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TEXTOS SOBRE SOCIOLOGÍA
PRIMEROS SOCIÓLOGOS CIENTÍFICOS Y LAS CORRIENTES BIOLOGÍSTAS
FICHA DEL TEXTO
Número de identificación del texto en clasificación sociología: 1447
Número del texto en clasificación por autores: 35243
Título del libro: Las estructuras del mundo de la vida
Autor: Alfred Schütz y Thomas Luckmann
Editor: Amorrortu Editores
Registro de Propiedad: ISBN: 84-610-1065-5
Año: 1973
Ciudad y País: Buenos Aires – Argentina
Número total de páginas: 311
Fuente: https://ebiblioteca.org/?/ver/144283
Temática: Alfred Schutz 1899 - 1959
4. Prólogo
Tilomas Luckmann
Alfred Schutz murió en la primavera de 1959, a los sesenta y un
años. La muerte lo sorprendió cuando estaba preparando el libro
que tenía planeado desde hacía un tiempo, en cuyos preliminares
había comenzado a trabajar intensamente a principios y mediados
del año anterior a su muerte. La intención que alentaba este pro
yecto era reunir los resultados de sus investigaciones sobre la es
tructura del inundo de la vida cotidiana, y presentar en una sola
exposición orgánica lo qüe aún se hallaba disperso en varias pu
blicaciones.
Este libro, Las estructuras del mundo de la vida, fue escrito, pues,
en circunstancias no habituales. Los planes trazados por Schutz
antes de morir estaban lo bastante maduros como para incluir un
esbozo general del contenido, referencias detalladas a su obra pu
blicada y de qué manera integrarla en el libro, así como bocetos
y aide-mémoires de análisis todavía no efectuados. Guando su viu
da examinó estos materiales conmigo, convinimos en que su pu
blicación sería de considerable utilidad para quienes estudiaran la
obra de Schutz, y podía ser indispensable para los investigadores
interesados en una reconstrucción y una interpretación exactas del
opus filosófico y sociológico de aquel. También comprendimos, sin
embargo, que esa publicación póstuma nunca podría cumplir, ni
siquiera aproximadamente, con los propósitos que.guiaron a Schutz
en su propia concepción del libro. Pese a ello, en mi carácter de
ex discípulo de Schutz y de persona cuyo pensamiento recibiera
su decisiva influencia, acepté retomar la tarea donde él la había
dejado. Aunque sospechaba haberme embarcado en una misión
difícil, .aún ignoraba hasta qué punto lo sería. Para completar
Strukturen der Lebenswelt, a las dificultades de la revisión póstu
ma de los manuscritos de un gran maestro por su discípulo se su
maban los problemas de la colaboración entre dos autores desigua
les: uno, muerto; el otro, vivo. Uno, que contemplaba retrospec
tivamente los resultados de muchos años de esfuerzos singularmen
te concentrados y dedicados a resolver los problemas que iban a
ser abordados en el libro; el otro, beneficiario de esos esfuerzos.
Uno, un maestro siempre dispuesto a corregir sus análisis pero aho
ra imposibilitado de hacerlo; el otro, un alumno que vacilaba en
enmendar dichos escritos* pero a quien los estudios que prosiguió
en la dirección indicada por el maestro obligaban a volver oca
sionalmente a los comienzos,
En cierto sentido, este libro es la Summa de la vida de Schutz, y
como tal es suyo exclusivamente. En otro sentido, es la culmina
7
5. ción de la obra de muchos autores, entre los cuales Schutz es el
más importante y yo apenas el último, Sin embargo, el análisis de
las estructuras de la vida cotidiana no termina.aquí. Es la inter
minable tarea de una philosophia perennis y de una teoría histó
rica de la sociedad.
Schutz continuó estudiando la frontera entre la filosofía y la cien
cia social desde 1932, cuando Springer, en Austria, publicó su
primera obra importante, Der sinnhafte Aufbau der sozialen Welt,
Austria fue el país donde nació, donde pasó su infancia y juventud,
donde cumplió su servicio militar en la Primera Guerra Mundial,
donde efectuó sus estudios jurídicos, económicos y filosóficos y tu
vo sus primeros empleos en la abogacía y la banca. Entre su pri
mer libro (el único publicado durante su vida) y el p kn para un
segundo transcurrió un cuarto de siglo. Durante esc lapso conoció
a Husserl, quien había leído su libro con gran interés y lo invitó
a ser su adjunto en Friburgo, oferta que Schutz tuvo que declinar.
Eran los primeros años del fascismo y el nazismo. Schutz se tras
ladó a París antes de que Hitlcr ocupara Austria. En 1939 emigro
a Estados Unidos de América, acompañado por su esposa, con
quien inició una nueva existencia en condiciones que no eran ha
bituales para él. En esto, su destino fue el de muchos otros sabios
europeos. Lo insólito, sin embargo, fue que reconstruyó sus carre
ras de abogacía y economía en su nuevo país, prosiguió sus inves
tigaciones y además comenzó a dar conferencias en el Gradúate
Faculty de la Nueva Escuela de Investigaciones Sociales de Nue
va York, institución que, presidida por Alvin W. Johnson, se ha
bía convertido en un refugio para muchos sabios exiliados. Sólo
durante los últimos años de su vida redujo Schutz sus otras acti
vidades para aceptar, en 1952, una cátedra en esa institución,
Pese a tantas perturbaciones externas, Schutz ocupó ese cuarto de
siglo de sn vida con una investigación intensiva de los fundamentos
de las ciencias sociales. Adquirió la creciente certeza de que la
solución adecuada para los problemas metodológicos básicos de
las ciencias del hombre solo podría hallarse en una descripción
precisa de la peculiar constitución humana del «objeto de estudio»
de esas ciencias. Se afirmó en su convicción inicial de que la fe
nomenología de Husserl ofrece un método riguroso para el análi-
lisis descriptivo de la constitución del mundo de la vida cotidiana
en la experiencia humana; pero advirtió que faltaba aplicar el
método fenomenológjco al mundo social, el producto de la acción
simbólica del hombre y deI trabajo materia}. Así, Schutz se basó
en el pensamiento de Husserl, pero en su intento de aclarar la re
lación entre los métodos y las teorías de la ciencia social y su base
empírica, el mundo dé la vida cotidiana, aplicó anticipadamente
a las ciencias sociales ideas que Husserl elaboró en sus últimos
tiempos, y que se conocieron plenamente solo después de publi
carse los importantísimos «manuscritos de la crisis» en Die ICrisis
der europnischen Wissemchnften und die transzeridentole Phtino-
menologie (1954). Con todo, Schutz no fue únicamente un filó
sofo fenomenológico. Fue también un científico social preparado
8
6. en derecho, economía y sociología. Adhirió al individualismo me.
todológico de Max Weber y comprendió la importancia estratégi
ca de una adecuada teoría de la acción humana para ía metodo
logía de la ciencia social. A este respecto, la obra de Schutz es una
notable continuación de una preocupación fundamental de We
ber. Sin embargo, no cabe duda de que el pensamiento original y
las investigaciones sistemáticas de Schutz lo llevaron un nuevo
territorio, donde quizá ni Husserl ■
—cuyo conocimiento de las cien
cias sociales no era comparable a su saber en ciencias físicas (ni
a su dominio de matemática y lógica)— ni Weber —cuyo pensa
miento nunca abandonó totalmente premisas filosóficas neokan-
íianas convencionales— habrían querido seguirlo. En ese territo-
iio, Schutz fue un precursor, y una generación de jóvenes inves
tigadores transita por caminos que él abrió.
Los treinta o más ensayos y artículos posteriores al Sinnhafte
Aufbau que aparecieron durante su vida fueron publicados en in
glés (excepto unos pocos en alemán, francés y español) en diver
sas revistas filosóficas y sociológicas y en volúmenes dedicados a
simposios.1Abordan una gran variedad de problemas, que van des
de la intersubjetividad, los signos y los símbolos, el lenguaje, las
tipificaciones y el conocimiento, fes realidades «múltiples» y la ac
ción social, hasta la metodología de las ciencias sociales y análisis
críticos de William James, Max Scheler, Jean-Paul Sartie y, por
supuesto, Husserl. El alcance y lia variedad de temas revelan, los
intereses de un espíritu amplio, aunque la forma dispersa en que
tales artículos fueron publicados pueda dar la impresión super
ficial de un opus fragmentario.
Esta impresión es engañosa. El esquema básico del pensamiento de
Schutz, tal como aparece en el Sinnhafte Aufbau, fue enriquecido,
pero no modificado básicamente, por las nuevas influencias inte
lectuales que obraron sobre él; por ejemplo, su encuentro con el
pragmatismo norteamericano, especialmente con William James
y George Herbert Mead. Quien lea con cuidado sus diversos en
sayos observará que la obra de Schutz continuó en la dirección in
dicada por su primer libro; la unidad de su pensamiento surge
con gran claridad comparando el Sinnhafte Aufbau con el plan
para Strukturen der Lebensweh. Las investigaciones emprendidas
por Schutz durante el cuarto de siglo transcurrido entre su primer
libro y el plan para el segundo pueden ser consideradas como va-
1 La mayoría de estas publicaciones fueron reimpresas después de su
muerte, entre 1962 y 1966, por Martinus Nijlioff, de La Haya, en los
tres volúmenes ele ensayos de Schutz que fueron compilados, sucesivamen
te, por su discípulo Maurice Natanson, su colega Arvid Brodersen y su
esposa Ilse Schutz [víase la nota 2 de pág. 17 (N. del E.)). Véase una
bibliografía detallada en el apéndice al segundo volumen de esta obra [aún
inédito], o las bibliografías de la selección de trabajos de Schutz, On
Phenomenology and Social Relations, compilada por otro de sus ex discí
pulos, Hclmut Wagner (Univcrsity of Chicago Press, serie «Herencia de
la sociología», 1970), o la bibliografía adjunta a los ensayos en memo
ria de Alfred Schutz, Phenomenology and Social Reality, ed. por Maurice
Natanson {La Haya, Martinus Nijhoff, 1970).
0
7. ilaciones sobre el tema principal del primero, tal vez como trans
posiciones a diferentes tonos, o bien, en ocasiones, como desarro
llos de temas inicialtnente secundarios'. Contemplada retrospectiva
mente y teniendo a la vista el esbozo de la obra posterior, la bús
queda de Schutz durante ese período puede ser considerada tam
bién como la indagación, hecha por Una mente de singular cohe
rencia, de problemas ya planteados o tocados en su obra anterior.
No hay duda de que la recapitulación final de su pensamiento y
su obra, concebidos como descripción sistemática del m undo del
sentido com ún en cuanto realidad social,2 estaba destinada a en
contrar firme fundamento en la resolución de esos problemas. Es
evidente que Schutz consideraba como presuposiciones necesarias
de esta S u m m a Jos minuciosos análisis de las actividades objetiva-
doras de la conciencia humana y de sus resultados más importan
tes, las tipificaciones, y los signos y símbolos en la comunicación
intersubjetiva. Basándose en el análisis de Husserl y el suyo pro
pio acerca de la orientación humana en el espacio y el tiempo, así
como en sus investigaciones sobre la experiencia de los «semejan
tes» en situaciones cara a cara, logró develar los estratos de esas
estructuras elementales de la vida cotidiana que sirven de cimien
to a la experiencia social, el lenguaje y la acción social, y por en
de, al complejo mundo histórico de la vida humana.
Es de lamentar que Schutz no haya podido cumplir los planes de
lo que, con un poco de exageración, podríamos llamar el term inus
ad quera de su vida como filósofo y científico social, Probablemen
te sea fútil especular sobre qué forma definitiva y formulaciones
finales habría presentado exactamente el libro si hubiera tenido
tiempo de terminarlo, pero acaso sea necesario destacar al&O que
debe quedar claro. Esto libro no puede ser el que habría tesciíto
Schutz, Ni siquiera es el libro que yo creo que él habría escrito:
la inmersión total de mi pensamiento y mi obra en su plan era
algo imposible y que, estoy seguro, Schutz no habría deseado en
estas circunstancias. Por otra parte, he procurado ser lo más fiel
posible a la intención básica del proyecto; el análisis de las es
tructuras de la vida cotidiana.
