El poema describe la decadencia de la antigua Roma. En la primera estrofa, el peregrino busca la gloriosa Roma pero solo encuentra ruinas donde antes había murallas y edificios. En la segunda estrofa, señala que solo permanece el río Tiber como testigo de lo que fue la ciudad. En la última estrofa concluye que de la grandeza de Roma solo queda lo fugaz y lo que era firme ha huido.