, sufriendo en numerosas ocasiones intensos
dolores de cabeza que podían llegar a durar varios días.
En 1864 ingresa en la universidad de Bonn, junto con su compañero y
amigo Paul Deussen, quien posteriormente sería profesor de filosofía en Kiel y
admirador de la filosofía India y de Schopenhauer y que, pese a no compartir la
futura filosofía de Nietzsche, mantendría con él una relación de sincera amistad. El
Departamento de Filología de Bonn gozaba entonces de gran reputación con Otto
Jahn y Friedrich Wilhelm Ritschl, quienes mantenían un larvado desacuerdo que
estallaría al año siguiente, trasladándose Wilhelm Ritschl a la Universidad de
Leipzig. Nietzsche se traslada también en 1865 a dicha universidad, donde
permanecerá hasta 1869, siguiendo los pasos de su maestro Ritschl, continuando
en ella los estudios filológicos bajo su dirección, llegando a ser su discípulo
predilecto.
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De esa época data su amistad con Erwin Rhode, que se irá rompiendo a
medida que Nietzsche radicaliza su pensamiento, terminando en un alejamiento
total. También de esta época data su admiración por la música de Wagner y su
primer encuentro con el músico. La lectura de Schopenhauer y el abandono
definitivo del cristianismo coinciden con su actividad como filólogo, publicando
varios trabajos en el "Rheinisches Museum" por los que obtiene un gran prestigio
entre los especialistas. En 1869 la Universidad de Basilea le ofrece la cátedra de
Filología, ante los informes favorables recibidos por su profesor Ritschl, y antes
incluso de haber obtenido el grado de Doctor, cátedra que Nietzsche ocupa en
mayo de ese mismo año.
De 1869 a 1879 Nietzsche permanecerá en Basilea, desarrollando su
actividad como profesor. La amistad con Wagner se afianza y Nietzsche le visita
en numerosas ocasiones en su villa en el lago de Lucerna. En 1872 pública "El
origen de la tragedia", obra muy mal recibida en los medios académicos y criticada
virulentamente por algunos especialistas en filología clásica; algunos de sus
amigos, no obstante, salen en su defensa, como Erwin Rhode; y otros, como
Wagner, por ejemplo, la celebran con entusiasmo. Pese a ello, su prestigio entre
los filólogos mermará considerablemente.
Entre los años 1873 y 1876 publica las "Consideraciones intempestivas",
en las que crítica a David Strauss y el historicismo, en las dos primeras, y alaba a
Schopenhauer y Wagner, en las dos últimas. A pesar de ello, en 1876 comenzará
su distanciamiento de Wagner, que culminará poco después en una abierta
oposición. Hasta entonces Nietzsche había tomado como referencia el ideal del
artista y el genio creador; en los próximos años, aunque de forma provisional,
orientará su reflexión hacia el papel de la ciencia, interés que se plasmará en
obras como "Humano, demasiado humano", escrita entre los años 1878 y 79.
Casa en la que residía Nietzsche, durante sus estancias en Sils-MariaEn 1879,
probablemente por problemas de salud, renuncia a su cátedra en la universidad de
Basilea, y comienza un período que durará diez años caracterizado por el
constante viajar de Nietzsche por Suiza, Italia y Alemania (que sólo visitará
ocasionalmente), así como por la efervescencia creativa que le conduce a la
elaboración de la mayor parte de su obra. En 1880 reside en Naumburgo,
Venecia, Marienbad y Génova. En 1881 residirá fundamentalmente en Génova y
Sils-Maria, pequeña localidad de los Alpes suizos donde Nietzche intuirá las
principales ideas de su filosofía futura, como la del eterno retorno y la de la
voluntad de poder. Nietzsche mantendrán una activa correspondencia con sus
amistades, con las que se encontrará también en numerosas ocasiones a lo largo
de estos años, como F. Overbeck, P. Rée, E. Rhode, K. Hillebrand, Peter Gast,
Lou Salomé, a la que conocerá en 1882, etc., así como con su madre y hermana.
En 1882 y siguientes residirá en ciudades como Génova, Messina, Roma,
Orta, Basilea, Lucerna, Naumburgo, Leipzig, Santa Margherita, Florencia, Rapallo
y Niza, entre otras, pasando varios veranos en la localidad de Sils-Maria,
especialmente querida por Nietzsche. De este período datan algunas de sus obras
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más significativas, como "La genealogía de la moral", "Así habló Zaratustra" y
"Más allá del bien y del mal".
En 1889 su salud, que ya le había dado motivos de preocupación en los
años "errantes", empeora bruscamente, comenzando a manifestar síntomas de
desequilibrio mental. Trasladado de Turín a Basilea es tratado en la clínica de
dicha ciudad, y posteriormente en la de Jena, dando muestras de una ligera
recuperación. No obstante su estado empeora de nuevo, instalándose en
Naumburgo con su madre y, luego de la muerte de ésta, en 1897, con su hermana
Elisabeth en Weimar. Pero ya no se recupera jamás. Morirá en agosto de 1900,
habiendo alcanzado una considerable fama y ejerciendo un notable influjo que se
dejará sentir en el desarrollo del pensamiento contemporáneo.1
1.2 La nueva Filosofía
Para Nietzsche la voluntad es la verdadera "esencia" de la realidad. La
realidad no es más que la expresión de la voluntad: ser es querer (...ser). La
realidad no es algo estático, permanente, inmutable; ni la consecuencia de algo
estático, permanente, inmutable. Siendo el fruto de la voluntad ha de ser
multiforme y cambiante, como aquella. La realidad es devenir, cambio, y no está
sometida a otra determinación que a la de su propio querer. Y el querer de la
voluntad, al igual que el de todo lo real, es un querer libre, que rechaza toda
determinación ajena a su propio devenir. La voluntad, el querer, no se somete a lo
querido, sino que se sobrepone a todos sus posibles objetos. No quiere "esto" o
"lo otro", sino sólo su propio querer. Se trata de una voluntad libre y absoluta a la
que Nietzsche denomina "voluntad de poder": es una voluntad vital, expansiva,
dominante... una voluntad que se engendra a sí misma y que quiere su propio
querer.
A la nueva concepción de la realidad corresponde una nueva concepción
de la verdad. La verdad no reside en el juicio, ni en la adecuación del intelecto con
el objeto. Todos los juicios son falsos, en la medida que consiste en una
"congelación" de un determinado aspecto de la realidad mediante el uso de
conceptos. Siendo la realidad cambiante no podría dejarse encerrar por
conceptos, que son estáticos, inmutables. Y siendo los conceptos la base de todos
los juicios estos no pueden expresar ni captar la realidad, el devenir de lo real. Los
conceptos no nos sirven para captar lo real, ni los juicios para expresar la verdad
de lo real.
La verdad ha de ser un resultado de la intuición de lo real, de la captación
directa de la realidad. Por ello, no podrá ser una verdad inmutable, y ni siquiera
única, pues el mismo cambio de lo real no está exento de contradicciones.
En la medida en que la expresión de la verdad se realiza mediante el
lenguaje éste se convierte en algo fundamental a la hora de hablar de la verdad.
1
http://www.webdianoia.com/contemporanea/nietzsche/nietzsche_bio.htm
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Nietzsche verá en el lenguaje una supeditación a los conceptos que hacen de él
un instrumento poco útil para reflejar la verdad de lo real, por lo que la
construcción de un nuevo lenguaje será una de sus tareas prioritarias, buscando
en la metáfora, en la alusión, en la ironía, elementos útiles para forzar el nuevo
sentido de las palabras.
Frente al lenguaje de la razón, del concepto, propondrá el lenguaje de la
imaginación, basado en la metáfora. Mientras que el lenguaje conceptual pretende
ser un fiel reflejo de la realidad (quedando petrificada en él) el lenguaje metafórico
respeta la pluriformidad y el movimiento de la realidad. El lenguaje conceptual es
el de la lógica dogmática. El metafórico es el lenguaje del arte, de la vida, de la
equivocidad, de la ambivalencia, de la belleza y, en definitiva, expresión de la
libertad de la voluntad.
Todo ello conlleva un nuevo modo de entender el hombre, una nueva
antropología. El hombre actual debe ser sustituido por el "superhombre", un
hombre que haga de la afirmación de nuevos valores el eje de su vida. Lo único
valioso que hay en el hombre actual es su carácter de "puente" hacia el
superhombre. El tema del superhombre guarda una relación estricta con el de la
muerte de Dios: el superhombre aparece cuando Dios es definitivamente
expulsado del espacio que hasta entonces había usurpado, cubriendo el
superhombre el vacío dejado por Dios. El hombre crea al superhombre al matar a
Dios.
Mientras que el hombre actual es un ser domesticado, el superhombre es
un ser libre, superior, autónomo; un animal que posee sus propios instintos, los
comprende y los desarrolla en la voluntad de poder. Para alcanzar este estadio el
hombre actual ha de recorrer un camino largo y no exento de dificultades: ha de
experimentar un triple metamorfosis de su espíritu: de camello (animal sumiso) ha
de convertirse en león (símbolo de la negación de todos los valores) y de león en
niño (símbolo del superhombre que, superando la sumisión del camello y la
autosuficiencia del león conquista la auténtica libertad.)
Este hombre nuevo sólo será posible con una nueva moral que surgirá de
la transmutación generalizada de todos los valores vigentes. Las nociones morales
de "Bien" y "Mal" como puntos de referencia objetivos y opuestos quedan
desbordados por la nueva realidad. Los viejos valores racionales y suprasensibles
son sustituidos por valores vitales y sensibles. El superhombre defiende la
desigualdad, la jerarquía, el cambio, el experimento y el riesgo frente a la igualdad,
la seguridad, que serían valores propios de la moral del "rebaño", una moral de
esclavos, representada fundamentalmente por el cristianismo.
La moral tradicional, judeo-cristiana, es una moral de la "renuncia" y cuyos
valores no se encuentran en esta vida, sino en otro mundo, en el verdadero, en el
más allá. Esta moral se dirije contra los instintos vitales, ya que propone una
evasión con respecto al hombre concreto y respecto al mundo real. En sus obras
Nietzsche pretende analizar las raíces de las que brotan estos conceptos morales
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negativos. Realiza el análisis de lo moral entre los griegos y del giro que van
sufriendo los conceptos morales en la dirección de alejarse de lo vital de lo que
surgen, a partir de Sócratres y Platón. Si entre los primeros griegos la virtud era
equivalente a la fuerza y "bueno" era el noble, el que despreciaba la debilidad y el
miedo, a partir de Sócrates la virtud se convierte en renuncia a los placeres,
pasiones, ambiciones, y el único bien que se admite es el de la "sabiduría". Con
ello se inicia en Grecia la moral de "esclavos", gregaria y antivital.
Esta nueva moral se basa fundamentalmente en valores estéticos y
sensibles, dejando de lado todas las preocupaciones metafísicas propias de la
moral cristiana tradicional. Asimismo defiende una posición extremadamente
individualista, frente al gregarismo de las morales tradicionales.2
2. EL VITALISMO DE NIETZSCHE
El vitalismo se engloba teorías filosóficas muy distintas, su único elemento
común es reivindicar la vida como una realidad que no puede ser entendida en
términos mecanicistas o racionalistas. Estas doctrinas se sitúan en la segunda
mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX. Se puede entender la filosofía de
Nietzsche como el intento de hacer de la vida lo Absoluto. La vida tiene valor en sí
misma. Nietzsche midió el valor de la filosofía, la ciencia o el arte a partir de su
oposición o afirmación de la vida.
El mundo, el ser humano, la vida, son voluntad de poder. Nietzsche no
define claramente esta expresión en ningún sitio. En primer lugar, no es la
voluntad psicológica, ni tampoco coincide con la voluntad de Schopenhauer. No es
voluntad de vivir. Al contrario, la vida es voluntad de poder, y esta última es la
voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre
creciente. No es correcta una definición estrictamente biologista de esta voluntad,
menos todavía una interpretación política o racista.
“¿Queréis saber qué es para mí el mundo? Es un monstruo de fuerza, sin
principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas que ni crece ni disminuye, y
que únicamente se transforma [...], un juego de fuerzas y ondas de fuerza [...], un
mar de fuerzas tempestuosas que se agitan y transforman desde toda eternidad y
vuelven eternamente sobre sí mismas en un enorme retorno de los años [...] Este
es mi mundo dionisiaco, que se-crea-eterna mente-a-sí-mismo, y que se destruye-
eternamente-a-sí-mismo, este mundo enigmático de la doble voluptuosidad; mi
más allá del bien y del mal, sin meta, a no ser que exista una meta en la felicidad
del círculo, sin voluntad; a menos que un anillo tenga buena voluntad respecto a sí
mismo ¿Queréis un nombre para este mundo?¿Y una solución para todos sus
enigmas? ¿Queréis una luz para todos vosotros los desconocidos, los fuertes, los
impávidos, los hombres de medianoche? - Este mundo es la voluntad de poder, y
2
Gilles Deleuze, (1971) "Nietzsche y la filosofía", ed. Anagrama, Barcelona, (Fragmento del capítulo III, 15:
"Nueva imagen del pensamiento") pp. 321.
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nada más que eso. ¡Sed vosotros también esa voluntad de poder - y nada más
que eso! “
El problema de la verdad adquiere ahora un sentido distinto. No es
importante saber si un juicio es falso, sino si sirve para fomentar y mantener la
vida. Colocarse más allá del bien y del mal es el camino hacia la voluntad de
poder, o la expresión de la voluntad de poder. La voluntad de poder es voluntad de
apariencia, incluso de ilusión. Esta voluntad es más profunda, que la voluntad de
verdad que imperaba bajo el reinado del mundo suprasensible. Es más profunda
porque conoce la realidad auténtica del ser que es el devenir y sabe que la razón
humana no podrá jamás abarcarla con sus conceptos.
En el mundo existen "fuerzas activas" y "fuerzas reactivas", activas y
pasivas. Hay dos tipos principales de hombres: los dominados y los dominadores,
a los que les corresponde la moral de esclavos y la moral de señores,
respectivamente.
En la moral aristocrática, la de los señores, el hombre ejercita plenamente
su voluntad, toma sus propias decisiones, se llama a sí mismo "bueno" porque se
siente bien consigo mismo: es un "espíritu libre". Dice siempre sí a la vida, la
afirma tal como es. Voluntad de poder no significa dominación o sometimiento del
prójimo. No es prioridad del hombre poderoso el detenerse a someter esclavos,
sino la afirmación de la vida.