El plan inicial de capítulos y secciones era el siguiente:
C apitulo 1: E l m undo de la vid a de la a ctitu d natural •
A. Como fundamento incuestionado de la actitud natural
B. Lo presupuesto y lo problemático
C. Una situación estructurada para el sujeto de la vivencia
D. Los planes y lo factible
C apitulo 2: Estratificaciones del m undo de la vida
A. Espacial
B. Temporal
2 Este es, dicho sea de paso, el titulo de un breve y sumamente perspi
caz análisis del pensamiento de Schutz realizado por su amigo Aron Gur-
wilsch y publicado en Social liósearch, vol. 29, n5 1, primavera de 1962,
págs. 50-62.
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8. C. Social
D. Ambitos de realidad con una estructura de sentido finita
K. Sistemas de signos y símbolos
F. Ambitos de significatividad (?)
C apitulo 3; E l conocim iento del m undo de ¡a vida. Significativi
dad y tipicidad
A. El acervo de conocimiento a mano y su estructura
B. La situación.
C. Interés determinado por un plan
D. Significatividad
E. Tipificación
F. Tipicidad, acervo de experiencia y conocimiento del futuro
G. La tipicidad en cuanto es condicionada por la significatividad
H. Tipos del mundo social
I. Socialización del desarrollo de tipos
C apítulo 4: E l m undo de la vida com o ám bito de> la praxis,
A. Comportamiento, acción y motivo
D. El proyecto
C, Elección entre proyectos
D, Acción recíproca
E, Interpretación de los actos
F, Los actos en el mundo circundante y en el mundo de los con
temporáneos
G, Acción racional
C apítulo 5: L os elem entos trascendentes del m undo de la vida y
su dom inio m ediante los signos y los sím bolos
A. Introducción: los signos y los símbolos como componentes del
mundo de la vida
B. Revisión del tratamiento del problema en la literatura sobre
el tema
C. Desarrollo y aplicación de la teoría husserliana de la «presen
tación
D. Teoría de los órdenes múltiples de Bergson
E. Los signos y la vivencia de la trascendencia: (I) solitaria
F. Los signos y la vivencia de la trascendencia: (II) intersubjetiva
G. El mundo presupuesto interpretado mediante signos: com
prehensión, manifestación, comunicación
II. Trascendencia de la naturaleza y la sociedad. Realidades múl
tiples: el símbolo
I. Símbolo y sociedad
C apitulo 6: L as ciencias en el m undo de la vida
A. El mundo de la vida como fundamento incuestionado de la
ciencia 1
B. Hacia una fenomenología de la actitud natural
C. Ciencia de la naturaleza y ciencia social
D. ¿Cuál es e) 'objeto de la ciencia social?
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9. E, El científico social y su situación
F. La interpretación del mundo social por el mundo dé la vida
y por la ciencia
G. Postulados de las elaboraciones conceptuales científico-sociales
H, La unidad de ía ciencia y el problema de la continuidad
He seguido la estructura general del plan de Schutz, con dos ex
cepciones importantes. La estructura interna del tercer capítulo,
referente al acervo subjetivo de conocimiento, difiere un poco de
la proyectada por Schutz; y lo más importante es que dos seccio
nes relativamente secundarias del plan original para este capítulo
—«obre las tipificaciones de la realidad social y sobre la socializa-
ción de tipos— han sido más desarrolladas. Los análisis adiciona
les de los problemas planteados en estas secciones pronto demos
traron la necesidad de un tratamiento sistemático, El resultado de
ello fue iin capítulo totalmente nuevo: el actual capítulo 4, sobre
el conocimiento y la sociedad. El otro cambio importante proviene
de mi decisión de renunciar al proyectado capítulo final sobre la
metodología de las ciencias sociales. Los planes de Schutz no pa
recen haber ido mucho más allá de lo que expuso sistemáticamente
en el ensayo sobre la interpretación de sentido común y la inter
pretación científica de la acción humana; tampoco proporcionan
suficientes detalles acerca de cómo se proponía continuar. Por ello,
no me creí capaz de desarrollar con éxito el análisis de este pro
blema de un modo totalmente compatible con las ideas de Schutz
{en otro lugar he formulado mis propias ideas sobre el tema).
En muchos casos, empero, me atuve al detalle de los planes de
Schutz para cada capítulo. Guando no lo hice, el cambio fue- dic
tado por las exigencias intrínsecas del análisis y la sistematización
de la exposición. Quisiera agregar que estoy casi seguro de que
el mismo Schutz no habría vacilado en introducir cambios de esté
tipo. Gomo autor más joven, por supuesto, tuve que pensar dos
veces lo que él habría pensado una sola.
No es posible mencionar aquí esos cambios uno por uno. En algu
nos casos, incluso a mí me resultaría difícil reconstruir el grado
en que guardo fidelidad literal a los detalles del plan original. En
los apéndices al segundo volumen se reproducirán los planes ori
ginarios de Schutz, sus borradores y todo otro manuscrito perti
nente. Los lectores interesados en estos asuntos, los eruditos que
quieran conocer con precisión los escritos de Schutz y todo el que
desee comparar la fidelidad a las intenciones con las desviaciones
en los detalles, deberán consultar tales apéndices.
Para la orientación general del lector, sin embargo, será útil dar
aquí una idea global del plan de Schutz, y caracterizar brevemen
te los borradores y manuscritos. El plan consiste en tarjetas de
distintos colores (cada color diferencia entre tarjetas con títulos de
capítulos, tarjetas correspondientes a secciones y subsecciones, y
tarjetas numeradas referentes a diversos artículos). Los borrado
res y manuscritos consisten en referencias a y extractos de los ma
nuscritos de Husserl en Lovaina (Serie A: 6001-6073), Buffalo
12
10. (B I 15: 6100-6159 y B 16: 6160-6186), y en extractos de la
Krisis de Husserl (7001-7076).
Hay otra referencia al Brief Boehm. Algunas tarjetas introducidas
en el plan general contienen referencias al Grosses Relevanzma-
nuskript (que fue más tai-de revisado por Richard Zaner y publi
cado postumamente en inglés con el título de Reflections on the
Problem of Relevance [New Haven: Yale University Press, 1970]
y en alemán cori el de Das Problem der Relevanz [Francfort, 1971]),
así como a la sección X del manuscrito sobre la significatividad
y al que trata de los «Leerstelle», o sea los «vacíos», adjunto al
primero. Los manuscritos expresamente escritos como preparación
de Strukturen consisten en seis cuadernos de notas en alemán.
Schutz se proponía escribir el libro en alemán, y probablemente
sea esta la razón por Ja cual eligió también oste idioma para su
labor preparatoria. Dicho sea de paso, esta es también la razón
de que yo haya utilizado el alemán para redactar el libro.
Los cuadernos contienen materiales de diversos grados de impor
tancia. En parte consisten en traducciones alemanas de términos
y pasajes dé artículos de Schutz en inglés, fragmentos breves de
diversos autores sobre los problemas que interesaban a Schutz,
aide-mémoires sobre esos autores, y planes detallados para restruc-
turar algunos análisis de su obra publicada, con la finalidad evi
dente de integrarlos mejor en el esquema global del libro proyec
tado, Estos planes parecen haber sido seguidos en parte en el deta
llado esquema de capítulos y secciones que luego anotó en las
tarjetas de índices mencionadas. Más interesante aún es el hecho
de que los cuadernos contienen revisiones de algunos lincamien
tos analíticos de su obra publicada, que a veces van más allá de
las cuestiones de estilo. Y lo más importante es que también con
tienen esbozos de nuevas líneas de análisis, y el reconocimiento
explícito de problemas que se dejan nlanteados para su posterior
solución. El manuscrito I (Bar Harbor, Maine, 1957) se refiere
principalmente a la teoría de la significatividad; el manuscrito II
(Seelisberg, Suiza, 12-16 de agosto de 1958) trata sobre todo la
teoría de la acción y se basa en El sentido común y la interpreta
ción científica de la acción humana. La elección entre diversos
tproyectos de acción y Formación de conceptos y teorías en tai
ciencias sociales; ,el manuscrito III (Seelisberg, 17-18 de agosto
de 1958) aborda el mismo problema y también se basa primordial
mente en los artículos mencionados; el manuscrito IV (Seelisberg,
19-27 de agosto de Í958) está dedicado en lo fundamental a los
problemas de la teoría de la comunicación y se basa en Símbolo,
realidad y sociedad; el manuscrito V (Minnewaska, N.Y., octubre
26-noviembre 9 de 1958) tiene como origen principal el mismo
artículo y trata el mismo problema, pero incluye también cues
tiones sobre las realidades múltiples, la «trascendencia» y, nueva1
mente, la teoría de la significatividad; el manuscrito VI (Nueva
York, 9-14 de noviembre de 1958) es una continuación del V.
Los cuadernos fueron transcritos por la esposa de Schutz.
Mi vinculación con Strukturen der Lebenswelt abarca la mayor
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11. parte de mi vida adulta, peró se la puede relatar brevemente. A
principios de la década de 1950, después de estudiar varios años
lingüística, literatura, psicología y filosofía en otras partes, llegué
a Nueva York para trabajar en filosofía y luego en sociología, en-el
Gradúate Faculty de Ja Nueva Escuela de Investigaciones Sociales.
Algunos de mis maestros fueron Karl Lowith, K urt Riezler, Kurt
Goldstein, Dorion Cairns y tres sabios que gravitaron en ini pen
samiento posterior de manera muy directa, Uno de ellos era Cari
Mayer, destacado especialista en Max Weber y sociólogo de la re
ligión, que ejerció gran influencia principalmente a través de la
enseñanza. Otro era Albert Salomon, cuyo enorme conocimiento
y gran pasión por la historia de fes ideas políticas y sociales ins
piró a estudiantes de las más diversas procedencias, El tercero fue
Alfred Schutz.
Aprendí mucho de esos hombres, y aunque me resulta imposible
discernir por separado en qué medida estoy en deuda con cada
lino de ellos, tal vez haya una diferencia. Concurrí a los semina
rios de Schutz varios años; mantuve correspondencia con él so
bre los bosquejos de algunas de mis obras; leí la suya una y otra
vez; adapté para su publicación en inglés un capítulo fundamen
tal de su Sinnhafte Aufbau', escribí introducciones y análisis de su
obra; incorporé los resultados de sus análisis a varios escritos míos
y, finalmente, trabajé durante años en Strukturen der Lebenswelt:
por todo eHo hay zonas enteras de mi pensamiento, especialmente
en la teoría de la acción y la comunicación, en que me resulta
muy difícil señalar con certeza qué no es suyo.
Corresponde que, al relatar la historia de esos años, aproveche la
ocasión para agradecer a Aron Gurwitsch por su cuidadosa lectura
de los borradores iniciales de extensas partes de este libro. Aunque
Gurwitsch nunca fue formalmente mi maestro, aprendí mucho de
él, en especial cuando fuimos colegas en el Gradúate Faculty de la
Nueva Escuela de Investigaciones Sociales, entre 1960 y 1965 (re
cuerdo con placer nuestra colaboración en un seminario sobre
Schutz). Fue por consejo suyo que eliminé del manuscrito toda
una sección sobre las fronteras del mundo social, originariamente
escrita por mí para incluirla en Strukturen, pero en la cual llega
ba a conclusiones con las que —como señaló Gurwitsch— era
poco probable que Schutz estuviera de acuerdo. Fue publicada,
en cambio, en el volumen Phenomenology and Social Reality:
Fssays in Memory of Alfred Schutz, compilado por Maurice Na-
tanson (La Haya: Martinas Nijhoff, 1970).
