Pol Pot aplicó un brutal régimen comunista en Camboya entre 1975 y 1979. Abolió el dinero, las ciudades, escuelas y hospitales, obligando a la mitad de la población a trabajar en el campo. Miles murieron de hambre, enfermedad y torturas. Se prohibieron las prácticas religiosas y fueron asesinados intelectuales, profesionales y quienes usaban gafas. El objetivo era crear una sociedad sin lazos familiares ni sentimientos humanos regida por el trabajo forzado y el culto a la personalidad
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EL MODELO COMUNISTA DE POL POT
Pol Pot nació en el seno de una familia campesina acomodada con suficientes medios para que
estudiara en París. Allí se empapó de ideología comunista. ¿Su etapa favorita de la Historia del
Mundo Contemporáneo? ¿Su personaje? Robespierre.
Consideraba que el comunismo había fracasado en la Unión Soviética y en China por la
enormidad y complejidad social de ambos países. En uno pequeño como Camboya cuya
población ascendía a seis millones, sí era viable la aplicación de la utopía comunista aunque a
Pol Pot aún le sobraban cinco. Con un millón de habitantes era realizable una revolución
comunista campesina.
Camboya había sido una colonia de la Indochina francesa integrada también por Vietnam y
Laos. El rey Sihanuk gobernó con el beneplácito de Francia hasta que sufrió un derrocamiento
por parte de su propio gobierno ante la pasividad de Estado Unidos.
Camboya se vio afectada por la guerra que mantenía Vietnam del Norte, gobernada por el
líder comunista Ho Chi Minh, contra Estados Unidos que pretendía evitar la penetración del
comunismo en Vietnam del Sur. Los bombardeos estadounidenses destinados a eliminar a las
fuerzas guerrilleras del Vietcong, mataron también entre cincuenta y cien mil camboyanos. Ho
Chi Minh decidió apoyar a Pol Pot y sus jemeres rojos en la tarea de hacerse con el poder en
Camboya. Lo consiguió en 1975, seis años después de la muerte del líder vietnamita.
La brutalidad de ambos genocidas se explica en un espacio geopolítico donde no había una
tradición cultural de dos conceptos: la libertad individual y el sometimiento al imperio de la
ley, incluidos los gobernantes.
Pol Pot tomó la capital (Phnom Penh) en abril de 1975 con sus jóvenes jemeres rojos que
nunca sonreían. Era la ocasión de alcanzar una sociedad plenamente comunista. Entre 1976 y
1980 el líder camboyano pondría las bases para conseguir una sociedad perfecta. Los
instrumentos para conseguirla: los trabajos forzados, las hambrunas provocadas y las torturas.
Como primera medida, se hacía preciso acabar con las ciudades, las escuelas, los hospitales y
el dinero. Aproximadamente la mitad de la población camboyana fue obligada a ir al campo.
Entre los deportados había hospitalizados y ancianos que fueron los primeros en morir
abandonados en las cunetas. Los jemeres rojos mataron a los que no querían abandonar sus
casas.
Los antiguos habitantes de las ciudades recibieron el nombre de “pueblo nuevo”. Los
campesinos fueron llamados “pueblo viejo”. El Partido Comunista Camboya los enfrentó
mediante el procedimiento de darles a estos últimos pequeños privilegios, vgr. Cultivar una
parcela, comer primero que los otros, consumir los escasos medicamentos que llegaban de
China o votar en las elecciones de candidato único. En cuatro años, los de “pueblo nuevo” ya
habían muerto y sus cadáveres eran empleados como fertilizantes en los campos de arroz.
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También fueron directamente exterminados antiguos funcionarios e intelectuales. La
revolución estaba en peligro si había individuos que pudieran aprender por sí mismos de tal
manera que los primeros en morir fueron los que llevaban gafas. Los que tenían prácticas
religiosas tampoco estaban en condiciones de recibir el mensaje revolucionario. En perfecta
coherencia, fueron exterminados todos los budistas y la mitad de los cristianos y musulmanes.