En la moral del resentimiento, la de los esclavos, existe una atrofia de la
voluntad de poder, es una vida decadente. Aquí se encuentra al hombre pasivo,
que no actúa por sí mismo, su acción es reacción. Ellos reaccionan contra los
señores, si los señores se llaman a sí mismos los "buenos", los esclavos no se
llaman a sí mismos buenos, sino que llaman a los señores los "malos", su moral
se basa en el resentimiento. El resentimiento contra la vida, intentando escapar de
la dimensión trágica de la existencia.
La moral cristiana encarna esta forma de moral. Destruyó los valores del
mundo antiguo. Fomenta valores de la “moral de esclavos” (humildad, pobreza,
mediocridad, igualdad), y valores mezquinos (obediencia, sacrificio, compasión)
sentimientos propios del rebaño. Con el cristianismo se presenta una de las ideas
más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado. A la que
hay que contraponer la “inocencia del devenir”, no estamos sometidos a ningún
orden superior, estamos “más allá del bien y del mal”.
Todas las religiones son falsas, pero el politeísmo expresa mejor la
riqueza de la realidad que el monoteísmo, pues no se ha separado radicalmente
de la vida. El monoteísmo representa la máxima hostilidad a la voluntad de poder.
La superación del cristianismo, tras la “muerte de Dios”, iniciada en la Ilustración,
es fundamental para la transmutación de todos los valores. La muerte de Dios
expresa el fin de toda creencia en entidades absolutas. Todo aquello que sirve a
los hombres para dar un sentido falso a la vida, es semejante a Dios: el Progreso,
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la Revolución, la Ciencia. El cristianismo lleva hasta el final el desprecio por la vida
iniciado por la filosofía platónica y su superación es necesaria para la aparición del
superhombre.
Todos los valores de la cultura occidental son falsos valores, son la
negación misma de la vida, La cultura europea ha llegado a la decadencia total, al
nihilismo. El nihilismo significa que los valores supremos han perdido validez. Este
es el nihilismo pasivo. El nihilismo activo es una fuerza violenta de destrucción.
Los valores no se derrumbaran solos, sino que serán destruidos directamente por
la voluntad de poder. Esta es la condición para que, a continuación, la voluntad de
poder cree valores nuevos. “Dios ha muerto” significa que los hombres viven
desorientados. Este estado se superará con la “transmutación de todos los
valores”. Lo que significa invertir la moral tradicional y crear una nueva tabla de
valores en la que estén situados los que afirmen la vida.
La muerte de Dios, puede engendrar: por una parte, al superhombre pero,
por otra parte, es también la condición de la aparición del último hombre. Este
último, es ese «pulgón inextinguible» que es el más duradero y el más
despreciable, aquél que se contenta con un mero pragmatismo, el que ha
sustituido a Dios por su comodidad, el que ya no es capaz de despreciarse a sí
mismo y cree que ha inventado la dicha; un hombre cuya vida, sin Dios, carece de
sentido, y que representa la ruina de la civilización y es la culminación de la
decadencia. Todos los animales han producido algo superior a ellos, el hombre se
resiste a evolucionar, no quiere abandonar los valores del pasado y dar un nuevo
sentido a la humanidad.
“Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de
gusano en vosotros”
El superhombre se caracteriza por ser fiel a los valores de la vida, al
“sentido de la tierra”. Es una figura ambigua, que puede dar lugar a peligrosas
interpretaciones, como la nazi.
El eterno retorno es la fórmula suprema de fidelidad a la tierra. El eterno
retorno simboliza, en su eterno girar, que este mundo es el único mundo (una
historia lineal conduce hacia «otro» mundo); además afirma que todo es bueno y
justificable, puesto que todo debe repetirse del mismo modo. Toda huida a otro
mundo es una pérdida de realidad. Por tanto hay que permanecer fieles a la tierra.
La imagen de un mundo que gira sobre sí mismo, pero que no avanza como una
peonza, es la imagen de un alegre juego cósmico, de una canción de aceptación
de sí mismo, de bendición de la existencia.
Este concepto aparece en la mitología y en los presocráticos, y se opone a
la concepción lineal del tiempo, propia del cristianismo.
3. LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LOS FILÓSOFOS.
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La civilización occidental está en decadencia, debido a que consideró
hace más de veinte siglos que la razón era nuestra facultad suprema. Ha tratado
de imponer la racionalidad a toda costa, por encima de la vida y de los instintivos.
Nietzsche introduce en la historia de la Filosofía una horrible sospecha: la
de que hemos equivocado el camino. Desde Parménides hasta Hegel (pasando
por Sócrates, Platón, los filósofos cristianos y Kant, entre otros), el pensar
filosófico ha seguido un camino de decadencia (estado propio de enfermos y
perdedores). Quienes no pudieron imponer su voluntad culparon al mundo y a la
vida en nombre de un más allá inexistente. Nietzsche cree que esa "gran mentira"
ha llegado a su fin, ha sido desenmascarada. Y a este hecho histórico-filosófico, al
que llamaba "la muerte de Dios", lo seguirá un período de nihilismo que se
extenderá durante “los dos próximos siglos”.
“Lo que cuento es la historia de los dos próximos siglos. Lo que sucederá,
que no podrá suceder de otra manera: la llegada del nihilismo”.
Nietzsche afirma que en la cercanía de Heráclito siento más calor y me
encuentro de mejor humor que en ningún otro lugar. Heráclito entiende el ser
como devenir (“panta rei”, todo fluye), no hay cosas estables y permanentes, sino
procesos en continua transformación ("No te bañarás dos veces en el mismo río").
Considera que el ser uno, eterno e inmutable de Parménides no existe, es una
ficción vacía. Nietzsche recrimina a Heráclito que rechace el testimonio de los
sentidos porque nos muestran una aparente unidad y quietud, con la razón
descubrimos la dialéctica interior de las cosas, que es la lucha de contrarios,
“Este mundo, el mismo para todos, ninguno de los dioses ni de los
hombres lo ha hecho, sino que existió siempre, existe y existirá en tanto fuego
siempre-vivo, encendiéndose con medida y con medida apagándose.” (Fragmento
51).
"La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa como
dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros,
libres." (Fragmento 29).
En la tragedia griega se logra la síntesis perfecta entre lo apolíneo, lo
relativo al orden y lo dionisiaco, es decir, todo lo relativo a la irracionalidad y a los
instintos. Lo apolíneo esta puesto al servicio de lo dionisiaco, ambos elementos se
estimulan recíprocamente, para mantener incesantemente la lucha de contrarios.
Esta síntesis perfecta se fue rompiendo a lo largo de la historia y nuestra
civilización inició un proceso de decadencia.
El primer paso hacia la decadencia lo dieron Sócrates y Platón. Sócrates
hizo triunfar a la razón contra la vida, a Apolo sobre Dioniso. Platón creó otro
mundo desvalorizando este, inventó el espíritu puro, alma, y la Idea de bien.
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Proponen la práctica de la virtud, el orden y el dominio de las pasiones para
conseguir la felicidad.
“La luz diurna más deslumbrante, la racionalidad a cualquier precio, la vida
lúcida, fría, previsora, consciente, sin instinto, en oposición a los instintos, todo
esto era sólo una enfermedad distinta -y en modo alguno un camino de regreso a
la "virtud”, a la "salud", a la felicidad... Tener que combatir los instintos - ésa es la
fórmula de décadence: mientras la vida asciende, la felicidad es igual a instinto”
El hombre es quien da sentido a las cosas. Sin embargo, el hombre no
reconoce esa verdad básica y pretende que el mundo tiene un sentido propio. Esta
concepción se encuentra expresada claramente en Platón, quien afirma que para
poder comprender este mundo es necesario "suponer" la existencia de otro más
real. Desde esta perspectiva, no se puede hablar de que algo es verdadero, bueno
o bello, ni siquiera de que es, si no existieran la Idea de bien, belleza, etc. El
mundo de las Ideas permite juzgar al mundo sensible. La cultura occidental está
basada en esta afirmación del mundo suprasensible, que constituye "la gran
mentira".
La tradición occidental ha supuesto que el concepto no recorta
arbitrariamente la realidad, por el contrario afirma que la realidad se corresponde
exactamente con nuestros conceptos. La realidad es tal como la pensamos.
Nietzsche niega que con los conceptos captemos la verdadera realidad, que es
devenir y cambio.
Con la aparición del cristianismo se impone una moral que proviene de
Dios, no de la vida. El cristianismo es la expresión más palpable del odio y del
resentimiento hacia la vida, ya que dice que son bienaventurados los pobres y los
humildes, y los ricos y poderosos se condenaran.
Los teólogos cristianos identificaron la idea platónica de Bien con el Dios
bíblico. A partir de entonces, la Metafísica y la Ética tuvieron en Dios su
fundamento. De este modo se preparaba, con más de mil años de anticipación, la
llegada del nihilismo, ya que, cuando cayera la fe en Dios, caerían con ella la
Metafísica y la Moral. La
Metafísica calumnió y negó este mundo (el único) en nombre de otro
inexistente. El origen de este rechazo no es de orden teórico sino psicológico. Los
hombres decadentes y débiles lograron imponer su visión enfermiza de las cosas.
Con esa mentira doblegaron a los espíritus fuertes.
Más tarde, con la Ilustración, se inicia el proceso que lleva a la muerte de
Dios, sin embargo esta situación no fue aprovechada para crear una nueva tabla
de valores, se siguieron controlando los instintos con la razón. Así cambiamos a
Dios por el Estado y la ciencia.
~ 14 ~
Con la distinción entre noúmeno y fenómeno, Kant no hace sino prolongar
la tradición cristiana al seguir postulando la ruptura entre un "más acá conocido" y
un "más allá desconocido". Y en su ética vuelve a unir el problema ético al
teológico, convirtiendo la existencia de Dios en postulado ético.
Nietzsche anuncia por primera vez en La gaya ciencia que "Dios ha
muerto". La gran mentira de la Metafísica ha caído empujada por un precepto del
propio cristianismo: la búsqueda de la verdad. El Dios cristiano carece, según
Nietzsche, de realidad, al igual que el Ser de Parménides, el Bien de Platón o el
Uno de Plotino. Dos mil años le ha tomado a Occidente descubrir esta verdad. Y
ahora, una vez que lo ha logrado, queda sumido en el nihilismo. Con Dios se
derrumban los valores. Con él perecen la Metafísica y la Moral. Ya no hay un
punto de referencia absoluto desde el cual juzgar.
Nada tiene sentido, nada tiene valor. Hay que situarse más allá del bien y
del mal.
Nietzsche ve en la muerte de Dios una gran posibilidad. La humanidad
puede crear libremente sus valores y dotar de sentido al mundo, sin necesidad de
pretender que esos valores tienen un respaldo divino.3
4. NOCIONES
4.1 Los sentidos y el cuerpo.
Para la filosofía que los sentidos nos engañan acerca del mundo
verdadero está claro desde Parménides y Platón. La sensibilidad nos mantiene
encadenados en el fondo de la caverna. Además de engañarnos también nos
corrompen. Para el cristianismo apreciar los sentidos es propio de una conducta
inmoral, pecaminosa.
Todo el que permanezca fiel a los sentidos pertenece a la clase social más
baja, es “pueblo”. En la separación de las clases sociales que hace Platón, el
filósofo, que se rige por la razón, representa la clase superior, mientras que la
mayoría permanecen ligadas a lo sensible y a la parte apetitiva del alma, que es la
parte inferior.
Los sentidos nos muestran cambio y pluralidad. Para eliminar el engaño
de los sentidos debemos rechazar el cambio y la historia. Los filósofos se
caracterizan por su egipticismo, su falta de sentido histórico. Lo que es no
deviene; lo que deviene no es.
Para Nietzsche la razón es la causa de que nosotros rechacemos el
testimonio de los sentidos. Cuando muestran la procreación, el perecer o el
cambio, los sentidos no mienten. Con la razón asignamos unidad, identidad,
duración, sustancia, causa, ser, a lo que nos muestran los sentidos.
3
Luis Martín Santos y José Emilio Esteban Enguita. (2000). Política, historia y verdad en la obra de F.
Nietzsche. España: Huerga y Fierro editores, S.L. pp 285
~ 15 ~
Estos conceptos no provienen de la experiencia, pues los sentidos
muestran pluralidad y cambio, y lo que esos conceptos expresan es semejanza,
unidad, eternidad. La conclusión de Platón fue que “nosotros tenemos que haber
habitado ya alguna vez en un mundo más alto, nosotros tenemos que haber sido
divinos. ¡Pues poseemos la razón!” En el cristianismo se valora el mundo del
espíritu y se rechaza el cuerpo.
Descartes degradó al cuerpo al nivel de un objeto mecánico más del
mundo material “En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese
desprecio era entonces lo más alto: el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico.
Así pensaba escabullirse del cuerpo y de la tierra”.
En Nietzsche el cuerpo es un campo de batalla de fuerzas instintivas que
potencian la vida. El cuerpo es manifestación de la voluntad de poder. Constituye
nuestra relación más originaria con la realidad.
La idea de alma surge como un intento de apaciguar una lucha de
sensaciones y deseos que incluso pueden autodestruirnos. Pero, cuanto más se
racionaliza el alma, más se desprecia el cuerpo.
No somos solo almas, sino que también y antes que nada, somos un
cuerpo. El pensamiento es un instinto que se escinde y se presenta como si fuera
de otra naturaleza.
Para Nietzsche no existe una conciencia diferente del cuerpo, no existe el
alma o el espíritu.
Nietzsche es el filósofo que más lejos ha llevado la reivindicación de la
vida y el cuerpo, que van asociadas con “la muerte, el cambio, la vejez, así como
la procreación y el crecimiento”. “¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced
fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobre terrenales!
Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida, son
moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos:
¡ojalá desaparezcan!”.
5. LOS “CONCEPTOS SUPREMOS” Y EL CONCEPTO “DIOS”
En el primer apartado del texto Nietzsche nos dice que la primera
característica de los filósofos es su egipticismo, su falta de sentido histórico. La
segunda característica consiste en que confunden lo último con lo primero. Lo
último son los conceptos metafísicos que necesariamente son posteriores a
nuestra experiencia sensible. La idea de Belleza es una generalización posterior a
nuestra visión de los cuerpos bellos, de las acciones bellas, etc. Sin embargo, el
filósofo coloca la idea de Belleza como lo primero, es decir, como causa de los
cuerpos y las acciones bellas. Esta es la esencia de la teoría de las ideas de
Platón. La metafísica es el mundo al revés, el mundo invertido. Como los
conceptos no tienen su origen en el mundo sensible, en lo inferior, son eternos. No
están sometidos al cambio, al tiempo.
~ 16 ~
Los conceptos supremos designan las características del «mundo
verdadero»: ser, sustancia, unidad, identidad, causa... Para Nietzsche estos
«conceptos supremos» no designan nada real, son “el último humo de la realidad”.