He suprimido también de este primer volumen una sección, refe
rente al lenguaje en la vida cotidiana y destinada a constituir una
parte fundamental del análisis de la conexión entre diversos ám
bitos finitos de sentido, al final del segundo capituló. Al redactar
la, su tamaño aumentó desproporcionadamente y se convirtió en
un análisis de la constitución del lenguaje en la vida cotidiana!
La incorporaré al sexto capítulo de Strukturen (en el volumen
II), al cual corresponde más lógicamente en su forma actual. Si
tuada en un contexto algo distinto, constituye el núcleo de mi
14
12. contribución a Life-World and Consciousness: Essays for Aron
Curwitsch, ed. por Lester E. Embree (Evanston, III.: Northwest-
ern University Press, 1972). Desgraciadamente, esto deja incon
cluso el análisis de los vínculos entre los ámbitos finitos de senti
do, y con cito Ja parte final del segundo capítulo. Se sugiere al
lector consultar el segundo volumen.
No aprovecharé la ocasión para agradecer a la señora Ilse Schutz,
ya que esto sería superfluo. Ella integra demasiado íntimamente
la vida de Schutz, aun su vida intelectual, y está, demasiado inex
tricablemente ligada a los intentos de convenir su legado en reali
dad para que nadie —ni siquiera alguien estrechamente vinculado
con esos intentos— pueda permitirse agradecerle por lo que es
ahora parte de su vida.
En 1960, un año después de morir Schutz, regresé a la universi
dad donde había estudiado. Allí enseñé hasta 1965 en el departa^
mentó que había sido el de Schutz, y volví nuevamente en el pe
ríodo lectivo de 1966. El borrador original de los primeros cuatro
capítulos de Strukturen fue escrito en este lapso, y la mayoría de
los tres primeros capítulos en 1963-64, durante una licencia (que
pasé en la Selva Negra alemana). Después, y hasta 1970, enseñé
en Francfort y me dediqué a revisar dicho borrador. El manuscri
to definitivo fue enviado a Richard Zaner y H. Tristram Engel
hard (h.), con quienes tengo la suerte de contar como traductores,
Finalmente, tal vez el lector quiera saber cuál es la fecha proba
ble de aparición del segundo volumen, que contendrá los dos ca
pítulos sobre la acción social y sobre los signos, los símbolos y la
comunicación, así como los apéndices con los materiales origina
rios de Schutz para el libro. Probablemente sea aventurado hacer
predicciones. Sin embargo, creo que en esta primavera * comple
taré la redacción final de esos capítulos, y que el segundo volumen
aparecerá dentro de un año.
* La de 1973, fecha en que se entregó a la imprenta la edición en inglés
del libro. Hasta el momento de publicarse esta versión castellana no te
nemos noticia de que el anunciado segundo volumen haya aparecido.
(N. del E.)
13. Introducción de los traductores
al inglés
Richard M. Zaner
H, Tristram Engclhardt (h.)
Como indica el prólogo del profesor Luckmann, Las estructuras
del mundo de la vida es la culminación de veintisiete años de la
bor de Alfred Schutz, y abarca el fruto de su trabajo entre 1932
y 1959, año de su muerte. Representa el esfuerzo fundamental de
Schutz por lograr una comprensión global de la índole de la rea
lidad social. A diferencia de su primer libro, Der sinnhafte Aufbau
der sozialen Welt,1 este estudio es un análisis más detallado y bá
sico de los fundamentos de las estructuras sociales. Además, la
crítica inicial de Weber y la apropiación de ideas tomadas de la
fenomenología de Husserl habían madurado durante más de un
cuarto de siglo y se habían convertido en un enfoque totalmente
original de esos fenómenos. Las estructuras del mundo de la vida
presenta una elaboración de temas apenas esbozados en el primer
libro de Schutz y en sus artículos.2 Cosa más importante aún, pre
senta una integración de su teoría de la signiíicatividad a su aná
lisis de lias estructuras sociales. El análisis del papel de la signifi-
catividad en la estructuración del mundo de la vida apareció, en
forma un tanto incompleta, en la publicación postuma de Reflec-
tions on the Problem of Relevance,B donde por primera vez se
ofrecía un examen sistemático del fenómeno, aunque fuera esque
máticamente. En el presente volumen esc examen es ampliado y
situado en el marco más general del proyecto fundamental de
Schutz: brindar una descripción fenomenológica del mundo de
la vida.
En muchos aspectos, este libro es también una brillante síntesis
de su pensamiento. Por la profundidad y amplitud de los análisis,
toca la mayoría de los temas que Schutz abordó durante su vida,
tales como: la dimensión espacial y temporal del mundo de la
1 Alfred Schutz, Der sinnha/le Aufbau der sozialen Welt, & Vicna,
Springcr, 1932; 2® ed., Viena, Springer, 1960. [Trad. al inglés por George
Walsh y Frcderick Lehnert, The Phetiom.enology of the Social World,
Kvanston, 111., Northwestern University Press, 1967.] (Agregamos el sig
no A cuando se cita por primera vez en las notas de cada capítulo una
obra que tiene versión castellana. La nómina completa se encontrará en
la Bibliografía en castellano al final del volumen.)
2 A. Schutz, Collected Papers, La Haya, Martinus Nijhoff, vol. t: The
Problem of Social Reality, £ ed. por Maurice Natanson, con prólogo de
H.L. van Breda, 1962; vol. II: Studits in Social Theory, ed. por Ar-
vid Brodersen, 1964-; vol. III: Studies in Pkenomenological Philosophy,
cd. por Ilse Schutz, con una Introducción de Aron Gurwitscli, 1966.
3 A. Schutz, Refiections on the Problem of Relevante, ed. por Richard
M. Zaner, New Haven, Conn., Yale University Press, 1970.
17
14. vida, las estructuras de la fantasía y el sueño, el origen de Ja sin
gularidad de las biografías individuales, el acervo de conocimiento,
el tipo y la tipicidad, el origen y desarrollo de las primeras reía-,
ciones sociales, etc. Visión final de un gran filósofo, el libro desa
rrolla las nociones de «acento de realidad» y «estilo de la viven
cia o de la cognición», al caracterizar los diversos ámbitos de
sentido, los mundos del sueño, la fantasía y la vida cotidiana. Con
ceptos fundamentales como los de «curso de vida» (es decir, la
corriente del vivir cotidiano), las «orientaciones Tú y Ellos», etc.,
son elaborados e integrados en el contexto de la descripción que
hace Schutz de las estructuras del mundo presupuesto en la vida
cotidiana.
Como él mismo destacó muchas veces, la vida cotidiana implica
intrínsecamente la suspensión de las dudas acerca de la realidad
dei mundo. Invoca una especie de gpojé, la puesta entre parén
tesis de una actitud crítica. Como empeño fenomenológico, el es
tudio de Schutz se enfoca de manera explícita en esa epojé im
plícita, lo cual equivale a adoptar una segunda epojé y establecer
una actitud fenomenológica crítica. Esta epojé de la epojé («na
tural») tiene la virtud de hacer posible emprender la descripción
del mundo presupuesto en la vida cotidiana. Las estructuras del
mundo de la vida son aprehendidas como la trama de sentido
presupuesto en la actitud natural, el contexto básico de «lo indis-
cutido» —y, en este sentido, lo «tomado como evidente»— que
¡subyace en toda vida y acción sociales. Al proyectar un análisis
general de estas estructuras, Schutz esperaba ofrecer una fenome
nología desarrollada de la, realidad social, y con ello dar cuenta
de los fundamentos de las ciencias sociales.
Para alcanzar este objetivo se dan una serie de pasos. En el primer
capítulo se examina concisamente el mundo de la vida como ám
bito de la actitud natural, el dominio dentro del cual se presupone
al mundo como «evidentemente» («indiscutiblemente») real.
Schutz estimaba que esta «realidad» se experimenta como social;
tal, en verdad, el quid de la obra. Por ello, el ■análisis de las es
tructuras del mundo de la vida ofrece los fundamentos para una
teoría social abarcadora.
En el segundo capítulo se demuestra que la comprensión del ám
bito del mundo de la vida revela una dimensión social central. Así,
las relaciones espaciales y temporales son también relaciones socia
les que contribuyen a estructurar el mundo en términos del en
cuentro cara a. cara con semejantes («asociados»), meros contem
poráneos y luego nuestros predecesores y sucesores. Los estratos bá
sicos del mundo de la vida sustentan («fundan», en la terminolo
gía de Husserl) estratos de sentido aún más sociales, con lo cual
se socializan de manera creciente. Con esto Schutz logra señalar,
no solo que las relaciones espaciales y temporales son sociales, sino
también que el estilo mismo de la experiencia vivida y cognición
en el mundo cotidiano es social. El mundo, con sus múltiples ele
mentos, es aceptado como un teatro donde el conocimiento y la
acción son fundamentalmente intersubjetivos.
18
15. En los capítulos tercero y cuarto, que abarcan la mayor parte del
volumen, se desarrolla este tema. En particular, se demuestra el
carácter social y contextual del conocimiento. Primero es exami
nado el carácter contextual y situacional de la vida cotidiana. To
do momento de la vida consciente ocurre dentro de una situación
específica, de modo que las categorías do toda determinación de
toda situación tienen un origen predominantemente social. Esta
mos siempre en una situación, y la situación está siempre social
mente condicionada. El concepto de «situación» es diestramente
desarrollado en términos de una de las nociones básicas de Schutz:
las estructuras de significatividades temáticas, interpretativas y mo
tivacionales, en las que se basa «toda experiencia y todo acto».
Schutz relaciona su doctrina de la situación y de las estructuras
de significatividades con sus explicaciones sobre los tipos y la ti
picidad. Estos últimos deben ser entendidos solamente en términos
de la situación en que surgen y las estructuras de significatividades
que condicionaron su desarrollo. Un tipo es producido en una si
tuación y surge como solución (o intento de solución) a problem
nías concretos. Todo tipo contiene así una referencia implícita a
la situación problemática de su constitución, al «estado “origina
rio” del problema». Ese estado, sin embargo, debe a su vez su cons
titución a las tres estructuras de significatividades. Por ende, todos
los análisis de significatividad se refieren implícitamente a las es
tructuras sociales que determinan la situación. En resumen, el con
texto y la realidad social están entrelazados, y solo en términos de
esta interdependencia se debe entender la significatividad y la ti
picidad. De hecho, se trata de una vastísima y novedosa epistem o
logía: una explicación fenomenológica del conocimiento conside
rándolo básicamente social. Es ab initio una garantía contra el
solipsismo.
Además, Schutz reconoce que el conocimiento y la sociedad se
hallan profundamente entrelazados. El conocimiento, tanto espe
cializado como general, surge en una matriz de acción y experien
cia compartidas y condicionadas por otros. En verdad, la realidad
del mundo de la vida cotidiana, siendo una realidad social, posee
estructuras sociales de significatividades en las que cada uno da
nosotros ha nacido y en las que vive y «envejece» junto con sus
semejantes. En su primera interacción con otros, el niño está in
cluido en un contexto motivacional recíproco con estructuras de
significatividades (objetivos, medios, actitudes) que han sido so
cialmente delineadas y son «presupuestas». A medida que surgen
socialmente significatividades motivacionales e interpretativas, se
forma un acervo social de conocimiento que se objetiva en signos,
marcas y lenguaje. Este análisis de la socialización del conocimien
to tiene otra consecuencia: no solo se nos ofrece la base para una
teoría social del conocim iento, sino también para una sociología
d el conocim iento. Y las estructuras básicas de tal sociología sugie
ren que el acervo de conocimiento tiene ciertas propiedades notar
bles, entre ellas una de las más importantes diferenciaciones socia
les; a saber, la distribución social del conocimiento. La diferencia-
19
16. dón va desde.el conocimiento disímil que poseen los dos sexos (p.
