El poema compara al yo poético con diferentes objetos que se mueven al azar sin un rumbo fijo, como una saeta lanzada sin saber a dónde caerá, una hoja seca arrastrada por el viento sin saber en qué surco terminará, una ola empujada por el viento en el mar sin saber hacia qué playa se dirige, y una luz temblorosa a punto de apagarse sin saber cuál será la última. Del mismo modo, el yo poético cruza el mundo sin pensar de dónde viene ni a dónde lo lle