Son elaborados por nuestra razón para referirse a un mundo inventado por
nuestro miedo ante la vida.
Gracias a la abstracción el ser humano puede hacerle frente al devenir. La
abstracción le permite crear un orden piramidal, un mundo de leyes,
subordinaciones y sobretodo límites. Dios es el concepto supremo, es el ser más
real, pues es perfecto, necesario y causa de sí mismo (causa sui). Los demás
seres, por ser creados y tener una existencia dependiente de Dios, son
contingentes. Para Nietzsche este ens realissimum ni existe ni puede existir, ya
que la realidad que conocemos siempre es causada. No existe nada con las
características de ese ser absoluto. Este concepto no es más que una ficción
vacía.
Dios representa lo contrario a la vida y la negación de la inocencia del
hombre. La filosofía occidental ha supuesto que el concepto no recorta
arbitrariamente la realidad, todo lo contrario, afirma que la realidad se
corresponden exactamente con nuestros conceptos. Por tanto la realidad es tal
como la pensamos. Nietzsche niega que con los conceptos captemos la verdadera
realidad, que es devenir y cambio. Sólo a través del arte que se sabe creativo y
efímero, podemos captar la fabulosa realidad de las cosas.
Nietzsche exalta el poder de la imaginación metafórica. La metáfora
integra una diversidad sin caer en el dogmatismo porque se mantiene siempre
abierta, y no es simplificadora como ocurre con los conceptos. La metáfora es una
máscara o filtro que nos permite ver el mundo de un modo determinado, suprime
unos hechos y pone de relieve otros. El filósofo dogmático ha confundido la
máscara con el rostro y se aferra al concepto que simplifica y momifica la realidad.
“¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias
cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas!” El hombre ha construido una
cúpula conceptual sobre cimientos móviles, como agua en movimiento. La
construcción es como una tela de araña, fina para ser transportada por las olas,
consistente para no ser dispersada por el viento. El hombre está
arquitectónicamente muy por encima de la abeja, ésta utiliza la cera que encuentra
en la naturaleza, el hombre utiliza conceptos, que previamente fabrica él mismo.4
6. EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISIACO
Para los antiguos griegos, Dionisio era una divinidad protectora de la vida
y símbolo del placer (fiestas y vino), el dolor y la resurrección, es el inspirador de
4
Fernando Savater. (1995). La filosofía de Nietzsche. España: Ariel, S.A. pp. 175.
~ 17 ~
la locura ritual y el éxtasis. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. Fue él
quien enseñó a los hombres a cultivar la vid y a fabricar el vino. Moría cada
invierno y resucitaba en la primavera y con él renacían también los frutos de la
tierra. Para celebrar su resurrección se organizaban grandes fiestas con rituales
orgiásticos. Contrastaba con Apolo, dios del sol, que simbolizaba la armonía, el
orden y la razón. Sin embargo, los griegos pensaban que las cualidades de los
dos eran complementarias: los dos dioses son hermanos.
Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del
ditirambo, himnos corales en honor al dios Dionisio al que no solamente alababan,
sino que a menudo contaban una historia. Se cree que fue creada en el siglo VI
a.C. por el poeta ateniense Esquilo, que introdujo el papel de un segundo actor,
aparte del coro. Las obras se comenzaron a representar en festivales en honor de
Dionisio. El festival más importante, las Grandes Dionisíacas, tenía lugar en
Atenas durante cinco días de cada primavera. Para esta celebración los grandes
dramaturgos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides escribieron sus magníficas
tragedias. Las historias están basadas en su mayoría en mitos.
La tragedia es una historia en la que personajes nobles se enfrentan a
conflictos provocados por pasiones humanas que desembocan en un desenlace
fatal. Según Nietzsche la tragedia se basa en un desbordante sentimiento de vida
y de fuerza, dentro del cual el mismo dolor actúa como estimulante. Se abandona
la individualidad, se acepta el destino, con lo que se adquiere una sensación de
plenitud. Es la vida regocijándose al sacrificar a sus tipos mejores, no para
purificarse, sino para afirmar el eterno placer del cambio, que incluye también el
placer de destruir.
Nietzsche pone en evidencia el contraste entre dos elementos principales
de la tragedia: por un lado lo dionisiaco (la pasión que experimenta el personaje) y
por otro lo apolíneo (la justicia que es el elemento racional simbolizado por el dios
Apolo).
Contraste que es la base de la némesis, el castigo divino que determina la
caída o la muerte del personaje.
Los griegos sabían que la vida era terrible, inexplicable y peligrosa, pero
no se entregaban al pesimismo. Podían eludirlo de dos formas:
Cubriendo la realidad con un velo estético creando un mundo ideal de
proporción y belleza. El arte apolíneo, que en la Grecia antigua se expresaba en
las artes épicas y plásticas.
La otra posibilidad es afirmando la existencia con toda su oscuridad y
sufrimiento. Ésta es la actitud dionisíaca y sus formas artísticas son la tragedia y la
música. La música no es una copia de la realidad como ocurre en la pintura. La
música es la realidad misma, la expresión de la voluntad.
Para Nietzsche la cultura griega entró en crisis cuando Eurípides intentó
eliminar de la tragedia el elemento dionisíaco en favor de elementos morales,
~ 18 ~
eliminando para ello el coro. La clara luminosidad de la vida se transformó en la
superficialidad de la razón cuyo máximo representante es Sócrates.
7. CONTEXTUALIZACION 4.1 DE NIETZSCHE
Nietzsche alcanza la cima de su pensamiento con su obra "Así habló
Zaratustra. Un libro para todos y para nadie". Sustituye a Dioniso por Zaratustra,
para romper con toda la filosofía anterior, y personalizar en una nueva figura todas
sus ideas. Las propuestas asociadas a Dioniso estaban influenciadas por
Schopenhauer. Tomando a Zaratustra como protagonista de su pensamiento,
Nietzsche pretende desarrollar una filosofía propia y original. La crítica va a seguir
dirigiéndose contra toda la filosofía anterior y contra el cristianismo, pero de forma
más radical. Zaratustra es un nuevo profeta que sustituirá a todos los anteriores,
que han pervertido el mensaje de la vida.
Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889) es una
de sus últimas obras que escribe antes de perder su lucidez. El titulo parodia el
título de la obra de Wagner “El crepúsculo de los dioses”. Siguiendo las tres
metamorfosis anunciadas en Zaratustra, equivale al león que rompe, pisotea y
destruye todos los valores establecidos. Ruge contra la filosofía kantiana y contra
el cristianismo que corrompen al individuo. Pero también ruge contra la ideología
nacionalista alemana. Nietzsche pretende derribar a martillazos las estructuras en
las que los falsos ídolos se levantan, para eliminar el envenenamiento y la
calumnia a la que la moral ha sometido al ser humano y que ha debilitado sus
instintos.
Tras su muerte el 25 de agosto de 1900 en Weimar, su hermana
Elisabeth, quien se casa con el nacionalista prusiano Föster, manipula su obra,
destacando aquellos aspectos que luego serían reivindicados por los nazis.
 Un primer apartado nos ofrece cuarenta y cuatro breves y brillantes
aforismos.
Nietzsche ejercita su puntería contra la mujer, el Reich alemán, el filósofo,
la moral, el arte, la ciencia: todos quedan tocados.
 El segundo apartado es una monografía acerca de Sócrates.
Nietzsche vuelve aquí a su primera época: «el problema Sócrates»
tema central de El nacimiento de la tragedia, es sometido una vez
más a examen. Sócrates fue un plebeyo, nos dice Nietzsche; fue,
además, feo; y por tanto, un criminal; en suma: un enfermo, un
decadente. Sus instintos se disgregaban. Y la medicina inventada
por él para combatir el mal (la dialéctica, la racionalidad) no fue, a
su vez, otra cosa que un síntoma de la dolencia que le corroía. Y
Sócrates quiso morir, esto es: se suicidó por manos de los jueces
atenienses.
 El apartado tercero, «La razón en la filosofía», es central en esta
obra. La idiosincrasia del filósofo se resume en esto: en su odio a la
noción misma de devenir y, en consecuencia, en su odio a la vida.
~ 19 ~
La filosofía anterior (con la excepción de Heráclito) ha sido obra del
resentimiento. La razón en filosofía es la causa de que nosotros
falsifiquemos el testimonio de los sentidos. Nietzsche acaba este
apartado con cuatro tesis, en las que resume toda su metafísica.
 El cuarto apartado es una breve historia de la filosofía desde el
punto de vista de Nietzsche.
 El quinto apartado es un ataque frontal a la «moral» en todas sus
formas, desde el Nuevo Testamento hasta Schopenhauer. En lo
relativo a la moral cristiana defiende que la Iglesia postula la más
estúpida y ridícula medicina espiritual; no pregunta jamás cómo
embellecer un apetito, simplemente lo extirpa. Es como si un
medico extrajera los dientes para evitar que éstos duelan. Este
modo de proceder parte de gente que, o bien son demasiados
débiles, o bien están demasiado degenerados como para luchar
contra un apetito e imponerle moderación. La moral cristiana es un
conjunto de leyes y doctrinas que castran la vida del hombre y lo
convierte en enfermo.
Pero no sólo la moral cristiana es contranatural, casi todas las morales se
empeñan en perseguir aquello que precisamente debe ser fundamento de una
moral sana; los instintos. No hay que ampararse en códigos absurdos que
declaren valores superiores, pues, eso es una negación de la realidad. Establecer
normas, es situarse por encima de la vida y negar que sea la vida misma la que
realmente valora a través de nosotros.
 En el sexto apartado titulado Los cuatro grandes errores, son cuatro
errores psicológicos que tienen graves consecuencias morales.
El primero es confundir la causa con la consecuencia. Tanto la religión
como la moral te dictan lo que debes y no debes hacer para lograr ser feliz,
confunden la causa con la consecuencia; es más bien al revés, si eres feliz serás
virtuoso. Todo lo bueno es instintivo y, por tanto, necesario. Mientras que todo lo
malo es consecuencia de una degeneración de los instintos. Así, pues, no se trata
de que seas malo porque no cumples los mandamientos de una determinada
religión, al contrario. Tu debilidad reside en no seguir tus propios instintos y seguir
una moral que crea valores “superiores”.
El segundo error es creer en una causalidad falsa. Siempre hemos creído
que nosotros mismos éramos causa de nuestra voluntad, o que las causas de una
acción habría que buscarla en nuestra conciencia. Incluso que el yo era causa del
pensamiento. No obstante, todas estas afirmaciones son resultado de una
causalidad falsa que parte de la creencia de que nuestras acciones son libres.
El tercer error es el de las causas imaginarias. El ser humano necesita
buscar causas que expliquen su estado de ánimo en un determinado momento.
No obstante, no ahondamos en las causas que explican por qué nos encontramos
mal o bien, recurrimos a un proceso mucho más fácil; recordar estados anteriores
~ 20 ~
semejantes y sus causas aparentes. Con ello lo que logramos no es averiguar las
causas últimas, sino establecer correlaciones como si fueran causas. Y ello se
debe a que es más reconfortante reducir algo desconocido (la causa real) a algo
conocido (el recuerdo de una situación similar).
Es decir, el miedo a lo desconocido nos impide indagar realmente sobre
las causas que nos produce un estado de ánimo. Así sólo logramos crear causas
imaginarias. La Iglesia y las morales se nutren de este error;
El último error aludido es el error de la voluntad libre. La idea de una
voluntad libre nace de la demanda de los teólogos de buscar culpables y
castigarlos. Sólo se es libre para poder así responsabilizar a la humanidad. Los
sacerdotes culpan y castigan para dominar.
El apartado séptimo, dedicado a aquellos que ven su misión en «mejorar»
a la humanidad constituye una ejemplificación concreta de lo que significa la moral
corno contra naturaleza. La mejora perseguida por la moral y la religión ha
consistido siempre en poner enfermos a los hombres, en debilitarlos, en castrarlos.
Lo que viene a continuación es como un «segundo libro», con otros temas
y con otro tratamiento. Hasta ahora Nietzsche se ha mantenido en un tono más
bien teórico, discursivo. Ahora llega el instante de las confesiones, incluso de la
autobiografía.
«Lo que los alemanes están perdiendo» (apartado octavo) es la sección
más melancólica de todo el libro. Nietzsche echa una mirada a su patria; la
amargura que ésta le produce no le un pide ser justo. En pocas líneas traza
Nietzsche uno de los mejores elogios de Alemania escritos nunca. Alemania tiene
virtudes más viriles que las que ningún otro país de Europa puede exhibir. Mucho
buen humor y mucho respeto de sí, mucha seguridad en el trato, en la
reciprocidad de los deberes, mucha laboriosidad, mucha constancia. Y una
moderación hereditaria, que más que del freno necesita del acicate.
Añado que allí todavía se obedece sin que el obedecer humille... Y nadie
desprecia a su adversario...» Pero Alemania ha elegido, a partir de 1871, una vía
equivocada: quiere dedicarse a la «gran política», quiere tener poder sin darse
cuenta de que el poder vuelve estúpidos a los hombres. Y así la chabacanería,
piensa Nietzsche, está anegando a su país. Este apartado contiene, en su sección
final, un penetrante estudio sobre lo que debe ser la educación; aquí resume
Nietzsche toda su experiencia de profesor. La educación se define por estas tres
tareas: aprender a ver; aprender a pensar; aprender a hablar y a escribir.
El largo apartado titulado «Incursiones de un intempestivo», que es el
penúltimo y que ocupa por si solo más de una tercera parte de toda la obra, es un
verdadero ajuste de cuentas. Encontramos aquí al Nietzsche irónico, travieso,
malévolo.
~ 21 ~
Nietzsche sarcástico. Nietzsche se ensaña con los novelistas franceses
del momento. De repente, una breve parada (el § 10): Nietzsche vuelve tos ojos a
su primera obra, a sus conceptos de lo «dionisíaco» y de lo «apolíneo». Pero en
seguida toma de nuevo el látigo, y las víctimas son Carlyle, Darwin, Kant, etc. Una
última confrontación con Schopenhauer, su “educador” en los años jóvenes, va
seguida de ataques al arte por el arte, de una equiparación entre el cristiano y el
anarquista, de una crítica de la moral de la decadencia, de una crítica de la
modernidad, de un examen de la cuestión obrera, de una exposición de su
concepto del genio, de un inquietante análisis del tipo del criminal, para terminar
en un pa negírico de Goethe: “Goethe es el último alemán por el que yo tengo
respeto”.