'ej.j Una máóre explica a s ü hija el problema de la menstruación)
hasta el •conocimiento que. tienen los especialistas y ■
que no está
aliáloancte de lew legos. La diferencia entre el lego, el bien irífor-
m adoyel especialista es una «división del trabajo» epistemológica
fundamental, con vastas e importantes consecuencias para la es
tructura de la sociedad. La distribución social del conocimiento
estructura Ja sociedad y los roles sociales; establece una profunda
separación y desigualdad en toda sociedad. Entre otras cosas, es
básica para comprender la índole de los roles y las diferencias se
xuales en la distribución del poder en la sociedad. Como dice
Schutz, «los grupos de “expertos” constituyen uno de los catali
zadores institucionales de la concentración de poder» (pág. 299;
las páginas indicadas corresponden a este libro). Además, la dis
tribución social del conocimiento es importante para comprender
la situación de subculturas que a menudo poseen «versiones» di
ferentes del conocimiento general y constituyen «sociedades den
tro de la sociedad».
Debe observarse también que la obra de Schutz sugiere muchas
otras cuestiones, de las que él mismo se ocupó muy poco o nada.
Para indicar una sola de esas esferas, podría ser muy fecunda en
la elaboración de nuevas maneras de evaluar las desviaciones in
dividuales respecto de la realidad cotidiana de la persona normal.
Por ejemplo, ¿cuál es el estilo de la vivencia o de la cognición
del esquizofrénico? O, ¿en qué contexto dé sentido el «acento de
realidad», en lugar de caer en el ámbito fundamental de la vida
alerta, cae en cambio en el ensueño ahicinatorio? Schutz alude a
este problema cuando analiza las interrelaciones de Don Quijote
con el molino de viento {véase capítulo 2, A, 3), Agrega la inte
resante sugerencia de que las alucinaciones, a diferencia de los
sueños, pueden ser sociales, como en el caso de la folie á deux (pág.
50); pero cuanto más nos alejamos de la realidad intersubjetiva,
tanto más atrás dejamos el mundo de la vida cotidiana, que no es
un mundo privado, sino «el mundo de nuestra experiencia común».
Quien abandona este mundo se acerca ál autismo, al retraimiento
respecto de la vida cotidiana descrito por Eugen Bleuler en la pri
mera caracterización cabal de la esquizofrenia,4 y a la grave rup
tura con la realidad que es típica de esta enfermedad, Otvas for
mas de desviación aparecen como «carreras» determinadas por
biografías particulares; por ejemplo, la pederastía (pág. 106). Una
tipología de las enfermedades mentales centrada en las estructu
ras de significatividades y las situaciones que les son peculiares ofre
cería un modo de comprender los contextos de sentido de lia. lo
4 Demerttia Praecox oder Gruppe der Sehizophrenien, A Leipzig, Deu-
ticke, 1911. [Trad, al inglés por J. Ziskin, Dementia Praecox or (he Group
of Schizophrenias, Nueva York, International Univeisities Press, 1S66.J
Podría mencionarse también que el excelente estudio dé Gerhard Bosch
sobre el autismo infantil (Injantite Autism, Nueva York, Springer, 1970),
que tojrm mucho, de la obra de Husserl, tiene gran cantidad de paraleló»
cercanos con algunas nociones de Schutz.
20
17. cura y proporcionaría una base filosófica para una teoría inter
personal de la psiquiatría, (Pensamos en la obra de Harry Stack
Sullivan así titulada, donde recurre a teorías como la «psicología
social» de G, H. Mead.8 Las estructuras del mundo de la vida,
por su mayor detalle y profundidad de ideas, sería una base mu
cho más adecuada.) Cabría mencionar otros tipos de problemas
que todavía están lejos de ser bien comprendidos, y que la obra
de Schutz podría esclarecer; por ejemplo, la teoría de los valores
(que, como sugirió el mismo Schutz, es una de las consecuencias
importantes de su obra), la filosofía de la historia, lo que podría
llamarse la «lógica del uso efectivo» (o la racionalidad de la vida
cotidiana), etc. El espacio con que contamos, sin embargo, no per
mite sino una mera mención de tales problemas.
Al traducir este texto al inglés hemos procurado volcar el manus
crito en un lenguaje adecuado a la terminología y fraseología de
Schutz. Como Schutz empleó aquí distinciones en alemán que no
existen en inglés, hemos apelado a diversos recursos para conser
var su sentido. En su mayoría, esos recursos han sido usados an
teriormente, ya sea en otras traducciones de obras de Schutz o por
el mismo Schutz cuando escribía en inglés. Un breve glosario in
cluye las palabras que han sido traducidas de manera en cierto
modo i'inica;* pero en general, los lectores que conozcan traduc
ciones inglesas de Schutz y de Edinund Husserl no encontrarán na
da nuevo. En verdad, hay muy pocos tecnicismos, de modo que
los términos elegidos son claros para cualquiera que conozca la
fenomenología. Con todo, conviene advertir desde ya que algunos
términos tienen una traducción peculiar de Schutz. Por ejemplo,
la traducción de John Macquarrie y Edward Robinson de Ser y
tiempo, de Heidegger, ha dado amplia difusión a la versión de vor-
handún y zuhanden en inglés como «present at hand» y «ready to
hand», respectivamente. El uso de Schutz de las expresiones «oh
hand» y «ni hand» corresponde a su propio uso de vorhanden y
zuhanden, que lian sido traducidos según aquel. Lo mismo sucede
con la traducción de Einstellung, en algunos contextos, como
«oüentfltion» (y no «atlitude»), aunque su traducción como «atti-
tuele» en expresiones tales como «natura!, attitude» ya ha quedado
establecida y se mantiene aquí. En general, hemos tratado en lo
posible de captar el significado exacto def original sin violentar el
estilo inglés; pero, dado que el desarrollo del programa de aná
lisis de Schutz exige apreciar con cuidado el sentido de sus pala
bras, hemos considerado que esto hace más necesaria la precisión
que el estilo.
El lector observará que este primer volumen termina un poco
abruptamente. Esto obedece a la necesidad de publicar por sepa
5 Harry Stack Sullivan, T !u InterPetsonal Theory of Psychiatry, A Nue
va Yorí;, Norton, 1953. pAgs. 16-17.
* En él liemos añadido los términos correspondientes en castellano. Con
súltese también el «Glosario de términos principales» (inglés/castellano)
incluido en Estudios sobre teoría social, A págs. 272-73. (¿V. del E.)
21
18. rado los capítulos 5 y 6. Gomo resultado de ello, se interrumpe
donde se proyectaba continuar el análisis en otro capítulo. Sin
embargo, tiene una unidad temática derivada del examen de las
estructuras del mundo de la vida mediante el análisis del pápe]
del conocimiento en el mundo de la vida. El análisis de la acción
y del lenguaje en el segundo volumen prosigue dicho examen sin
suplantar los resultados del primero. Esta es, entonces, una obra
autónoma. El hecho accidental de presentarse aislada puede re
sultar incluso provechoso, permitiendo que quien estudia a Schutz
ahonde en esos análisis separadamente.
Ni este estudio fundamental ni otras obras de Schutz habrían apa
recido sin la notable devoción y persistencia de su esposa, Ilse
Schutz, a quien los traductores quedan muy reconocidos por su
aporte sustancial a lia publicación de esta obra. Queremos también
expresar nuestra particular gratitud a Susan Malloy Engelhard,
por su ayuda y guía en la traducción y la preparación del manus
crito. Sin sus muchas contribuciones, esta traducción habría sido,
sin duda, vacilante.
22
19. Glosario
A lem án
Anzeichen
ausgezeichnet
auslegen
Bereich
Bewusstseinsspannung
Du-EinstelUmg
Durchführbarkeiten
Erfahrung
Erlebnis
eneicVibar
Folgewelt
fraglos gegeben
Gegenstand
geschlossene Sínnge-
biete
Handeln
Handlung
Handlungsentwurf
Ihr-EÍnstellung
Lebensplan
Lebcnswelt
Leiblichkeit
Nachwe'lt
Objekt
Objektivierung
Reichweite
Sinn
Sinnzusammenhang
Typ> T ypus
Typik
Inglés
indication
paramount
explícate
province
tensión of cons-
ciousncss
thou-orientation
practicabilities
experience
lived experience
within reach
world of succes-
sors, subsequent
world
taken for granted
object
finite provinces of
meaning
action
act
project for an act
they-orientation
life-plan
life-world
Uve covporeality
world of successors
Object
objectívation
reach (e.g., world
within a c t u a l
reach)
meaning
meaning-context
type
typicalíty, set of
types
Castellano
indicación
eminente
explicitar
ámbito
tensión de concien
cia
orientación Tú
factibilidades
experiencia
vivencia
al alcance
mundo de los su
cesores, m u n d o
subsiguiente
presupuesto
objeto
ámbito finito de
sentido
acción
acto
proyecto de un
acto
orientación Ellos
plan de vida
mundo de la vida
corporeidad viva
mundo de los su
cesores
Objeto
objetivación
a l c a n c e (p. ej.,
mundo al alcance
efectivo)
sentido
contexto de senti
do
tipo
tipicidad, conjun-
to de tipos
23
21. X
. El mundo de la vida cotidiana
y la actitud natural
[A]. El mundo de la vida como fundamento
¡ncuestionado de la concepción natural del mundo
Lás ciencias que aspiran a interpretar y explicar la acción y el
pensamiento humanos deben comenzar con una descripción de las
estructuras fundamentales de lo píecientífico, la realidad que pa
rece evidente para los hombres que permanecen en la actitud na
tural. Esta realidad es el mundo de la vida cotidiana. Es el ámbito
de la realidad, en el cual el hombre participa continuamente, en
formas que son al mismo tiempo inevitables y pautadas. El' mun
do de la vida cotidiana es la región de la realidad en que el hom
bre puede intervenir y que puede modificar mientras opera en
ella mediante su organismo animado. Al mismo tiempo, las obje
tividades y sucesos que se encuentran ya en este ámbito (incluyen
do los actos y los resultados de das acciones de otros hombres) li
mitan su libertad de acción. Lo ponen ante obstáculos que pue
den ser superados, así como ante barreras que son insuperables.
Además, solo dentro de este ámbito podemos ser comprendidos
por nuestros semejantes, y solo en él podemos actuar junto con
ellos. Unicamente en el mundo de la vida cotidiana puede cons
tituirse un inundo circundante, común y comunicativo.1 El mun
do de la vida cotidiana es, por consiguiente, la realidad fundamen
tal y eminente del hombre.
Por mundo <le la vida cotidiana debe entenderse ese ámbito de la
realidad que el adulto alerta .y normal simplemente presupone en
la actitud de sentido común. Designamos por esta presuposición
todo lo que experimentamos como incuestionable; para nosotros,
todo estado de cosas es aproblemático hasta nuevo aviso. Por su
puesto, aún tenemos que considerar la circunstancia en la cual'se
puede poner en tela de juicio lo que hasta ahora se presuponía.
En la actitud natural, siempre me encuentro en un mundo qüe
presupongo y considero evidentemente «real», Nací en el y presu
mo que existió antes de mí, Es el fundamento incuestionado de
todo lo dado en mi experiencia, el marco presupuesto por así de
cir, en el cual se colocan todos los problemas que debo •resolver.
Este mundo se me aparece en ordenamientos coherentes de ob
jetos bien circunscritos que tienen determinadas propiedades, Pa
1 En el sentido husserliano. Véanse sus Id*ent & vol. II: Pkanomenolo-
giscke Untersuckungen zur Konstitution, La Haya, Martimis Nijhoff,
1952, § 50-51 y csp. 185, 193.
25
22. ra los hombres que están en la actitud natural, el mundo nunca
es una mera acumulación de manchas coloreadas, ruidos incohe
rentes o centros que irradian frío y calor. La posibilidad de una
reducción de la experiencia a elementos como estos, y la consiguien
te cuestión de cómo llegan a reconstituirse en objetos de experien
cia, no se me presenta en la actitud natural. Más bien expresa un
problema que pertenece al pensamiento específicamente filosófico
y científico.