La revolución significa empezar de cero y sólo un niño recién nacido con la mente en blanco
asimilaría plenamente la utopía comunista. Los libros extranjeros fueron quemados y la
instrucción quedó reducida a algunas clases de lectura y de escritura de cantos revolucionarios
entre los cinco y nueve años durante una hora diaria. Con nueve años se les enseñaba a poner
inyecciones o a manejar un arma. Su crueldad resultó ser legendaria. KASSIE NEOU cometió el
delito de hablar inglés. Sobrevivió en un centro de detención donde contaba a sus guardianes
niños y adolescentes las fábulas de Esopo y otros cuentos. El terror alcanzó a la propia
jerarquía del Partido Comunista camboyano que fue devorada por purgas. Sin acusaciones
previas ni juicio fueron asesinados los propios compañeros de Pol Pot a so capa de ser
colabores de Vietnam del Norte o de Estados Unidos.
El trabajo en el campo tenía el objetivo de aumentar la producción de arroz. Antes de 1975,
Camboya exportaba arroz y alimentaba a su población. Tras el inicio de la revolución, las
hambrunas acabaron con los animales domésticos, cangrejos, ranas, caracoles, lagartos,
serpientes, hormigas y arañas de los arrozales. También abundaron las prácticas de
canibalismo. De hecho, los mandos lo practicaban porque negaban la condición humana de sus
víctimas.
El régimen de Pol Pot también empleó a fondo para disolver los lazos familiares, a tal efecto se
anuló la autoridad de los maridos y de los padres, y las autoridades procuraron separar a los
miembros de una familia asignándoles destinos en aldeas distantes. Se les enseñó que debían
arrancar cualquier sentimiento de humanidad: los padres debían abandonar a sus hijos
enfermos y ni siquiera verlos cuando hubieran muerto; también sufrían castigo los que
ayudaran a un vecino enfermo. La consecuencia a largo plazo fue que los supervivientes
aprendieron a mentir y a robar.
El asesinato fue el método de gobierno durante la dictadura de Pol Pot. Las causas para
cometerlo eran variadas: conspiraciones contra Pol Pot, robo de arroz, visitas a los familiares,
no cumplir con las obligaciones laborales, consumir alcohol, prácticas religiosas, desear la
desaparición del régimen, reconocer que se tenía hambre.
Las fuerzas vietnamitas ocuparon Camboya en 1975 y Pol Pot huyó a las montañas donde
falleció veintitrés años más tarde.
Cabe destacar el fragmento de un discurso de un mando jemer rojo de Tonle Bati, verano de
1975 porque recoge algunas de las ideas básicas de la vía camboyana al paraíso comunista.
“En la Camboya democrática (…) debemos pensar en el futuro. El pasado está enterrado. Los
“nuevos” deben olvidar el coñac, las ropas caras y el corte del pelo de moda (…) no tenemos
necesidad de la tecnología de los capitalistas, ¡nada de nada! En el nuevo sistema, ya n hay
necesidad de enviar a los niños a la escuela. Nuestra escuela es el campo. La tierra es nuestro
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papel, el arado nuestra pluma: ¡escribiremos trabajando! Los certificados y los exámenes son
inútiles: aprended a arar y a excavar canales: ¡ésos son vuestros nuevos diplomas! Y los
médicos, ¡tampoco necesitamos ya a los médicos! Si alguien los necesita, que le arranquen los
intestinos, ¡yo mismo me encargaré de ellos!”
“Ya veis lo fácil que es, no hay ninguna necesidad de ir a la escuela para esto! ¡Tampoco
tenemos necesidad de profesiones capitalistas como los ingenieros o los profesores! No
necesitamos maestros de escuela para decirnos lo que hay que hacer; todos están
corrompidos. Sólo necesitamos gentes que quieran trabajar duro en los campos. Sin embargo,
camaradas… hay quienes rechazan el trabajo y el sacrificio… Hay agitadores que no tienen la
buena mentalidad revolucionaria… ¡Ésos, camaradas, son nuestros enemigos! ¡Y algunos están
aquí mismo, esta noche!”
“¡Esas gentes se aferran al viejo modo de pensamiento capitalista! Se les puede reconocer:
¡veo entre vosotros algunos que todavía llevan gafas! Y ¿por qué se ponen gafas? ¿No pueden
verme s les doy una bofetada?”
Después de este significativo discurso, añado otro detalle clarificador de la naturaleza de la vía
camboyana hacia la utopía comunista: una canción de cuna concluye: “No debes olvidar nunca
la venganza de clase”