El apartado final es un fragmento de autobiografía que preludia el Ecce
homo. Nietzsche hace la historia de sus estudios, ofrece una enumeración de sus
modelos, ataca a Platón, y pone en la picota a los filólogos clásicos
Si desde el punto de vista del contenido este libro aborda la totalidad de
los problemas estudiados por Nietzsche, también desde el punto de vista de ¡a
forma es un muestrario completo de los «estilos». Tenemos la sentencia breve y el
desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, tenemos el aforismo y el
asalto repetido a una misma cuestión desde diversas perspectivas.
Con razón fue esta obra la primera que adquirió notoriedad e hizo famoso
a su autor.5
8. PERÍODOS EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE
1º Período romántico. Filosofía de la noche
Periodo de Basilea. Nietzsche se inspira en los presocráticos
(especialmente Heráclito), Schopenhauer y la música de Wagner. La obra
fundamental es El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1871),
dedicada a Wagner, en cuyas óperas ve la continuación de la tragedia griega.
Nietzsche considera entonces el arte como el medio de penetrar en la realidad, en
el fondo nocturno de la existencia, en lo dionisiaco, contrapuesto con la
luminosidad de lo apolíneo.
Dionisio, el dios de la noche, y el artista (el poeta trágico) son en este
periodo las figuras de la actitud auténtica ante la vida. Sócrates aparece ya como
el gran enemigo.
2º Período positivista o ilustrado. Filosofía de la mañana
Fin del periodo de Basilea; primeros años de viajes. Aparentemente,
brusca ruptura con el periodo anterior. Ruptura con Wagner, abandono de
5
Gilles Deleuze, "Nietzsche y la filosofía", ed. Anagrama, Barcelona, 1971. (Fragmento del capítulo III, 15:
"Nueva imagen del pensamiento"). pp. 321.
~ 22 ~
Schopenhauer. Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses, y adopta una
postura positivista o científica para condenar la metafísica (sobre todo, la
platónica), la religión y el arte. La figura es ahora el hombre libre. En Humano
demasiado humano (1878), escrita ya a base de aforismos, denuncia Nietzsche
todos los ideales de la cultura occidental desvelando su trasfondo: “allí donde
vosotros veis cosas ideales veo yo cosas humanas, ay, demasiado humanas”. El
libro está dedicado a Voltaire. La lucidez científica (en realidad, crítica psicológica)
le conduce a decir que se trata de una filosofía de la mañana. La misma
orientación tienen las otras dos obras de esta época, cuyos títulos son muy
significativos: Aurora y La gaya ciencia
3° Periodo el mensaje de Zaratustra. Filosofía del mediodía
Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura, cuando su
pensamiento alcanza el mediodía. Escribe su obra fundamental, más allá de la
cual ya no será capaz de remontarse: Así habló Zaratustra Un libro para todos y
para nadie (1883-1884):
4º Período crítico. Filosofía del atardecer
Nietzsche señala que después del Zaratustra sus obras cambiaron de
signo:
Ataca, pues, directamente a toda la cultura occidental: la religión, la
filosofía, la moral tradicionales. Este periodo enlaza, con el segundo, por su
intención e incluso por la metodología empleada. Pero es mucho más violento y
apasionado. Es Zaratustra que baja de la altura hacia la profundidad, hacia una
civilización que está en su ocaso el atardecer, minada por el nihilismo. La
expresión es cada vez más agresiva. La figura es, entonces, el filósofo a
martillazos que maldice al último hombre (el que precede al superhombre). Las
obras son las siguientes: Más allá del bien y del mal preludio de una filosofía del
futuro (1886), en la que se hace una crítica de la modernidad; La genealogía de la
moral, un escrito polémico (1887); Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa
con el martillo (1889); El Anticristo y Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es
(1888; publicado en 1908). Esta última es su autobiografía filosófica. Todavía
escribió Nietzsche una gran cantidad de aforismos y fragmentos, publicados bajo
el título de La voluntad de poder en 1901 (edición aumentada en 1906).
9. CONTEXTUALIZACION DE NIETZSCHE 4.2
Immanuel Kant (1724-1804) estableció que conocemos fenómenos pero
no las cosas en sí. Es decir, captamos la realidad exterior pero no sabemos en
que medida se corresponde con lo que existe realmente. El mundo tal y como
aparece en nuestra mente es un fenómeno causado por algo externo a la propia
mente; este algo es la cosa en sí o noúmeno.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) igual que Kant consideraba que existen
dos mundos: el que conocemos por nuestra mente y el que es en sí. El que
~ 23 ~
conocemos por nuestra mente es una representación del mundo en sí, una mera
construcción de nuestra mente que nos permite adaptarnos al entorno; integrando
el pensamiento oriental en su filosofía llega a decir que esta “representación” es
una mera ilusión que nos oculta el mundo en sí... un simple engaño.
Al contrario que Kant, Schopenhauer cree que es posible conocer al
mundo en sí.
Nosotros mismos como seres que conocemos tenemos una doble
perspectiva: conocemos el mundo externo (representación) y nos conocemos a
nosotros mismos (mundo en sí). El hombre al pertenecer al mundo es tanto
representación como cosa en sí y por lo tanto al dirigir la mirada a nuestro interior
podemos descubrir la esencia del mundo reflejada en nosotros.
Mi cuerpo es un objeto del mundo (fenómeno) pero al autoconocerme
percibo que lo que fundamenta mis actos y mi persona es la voluntad. El querer, el
apetecer, el buscar la satisfacción son los modos como mi corporalidad se
comunica con mi mente. El mundo en sí se objetiva en mi cuerpo como deseo. Los
deseos son múltiples y además imposibles de satisfacer: hambre, sed, dolor, frío,
deseo sexual, etc. así que podemos concluir que el mundo en sí es voluntad.
De hecho en el mundo natural vemos la voluntad por todas partes: los
animales se devoran entre sí, copulan, crían y mueren. La naturaleza es un
enorme y cruel campo de batalla en donde desde el microbio hasta el ser humano
están en perpetua batalla por la vida; son meros títeres de la voluntad. La muerte
es el fin de todo ser vivo pero la muerte no afecta a la voluntad que es insaciable e
infinita: por cada ser muerto millones de seres crecen de sus despojos.
El mundo es sufrimiento ya que por un lado el fin de la voluntad de vivir es
vivir para siempre y eso es imposible; y por otro, la voluntad se manifiesta en
forma de deseos que o bien son insatisfechos, y generan sufrimiento, o bien son
satisfechos y generan nuevos deseos. Por lo tanto, el hombre sabio se aparta del
deseo en lo posible y evita ser arrastrado por la voluntad al camino del sufrimiento;
el filósofo debe, también, captar el carácter meramente ilusorio de sus
representaciones que le ocultan la horrible realidad del mundo y le arrastran al
deseo.
La voluntad se apacigua en el desconocimiento. Pero sólo tomando
conciencia del dolor puede suprimirlo. El primer paso es la contemplación
desinteresada de las Ideas. La representación es engañosa, muestra una
aparente multiplicidad, mientras que la voluntad es única y absoluta. Esta
multiplicidad queda atenuada al agrupar las cosas en géneros (clases) y construir
una jerarquía que va desde lo inorgánico hasta la conciencia. Estos géneros se
identifican con las Ideas de Platón, son tipos eternos en medio del eterno devenir
de las cosas. La contemplación de las Ideas permite al hombre desligarse de la
irracionalidad de la voluntad y del dolor.
~ 24 ~
El artista llega por intuición a la contemplación de las primeras
objetivaciones de la voluntad y a su dominio. La forma más alta de arte es la
música. La tragedia y la música anulan el yo al sumergirlo en el dolor eterno
colectivo.
En este mundo ilusorio y cruel solo cabe la compasión como modo de
relacionarse éticamente con los otros. Las otras personas son, como yo,
apariciones de la voluntad, espejismos efímeros seducidos por el deseo. El otro es
en esencia yo y su sufrimiento es el mismo que el mío. Reconocer la comunión de
todos los seres y por extensión de todos los hombres a través de la compasión es
el camino del hombre sabio frente al ciego e ignorante egoísmo individualista que
ve en el otro a un completo extraño.
Nietzsche tomará del pensamiento de Schopenhauer la idea de que el
mundo es voluntad de vida, voluntad insaciable, loca e infinita; sin embargo, aún
asumiendo el carácter de “lucha perdida” que tiene la vida valorará este deseo de
vivir como deseable en sí mismo y criticará la negación del deseo que hace su
maestro. Para Schopenhauer el querer es igual al dolor y es imposible de superar,
para Nietzsche, el querer también es dolor pero permite la creación: en la
afirmación del dolor se alcanza el gozo, el hecho de afirmar lo trágico, de amar lo
absurdo de la existencia, nos permite transformar la vida, convertirla en alegría. La
compasión hacia el débil será para Nietzsche una muestra más de la falta de
voluntad de vivir de la filosofía de Schopenhauer.
 Charles Darwin (1809-1882) había establecido que los animales mejor
adaptados al medio sobrevivían mientras que los peor adaptados
perecían. De esta manera las especies evolucionaban y se adaptaban
a los cambios del medio. El darwinismo social fue un movimiento
filosófico que trasladó estos conocimientos a la sociedad humana.
 Herbert Spencer (1820-1903) creía que el universo evolucionaba
desde el caos indiferenciado hasta el orden diferenciado. En las
sociedades humanas esto es así también ya que hemos evolucionado
desde hordas primitivas en donde la individualidad no existía hasta la
actual sociedad liberal-capitalista en donde existe orden social y una
clara diferenciación entre individuos. El capitalismo es un sistema en el
que gracias a la lucha y colaboración entre individuos se crea la
riqueza y el bienestar social aunque como consecuencia colateral y
natural algunos elementos débiles queden fuera del sistema. Bajo las
premisas del concepto darwinista de “la supervivencia del más apto”
 Spencer consideraba que la sociedad no debía de ayudar a estos
individuos o pueblos débiles ya que solo se conseguiría prolongar la
agonía de los menos aptos o alterar el orden natural de las cosas.
Nietzsche incluyó en su sistema la certeza darwinista de la dureza de la
lucha por la vida y la idea de que solo los más aptos en esta lucha sobreviven; no
~ 25 ~
obstante el filósofo alemán estaba lejos de creer que el capitalismo mercantilista
fuera en donde pudiera nacer y crecer el superhombre.6
6
Fernando Savater. (1995). La filosofía de Nietzsche. España: Ariel, S.A. pp. 175
~ 26 ~
CONCLUSIÓN
Ilustración 1 Mapa Conceptual "Filosofía de Nietzsche"
~ 27 ~
A manera de conclusión, podemos decir que Nietzsche es un pensador
anti- metafísico, que no se limita a una labor de crítica a la filosofía tradicional, el
lenguaje, la moral, sino que también plantea un proyecto acorde con su propia
filosofía. Superhombre, Muerte de Dios o nihilismo, transmutación de los valores,
voluntad de poder, eterno retorno son los pilares entorno a los que se mueve la
filosofía nietzscheana, caracterizada por su vitalismo y su perspectivismo.
La idea central de Nietzsche es la concepción de la vida como voluntad de
afirmación del hombre frente a la sistematicidad de la razón.
Opone a la razón lo que denomina el espíritu apolíneo y el espíritu
dionisíaco, interpretados como una inclinación a sumergirse en la profunda
realidad vital humana, tal como se encuentra plasmada en la tragedia griega.
La moral para Nietzsche, se basa en el desprecio a la escala de valores
de la ética cristiana y burguesa, a la que considera propia de resentidos, o sea
hombres que no son capaces de realizarse a si mismos y valoran la humildad, la
benevolencia, la utilidad, todas cosas de esclavos y no de hombres libres, capaces
de llegar a ser superhombres más allá del bien y del mal, mediante la afirmación
de lo vital por excelencia: la fuerza y la voluntad de dominio.
Nietzsche opone al ideal de progreso histórico la teoría del desarrollo
humano concebido como una repetición, un eterno retorno, ya que para él, el
mundo es un devenir continuo que no termina en un estado final de perfección
sino que permanece bajo el signo de la contradicción, la lucha y el retorno
constante de lo igual en el ser.
Todo conocer es una interpretación de la realidad, un falseamiento de la
misma en tanto que es contemplada desde una perspectiva determinada, así todo
conocer es inventar una realidad que más convenga a una determinada situación
vital.
Todo lo malo que el hombre moral rechaza es la condición indispensable
para la creatividad.