Además, presupongo simplemente que otros hombres también exis
ten en este mundo mío, y, en verdad, no solo de manera corporal
y entre otros objetos, sino más bien como dotados de una concien
cia que es esencialmente igual a la mía. Así, desde el comienzo,
mi mundo cotidiano no es mi mundo privado, sino más bien un
mundo intersubjetivo; la estructura fundamental de su realidad
consiste én que es compartido por nosotros. Tal como me resulta
evidente, dentro de la actitud natural, que hasta cierto punto
puedo obtener conocimiento de las experiencias vividas por mis
semejantes —p. ej., de los motivos de sus actos—, así también
presumo que lo mismo es válido recíprocamente para ellos con
respecto a mí. Debe examinarse cuidadosamente cómo se consti
tuye esta comunidad del mundo de la vida, cuál es su estructura y
cuál es su significación para la acción social. Por el momento, bas
ta establecer que en la actitud natural presumo que los objetos del
mundo exterior son, en lo fundamental, los mismos para mis seme
jantes que para mí. De igual modo, la «naturaleza», el ámbito de
las cosas del mundo exterior, puramente ¡como tales, es intersubje
tiva. Presupongo además que la significación de este «mundo na
tural» (que ya fue experimentado, dominado y nombrado por
nuestros predecesores) es fundamentalmente la misma para mis
semejantes que para mí, puesto que es colocado en un marco co
mún de interpretación. En este sentido, el ámbito de las cosas que
pertenecen .al mundo exterior es también social para mí.
Sin duda, mi mundo de la vida consiste no solo en este ámbito
(aunque ya está relacionado con mis semejantes), sino también
en un ámbito experimentado como «naturaleza». Pero encuentro
no solo «naturaleza», sino también semejantes, como elementos de
mis circunstancias situacionales. Es evidente para mí, en la actitud
natural, que puedo actuar sobre mis semejantes y que también
ellos pueden actuar sobre mí. Sé que puedo entrar en múltiples
relaciones sociales con ellos. Ese conocimiento contiene también
el supuesto implícito de que ellos, ¡mis semejantes, experimentan
sus relaciones —que, recíprocamente, me incluyen— de una ma
nera que es, para todos los fines prácticos, similar a la manera en
que.yo los experimento a ellos.
Puesto que no podemos entrar aquí en el problema fenomenológi-
co de la constitución de la intersubjetividad, debemos contentar
nos con enunciar que en la actitud natural de la vida cotidiana sé
presupone sin discusión lo siguiente: a) la existencia corpórea de
otros hombres; b) que esos cuerpos están dotados de conciencias
esencialmente similares a la mía; c) que las cosas del mundo ex
26
23. torno incluidas en mi ambiente y en los de mis semejantes son las
mismas para nosotros y tienen fundamentalmente el mismo senti
do; d) que puedo entrar en relaciones y acciones recíprocas con
mis semejantes; e) que puedo hacerme entender por ellos (lo cual
se desprende de los supuestos anteriores); f) que un mundo social
y cultural estratificado está dado históricamente de antemano como
marco de referencia para mí y mis semejantes, de una manera, en
verdad, tan presupuesta como el «mundo natural»; g): que, por lo
tanto, la situación en que me encuentro en todo momento es solo
en pequeña medida creada exclusivamente por mí.
La realidad cotidiana del mundo de la vida incluye no solo la
«naturaleza» experimentada por mí, sino también el mundo social
(y por ende el mundo cultural) en el cual me encuentro; el mundo
de la vida no se crea a partir de los objetos y sucesos simplemente
materiales que hallo en mi entorno. Sin duda estos son, en con
junto, un componente de mi mundo circundante; no obstante,.tam
bién pertenecen a este último todos los estratos de sentido que
transforman las cosas naturales en Objetos culturales, los cuerpos
humanos en semejantes y los movimientos de los semejantes en ac
tos, gestos y comunicaciones. Ahora bien; cierto es que William Ja
mes llama al subuniverso del mundo sensorialmente perceptible y
físico la «realidad eminente».8
De las observaciones precedentes, sin embargo, se desprende que
h a y razones imperiosas para postular el mundo total de la vida
cotidiana como nuestra realidad pre-eminente, Lo que nos es dado
lisa y llanamente en la actitud natural, en ningún caso incluye so
lamente los objetos de percepción externa (entendidos puramente
como tales), sino también los estratos de sentido de orden inferior,
Gracias a los cuales las cosas naturales son experimentadas como
Objetos culturales. En verdad, puesto que estos estratos de sentido
adquieren realidad solo a través de Objetos, cuestiones concretas
y sucesos del mundo exterior, creemos que nuestra definición nó
es incompatible con la de James. Estamos de acuerdo con Santaya-
na en que «el espíritu nunca tiene ideas, y mucho menos ideas
que pueda comunicar, sin un medio material y una ocasión mate
rial. Es necesario mover la lengua; las palabras convencionales au
dibles deben pasar por los labios y llegar a un oído dispuesto. Las
manos que sostienen herramientas o planes deben intervenir para
llevar a cabo el proyecto».8 El mundo de la vida, entendido en su
totalidad, como mundo natural y social, es el escenario y lo que
pone límites a mi acción y a nuestra acción recíproca. Para dar
realidad a nuestros objetivos, debemos dominar lo qué está prese-
te en ellos y transformarlos. De acuerdo con esto, no solo actuamos
y operamos dentro del mundo de la vida sino ,también sobre él.
2 [William James, Principies of Psychology, Nueva York, Hcni'y, 2 vols.,
1890, vol. II, cap. 21. En adelante, las notas agregada» c intercalaciones
que han sido hechas por los traductores al inglés se encerrarán entre
corchetes.!
3 [George Santnyana, Dothinalions and Powers, A Nueva York, Scribner,
1951, pág. 146.]
27
24. Nuestros movimientos corporales se insertan en el mundo de la vida
y transforman sus objetos y sus relaciones recíprocas, Al mismo
tiempo, esos objetos ofrecen a nuestras acciones una resistencia que
debemos superar o a la cual debemos rendirnos. El mundo de la
vida es, entonces, una realidad que modificamos mediante nues
tros actos y que, por otro lado, modifica nuestras acciones, En
otras palabras, puede decirse que, en definitiva, nuestra actitud
natural de la vida cotidiana está determinada totalmente por un
m otivo pragm ático,
En la actitud natural, sin embargo, el mundo ya me está dado para
mi explicitación. Debo comprender mi mundo de la vida en el
grado necesario para poder actuar en él y operar sobre él. Igual
mente, el pensamiento, en la actitud del mundo de la vida, también
está motivado pragmáticamente. Ya hemos señalado las principa
les «evidencias» que se hallan en la base de la actitud natural. Pa
samos ahora a una breve descripción de la estructura del pensar
dentro de la actitud natural.
Cada paso de mi explicitación y comprensión del mundo se basa,
en todo momento, en un acervo de experiencia previa, tanto de
mis propias experiencias inmediatas como de las experiencias que
me transmiten mis semejantes, y sobre todo mis padres, maes
tros, etc. Todas estas experiencias, comunicadas e irimediatas, es
tán incluidas en una cierta unidad que tiene la forma de mi acer
vo de conocimiento, el cual me sirve como 'esquema de referencia
para dar el paso concreto de mi explicitación del mundo. Todas
mis experiencias en el mundo de la vida se relacionan con ese es
quema, de modo que los objetos y sucesos del mundo de la vida
se me presentan desde el comienzo en su carácter típico; én gene
ral, se me aparecen como montañas y piedras, árboles y animales,
y más específicamente, como una serranía, como robles, aves,
peces, etc.
Cómo se constituyen las tipificaciones en el acervo de conocimiento
es un problema que todavía falta investigar en detalle. En todo
caso, es «evidente» para mi, en la actitud natural, que esos árboles
«realmente» son árboles para usted y para mí, así como esos «pá
jaros» realmente son pájaros, etc. Toda explicitación dentro del
mundo de la vida procede dentro del medio constituido por los
asuntos que ya han sido explicitados, dentro de una realidad que
es fundamental y típicamente familiar. Confío en que el mundo,
tal como ha sido conocido por mí hasta ahora, persistirá, y que,
por consiguiente, el acervo de conocimiento obtenido de mis seme
jantes y formado mediante mis propias experiencias seguirá con
servando su validez fundamental. Llamaremos a esto (de acuerdo
con Husserl) la idealización del «y así tsucesivamente». De este
supuesto deriva otro fundamental: que puedo repetir mis actos
exitosos previos. En tanto la estructura'del mnndo pueda ser conside
rada constante, en tanto mi experiencia anterior sea válida, queda
en principio preservada mi capacidad de operar sobre el mundo
de esta y aquella manera, Como lo expuso I-Iusserl, la idealidad
adicional del «siempre puedo volver a hacerlo» se desarrolla corre-
28
25. lativameiHe a la idealidad del «y así sucesivamente».4 Ambas idea
lizaciones y los supuestos acerca de la constancia de la estructura
del mundo que en ellas se basan •
—la validez de mi experiencia an
terior y, por otra parte, mi capacidad de operar sobre el mundo—
son aspectos esenciales del pensar dentro de la actitud natural.
[B]. Lo problemático y lo presupuesto
Hemos descrito las características estructurales más importantes del
pensar dentro del mundo de la vida, así como las evidencias pro
pias de la actitud natural. Esta descripción coincide en todo lo
esencial con el concepto de «cosmovisión natural-relativa» desa
rrollado por Max Scheler,5 quien ve su carácter determinativo en
el hecho de que esté dada de modo incuestionable, Es la experien
cia grupal sedimentada que ha pasado la prueba y cuya validez
no necesita ser examinada por los individuos.
Sin embargo, las experiencias, máximas e intuiciones típicas con
tenidas en la cosmovisión natural-relativa no constituyen un siste
ma cerrado y lógicamente articulado, como las formas superiores
de conocimiento que Scheler coloca en oposición a la intuición na
tural-relativa. Esto es más cierto aún respecto de mi propio acervo
de conocimientos dentro del mundo de la vida, que en su mayor
parte está tomado de la experiencia grupal e incluye, además de
esta, mis propias experiencias previas. La deficiente concordancia
de los componentes de mi acervo de conocimiento no compromete
fundamentalmente su evidencia, su validez «hasta nuevo aviso»;
lo cual contrasta a su vez con las formas superiores de conoci
miento, p. ej., la ciencia con su postulado de congruencia lógica
en cuanto a la validez de una teoría. En la actitud natural, tomo
conciencia del carácter deficiente de mi acervo de conocimiento
únicamente si una experiencia nueva no se adecúa a lo que hasta
ahora ha sido considerado como el esquema de referencia válido
presupuesto. Con ello se nos plantea de nuevo un problema que ya
hemos señalado al comienzo, y al cual debemos dirigir ahora nues
tra atención: ¿Qué significa presuponer algo como simplemente
dado «hasta nuevo aviso»? ¿Y de qué manera lo que se ha vuelto
cuestionable se transforma en algo presupuesto?
Para responder a estas preguntas, debemos describir ahora con ma
yor detalle cómo se experimenta lo presupuesto. Luego debemos
4 [Edmund Husserl, Foimnle und (ranszendentale Logik, La Haya, Mar-
tinus Nijhoff, 1929, § 74; trad. al inglés por Dorion Caíms, La Haya,
Martinus Nijhoff, 1969. Erfahrung und Urieil, Praga, Academia, 1939;
2? ed., Hamburgo, Claassen & Goveits, 1948, § 24, 516, 58, 61. Trad.
al inglés por James S. Churchill y Karl Ameriks, Experience and Judgment:
Jnvesligatlons iti a Genealogy of Logic, Evanston, III., Northwestern Uni-
versity Press, 1973. U na nueva edición alemana será publicada por Félix
Meincr, Hamburgo.]
5 Véase Max Scheler, Die Wisscnsformen und die GeseUschajt, Leipzig,
D er Neue Geist, 1926, pág. 58 y sigs.
29
26. dirigir nuestra atención a un análisis más preciso de los estímu
los a través de los cuales se nos motiva para considerar que una
experiencia requiere explicitación. A partir de este punto, exami
naremos en qué circunstancias típicas se considera que un proble
ma está resuelto o que una explicitación es adecuada.