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  • 1. ~ 1 ~ ÍNDICE INTRODUCCIÓN 3 JUSTIFICACIÓN 4 OBJETIVOS 5 1. PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO DE L PENSAMIENTO DE NIETZSCHE 6 1.1 Friedrich Wilhelm Nietzsche 6 1.2 La nueva Filosofía 8 2. EL VITALISMO DE NIETZSCHE 10 3. LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LOS FILÓSOFOS 12 4. NOCIONES 15 4.1 Los sentidos y el cuerpo 15 5. LOS “CONCEPTOS SUPREMOS” Y EL CONCEPTO “DIOS” 16 6. EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISIACO 17 7. CONTEXTUALIZACION 4.1 DE NIETZSCHE 18 8. PERÍODOS EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE 22 9. CONTEXTUALIZACION DE NIETZSCHE 4.2 23 CONCLUSIÓN 27
  • 2. ~ 2 ~ INTRODUCCIÓN La obra de Nietzsche no se deja tratar fácilmente de forma sistemática, pese a los intentos de algunos de sus estudiosos por hacerlo así. Su influencia se ha dejado sentir de forma dispar y, a veces, contradictoria, pero en todo caso no ha tenido un carácter uniforme: Nietzsche ha significado cosas distintas según sus distintos intérpretes. Su misma forma de expresión contribuye a ello, ya que al utilizar preferentemente el aforismo como vehículo de su pensamiento, el carácter metafórico del mismo se presta con frecuencia a distintas interpretaciones. Además, a menudo podemos encontrar en sus obras aforismos contradictorios entre sí, siendo difícil poder determinar cuál de ellos representa su "auténtica" posición sobre el tema tratado, si es que tiene algún sentido ese tipo de pregunta en el conjunto de la obra de Nietzsche. La reacción de Marx (1818-1883) contra el idealismo le lleva a rechazar la identificación del sujeto con la conciencia y, manteniéndose dentro de la tradición filosófica que comienza con la modernidad -y que afirma la centralidad del sujeto en el filosofar-, termina por identificar ese sujeto con la acción, con la "praxis" (y más concretamente con la actividad productiva: es en su actividad productiva donde el hombre genera y constituye la realidad, la suya propia y la del mundo que objetivamente transforma y modifica). Nietzsche dará un paso semejante, alejándose de la identificación del sujeto con la conciencia, pero en otra dirección: en lugar de la actividad productiva postulará la "vida" como factor en torno al que se constituye la realidad. El sujeto es, fundamentalmente vida, y no conciencia, pensamiento. El fenómeno vital pasa así a constituirse en el centro de la reflexión filosófica, ejerciendo una considerable influencia a finales del XIX y durante la primera mitad del siglo XX, aunque con distintas interpretaciones, como las de H. Bergson y Ortega y Gasset (racio- vitalismo), entre otros. Por lo que a Nietzsche respecta, la realidad es esencialmente contradictoria, pero interpretará esta contradicción de un modo distinto a como lo habían hecho Hegel (Idealismo) y Marx (materialismo histórico), siguiendo de un modo a veces literal la cosmovisión de Heráclito, aunque trasladada a la referencia de lo vital como único eje interpretativo válido. La realidad está sometida al cambio, que está regulado por la lucha de elemento contrario y abocado a una repetición infinita en el contexto de un ciclo cósmico que la conduce a un eterno retorno, en relación con el que todo alcanza su sentido. En esa lucha, la conciencia trata de fijar el movimiento, de anularlo, sustituyendo por conceptos el movimiento real de las cosas, sustituyendo lo vital por una representación de lo vital. Pero toda representación es falsa, en cuanto representación, por lo que la no-vida termina por sustituir a la vida, lo falso a lo
  • 3. ~ 3 ~ verdadero. Recuperar la verdad, poner de manifiesto la radical prioridad de la vida sobre la conciencia será, en buena medida el proyecto nietzscheano. JUSTIFICACIÓN Vamos a hacer una exposición, lo más aclaratoria posible, de la filosofía de Nietzsche, teniendo en cuenta la dificultad interpretativa del pensamiento de este filósofo, un tanto peculiar. Nietzsche resulta un pensador hermenéutico precisamente por su carácter crítico radical. Su propuesta de interpretación del mundo, sus expresiones innovadoras y su lenguaje, hacen difícil la interpretación de su pensamiento. El lenguaje que utiliza responde a una nueva manera de hacer filosofía y de ahí deriva en buena medida la dificultad de entenderlo. Su estilo no es discursivo sino narrativo: no pretende engarzar argumentos que desemboquen en una conclusión, sino narrar, contar sin explicar. Todos los grandes conceptos nietzscheanos son metáforas abiertas que cada intérprete ha de darle sentido. Su intención es trasladar al lector a un estado mental que no necesita pruebas ni demostraciones, sólo intuiciones. Por eso aparecen con frecuencia paradojas e ironías que obligan a una lectura más profunda y a un horizonte interpretativo más abierto- que la que nos ofrece el sentido literal. Su filosofía renuncia a toda voluntad de sistematicidad y se expresa a través de aforismos, parábolas, máximas, ironías, paradojas, panfletos, con un lenguaje rico, sugestivo, impactante, cargado de imágenes y símbolos.
  • 4. ~ 4 ~ OBJETIVOS Comprender y analizar la doctrina filosófica de Nietzsche mediante la recopilación de información de las diferentes fuentes que nos permitan tener un panorama más amplio para reflexionar cada uno de los puntos que constituyen dicho pensamiento.
  • 5. ~ 5 ~ 1. PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO DEL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE 1.1 Friedrich Wilhelm Nietzsche Biografía Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, una pequeña ciudad de la Sajonia prusiana, hijo de Carl Ludwig (1813-1849) y Franziska Oehler(1826-1897). La temprana muerte de su padre, pastor luterano, a causa de un proceso de degeneración cerebral, provocado supuestamente por una herida en la cabeza producida por una caída, obliga a la familia a abandonar la casa en que residían, para ser ocupada por el nuevo pastor, trasladándose en 1849 a Naumburgo. Allí vivirá con su madre, su hermana Elisabeth, su abuela Erdmuthe y dos tías, Auguste y Rosalie, realizando sus primeros estudios en el instituto ("Gymnasium") local, entre 1854 y 1858. En 1858 ingresa en el internado de Pforta, que había adquirido un gran renombre en la época, y en el que se observaba un régimen estricto y tradicional, donde permanecerá hasta 1864. En esta época se desarrolla su admiración por el genio griego, leyendo sobre todo a Platón y Esquilo, así como por la música y la poesía, siendo un admirador de Hölderlin, realizando entonces sus primeros ensayos como poeta y músico, tanto respecto a la composición, (Allegro para piano, Phantasie for piano, Miserere, entre otras), como a la interpretación, llegando a ser considerable su habilidad al piano. Por lo demás, comienzan los problemas de salud de Nietzsche, sufriendo en numerosas ocasiones intensos dolores de cabeza que podían llegar a durar varios días. En 1864 ingresa en la universidad de Bonn, junto con su compañero y amigo Paul Deussen, quien posteriormente sería profesor de filosofía en Kiel y admirador de la filosofía India y de Schopenhauer y que, pese a no compartir la futura filosofía de Nietzsche, mantendría con él una relación de sincera amistad. El Departamento de Filología de Bonn gozaba entonces de gran reputación con Otto Jahn y Friedrich Wilhelm Ritschl, quienes mantenían un larvado desacuerdo que estallaría al año siguiente, trasladándose Wilhelm Ritschl a la Universidad de Leipzig. Nietzsche se traslada también en 1865 a dicha universidad, donde permanecerá hasta 1869, siguiendo los pasos de su maestro Ritschl, continuando en ella los estudios filológicos bajo su dirección, llegando a ser su discípulo predilecto.
  • 6. ~ 6 ~ De esa época data su amistad con Erwin Rhode, que se irá rompiendo a medida que Nietzsche radicaliza su pensamiento, terminando en un alejamiento total. También de esta época data su admiración por la música de Wagner y su primer encuentro con el músico. La lectura de Schopenhauer y el abandono definitivo del cristianismo coinciden con su actividad como filólogo, publicando varios trabajos en el "Rheinisches Museum" por los que obtiene un gran prestigio entre los especialistas. En 1869 la Universidad de Basilea le ofrece la cátedra de Filología, ante los informes favorables recibidos por su profesor Ritschl, y antes incluso de haber obtenido el grado de Doctor, cátedra que Nietzsche ocupa en mayo de ese mismo año. De 1869 a 1879 Nietzsche permanecerá en Basilea, desarrollando su actividad como profesor. La amistad con Wagner se afianza y Nietzsche le visita en numerosas ocasiones en su villa en el lago de Lucerna. En 1872 pública "El origen de la tragedia", obra muy mal recibida en los medios académicos y criticada virulentamente por algunos especialistas en filología clásica; algunos de sus amigos, no obstante, salen en su defensa, como Erwin Rhode; y otros, como Wagner, por ejemplo, la celebran con entusiasmo. Pese a ello, su prestigio entre los filólogos mermará considerablemente. Entre los años 1873 y 1876 publica las "Consideraciones intempestivas", en las que crítica a David Strauss y el historicismo, en las dos primeras, y alaba a Schopenhauer y Wagner, en las dos últimas. A pesar de ello, en 1876 comenzará su distanciamiento de Wagner, que culminará poco después en una abierta oposición. Hasta entonces Nietzsche había tomado como referencia el ideal del artista y el genio creador; en los próximos años, aunque de forma provisional, orientará su reflexión hacia el papel de la ciencia, interés que se plasmará en obras como "Humano, demasiado humano", escrita entre los años 1878 y 79. Casa en la que residía Nietzsche, durante sus estancias en Sils-MariaEn 1879, probablemente por problemas de salud, renuncia a su cátedra en la universidad de Basilea, y comienza un período que durará diez años caracterizado por el constante viajar de Nietzsche por Suiza, Italia y Alemania (que sólo visitará ocasionalmente), así como por la efervescencia creativa que le conduce a la elaboración de la mayor parte de su obra. En 1880 reside en Naumburgo, Venecia, Marienbad y Génova. En 1881 residirá fundamentalmente en Génova y Sils-Maria, pequeña localidad de los Alpes suizos donde Nietzche intuirá las principales ideas de su filosofía futura, como la del eterno retorno y la de la voluntad de poder. Nietzsche mantendrán una activa correspondencia con sus amistades, con las que se encontrará también en numerosas ocasiones a lo largo de estos años, como F. Overbeck, P. Rée, E. Rhode, K. Hillebrand, Peter Gast, Lou Salomé, a la que conocerá en 1882, etc., así como con su madre y hermana. En 1882 y siguientes residirá en ciudades como Génova, Messina, Roma, Orta, Basilea, Lucerna, Naumburgo, Leipzig, Santa Margherita, Florencia, Rapallo y Niza, entre otras, pasando varios veranos en la localidad de Sils-Maria, especialmente querida por Nietzsche. De este período datan algunas de sus obras
  • 7. ~ 7 ~ más significativas, como "La genealogía de la moral", "Así habló Zaratustra" y "Más allá del bien y del mal". En 1889 su salud, que ya le había dado motivos de preocupación en los años "errantes", empeora bruscamente, comenzando a manifestar síntomas de desequilibrio mental. Trasladado de Turín a Basilea es tratado en la clínica de dicha ciudad, y posteriormente en la de Jena, dando muestras de una ligera recuperación. No obstante su estado empeora de nuevo, instalándose en Naumburgo con su madre y, luego de la muerte de ésta, en 1897, con su hermana Elisabeth en Weimar. Pero ya no se recupera jamás. Morirá en agosto de 1900, habiendo alcanzado una considerable fama y ejerciendo un notable influjo que se dejará sentir en el desarrollo del pensamiento contemporáneo.1 1.2 La nueva Filosofía Para Nietzsche la voluntad es la verdadera "esencia" de la realidad. La realidad no es más que la expresión de la voluntad: ser es querer (...ser). La realidad no es algo estático, permanente, inmutable; ni la consecuencia de algo estático, permanente, inmutable. Siendo el fruto de la voluntad ha de ser multiforme y cambiante, como aquella. La realidad es devenir, cambio, y no está sometida a otra determinación que a la de su propio querer. Y el querer de la voluntad, al igual que el de todo lo real, es un querer libre, que rechaza toda determinación ajena a su propio devenir. La voluntad, el querer, no se somete a lo querido, sino que se sobrepone a todos sus posibles objetos. No quiere "esto" o "lo otro", sino sólo su propio querer. Se trata de una voluntad libre y absoluta a la que Nietzsche denomina "voluntad de poder": es una voluntad vital, expansiva, dominante... una voluntad que se engendra a sí misma y que quiere su propio querer. A la nueva concepción de la realidad corresponde una nueva concepción de la verdad. La verdad no reside en el juicio, ni en la adecuación del intelecto con el objeto. Todos los juicios son falsos, en la medida que consiste en una "congelación" de un determinado aspecto de la realidad mediante el uso de conceptos. Siendo la realidad cambiante no podría dejarse encerrar por conceptos, que son estáticos, inmutables. Y siendo los conceptos la base de todos los juicios estos no pueden expresar ni captar la realidad, el devenir de lo real. Los conceptos no nos sirven para captar lo real, ni los juicios para expresar la verdad de lo real. La verdad ha de ser un resultado de la intuición de lo real, de la captación directa de la realidad. Por ello, no podrá ser una verdad inmutable, y ni siquiera única, pues el mismo cambio de lo real no está exento de contradicciones. En la medida en que la expresión de la verdad se realiza mediante el lenguaje éste se convierte en algo fundamental a la hora de hablar de la verdad. 1 http://www.webdianoia.com/contemporanea/nietzsche/nietzsche_bio.htm
  • 8. ~ 8 ~ Nietzsche verá en el lenguaje una supeditación a los conceptos que hacen de él un instrumento poco útil para reflejar la verdad de lo real, por lo que la construcción de un nuevo lenguaje será una de sus tareas prioritarias, buscando en la metáfora, en la alusión, en la ironía, elementos útiles para forzar el nuevo sentido de las palabras. Frente al lenguaje de la razón, del concepto, propondrá el lenguaje de la imaginación, basado en la metáfora. Mientras que el lenguaje conceptual pretende ser un fiel reflejo de la realidad (quedando petrificada en él) el lenguaje metafórico respeta la pluriformidad y el movimiento de la realidad. El lenguaje conceptual es el de la lógica dogmática. El metafórico es el lenguaje del arte, de la vida, de la equivocidad, de la ambivalencia, de la belleza y, en definitiva, expresión de la libertad de la voluntad. Todo ello conlleva un nuevo modo de entender el hombre, una nueva antropología. El hombre actual debe ser sustituido por el "superhombre", un hombre que haga de la afirmación de nuevos valores el eje de su vida. Lo único valioso que hay en el hombre actual es su carácter de "puente" hacia el superhombre. El tema del superhombre guarda una relación estricta con el de la muerte de Dios: el superhombre aparece cuando Dios es definitivamente expulsado del espacio que hasta entonces había usurpado, cubriendo el superhombre el vacío dejado por Dios. El hombre crea al superhombre al matar a Dios. Mientras que el hombre actual es un ser domesticado, el superhombre es un ser libre, superior, autónomo; un animal que posee sus propios instintos, los comprende y los desarrolla en la voluntad de poder. Para alcanzar este estadio el hombre actual ha de recorrer un camino largo y no exento de dificultades: ha de experimentar un triple metamorfosis de su espíritu: de camello (animal sumiso) ha de convertirse en león (símbolo de la negación de todos los valores) y de león en niño (símbolo del superhombre que, superando la sumisión del camello y la autosuficiencia del león conquista la auténtica libertad.) Este hombre nuevo sólo será posible con una nueva moral que surgirá de la transmutación generalizada de todos los valores vigentes. Las nociones morales de "Bien" y "Mal" como puntos de referencia objetivos y opuestos quedan desbordados por la nueva realidad. Los viejos valores racionales y suprasensibles son sustituidos por valores vitales y sensibles. El superhombre defiende la desigualdad, la jerarquía, el cambio, el experimento y el riesgo frente a la igualdad, la seguridad, que serían valores propios de la moral del "rebaño", una moral de esclavos, representada fundamentalmente por el cristianismo. La moral tradicional, judeo-cristiana, es una moral de la "renuncia" y cuyos valores no se encuentran en esta vida, sino en otro mundo, en el verdadero, en el más allá. Esta moral se dirije contra los instintos vitales, ya que propone una evasión con respecto al hombre concreto y respecto al mundo real. En sus obras Nietzsche pretende analizar las raíces de las que brotan estos conceptos morales
  • 9. ~ 9 ~ negativos. Realiza el análisis de lo moral entre los griegos y del giro que van sufriendo los conceptos morales en la dirección de alejarse de lo vital de lo que surgen, a partir de Sócratres y Platón. Si entre los primeros griegos la virtud era equivalente a la fuerza y "bueno" era el noble, el que despreciaba la debilidad y el miedo, a partir de Sócrates la virtud se convierte en renuncia a los placeres, pasiones, ambiciones, y el único bien que se admite es el de la "sabiduría". Con ello se inicia en Grecia la moral de "esclavos", gregaria y antivital. Esta nueva moral se basa fundamentalmente en valores estéticos y sensibles, dejando de lado todas las preocupaciones metafísicas propias de la moral cristiana tradicional. Asimismo defiende una posición extremadamente individualista, frente al gregarismo de las morales tradicionales.2 2. EL VITALISMO DE NIETZSCHE El vitalismo se engloba teorías filosóficas muy distintas, su único elemento común es reivindicar la vida como una realidad que no puede ser entendida en términos mecanicistas o racionalistas. Estas doctrinas se sitúan en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX. Se puede entender la filosofía de Nietzsche como el intento de hacer de la vida lo Absoluto. La vida tiene valor en sí misma. Nietzsche midió el valor de la filosofía, la ciencia o el arte a partir de su oposición o afirmación de la vida. El mundo, el ser humano, la vida, son voluntad de poder. Nietzsche no define claramente esta expresión en ningún sitio. En primer lugar, no es la voluntad psicológica, ni tampoco coincide con la voluntad de Schopenhauer. No es voluntad de vivir. Al contrario, la vida es voluntad de poder, y esta última es la voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente. No es correcta una definición estrictamente biologista de esta voluntad, menos todavía una interpretación política o racista. “¿Queréis saber qué es para mí el mundo? Es un monstruo de fuerza, sin principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas que ni crece ni disminuye, y que únicamente se transforma [...], un juego de fuerzas y ondas de fuerza [...], un mar de fuerzas tempestuosas que se agitan y transforman desde toda eternidad y vuelven eternamente sobre sí mismas en un enorme retorno de los años [...] Este es mi mundo dionisiaco, que se-crea-eterna mente-a-sí-mismo, y que se destruye- eternamente-a-sí-mismo, este mundo enigmático de la doble voluptuosidad; mi más allá del bien y del mal, sin meta, a no ser que exista una meta en la felicidad del círculo, sin voluntad; a menos que un anillo tenga buena voluntad respecto a sí mismo ¿Queréis un nombre para este mundo?¿Y una solución para todos sus enigmas? ¿Queréis una luz para todos vosotros los desconocidos, los fuertes, los impávidos, los hombres de medianoche? - Este mundo es la voluntad de poder, y 2 Gilles Deleuze, (1971) "Nietzsche y la filosofía", ed. Anagrama, Barcelona, (Fragmento del capítulo III, 15: "Nueva imagen del pensamiento") pp. 321.
  • 10. ~ 10 ~ nada más que eso. ¡Sed vosotros también esa voluntad de poder - y nada más que eso! “ El problema de la verdad adquiere ahora un sentido distinto. No es importante saber si un juicio es falso, sino si sirve para fomentar y mantener la vida. Colocarse más allá del bien y del mal es el camino hacia la voluntad de poder, o la expresión de la voluntad de poder. La voluntad de poder es voluntad de apariencia, incluso de ilusión. Esta voluntad es más profunda, que la voluntad de verdad que imperaba bajo el reinado del mundo suprasensible. Es más profunda porque conoce la realidad auténtica del ser que es el devenir y sabe que la razón humana no podrá jamás abarcarla con sus conceptos. En el mundo existen "fuerzas activas" y "fuerzas reactivas", activas y pasivas. Hay dos tipos principales de hombres: los dominados y los dominadores, a los que les corresponde la moral de esclavos y la moral de señores, respectivamente. En la moral aristocrática, la de los señores, el hombre ejercita plenamente su voluntad, toma sus propias decisiones, se llama a sí mismo "bueno" porque se siente bien consigo mismo: es un "espíritu libre". Dice siempre sí a la vida, la afirma tal como es. Voluntad de poder no significa dominación o sometimiento del prójimo. No es prioridad del hombre poderoso el detenerse a someter esclavos, sino la afirmación de la vida. En la moral del resentimiento, la de los esclavos, existe una atrofia de la voluntad de poder, es una vida decadente. Aquí se encuentra al hombre pasivo, que no actúa por sí mismo, su acción es reacción. Ellos reaccionan contra los señores, si los señores se llaman a sí mismos los "buenos", los esclavos no se llaman a sí mismos buenos, sino que llaman a los señores los "malos", su moral se basa en el resentimiento. El resentimiento contra la vida, intentando escapar de la dimensión trágica de la existencia. La moral cristiana encarna esta forma de moral. Destruyó los valores del mundo antiguo. Fomenta valores de la “moral de esclavos” (humildad, pobreza, mediocridad, igualdad), y valores mezquinos (obediencia, sacrificio, compasión) sentimientos propios del rebaño. Con el cristianismo se presenta una de las ideas más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado. A la que hay que contraponer la “inocencia del devenir”, no estamos sometidos a ningún orden superior, estamos “más allá del bien y del mal”. Todas las religiones son falsas, pero el politeísmo expresa mejor la riqueza de la realidad que el monoteísmo, pues no se ha separado radicalmente de la vida. El monoteísmo representa la máxima hostilidad a la voluntad de poder. La superación del cristianismo, tras la “muerte de Dios”, iniciada en la Ilustración, es fundamental para la transmutación de todos los valores. La muerte de Dios expresa el fin de toda creencia en entidades absolutas. Todo aquello que sirve a los hombres para dar un sentido falso a la vida, es semejante a Dios: el Progreso,
  • 11. ~ 11 ~ la Revolución, la Ciencia. El cristianismo lleva hasta el final el desprecio por la vida iniciado por la filosofía platónica y su superación es necesaria para la aparición del superhombre. Todos los valores de la cultura occidental son falsos valores, son la negación misma de la vida, La cultura europea ha llegado a la decadencia total, al nihilismo. El nihilismo significa que los valores supremos han perdido validez. Este es el nihilismo pasivo. El nihilismo activo es una fuerza violenta de destrucción. Los valores no se derrumbaran solos, sino que serán destruidos directamente por la voluntad de poder. Esta es la condición para que, a continuación, la voluntad de poder cree valores nuevos. “Dios ha muerto” significa que los hombres viven desorientados. Este estado se superará con la “transmutación de todos los valores”. Lo que significa invertir la moral tradicional y crear una nueva tabla de valores en la que estén situados los que afirmen la vida. La muerte de Dios, puede engendrar: por una parte, al superhombre pero, por otra parte, es también la condición de la aparición del último hombre. Este último, es ese «pulgón inextinguible» que es el más duradero y el más despreciable, aquél que se contenta con un mero pragmatismo, el que ha sustituido a Dios por su comodidad, el que ya no es capaz de despreciarse a sí mismo y cree que ha inventado la dicha; un hombre cuya vida, sin Dios, carece de sentido, y que representa la ruina de la civilización y es la culminación de la decadencia. Todos los animales han producido algo superior a ellos, el hombre se resiste a evolucionar, no quiere abandonar los valores del pasado y dar un nuevo sentido a la humanidad. “Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros” El superhombre se caracteriza por ser fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra”. Es una figura ambigua, que puede dar lugar a peligrosas interpretaciones, como la nazi. El eterno retorno es la fórmula suprema de fidelidad a la tierra. El eterno retorno simboliza, en su eterno girar, que este mundo es el único mundo (una historia lineal conduce hacia «otro» mundo); además afirma que todo es bueno y justificable, puesto que todo debe repetirse del mismo modo. Toda huida a otro mundo es una pérdida de realidad. Por tanto hay que permanecer fieles a la tierra. La imagen de un mundo que gira sobre sí mismo, pero que no avanza como una peonza, es la imagen de un alegre juego cósmico, de una canción de aceptación de sí mismo, de bendición de la existencia. Este concepto aparece en la mitología y en los presocráticos, y se opone a la concepción lineal del tiempo, propia del cristianismo. 3. LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LOS FILÓSOFOS.
  • 12. ~ 12 ~ La civilización occidental está en decadencia, debido a que consideró hace más de veinte siglos que la razón era nuestra facultad suprema. Ha tratado de imponer la racionalidad a toda costa, por encima de la vida y de los instintivos. Nietzsche introduce en la historia de la Filosofía una horrible sospecha: la de que hemos equivocado el camino. Desde Parménides hasta Hegel (pasando por Sócrates, Platón, los filósofos cristianos y Kant, entre otros), el pensar filosófico ha seguido un camino de decadencia (estado propio de enfermos y perdedores). Quienes no pudieron imponer su voluntad culparon al mundo y a la vida en nombre de un más allá inexistente. Nietzsche cree que esa "gran mentira" ha llegado a su fin, ha sido desenmascarada. Y a este hecho histórico-filosófico, al que llamaba "la muerte de Dios", lo seguirá un período de nihilismo que se extenderá durante “los dos próximos siglos”. “Lo que cuento es la historia de los dos próximos siglos. Lo que sucederá, que no podrá suceder de otra manera: la llegada del nihilismo”. Nietzsche afirma que en la cercanía de Heráclito siento más calor y me encuentro de mejor humor que en ningún otro lugar. Heráclito entiende el ser como devenir (“panta rei”, todo fluye), no hay cosas estables y permanentes, sino procesos en continua transformación ("No te bañarás dos veces en el mismo río"). Considera que el ser uno, eterno e inmutable de Parménides no existe, es una ficción vacía. Nietzsche recrimina a Heráclito que rechace el testimonio de los sentidos porque nos muestran una aparente unidad y quietud, con la razón descubrimos la dialéctica interior de las cosas, que es la lucha de contrarios, “Este mundo, el mismo para todos, ninguno de los dioses ni de los hombres lo ha hecho, sino que existió siempre, existe y existirá en tanto fuego siempre-vivo, encendiéndose con medida y con medida apagándose.” (Fragmento 51). "La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa como dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros, libres." (Fragmento 29). En la tragedia griega se logra la síntesis perfecta entre lo apolíneo, lo relativo al orden y lo dionisiaco, es decir, todo lo relativo a la irracionalidad y a los instintos. Lo apolíneo esta puesto al servicio de lo dionisiaco, ambos elementos se estimulan recíprocamente, para mantener incesantemente la lucha de contrarios. Esta síntesis perfecta se fue rompiendo a lo largo de la historia y nuestra civilización inició un proceso de decadencia. El primer paso hacia la decadencia lo dieron Sócrates y Platón. Sócrates hizo triunfar a la razón contra la vida, a Apolo sobre Dioniso. Platón creó otro mundo desvalorizando este, inventó el espíritu puro, alma, y la Idea de bien.
  • 13. ~ 13 ~ Proponen la práctica de la virtud, el orden y el dominio de las pasiones para conseguir la felicidad. “La luz diurna más deslumbrante, la racionalidad a cualquier precio, la vida lúcida, fría, previsora, consciente, sin instinto, en oposición a los instintos, todo esto era sólo una enfermedad distinta -y en modo alguno un camino de regreso a la "virtud”, a la "salud", a la felicidad... Tener que combatir los instintos - ésa es la fórmula de décadence: mientras la vida asciende, la felicidad es igual a instinto” El hombre es quien da sentido a las cosas. Sin embargo, el hombre no reconoce esa verdad básica y pretende que el mundo tiene un sentido propio. Esta concepción se encuentra expresada claramente en Platón, quien afirma que para poder comprender este mundo es necesario "suponer" la existencia de otro más real. Desde esta perspectiva, no se puede hablar de que algo es verdadero, bueno o bello, ni siquiera de que es, si no existieran la Idea de bien, belleza, etc. El mundo de las Ideas permite juzgar al mundo sensible. La cultura occidental está basada en esta afirmación del mundo suprasensible, que constituye "la gran mentira". La tradición occidental ha supuesto que el concepto no recorta arbitrariamente la realidad, por el contrario afirma que la realidad se corresponde exactamente con nuestros conceptos. La realidad es tal como la pensamos. Nietzsche niega que con los conceptos captemos la verdadera realidad, que es devenir y cambio. Con la aparición del cristianismo se impone una moral que proviene de Dios, no de la vida. El cristianismo es la expresión más palpable del odio y del resentimiento hacia la vida, ya que dice que son bienaventurados los pobres y los humildes, y los ricos y poderosos se condenaran. Los teólogos cristianos identificaron la idea platónica de Bien con el Dios bíblico. A partir de entonces, la Metafísica y la Ética tuvieron en Dios su fundamento. De este modo se preparaba, con más de mil años de anticipación, la llegada del nihilismo, ya que, cuando cayera la fe en Dios, caerían con ella la Metafísica y la Moral. La Metafísica calumnió y negó este mundo (el único) en nombre de otro inexistente. El origen de este rechazo no es de orden teórico sino psicológico. Los hombres decadentes y débiles lograron imponer su visión enfermiza de las cosas. Con esa mentira doblegaron a los espíritus fuertes. Más tarde, con la Ilustración, se inicia el proceso que lleva a la muerte de Dios, sin embargo esta situación no fue aprovechada para crear una nueva tabla de valores, se siguieron controlando los instintos con la razón. Así cambiamos a Dios por el Estado y la ciencia.