Lo presupuesto no constituye un ámbito cenado, inequívoca
mente articulado y claramente ordenado; lo presupuesto dentro
de la situación prevaleciente del mundo de la vida está rodeado
de incertidumbre. Se experimenta lo presupuesto como un «meo
llo» de contenido determinado y directo, junto al cual se da tam
bién un horizonte que es indeterminado y que, por consiguiente,
no está dado con el mismo carácter directo. Sin embargo, este ho
rizonte, es experimentado al mismo tiempo como fundamentalmen
te determinadle, como pasible de explicitación. Sin duda, está pre
sente [o h hand] desde el comienzo, no como cuestionable (eti el
sentido de dudoso), sino como susceptible de ser cuestionado. Con
secuentemente, como resultado de ello lo presupuesto tiene sus
horizontes de explicitación: horizontes de indeterminación deter-
minable. El acervo de conocimiento correspondiente al pensar
dentro del mundo de la vida no debe entenderse como un contex
to transparente en su totalidad, sino más bien como una totalidad
de «evidencias» que cambian de una situación a otra, puestas de
relieve en un momento dado por un fondo de indeterminación. Es
ta totalidad no es cáptable como tal, pero está co-dada en el flujo
d« la experiencia como cierto fundamento confiable de toda ex-
plicitación situacionalmente determinada.
Por otro lado, contemplado desde el «meollo» prevaleciente de evi
dencia, el horizonte (aún) indeterminado es un problema posible
por el cual espero, dentro de la actitud natural (fundamentalmente,
mediante mis capacidades), resolver este problema. Cómo se rea
liza la transformación de un problema posible en un problema real,
cómo soy motivado a dar una explicitación del horizonte, es una
cuestión cuya solución debe preocupamos ahora, en lo posible an
tes de que emprendamos un análisis preciso de las estructuras de
significatividades y la formación de tipicidades.0
Lo presupuesto es el ámbito de lo familiar: presenta soluciones pa
ra los problemas planteados por mis experiencias y actos anterio
res. Mi acervo de conocimiento consiste en tales soluciones para
los problemas. Estas se constituyen en interpretaciones de la ex
periencia (es decir, explicitaciones del horizonte). En tales expli
citaciones, las percepciones, experiencias y alternativas de acción
que se tornan cuestionables son clasificadas según los esquemas de
referencia a mano; estos, a su vez, son modificados por ellas. La
explicitación (que, en principio, nunca., «finaliza») solo se lleva
hasta donde es necesario para el dominio (determinado por el
motivo pragmático) de la situación del mundo de la vida. Sí
una nueva experiencia real, en una situación similar del mundo
de la vida, puede ser clasificada sin contradicción en un tipo cons
G Vénsc cap. 3, B-G.
30
27. tituido de experiencias anteriores (y, por ende, si se «ajusta» a
un esquema significativo de referencia), entonces, a su vez, confir
ma la validez del acervo de experiencia. Lo simplemente dado co
mo cuestionable en la novedad de cada experiencia actual es, en el
flujo rutinario de experiencias de la actitud natural, rutinariamen
te convertido en algo presupuesto. Lo que es cuestionable de este
modo no es, desde luego, intrínsecamente problemático; ni lo es
ía «solución» surgida como tal en la conciencia. Por el contrario, la
experiencia actual se me aparece en general como confiable desde
el comienzo de acuerdo con su tipo, tanto más cuanto más se re
laciona con una genuina postulación de identidad, por ejemplo,
con un objeto anteriormente percibido. En su mayor parte, la
experiencia actual se me aparece como algo que se presupone en
su meollo, aunque es naturalmente «nuevo» en principio. La
sucesión de experiencias, en la actitud natural, constituye típica
mente una cadena de evidencias.
Aliora bien; la cuestión que debemos examinar es cómo se interrum
pe esa sucesión rutinaria de experiencias no problemáticas, y có
mo surge un problema contra un fondo de evidencias. En primer
lugar, la experiencia actual puede no ser simplemente clasificable
en un esquema de referencia típico de acuerdo con el nivel situa-
cionalmente significativo de tipos. Así, por ejemplo, puede no bas
tarme reconocer una planta como un hongo si me propongo co
merla, porque en tal caso son pertinentes para mí las tipificacio
nes subordinadas de «comestible» o «venenoso». En cambio, mien
tras doy un paseo, puedo simplemente observar «hongos» sin sen
tirme motivado a explicitar el «hongo comestible» y el «hongo ve
nenoso». No obstante, sin una motivación situacionalmente con
dicionada para una explicitación de este tipo, una experiencia
concreta puede contradecir un tipo establecido (dado como sig
nificativo). ¿Cómo sucede esto? Cuando paso junto al objeto pre
supuesto en la percepción como un hongo, su parte posterior en
tra en mi campo visual con evidencia inmediata. Supongamos aho
ra que la parte posterior del hongo se revela como de ningún modo
susceptible de ser inserta en alguna experiencia típica anterior. La
clasificación rutinaria de mi experiencia ya efectuada en un es
quema de referencia habitual halla oposición. El flujo presupuesto
de mi experiencia se interrumpe; expresado de manera general:
el elemento más importante de mi experiencia es, en realidad, lo que
obtengo con evidencia inmediata en la captación directa de mi
conciencia. Sin embargo, a toda experiencia corresponden, ade
más del recuerdo de fases de conciencia anteriores, también las
previsiones de fases ulteriores que; se hallan más o menos determi
nadas con respecto a sus tipos. Tales aspectos inmediatamente evi
dentes, empero, 110 están también dados conjuntamente en el mo
mento de la percepción inmediata; una parte posterior típica, por
ejemplo, es apresentada por la parte anterior del hongo.7 Ahora
7 Para el análisis de la «presentación, consúltese E. Husserl, esp. Carie*
sianhclte Mcditaíionen und Pariser Vortragó, !A La Haya, Martlmis
31
28. bien; un aspecto formalmente «presentado puede él mismo hacerse
evidente en el flujo futuro de mi experiencia; pero quizás aparez
ca en contraste con la apresentación ahora recordada; o sea que
puede contradecir la fase anticipada (si ahora se concreta real) de la
anticipación. Si los aspectos apresentados de un objeto (vale decir,
las fases anticipadas de mi conciencia), cuando se autopresentan, son
incongruentes con la experiencia anterior, puedo decir que el ca
rácter presupuesto de mi experiencia «estalla». En consecuencia,
lo que hasta ahora se ha presupuesto pasa a ser cuestionado. La
realidad del mundo de la vida exige de mí, por así decir, la re-ex-
plicitación de mi experiencia, c interrumpe el curso de la cadena
de evidencias.
El núcleo de mi experiencia que, sobre la base de mi acervo de
conocimiento, admito como evidente «hasta nuevo aviso» se ha
vuelto problemático para mí. Ahora debo dirigir mi atención a él.
Esto significa, sin embargo, que la explicitación del núcleo de
experiencia sedimentado en mi acervo de experiencia ya no pue
de considerarse adecuada en la profundidad de un horizonte que
es adecuado «hasta nuevo aviso», y que debo retomar la explici
tación del horizonte. Por ello, la motivación fundamental para esto
ya está dada, de modo que la discrepancia entre mi acervo de ex
periencia y la experiencia concreta pone en tela de juicio, en todo
caso en principio, un ámbito parcial de mi acervo de conocimien
to. (El hecho de que en ciertas condiciones mi acervo de conoci
miento como tal se vuelva discutible, junto con los procesos de
sedimentación por los cuales se forman en general las tipificacio
nes y, por ende, el hecho de una «crisis» radical, son hechos que
no necesitamos discutir aquí,)
Por lo tanto, cuando abordo la re-explicitación del horizonte del
núcleo de experiencias que se ha vuelto cuestionable, la profundi
dad y la amplitud de la explicitación está condicionada por el
encuadre del problema. Examinemos nuevamente el ejemplo del
hongo cuya parte posterior no corresponde a ningún conjunto de
partes posteriores típicas de hongos. Si la re-explicitación es moti
vada solamente por la discrepancia de la experiencia actual con
mi acervo de conocimiento, y si, además de esto, no tiene ninguna
otra significación motivada para mí, entonces debo modificar por
entero mi tipo de hongo. Mediante un manejo más cuidadoso, un
examen detenido, etc., puedo llegar a la conclusión, por ejemplo,
de que es, con todo, un hongo. En adelante, mi tipo «hongo» mo
dificado deberá incluir, por consiguiente, una parte posterior de
hongo hasta ahora atípica. O puedo comprobar en cambio, con
una ulterior explicitación del lado frontal del objeto con aspecto
de hongo que tengo delante, que sus otras cualidades son incom
patibles con el tipo «hongo». En este caso, mi tipo «hongo» mo
dificado se restringirá en esa medida, ya que excluye la salvedad
hasta ahora, correspondiente a las partes anteriores típicas de los
Nijhoff, 1950, § 49-54. [Trad. al inglés por Dorion Cairns, Cnrlesinn Me-
ditations, La Haya, Maitinus Nijlioff, 1960.] Véase también Ideen, vol.
II, § 44-47.
32
29. hongos, que están asociadas con las que en adelante serán partes
posteriores atípicas de hongos. En ambos casos, se resuelve el pro
blema planteado, y lo que se hizo cuestionable durante la modifi
cación inicial del tipo es nuevamente presupuesto «hasta nuevo
aviso». Si mi encuadre del problema contiene aún otras motivacio
nes, naturalmente desearé llevar más adelante la explicitación del
horizonte antes de hallar una solución que sea satisfactoria «hasta
nuevo aviso».
Hasta ahora hemos examinado casos en los que la experiencia con
creta no puede ser insertada sin reservas en un conjunto situacio-
nalmcntc significativo de tipos. Sin embargo, una importante mo
tivación para la explicitación de horizontes puede darse también
de manera directa; a saber, que una experiencia se adapte sin ma
yor dificultad a los esquemas de referencia y al conjunto de tipos
pertenecientes a mi acervo de conocimiento, pese a lo cual no es
simplemente «pasada por alto» sino que más bien se torna cuestio
nable en la nueva situación, porque el nivel del cotijunio de tipos
se manifiesta insuficiente. La familiaridad es familiaridad única
mente con referencia a lo típico, mientras que los aspectos «típicos
del horizonte permanecen indeterminados, puesto que, con res
pecto a ellos, una tipificación ha demostrado ser superflua (es de
cir, en la anterior situación concreta de explicitación). Nuestro co
nocimiento es presupuesto; o sea que lo cuestionable fue explicita-
do, el problema fue resuelto, de un modo y en un grado que bas
taban para la problemática concreta situacionalmente condiciona
da. Pero esto significa también que el proceso de explicitación se
interrumpió en alguna parte ((fundamentalmente, siempre pudo
ser llevado más adelante!), de modo que la solución fue parcial;
en otras palabras, fue una solución «hasta nuevo aviso». Nuestro
acervo de conocimiento y sus esquemas correlativos de tipificación
resultan de la discontinuidad de los procesos de explicitación, y ma
nifiestan la sedimentación de problemáticas situacionales anteriores.
Ahora bien; toda nueva situación puede tener aspectos ontológi-
ca, biográfica y socialmente determinados, que hacen aparecer la
tipificación hasta ahora suficiente como insuficiente para mí en
lo que respecta a alguna experiencia concreta, y me impulsa a
avanzar, mediante esa experiencia, hacia nuevas explicitaciones. Ya
nos hemos detenido en un ejemplo simple. Puedo no haber comido
un hongo hasta ahora, por lo cual el nivel de tipificación de «hon
go» era suficiente para mí. A causa del hambre (causada por cual
quier tipo de circunstancia natural, social o específicamente bio
gráfica), ahora estoy interesado en comer hongos. Si veo uno de
ellos (vale decir, si una experiencia concreta entra sin discusión
en el esquema de referencia «hongo»), la inaccesibilidad del tipo
«hongo» penetra en la conciencia para mis experiencias y actos
ahora situacionalmente condicionados, Si eri algún momento an
terior aprendí ya a distinguir entre hongos comestibles y no comesti
bles, puedo ahora tratar de recordar los horizontes correspondien
tes que tal vez hayan quedado confusos, Si no, solo utilizaré con
jeturas, también ancladas en mi acervo de conocimiento y que,
33
30. como muchos otros problemas, fueron ya explicitadas por mis pre
decesores o semejantes: puedo llevarme el hongo a casa y comprar
un libro sobre hongos; o bien (presumiendo que estoy completa
mente librado a mis propios recursos) puedo emprender varios
experimentos, por ejemplo, con animales. El esquema de los expe
rimentos dependerá de mi acervo de conocimiento (p. ej,, mi
cuerpo y los cuerpos de ciertos animales han sido considerados si
milares en diversos aspectos; por lo tanto, puedo postular para el
experimento que también son iguales en estos aspectos, si irte su
cede que, no comiendo hongos, moriré de cualquier modo de
hambre; pero en caso de comer los hongos que no son dañinos
para otros animales, tengo cierta probabilidad de sobrevivir).
En todos estos casos, se trata de dar una explicitación adicional
del horizonte. Las explicitaciones previas atesoradas en mi acervo
de experiencia (determinadas por situaciones anteriores y consi
deradas como soluciones adecuadas para esas situaciones) no bas
tan para la solución de lo que es problemático en la situación ac
tual. Me veo ahora impulsado a continuar con la explicitación has
ta que la solución parezca suficiente también para el problema
concreto en consideración.
Hay otra circunstancia en la cual una experiencia puede hacerse
problemática con respecto a mi acervo de conocimiento. Como
hemos dicho, este no es un sistema lógicamente integrado, sino
solamente la totalidad de mis explicitaciones sedimentadas y situa-
cionalmente condicionadas, compuestas en parte de soluciones in
dividuales a los problemas y en parte de soluciones tradicionales
socialmente transmitidas. Toda nueva situación me aporta vm nuevo
conocimiento que no es examinado respecto de su compatibilidad
con esquemas de referencia que parecen ajenos a la problemática
en consideración. Tales esquemas de referencia no entran én modo
alguno en la captación de mi conciencia. Ahora bien; la insuficien
cia de las explicitaciones significativas hasta ahora, y en verdad la
insuficiencia de ámbitos enteros de esquemas de referencia, pue
de acceder a la conciencia por medio de muchas experiencias con
cretas. Con ayuda de otros esquemas, acometo entonces una ex-
plicitación de los esquemas de referencia que hasta ahora no me
han parecido inmediatamente significativos. Solo entonces puede
aparecer en la conciencia la incompatibilidad posible de dos o niás
ámbitos de esquemas de referencia. Esta incompatibilidad, por su
parte, me impulsa a buscar una nueva explicitación de la expe
riencia actual y de los horizontes circundantes que ahora se han
vuelto cuestionables, o de los esquemas que hasta ahora han sido
juzgados como suficientes. Así, aun en problemas prácticos tales
como los que se> me presentan en la vida cotidiana, puedo hallar
una tendencia al pensar «teórico» o, en todo caso, a una integra
ción al menos parcial de esquemas de referencia incompatibles en
mi acervo de conocimiento. Es obvio que por este medio de ningún
modo se logra una articulación lógica de mi acervo de conoci
miento. Los ámbitos compuestos de presuposiciones siguen siendo
para mí, como siempre, más o menos impenetrables u «opacos».
34
31. Si bien esta opacidad general del acervü de conocimiento dentro
del mundo de la vida parece una deficiencia, desde el punto de
vista del conocimiento teórico, debe recordarse que en la actitud
natural estoy gobernado por motivos pragmáticos. Mi acervo de
experiencia me sirve para la solución de problemas prácticos, En
el pensamiento teórico, puedo hacer de Ja duda un principio meto
dológico. En el mundo de la vida cotidiana me interesa, en cambio,
poder orientarme en mi acción de modo rutinario. Las explicita
ciones sedimentadas en mi acervo de conocimiento tienen el ca
rácter de directivas pava la acción: si las cosas son de tal y cual
manera, actuaré de tal y cual manera. La utilización eficaz de
esas directivas hace que no necesite buscar en todo momento nue
vas soluciones pava los problemas, explicitaciones de horizonte, etc.,
sino que puedo actuar en cambio como ya he actuado «en tales
circunstancias». Así, aunque las directivas pueden ser, por ende,
opacas en todo su horizonte «teórico», se me aparecen en las si
tuaciones «prácticas» como evidentemente aplicables. Su continuo
éxito «práctico» garantiza para mí su confiabilidad, y se convier
ten en normas habituales, bajo la forma de recetas. Naturalmente,
debe observarse también que mi acervo de experiencia se transmite
socialmente en considerable medida. Las recetas ya han sido «pro
badas» en otras partes. La primera garantía de las recetas es de
carácter social.
[C]. La estructuración del mundo
de la vida para el sujeto vivo
Gomo ya hemos dicho, el mundo de la vida es intersubjetivo desde
el comienzo. Se me presenta como un contexto subjetivo de senti
do; aparece dotado de sentido en los actos explicitativos de mi
conciencia. El mundo de la vida es algo que debe ser dominado de
acuerdo con mis intereses particulares. Proyecto mis propios planes
en el mundo de la vida, y este resiste la realización de mis objeti
vos, por lo cual algunas cosas se me hacen factibles y otras no.
Desde el comienzo, sin embargo, encuentro en mi mundo de la
vida a semejantes que se manifiestan no solo como organismos, sino
también como cuerpos dotados de conciencia, como hombres «"igua
les a mi». La conducta de un semejante no es, digamos, un su
ceso espaciotemporal, sino más bien una acción «como la mía». Es
decir, está sumergida para él en contextos de sentido, y está subje
tivamente motivada e intencionalmente articulada de acuerdo con
sus intereses particulares y con lo que le resulta factible. Normal
mente, en la actitud natural «sabemos» lo que otro está haciendo,
por qué lo hace y por qué lo hace ahora y en estas circunstancias.
El sentido no es una cualidad de ciertas vivencias que emergen ní
tidamente en el flujo de conciencia, es decir, de las objetividades
constituidas dentro de este. Es más bien el resultado de mi eocpli-
35
32. citación de vivencias pasadas que son captadas reflexivamente des
de un Ahora actual y desde un esquema de referencia actualmente
válido. En la medida en que estoy envuelto en vivencias y dirigi
do hacia los Objetos a los que ellas apuntan, esas vivencias no
tienen ningún sentido para mí (¡aparte de la particular estructura
de sentido y temporal de la acción!). Las vivencias adquieren sen
tido por vez primera cuando son explicadas post hoc y se hacen
comprensibles para mí como experiencias bien circunscritas. Así,
solo tienen Sentido subjetivamente aquellas vivencias que son pre
sentadas por el recuerdo en su efectividad, que son examinadas
con respecto a su constitución y que son explicadas en cuanto a su
posición en un esquema de referencia a mano.8
Por consiguiente, solo en la explicitación mi propia conducta ad
quiere sentido para mí. Pero, a su vez, la conducta de mis semejan
tes se me hace «inteligible» mediante la interpretación en mi acervo
de conocimiento de sus gestos corporales, sus movimientos expresi
vos, etc, con lo cual simplemente acepto como dada la posibilidad
de su conducta con sentido. Además, sé que mi conducta puede ser
explicitada por él como provista de sentido en sus actos de inter
pretación, y «sé que él sabe que yo sé». El mundo de la vida coti
diana es, por lo tanto, fundamentalmente intersubjetivo: es un
mundo social. Todos los actos, cualesquiera que sean, se refieren
a un sentido que es explicitable y debe ser explicitado por mí, si
deseo orientarme en el mundo de la vida. La interpretación del sen
tido, la «comprensión», es un principio fundamental de la actitud
natural en lo que respecta a mis semejantes.
Pero no solo la acción actualmente comprehendida de mis seme
jantes (o mía) se experimenta subjetivamente como conducta mo
tivada y tendiente a un fin, es decir, con sentido, sino también las
institucionalizaciones de la acción en encuadres sociales. Estas se
refieren, en principio, a la acción de mis semejantes, mis prede
cesores, ya se los explicite como seres anónimos («se lo hace de este
modo»), como legisladores individualizados, como fundadores de
religiones, etc. La acción de ellos se refiere nuevamente al sentido
que han dado a su acción.
Esto es análogamente válido para las objetivaciones de las inten
ciones humanas en sistemas de signos y lenguaje, y también para
los resultados objetivados de actos humanos, tales como las obras
de arte. Todos ellos se refieren a actos originales de explicitaciones
reflexivas que otorgan sentido a posteriores actos de re-explicitación,
v a su transformación en algo habitual dentro de lo que mis pre
decesores y mis colegas de tradición y de cosmovisión natural-re
lativa® consideran como provisto de sentido y evidente,
Pero ni siquiera las herramientas son experimentadas solo como
cosas del mundo externo (lo cual también son, por supuesto), sino
B Véase Der sinnhafle Aufbau der sozialen Well, Viena, Springer,
J932; 2? ed., Viena, Springer, 1960, § 2. [Trad. al inglés por George
Watsl y Frederick Lehnert, The Phenomenology oí the Social World,
Evaristo», III,, Nortlwestern University Press, 19G7, págs, 45-96.1
9 La expresión es utilizada aquí en el sentido que 1c da Max Scheler.
36
33. que más bien se las considera en un esquema de referencia subje
tivo de intereses y contextos de planes. Ellas son, para mí, una
«tenaza» o un «martillo» con los que puedo obtener ciertos resulta
dos. Al mismo tiempo, sin embargo, apuntan a un esquema de re
ferencia más o menos anónimo de sit utilidad «para todos», o pa
ra un «trabajador», etc. Y sin duda es posible, en principio, hacer
referencia a los actos originarios dadores de sentido de «alguien»,
o de cierta figura histórica o mitológica que inventó la herramien
ta. En la actitud natural, estos diversos estratos culturales de sen
tido se adhieren siempre al objeto, aunque yo no tenga ante mi
reflexión los actos dadores de sentido.
Finalmente, como ya hemos dicho, también los objetos naturales
como tales están incluidos en el ámbito de sentido perteneciente
a la cultura. Mis experiencias de las objetividades naturales en el
mundo de la vida adhieren siempre al sentido de la capacidad bá
sica para experimentarlas de mis semejantes, y se me aparecen en
tipificaciones lingüísticas, recetas de conducta, etc., en las cuales
las explicitaciones de mis predecesores siempre están presentes pa
ra mí. En la actitud natural, estoy ya advertido de la historicidad
del mundo social y cultural. La cuestionabilidad del mundo so
cial y cultural es de carácter histórico. Sus objetivaciones son atri-
buibles a hechos humanos, que pueden ser explicitados en lo que
respecta a su sentido, mediante el cual «comprendo» el propósito
de la herramienta, capto lo que representa un signo y entiendo có
mo se orienta un hombre en su relación con un medio social.
Ahora bien; en la actitud natural, es evidente para mí que, en prin
cipio, mi semejante, «todo el que» es como yo, experimenta subje
tivamente, en contextos subjetivos de sentido, las resistencias y li
mitaciones a los proyectos, así como los motivos «obvios» de los
actos, etc., que nos impone el mundo natural y social. Es también
evidente para mí que esta articulación de naturaleza y sociedad
que me trasciende y lo trasciende a él es la misma, y, por consi
guiente, que sus contextos subjetivos de sentido, así como mis indicios
y modos de aprehensión subjetivamente experimentados, son de
un orden «Objetivo».