  • 14. ~ 14 ~ Con la distinción entre noúmeno y fenómeno, Kant no hace sino prolongar la tradición cristiana al seguir postulando la ruptura entre un "más acá conocido" y un "más allá desconocido". Y en su ética vuelve a unir el problema ético al teológico, convirtiendo la existencia de Dios en postulado ético. Nietzsche anuncia por primera vez en La gaya ciencia que "Dios ha muerto". La gran mentira de la Metafísica ha caído empujada por un precepto del propio cristianismo: la búsqueda de la verdad. El Dios cristiano carece, según Nietzsche, de realidad, al igual que el Ser de Parménides, el Bien de Platón o el Uno de Plotino. Dos mil años le ha tomado a Occidente descubrir esta verdad. Y ahora, una vez que lo ha logrado, queda sumido en el nihilismo. Con Dios se derrumban los valores. Con él perecen la Metafísica y la Moral. Ya no hay un punto de referencia absoluto desde el cual juzgar. Nada tiene sentido, nada tiene valor. Hay que situarse más allá del bien y del mal. Nietzsche ve en la muerte de Dios una gran posibilidad. La humanidad puede crear libremente sus valores y dotar de sentido al mundo, sin necesidad de pretender que esos valores tienen un respaldo divino.3 4. NOCIONES 4.1 Los sentidos y el cuerpo. Para la filosofía que los sentidos nos engañan acerca del mundo verdadero está claro desde Parménides y Platón. La sensibilidad nos mantiene encadenados en el fondo de la caverna. Además de engañarnos también nos corrompen. Para el cristianismo apreciar los sentidos es propio de una conducta inmoral, pecaminosa. Todo el que permanezca fiel a los sentidos pertenece a la clase social más baja, es “pueblo”. En la separación de las clases sociales que hace Platón, el filósofo, que se rige por la razón, representa la clase superior, mientras que la mayoría permanecen ligadas a lo sensible y a la parte apetitiva del alma, que es la parte inferior. Los sentidos nos muestran cambio y pluralidad. Para eliminar el engaño de los sentidos debemos rechazar el cambio y la historia. Los filósofos se caracterizan por su egipticismo, su falta de sentido histórico. Lo que es no deviene; lo que deviene no es. Para Nietzsche la razón es la causa de que nosotros rechacemos el testimonio de los sentidos. Cuando muestran la procreación, el perecer o el cambio, los sentidos no mienten. Con la razón asignamos unidad, identidad, duración, sustancia, causa, ser, a lo que nos muestran los sentidos. 3 Luis Martín Santos y José Emilio Esteban Enguita. (2000). Política, historia y verdad en la obra de F. Nietzsche. España: Huerga y Fierro editores, S.L. pp 285
  • 15. ~ 15 ~ Estos conceptos no provienen de la experiencia, pues los sentidos muestran pluralidad y cambio, y lo que esos conceptos expresan es semejanza, unidad, eternidad. La conclusión de Platón fue que “nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto, nosotros tenemos que haber sido divinos. ¡Pues poseemos la razón!” En el cristianismo se valora el mundo del espíritu y se rechaza el cuerpo. Descartes degradó al cuerpo al nivel de un objeto mecánico más del mundo material “En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era entonces lo más alto: el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico. Así pensaba escabullirse del cuerpo y de la tierra”. En Nietzsche el cuerpo es un campo de batalla de fuerzas instintivas que potencian la vida. El cuerpo es manifestación de la voluntad de poder. Constituye nuestra relación más originaria con la realidad. La idea de alma surge como un intento de apaciguar una lucha de sensaciones y deseos que incluso pueden autodestruirnos. Pero, cuanto más se racionaliza el alma, más se desprecia el cuerpo. No somos solo almas, sino que también y antes que nada, somos un cuerpo. El pensamiento es un instinto que se escinde y se presenta como si fuera de otra naturaleza. Para Nietzsche no existe una conciencia diferente del cuerpo, no existe el alma o el espíritu. Nietzsche es el filósofo que más lejos ha llevado la reivindicación de la vida y el cuerpo, que van asociadas con “la muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento”. “¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobre terrenales! Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!”. 5. LOS “CONCEPTOS SUPREMOS” Y EL CONCEPTO “DIOS” En el primer apartado del texto Nietzsche nos dice que la primera característica de los filósofos es su egipticismo, su falta de sentido histórico. La segunda característica consiste en que confunden lo último con lo primero. Lo último son los conceptos metafísicos que necesariamente son posteriores a nuestra experiencia sensible. La idea de Belleza es una generalización posterior a nuestra visión de los cuerpos bellos, de las acciones bellas, etc. Sin embargo, el filósofo coloca la idea de Belleza como lo primero, es decir, como causa de los cuerpos y las acciones bellas. Esta es la esencia de la teoría de las ideas de Platón. La metafísica es el mundo al revés, el mundo invertido. Como los conceptos no tienen su origen en el mundo sensible, en lo inferior, son eternos. No están sometidos al cambio, al tiempo.
  • 16. ~ 16 ~ Los conceptos supremos designan las características del «mundo verdadero»: ser, sustancia, unidad, identidad, causa... Para Nietzsche estos «conceptos supremos» no designan nada real, son “el último humo de la realidad”. Son elaborados por nuestra razón para referirse a un mundo inventado por nuestro miedo ante la vida. Gracias a la abstracción el ser humano puede hacerle frente al devenir. La abstracción le permite crear un orden piramidal, un mundo de leyes, subordinaciones y sobretodo límites. Dios es el concepto supremo, es el ser más real, pues es perfecto, necesario y causa de sí mismo (causa sui). Los demás seres, por ser creados y tener una existencia dependiente de Dios, son contingentes. Para Nietzsche este ens realissimum ni existe ni puede existir, ya que la realidad que conocemos siempre es causada. No existe nada con las características de ese ser absoluto. Este concepto no es más que una ficción vacía. Dios representa lo contrario a la vida y la negación de la inocencia del hombre. La filosofía occidental ha supuesto que el concepto no recorta arbitrariamente la realidad, todo lo contrario, afirma que la realidad se corresponden exactamente con nuestros conceptos. Por tanto la realidad es tal como la pensamos. Nietzsche niega que con los conceptos captemos la verdadera realidad, que es devenir y cambio. Sólo a través del arte que se sabe creativo y efímero, podemos captar la fabulosa realidad de las cosas. Nietzsche exalta el poder de la imaginación metafórica. La metáfora integra una diversidad sin caer en el dogmatismo porque se mantiene siempre abierta, y no es simplificadora como ocurre con los conceptos. La metáfora es una máscara o filtro que nos permite ver el mundo de un modo determinado, suprime unos hechos y pone de relieve otros. El filósofo dogmático ha confundido la máscara con el rostro y se aferra al concepto que simplifica y momifica la realidad. “¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas!” El hombre ha construido una cúpula conceptual sobre cimientos móviles, como agua en movimiento. La construcción es como una tela de araña, fina para ser transportada por las olas, consistente para no ser dispersada por el viento. El hombre está arquitectónicamente muy por encima de la abeja, ésta utiliza la cera que encuentra en la naturaleza, el hombre utiliza conceptos, que previamente fabrica él mismo.4 6. EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISIACO Para los antiguos griegos, Dionisio era una divinidad protectora de la vida y símbolo del placer (fiestas y vino), el dolor y la resurrección, es el inspirador de 4 Fernando Savater. (1995). La filosofía de Nietzsche. España: Ariel, S.A. pp. 175.
  • 17. ~ 17 ~ la locura ritual y el éxtasis. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. Fue él quien enseñó a los hombres a cultivar la vid y a fabricar el vino. Moría cada invierno y resucitaba en la primavera y con él renacían también los frutos de la tierra. Para celebrar su resurrección se organizaban grandes fiestas con rituales orgiásticos. Contrastaba con Apolo, dios del sol, que simbolizaba la armonía, el orden y la razón. Sin embargo, los griegos pensaban que las cualidades de los dos eran complementarias: los dos dioses son hermanos. Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor al dios Dionisio al que no solamente alababan, sino que a menudo contaban una historia. Se cree que fue creada en el siglo VI a.C. por el poeta ateniense Esquilo, que introdujo el papel de un segundo actor, aparte del coro. Las obras se comenzaron a representar en festivales en honor de Dionisio. El festival más importante, las Grandes Dionisíacas, tenía lugar en Atenas durante cinco días de cada primavera. Para esta celebración los grandes dramaturgos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides escribieron sus magníficas tragedias. Las historias están basadas en su mayoría en mitos. La tragedia es una historia en la que personajes nobles se enfrentan a conflictos provocados por pasiones humanas que desembocan en un desenlace fatal. Según Nietzsche la tragedia se basa en un desbordante sentimiento de vida y de fuerza, dentro del cual el mismo dolor actúa como estimulante. Se abandona la individualidad, se acepta el destino, con lo que se adquiere una sensación de plenitud. Es la vida regocijándose al sacrificar a sus tipos mejores, no para purificarse, sino para afirmar el eterno placer del cambio, que incluye también el placer de destruir. Nietzsche pone en evidencia el contraste entre dos elementos principales de la tragedia: por un lado lo dionisiaco (la pasión que experimenta el personaje) y por otro lo apolíneo (la justicia que es el elemento racional simbolizado por el dios Apolo). Contraste que es la base de la némesis, el castigo divino que determina la caída o la muerte del personaje. Los griegos sabían que la vida era terrible, inexplicable y peligrosa, pero no se entregaban al pesimismo. Podían eludirlo de dos formas: Cubriendo la realidad con un velo estético creando un mundo ideal de proporción y belleza. El arte apolíneo, que en la Grecia antigua se expresaba en las artes épicas y plásticas. La otra posibilidad es afirmando la existencia con toda su oscuridad y sufrimiento. Ésta es la actitud dionisíaca y sus formas artísticas son la tragedia y la música. La música no es una copia de la realidad como ocurre en la pintura. La música es la realidad misma, la expresión de la voluntad. Para Nietzsche la cultura griega entró en crisis cuando Eurípides intentó eliminar de la tragedia el elemento dionisíaco en favor de elementos morales,
  • 18. ~ 18 ~ eliminando para ello el coro. La clara luminosidad de la vida se transformó en la superficialidad de la razón cuyo máximo representante es Sócrates. 7. CONTEXTUALIZACION 4.1 DE NIETZSCHE Nietzsche alcanza la cima de su pensamiento con su obra "Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie". Sustituye a Dioniso por Zaratustra, para romper con toda la filosofía anterior, y personalizar en una nueva figura todas sus ideas. Las propuestas asociadas a Dioniso estaban influenciadas por Schopenhauer. Tomando a Zaratustra como protagonista de su pensamiento, Nietzsche pretende desarrollar una filosofía propia y original. La crítica va a seguir dirigiéndose contra toda la filosofía anterior y contra el cristianismo, pero de forma más radical. Zaratustra es un nuevo profeta que sustituirá a todos los anteriores, que han pervertido el mensaje de la vida. Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889) es una de sus últimas obras que escribe antes de perder su lucidez. El titulo parodia el título de la obra de Wagner “El crepúsculo de los dioses”. Siguiendo las tres metamorfosis anunciadas en Zaratustra, equivale al león que rompe, pisotea y destruye todos los valores establecidos. Ruge contra la filosofía kantiana y contra el cristianismo que corrompen al individuo. Pero también ruge contra la ideología nacionalista alemana. Nietzsche pretende derribar a martillazos las estructuras en las que los falsos ídolos se levantan, para eliminar el envenenamiento y la calumnia a la que la moral ha sometido al ser humano y que ha debilitado sus instintos. Tras su muerte el 25 de agosto de 1900 en Weimar, su hermana Elisabeth, quien se casa con el nacionalista prusiano Föster, manipula su obra, destacando aquellos aspectos que luego serían reivindicados por los nazis.  Un primer apartado nos ofrece cuarenta y cuatro breves y brillantes aforismos. Nietzsche ejercita su puntería contra la mujer, el Reich alemán, el filósofo, la moral, el arte, la ciencia: todos quedan tocados.  El segundo apartado es una monografía acerca de Sócrates. Nietzsche vuelve aquí a su primera época: «el problema Sócrates» tema central de El nacimiento de la tragedia, es sometido una vez más a examen. Sócrates fue un plebeyo, nos dice Nietzsche; fue, además, feo; y por tanto, un criminal; en suma: un enfermo, un decadente. Sus instintos se disgregaban. Y la medicina inventada por él para combatir el mal (la dialéctica, la racionalidad) no fue, a su vez, otra cosa que un síntoma de la dolencia que le corroía. Y Sócrates quiso morir, esto es: se suicidó por manos de los jueces atenienses.  El apartado tercero, «La razón en la filosofía», es central en esta obra. La idiosincrasia del filósofo se resume en esto: en su odio a la noción misma de devenir y, en consecuencia, en su odio a la vida.
  • 19. ~ 19 ~ La filosofía anterior (con la excepción de Heráclito) ha sido obra del resentimiento. La razón en filosofía es la causa de que nosotros falsifiquemos el testimonio de los sentidos. Nietzsche acaba este apartado con cuatro tesis, en las que resume toda su metafísica.  El cuarto apartado es una breve historia de la filosofía desde el punto de vista de Nietzsche.  El quinto apartado es un ataque frontal a la «moral» en todas sus formas, desde el Nuevo Testamento hasta Schopenhauer. En lo relativo a la moral cristiana defiende que la Iglesia postula la más estúpida y ridícula medicina espiritual; no pregunta jamás cómo embellecer un apetito, simplemente lo extirpa. Es como si un medico extrajera los dientes para evitar que éstos duelan. Este modo de proceder parte de gente que, o bien son demasiados débiles, o bien están demasiado degenerados como para luchar contra un apetito e imponerle moderación. La moral cristiana es un conjunto de leyes y doctrinas que castran la vida del hombre y lo convierte en enfermo. Pero no sólo la moral cristiana es contranatural, casi todas las morales se empeñan en perseguir aquello que precisamente debe ser fundamento de una moral sana; los instintos. No hay que ampararse en códigos absurdos que declaren valores superiores, pues, eso es una negación de la realidad. Establecer normas, es situarse por encima de la vida y negar que sea la vida misma la que realmente valora a través de nosotros.  En el sexto apartado titulado Los cuatro grandes errores, son cuatro errores psicológicos que tienen graves consecuencias morales. El primero es confundir la causa con la consecuencia. Tanto la religión como la moral te dictan lo que debes y no debes hacer para lograr ser feliz, confunden la causa con la consecuencia; es más bien al revés, si eres feliz serás virtuoso. Todo lo bueno es instintivo y, por tanto, necesario. Mientras que todo lo malo es consecuencia de una degeneración de los instintos. Así, pues, no se trata de que seas malo porque no cumples los mandamientos de una determinada religión, al contrario. Tu debilidad reside en no seguir tus propios instintos y seguir una moral que crea valores “superiores”. El segundo error es creer en una causalidad falsa. Siempre hemos creído que nosotros mismos éramos causa de nuestra voluntad, o que las causas de una acción habría que buscarla en nuestra conciencia. Incluso que el yo era causa del pensamiento. No obstante, todas estas afirmaciones son resultado de una causalidad falsa que parte de la creencia de que nuestras acciones son libres. El tercer error es el de las causas imaginarias. El ser humano necesita buscar causas que expliquen su estado de ánimo en un determinado momento. No obstante, no ahondamos en las causas que explican por qué nos encontramos mal o bien, recurrimos a un proceso mucho más fácil; recordar estados anteriores
  • 20. ~ 20 ~ semejantes y sus causas aparentes. Con ello lo que logramos no es averiguar las causas últimas, sino establecer correlaciones como si fueran causas. Y ello se debe a que es más reconfortante reducir algo desconocido (la causa real) a algo conocido (el recuerdo de una situación similar). Es decir, el miedo a lo desconocido nos impide indagar realmente sobre las causas que nos produce un estado de ánimo. Así sólo logramos crear causas imaginarias. La Iglesia y las morales se nutren de este error; El último error aludido es el error de la voluntad libre. La idea de una voluntad libre nace de la demanda de los teólogos de buscar culpables y castigarlos. Sólo se es libre para poder así responsabilizar a la humanidad. Los sacerdotes culpan y castigan para dominar. El apartado séptimo, dedicado a aquellos que ven su misión en «mejorar» a la humanidad constituye una ejemplificación concreta de lo que significa la moral corno contra naturaleza. La mejora perseguida por la moral y la religión ha consistido siempre en poner enfermos a los hombres, en debilitarlos, en castrarlos. Lo que viene a continuación es como un «segundo libro», con otros temas y con otro tratamiento. Hasta ahora Nietzsche se ha mantenido en un tono más bien teórico, discursivo. Ahora llega el instante de las confesiones, incluso de la autobiografía. «Lo que los alemanes están perdiendo» (apartado octavo) es la sección más melancólica de todo el libro. Nietzsche echa una mirada a su patria; la amargura que ésta le produce no le un pide ser justo. En pocas líneas traza Nietzsche uno de los mejores elogios de Alemania escritos nunca. Alemania tiene virtudes más viriles que las que ningún otro país de Europa puede exhibir. Mucho buen humor y mucho respeto de sí, mucha seguridad en el trato, en la reciprocidad de los deberes, mucha laboriosidad, mucha constancia. Y una moderación hereditaria, que más que del freno necesita del acicate. Añado que allí todavía se obedece sin que el obedecer humille... Y nadie desprecia a su adversario...» Pero Alemania ha elegido, a partir de 1871, una vía equivocada: quiere dedicarse a la «gran política», quiere tener poder sin darse cuenta de que el poder vuelve estúpidos a los hombres. Y así la chabacanería, piensa Nietzsche, está anegando a su país. Este apartado contiene, en su sección final, un penetrante estudio sobre lo que debe ser la educación; aquí resume Nietzsche toda su experiencia de profesor. La educación se define por estas tres tareas: aprender a ver; aprender a pensar; aprender a hablar y a escribir. El largo apartado titulado «Incursiones de un intempestivo», que es el penúltimo y que ocupa por si solo más de una tercera parte de toda la obra, es un verdadero ajuste de cuentas. Encontramos aquí al Nietzsche irónico, travieso, malévolo.
  • 21. ~ 21 ~ Nietzsche sarcástico. Nietzsche se ensaña con los novelistas franceses del momento. De repente, una breve parada (el § 10): Nietzsche vuelve tos ojos a su primera obra, a sus conceptos de lo «dionisíaco» y de lo «apolíneo». Pero en seguida toma de nuevo el látigo, y las víctimas son Carlyle, Darwin, Kant, etc. Una última confrontación con Schopenhauer, su “educador” en los años jóvenes, va seguida de ataques al arte por el arte, de una equiparación entre el cristiano y el anarquista, de una crítica de la moral de la decadencia, de una crítica de la modernidad, de un examen de la cuestión obrera, de una exposición de su concepto del genio, de un inquietante análisis del tipo del criminal, para terminar en un pa negírico de Goethe: “Goethe es el último alemán por el que yo tengo respeto”. El apartado final es un fragmento de autobiografía que preludia el Ecce homo. Nietzsche hace la historia de sus estudios, ofrece una enumeración de sus modelos, ataca a Platón, y pone en la picota a los filólogos clásicos Si desde el punto de vista del contenido este libro aborda la totalidad de los problemas estudiados por Nietzsche, también desde el punto de vista de ¡a forma es un muestrario completo de los «estilos». Tenemos la sentencia breve y el desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, tenemos el aforismo y el asalto repetido a una misma cuestión desde diversas perspectivas. Con razón fue esta obra la primera que adquirió notoriedad e hizo famoso a su autor.5 8. PERÍODOS EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE 1º Período romántico. Filosofía de la noche Periodo de Basilea. Nietzsche se inspira en los presocráticos (especialmente Heráclito), Schopenhauer y la música de Wagner. La obra fundamental es El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1871), dedicada a Wagner, en cuyas óperas ve la continuación de la tragedia griega. Nietzsche considera entonces el arte como el medio de penetrar en la realidad, en el fondo nocturno de la existencia, en lo dionisiaco, contrapuesto con la luminosidad de lo apolíneo. Dionisio, el dios de la noche, y el artista (el poeta trágico) son en este periodo las figuras de la actitud auténtica ante la vida. Sócrates aparece ya como el gran enemigo. 2º Período positivista o ilustrado. Filosofía de la mañana Fin del periodo de Basilea; primeros años de viajes. Aparentemente, brusca ruptura con el periodo anterior. Ruptura con Wagner, abandono de 5 Gilles Deleuze, "Nietzsche y la filosofía", ed. Anagrama, Barcelona, 1971. (Fragmento del capítulo III, 15: "Nueva imagen del pensamiento"). pp. 321.
  • 22. ~ 22 ~ Schopenhauer. Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses, y adopta una postura positivista o científica para condenar la metafísica (sobre todo, la platónica), la religión y el arte. La figura es ahora el hombre libre. En Humano demasiado humano (1878), escrita ya a base de aforismos, denuncia Nietzsche todos los ideales de la cultura occidental desvelando su trasfondo: “allí donde vosotros veis cosas ideales veo yo cosas humanas, ay, demasiado humanas”. El libro está dedicado a Voltaire. La lucidez científica (en realidad, crítica psicológica) le conduce a decir que se trata de una filosofía de la mañana. La misma orientación tienen las otras dos obras de esta época, cuyos títulos son muy significativos: Aurora y La gaya ciencia 3° Periodo el mensaje de Zaratustra. Filosofía del mediodía Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura, cuando su pensamiento alcanza el mediodía. Escribe su obra fundamental, más allá de la cual ya no será capaz de remontarse: Así habló Zaratustra Un libro para todos y para nadie (1883-1884): 4º Período crítico. Filosofía del atardecer Nietzsche señala que después del Zaratustra sus obras cambiaron de signo: Ataca, pues, directamente a toda la cultura occidental: la religión, la filosofía, la moral tradicionales. Este periodo enlaza, con el segundo, por su intención e incluso por la metodología empleada. Pero es mucho más violento y apasionado. Es Zaratustra que baja de la altura hacia la profundidad, hacia una civilización que está en su ocaso el atardecer, minada por el nihilismo. La expresión es cada vez más agresiva. La figura es, entonces, el filósofo a martillazos que maldice al último hombre (el que precede al superhombre). Las obras son las siguientes: Más allá del bien y del mal preludio de una filosofía del futuro (1886), en la que se hace una crítica de la modernidad; La genealogía de la moral, un escrito polémico (1887); Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo (1889); El Anticristo y Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es (1888; publicado en 1908). Esta última es su autobiografía filosófica. Todavía escribió Nietzsche una gran cantidad de aforismos y fragmentos, publicados bajo el título de La voluntad de poder en 1901 (edición aumentada en 1906). 9. CONTEXTUALIZACION DE NIETZSCHE 4.2 Immanuel Kant (1724-1804) estableció que conocemos fenómenos pero no las cosas en sí. Es decir, captamos la realidad exterior pero no sabemos en que medida se corresponde con lo que existe realmente. El mundo tal y como aparece en nuestra mente es un fenómeno causado por algo externo a la propia mente; este algo es la cosa en sí o noúmeno. Arthur Schopenhauer (1788-1860) igual que Kant consideraba que existen dos mundos: el que conocemos por nuestra mente y el que es en sí. El que
  • 23. ~ 23 ~ conocemos por nuestra mente es una representación del mundo en sí, una mera construcción de nuestra mente que nos permite adaptarnos al entorno; integrando el pensamiento oriental en su filosofía llega a decir que esta “representación” es una mera ilusión que nos oculta el mundo en sí... un simple engaño. Al contrario que Kant, Schopenhauer cree que es posible conocer al mundo en sí. Nosotros mismos como seres que conocemos tenemos una doble perspectiva: conocemos el mundo externo (representación) y nos conocemos a nosotros mismos (mundo en sí). El hombre al pertenecer al mundo es tanto representación como cosa en sí y por lo tanto al dirigir la mirada a nuestro interior podemos descubrir la esencia del mundo reflejada en nosotros. Mi cuerpo es un objeto del mundo (fenómeno) pero al autoconocerme percibo que lo que fundamenta mis actos y mi persona es la voluntad. El querer, el apetecer, el buscar la satisfacción son los modos como mi corporalidad se comunica con mi mente. El mundo en sí se objetiva en mi cuerpo como deseo. Los deseos son múltiples y además imposibles de satisfacer: hambre, sed, dolor, frío, deseo sexual, etc. así que podemos concluir que el mundo en sí es voluntad. De hecho en el mundo natural vemos la voluntad por todas partes: los animales se devoran entre sí, copulan, crían y mueren. La naturaleza es un enorme y cruel campo de batalla en donde desde el microbio hasta el ser humano están en perpetua batalla por la vida; son meros títeres de la voluntad. La muerte es el fin de todo ser vivo pero la muerte no afecta a la voluntad que es insaciable e infinita: por cada ser muerto millones de seres crecen de sus despojos. El mundo es sufrimiento ya que por un lado el fin de la voluntad de vivir es vivir para siempre y eso es imposible; y por otro, la voluntad se manifiesta en forma de deseos que o bien son insatisfechos, y generan sufrimiento, o bien son satisfechos y generan nuevos deseos. Por lo tanto, el hombre sabio se aparta del deseo en lo posible y evita ser arrastrado por la voluntad al camino del sufrimiento; el filósofo debe, también, captar el carácter meramente ilusorio de sus representaciones que le ocultan la horrible realidad del mundo y le arrastran al deseo. La voluntad se apacigua en el desconocimiento. Pero sólo tomando conciencia del dolor puede suprimirlo. El primer paso es la contemplación desinteresada de las Ideas. La representación es engañosa, muestra una aparente multiplicidad, mientras que la voluntad es única y absoluta. Esta multiplicidad queda atenuada al agrupar las cosas en géneros (clases) y construir una jerarquía que va desde lo inorgánico hasta la conciencia. Estos géneros se identifican con las Ideas de Platón, son tipos eternos en medio del eterno devenir de las cosas. La contemplación de las Ideas permite al hombre desligarse de la irracionalidad de la voluntad y del dolor.
  • 24. ~ 24 ~ El artista llega por intuición a la contemplación de las primeras objetivaciones de la voluntad y a su dominio. La forma más alta de arte es la música. La tragedia y la música anulan el yo al sumergirlo en el dolor eterno colectivo. En este mundo ilusorio y cruel solo cabe la compasión como modo de relacionarse éticamente con los otros. Las otras personas son, como yo, apariciones de la voluntad, espejismos efímeros seducidos por el deseo. El otro es en esencia yo y su sufrimiento es el mismo que el mío. Reconocer la comunión de todos los seres y por extensión de todos los hombres a través de la compasión es el camino del hombre sabio frente al ciego e ignorante egoísmo individualista que ve en el otro a un completo extraño. Nietzsche tomará del pensamiento de Schopenhauer la idea de que el mundo es voluntad de vida, voluntad insaciable, loca e infinita; sin embargo, aún asumiendo el carácter de “lucha perdida” que tiene la vida valorará este deseo de vivir como deseable en sí mismo y criticará la negación del deseo que hace su maestro. Para Schopenhauer el querer es igual al dolor y es imposible de superar, para Nietzsche, el querer también es dolor pero permite la creación: en la afirmación del dolor se alcanza el gozo, el hecho de afirmar lo trágico, de amar lo absurdo de la existencia, nos permite transformar la vida, convertirla en alegría. La compasión hacia el débil será para Nietzsche una muestra más de la falta de voluntad de vivir de la filosofía de Schopenhauer.  Charles Darwin (1809-1882) había establecido que los animales mejor adaptados al medio sobrevivían mientras que los peor adaptados perecían. De esta manera las especies evolucionaban y se adaptaban a los cambios del medio. El darwinismo social fue un movimiento filosófico que trasladó estos conocimientos a la sociedad humana.  Herbert Spencer (1820-1903) creía que el universo evolucionaba desde el caos indiferenciado hasta el orden diferenciado. En las sociedades humanas esto es así también ya que hemos evolucionado desde hordas primitivas en donde la individualidad no existía hasta la actual sociedad liberal-capitalista en donde existe orden social y una clara diferenciación entre individuos. El capitalismo es un sistema en el que gracias a la lucha y colaboración entre individuos se crea la riqueza y el bienestar social aunque como consecuencia colateral y natural algunos elementos débiles queden fuera del sistema. Bajo las premisas del concepto darwinista de “la supervivencia del más apto”  Spencer consideraba que la sociedad no debía de ayudar a estos individuos o pueblos débiles ya que solo se conseguiría prolongar la agonía de los menos aptos o alterar el orden natural de las cosas. Nietzsche incluyó en su sistema la certeza darwinista de la dureza de la lucha por la vida y la idea de que solo los más aptos en esta lucha sobreviven; no
  • 25. ~ 25 ~ obstante el filósofo alemán estaba lejos de creer que el capitalismo mercantilista fuera en donde pudiera nacer y crecer el superhombre.6 6 Fernando Savater. (1995). La filosofía de Nietzsche. España: Ariel, S.A. pp. 175
  • 26. ~ 26 ~ CONCLUSIÓN Ilustración 1 Mapa Conceptual "Filosofía de Nietzsche"
  • 27. ~ 27 ~ A manera de conclusión, podemos decir que Nietzsche es un pensador anti- metafísico, que no se limita a una labor de crítica a la filosofía tradicional, el lenguaje, la moral, sino que también plantea un proyecto acorde con su propia filosofía. Superhombre, Muerte de Dios o nihilismo, transmutación de los valores, voluntad de poder, eterno retorno son los pilares entorno a los que se mueve la filosofía nietzscheana, caracterizada por su vitalismo y su perspectivismo. La idea central de Nietzsche es la concepción de la vida como voluntad de afirmación del hombre frente a la sistematicidad de la razón. Opone a la razón lo que denomina el espíritu apolíneo y el espíritu dionisíaco, interpretados como una inclinación a sumergirse en la profunda realidad vital humana, tal como se encuentra plasmada en la tragedia griega. La moral para Nietzsche, se basa en el desprecio a la escala de valores de la ética cristiana y burguesa, a la que considera propia de resentidos, o sea hombres que no son capaces de realizarse a si mismos y valoran la humildad, la benevolencia, la utilidad, todas cosas de esclavos y no de hombres libres, capaces de llegar a ser superhombres más allá del bien y del mal, mediante la afirmación de lo vital por excelencia: la fuerza y la voluntad de dominio. Nietzsche opone al ideal de progreso histórico la teoría del desarrollo humano concebido como una repetición, un eterno retorno, ya que para él, el mundo es un devenir continuo que no termina en un estado final de perfección sino que permanece bajo el signo de la contradicción, la lucha y el retorno constante de lo igual en el ser. Todo conocer es una interpretación de la realidad, un falseamiento de la misma en tanto que es contemplada desde una perspectiva determinada, así todo conocer es inventar una realidad que más convenga a una determinada situación vital. Todo lo malo que el hombre moral rechaza es la condición indispensable para la creatividad.