Cada individuo vive su ciclo vital de nacimiento, vejez y muerte;
está sujeto a las vicisitudes de la salud y la enfermedad; oscila en
tre la esperanza y la pesadumbre. Todo hombre toma parte en el
ritmo de la naturaleza, ve el movimiento del sol, la luna y las estre
llas, vive e] pasaje del día a la noche y está situado en algún punto
de la sucesión de las estaciones. Todo hombre tiene relaciones
mutuas con otros hombres, y es miembro de una estructura social
en la que ha nacido o a la que se ha incorporado y que existía an
tes de él y existirá después de él. Todo sistema social total tiene
estructuras de relaciones familiares, grupos de edad y generaciones;
tiene divisiones del trabajo y diferenciaciones según las ocupaciones;
tiene equilibrios de poder y de dominio, dirigentes y dirigidos, y los
tiene con todas las jerarquías asociadas, Cada hombre puede vivir
entonces el mundo social como un sistema ordenado con determi
nadas constantes relaciónales, aunque sus aprehensiones en pers
37
34. pectiva, sus explicaciones subjetivas del orden, dependan, para iní
tanto como para él, de su posición o punto de vista, que en parte
le es impuesto y en parte está determinado por la cadena biográ
fica cíe sus decisiones; pero a la vez, en principio, el mundo socia}
es «comprensible» para mí de otra manera.
[DI, Planes y factibilidades
Dijimos que el pensar, en la actitud natural, está determinado por
el motivo pragmático. Debemos orientarnos en el mundo de la
vida y, mientras actuamos y recibimos la acción de otros, debemos
ajustar cuentas con los datos que nos imponen lal naturaleza y la
sociedad. Sin embargo, es mediante mi acción, mediante mi activi
dad somática y por mediación somática, como procuro modificar
lo que se me impone. Cada paso obedece al mismo precepto. El
mundo de la vida es, ante todo, el ámbito de la práctica, de la
acción. Los problemas de la acción y la elección deben ocupar, por
lo tanto, un lugar fundamental en el análisis del mundo de la vi
da.10 En este punto, solo es preciso formular unas pocas observar
ciones para caracterizar en general el papel del motivo pragmáti
co en la actitud natural.
En nuestro pensar del mundo de la vida estamos, ante todo, orien
tados hacia el futuro. Lo que ya ha sucedido puede ser reinterpreta
do, pero no es posible modificarlo. En cambio, lo que está por
venir es, en parte, ajeno a nuestra influencia (como sabemos por
nuestra experiencia anterior), pero en parte modificablc mediante
nuestros actos posibles. Este conocimiento desde luego, descansa,
en las idealizaciones del «y así sucesivamente» y del «puedo vol
ver a hacerlo». Con respecto a los sucesos futuros que no pueden
ser influidos somos, en verdad, meros espectadores. Sin embar
go, no por ello somos no participantes; más bien estamos moti
vados por el dolor y la esperanza. Con respecto a esos sucesos fu
turos que suponemos modificablcs por nuestras acciones, debemos
decidir si queremos actuar o no, y cómo actuar si se presenta la
ocasión. No obstante, en toda situación biográfica especifica (a la
cual, naturalmente, pertenece también mi acervo de experiencia)
comprobamos que muchos elementos del mundo de la vida son
inalterables, mientras que muchos son modificablcs por mi acción.
Me encuentro en una situación espaciotesmporal y social, en un
mundo circundante natural y socialmente articulado, Como con
secuencia de esto, surgen para mí estructuras de significatividad
que (por medio de la memoria y de mi pasado, de la decisión pa
sada, de los actos emprendidos y de los proyectos inconclusos) se
combinan en un sistema planificado, el cual, en verdad, no es ho-
mogéneo, pero se me aparece como uniforme. A veces puede ha-
10 Véase el cap. 5 [en el vol. II de este estudio, a publicarse más ade
lante].
38
35. bei1
, en el primer plano de mi conciencia, un plan que esté determi
nado por un interés predominante. Sin embargo, siempre está ro
deado por un horizonte de sentido al cual puedo volver a referir
me explícitamente. Si lo hago, descubriré que el interés predomi
nante está vinculado con otros intereses; que un objetivo a concre
tar es un paso parcial hacia la concreción de objetivos supeiiores;
que las decisiones han resultado de decisiones anteriores. En la
vida cotidiana, los actos integran un sistema de planes de orden
superior: para un ámbito específico del mundo de la vida, para el
día, para el año, para el trabajo y el ocio, que a su vez tienen su
lugar en un plan de vida más o menos determinado. Si, por el
momento, concreto mi designio de escribir una carta a mi amigo,
entonces puedo decir sin ulterior explicación: hoy solo tengo unas
pocas horas, por esta y aquella razón; me propongo visitar pronto
Ja ciudad donde vive nú amigo, por esta y aquella razón; en los
próximos días debo resolver un problema que mi amigo conoce,
v así sucesivamente.
El hecho de que mis actos, que puedo aprehender como actos tí
picos, han de tener consecuencias típicas, está al mismo tiempo pre
sente para mí en mi acervo de experiencia. He escrito cartas simi
lares a otros amigos, y ellos han reaccionado de tal o cual manera.
He escrito cartas con contenidos diferentes al mismo amigo, y
este ha reaccionado de tal o cual manera. Más simplemente aún:
mediante lo que escribo, he logrado provocar una alteración irre
vocable en mi mundo circundante, por pequeña que sea. Toda
acción en mi mundo circundante lo modifica.
Además, es también obvio para mí que (si deseo escribir a mi ami
go) debo emprender toda una serie de acciones componentes que
son fines subordinados, dirigidos hacia un objetivo superior. Debo
escribir señales específicas; no puedo simplemente imaginar la car
ta. Solo puedo elegir entre unas pocas posibilidades, que conozco
por mi experiencia anterior: lapicera, lápiz, máquina de escribir,
cada una de las cuales tiene a su vez un horizonte de sentido que
ya ha sido explicado, como la impersonalidad, la indiferencia, etc.
Estas posibilidades me obligan a su vez —cada una según mis in
tereses particulares, mis relaciones con mi amigo y las limitacio
nes de la situación (escribo más o menos sobre la línea y só¡!'p
tengo un lápiz a mano)—■a tomar decisiones dentro de una jerar
quía de planes. Si elijo la lapicera, 110 puedo escribir la misma
carta con el lápiz. Si «pido» a mi amigo cierta información, no
puedo «rogarle» que me la suministre, etc. Si mi tiempo es muy
limitado, puedo solamente escribir a mi amigo X, pero no a Y
ni a Z.
En resumen: en la actitud natural no actúo solamente dentro de
una jerarquía biográficamente determinada de planes. Por el con
trario, veo también las consecuencias típicas de mis actos que son
también aprehendidos como típicos, y me inserto en una estructu
ra de incompatibilidades que es vivida como obvia. Ellas son de ca
rácter en parte ontológico (no puedo escribir cartas con los ojos),
en parte histórico (nunca «se me habría ocurrido», en el siglo xv,
39
36. escribir con otra cosa que con una pluma), y en parte biográfico
(no he aprendido a escribir de manera legible; debo escribir con
uña máquina de escribir). Así, las jerarquías pinamente concebi
bles de planes se enfrentan con esferas específicas y parcialmente
iiiaherables de incompatibilidades; el resultado es un sistema de
motivaciones para alcanzar objetivos factibles.
40
37. 2. Las estratificaciones del
mundo de la vida
Hasta ahora nos hemos ocupado del mundo de la vida cotidiana,
que definimos como esa realidad que la persona alerta, normal y
madura encuentra dada de manera directa en la actitud natural.
Así, el concepto de mundo de la vida cotidiana abarca algo más
que el concepto de «realidad eminente»1 de William James, qüe
se refiere al mundo físico perceptible por tos sentidos. Como he
mos señalado, tanto el estrato cultural de sentido, primero que
convierte a los Objetos físicos en objetos de la experiencia inge
nua, como el mundo social cotidiano pertenecen también al muni
do de la vida cotidiana. Sin embargo, el mundo de la vida abarca
más aún que la realidad cotidiana. El hombre se hunde en el sueño
día tras día. Abandona la actitud natural cotidiana para entregarse
a mundos ficticios, a fantasías. Puede trascender la cotidianidad
por medio de símbolos. Finalmente, como caso especial, puede mo
dificar conscientemente la actitud natural. Ahora bien, podemos
pensar el concepto de mundo de la vida tan ampliamente que in
cluya todas las modificaciones de actitudes y estados de alerta, o
sea la tensión de la conciencia presente en el adulto normal. Tam
bién podemos contrastar el mundo del pensamiento científico con
el mundo de la vida de la experiencia natural. Se trata, en definiti
va, de una cuestión terminológica. Es sumamente importante, sin
embargo, describir la estructura de los ámbitos cuasi-ontológicos
de realidad que son vividos por el adulto normal y alerta. Al ha
cerlo, debemos dejar de lado los problemas especiales del mundo
del niño y de las realidades patológicas. Debe quedar establecido
también que el mundo de la vida cotidiana es el ámbito de reali
dad eminente, y que la actitud natural es la actitud fundamental
del adulto normal.
La parte de nuestra investigación que exponemos en la sección si
guiente está dedicada a describir este ámbito, el cual reviste sin
gular importancia para las ciencias sociales. En la segunda sección
de este capítulo analizaremos la estratificación temporal, espacial
y social de este ámbito; pero tenemos que investigar especialmente
la estructura cuasi-ontológiea del mundo de la vida, entendida en
el sentido más amplio.
t [William James, Principies of Psychotogy, & Nueva York, Henry, 2
vols., 1890, vol. II, cap. 21.]
41
38. [A]. Ambitos de realidad con una
estructura finita de sentido
1. El acento de realidad
En un conocido capítulo de su obra The Principies of Psycholo-
gy,2 William James sostenía que la realidad no es nada más que
un conjunto de relaciones con nuestra vida activa y emocional. La
fuente de toda realidad es subjetiva; todo lo que despierta nuestro
interés es real: llamar a un objeto real significa que este se en
cuentra en una relación definida con nosotros. «En síntesis, la pa
labra “real” es una orla de sentido». Nuestro primer impulso es
tomar como inmediatamente real todo aquello a lo que nos refe
rimos, en la medida en que no sea contradicho. Sin embargo, debe
haber varios —probablemente infinitos— órdenes diferentes de
realidad que, en un momento dado, tienen un especial estilo de
£Cr, característico de ellos solamente. James los llamaba «subuni-
versos».8 Cita como ejemplo el mundo del sentido —es decir, el
mundo de los objetos físicos (al que considera el orden principal
de realidad)—, el inundo de la ciencia, el mundo de las relaciones
ideales, el mundo de los ídolos, los diversos mundos sobrenatura
les de la mitología y de la religión, los variados subuniversos de
sentidos individuales, y los mundos de los visionarios y de los locos.
En la medida en que se le presta atención, cada uno de esos mun
dos es real a su manera; pero tan pronto como se le retira la aten
ción, el mundo desaparece como realidad. Según James, todas las
proposiciones, sean atributivas o existenciales, son creídas por el
mero hecho de ser pensadas, mientras no discrepen con otras pro
posiciones en las que se cree al mismo tiemoo fafirman que sus
términos son idénticos a los de otras proposiciones). Así, por ejem
plo, el mundo del juego de una niña es «real» mientras no se lo
perturba. La niña es realmente la «madre» y su n^uñeca es «real
mente» un bebé. En el mundo de la producción artística, el Caba
llero, la Muerte y el Diablo tienen existencia real en el grabado
de Dinero, es decir, tienen existencia en el ámbito de sentido de
la fantasía artística. En la realidad del mundo externo, son «re
presentaciones» pictóricas. Durante la función, Hamlet es real pa
ra nosotros como Hamlet, no como el actor X que «representa» a
Hamlet.
Munido de estas ideas respecto del carácter de la realidad, James
aborda problemas esenciales, que son también importantes para
nuestras consideraciones. De todos modos, James se movió delibe
radamente dentro de los límites de un nivel psicológico de inves
tigación; ahora desarrollaremos en otra dirección sus pasos ini
2 Ibid., págs. 282-322. [Véase también «Sobre las realidades múltiples»,
en Schutz El problema de la realidad social, pág. 197 y sigs. de la ver
sión castellana. (N . del E ) ]
3 Ibid,, cap. 21.
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