2. Dios
Creemos en el
único y eterno
Dios
todopoderoso,
omnisciente,
omnipresente,
que creó y
sostiene el
universo y todo
lo que hay en
él.
La Biblia nos enseña que «Dios es espíritu» (Juan 4:24) y que «Dios es
amor» (1 Juan 4:8). Él ama a cada persona con un amor eterno e
inagotable, vela por cada ser humano y desea que cada hombre,
mujer y niño del mundo entable una relación personal con Él.
3. Jesucristo
Tan grande es el amor
que abriga Dios por
nosotros que entregó
a Su único hijo
Jesucristo para
conceder salvación al
mundo (Juan 3:16) e
instruir a la
humanidad en Su
amor. Jesús es la
manifestación del
amor de Dios. Sufrió
y murió crucificado
para expiar los pecados de la humanidad y propiciar nuestra
reconciliación con Dios (Isaías 53:4–6).
Tres días después de Su
muerte en la cruz, Jesús
resucitó, y cuarenta días
después, ascendió al Cielo
(Hechos 1:3). En un futuro
retornará al mundo para
establecer Su reino de
amor y justicia en la Tierra
(Apocalipsis 11:15).
4. Todo el que acepte el perdón que ofrece Dios por los pecados a través
de Su hijo Jesucristo, será dispensado y redimido, y vivirá para siempre
en la presencia de Dios en el más allá.
Salvación por gracia
La salvación —redención del pecado—
es un regalo de Dios, una muestra de Su
amor, misericordia y perdón que solo
puede obtenerse creyendo en Jesús.
5. El Espíritu Santo
Antes de ascender al Cielo,
Jesús prometió enviar el
Espíritu Santo a Sus
seguidores a fin de
fortalecerlos y guiarlos en su
vida espiritual y su relación
con Dios y permanecer junto
a ellos para siempre.
(Juan 14:16).
Cualquier creyente
puede recibir la
infusión del Espíritu
Santo: basta con que
se la pida a Dios.
6. La Palabra de Dios
La Palabra de Dios
es la piedra angular
de nuestras
creencias,
actividades y modo
de vida.
Sostenemos que la
Biblia es la Palabra
de Dios, escrita por
hombres de fe que
hablaron movidos
por el Espíritu
Santo (2 Pedro
1:21).
La Palabra de Dios explica
en qué consiste Su plan
para la humanidad, nos
enseña a convivir en
armonía con Dios y los
demás, nos orienta en
nuestro accionar y
nuestras decisiones y es
esencial para nuestra
fortaleza y desarrollo
espiritual.
7. Fe
La Biblia señala que
Dios honra y premia a
quienes se acercan a Él
con fe (Hebreos 11:6).
La fe crece y se
fortalece mediante el
estudio de la Palabra de
Dios (Romanos 10:17).
Una fe viva se traduce
en actos (Santiago 2:17).
Estimamos que nuestra
fe debería integrarse
a todos los ámbitos de nuestra vida e interacciones. «El justo por la fe
vivirá» (Romanos 1:17).
Confiamos en que al encomendar nuestra vida, nuestras aspiraciones
y nuestro futuro a Dios, Él cumplirá las promesas que nos ha hecho.
Hará que todo lo que acontezca en la vida de quienes lo aman, a la
postre redunde en su bien (Romanos 8:28).
8. Vivir conforme a los
principios divinos
Consideramos que la vida
del cristiano debería ser un
vivo ejemplo del amor de
Dios, tanto de palabra como
de obra. Las virtudes
espirituales enumeradas en
la Biblia se debieran reflejar
en nuestra vida, a saber: el
amor, el gozo, la paz, la
paciencia, la benignidad, la
bondad, la fe, la
mansedumbre y la
templanza (Gálatas 5:22,23).
9. La comunicación con Dios
La oración es el medio por el que nos comunicamos con Dios. A
través de la oración demostramos nuestra dependencia en Dios, le
expresamos nuestra alabanza y gratitud y le presentamos
peticiones relacionadas con nuestras propias necesidades y las de
nuestros semejantes.
Dios procura comunicarse con la gente. Desea estar muy presente
en la vida de cada persona y brindarle orientación, ánimo y
conocimiento. Habla al corazón de todo aquel que lo busque, ya
por medios imperceptibles, ya por señales visibles de Su presencia.
La Biblia denomina don de profecía a la capacidad para recibir
mensajes directos de Dios.
10. La Gran Misión
Cristo encomendó a Sus
seguidores la misión de
propagar las buenas
nuevas de Su amor y
salvación (Marcos 16:15).
El amor y la salvación
por medio de Jesús son
un regalo para toda la
humanidad que
debemos compartir
libremente.
11. La comunidad de fe
Sostenemos que la Iglesia es una entidad espiritual que comprende
a todo el que cree en Jesucristo. La hermandad de los cristianos no
consiste en edificios, confesiones e instituciones, sino que entraña
una comunidad de fe, unida en espíritu por medio del amor. «Dios
es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario
que adoren» (Juan 4:24).
12. La ley del amor de Dios
Un experto en la Ley Mosaica puso a prueba a Jesús preguntándole:
«Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas». (Mateo
22:37-40)
El amor abnegado y desinteresado
—el amor de Dios por nuestros
semejantes— debiera ser el móvil
que anima las acciones del
cristiano.
13. Ángeles y creyentes difuntos
Los ángeles son seres poderosos creados por Dios con la tarea de
velar por los hombres. La Biblia narra numerosos episodios de
ángeles que intervinieron para resguardar, asistir y transmitir
mensajes al pueblo de Dios, y estamos convencidos de que siguen
haciendo eso mismo en la actualidad.
Además de los ángeles, Dios también dota de poder a los espíritus de
creyentes difuntos para que atiendan a Su pueblo y le comuniquen
Sus mensajes. Prueba bíblica de ello se encuentra en el pasaje en que
los espíritus de los profetas difuntos Moisés y Elías, se aparecieron a
Jesús y dialogaron con Él (Lucas 9:28–31). Pablo aludió a los creyentes
difuntos como «una gran nube de testigos» que vela por quienes nos
encontramos en la Tierra (Hebreos 12:1).
14. La guerra espiritual
Mantenemos que en el plano espiritual se libra una guerra implacable
entre Dios y sus fuerzas del bien y Satanás y sus fuerzas malignas, y
que ambos bandos procuran influir en las almas y las conciencias de la
humanidad y alterar el curso de la Historia. Los cristianos participan
activamente en esa guerra espiritual cuando sus decisiones y sus actos
están en consonancia con Dios y contribuyen a propagar Su reino.
La Biblia vaticina que en última
instancia Satanás y sus fuerzas serán
derrotadas y que finalmente se
impondrá el plan de Dios para la
humanidad (Apocalipsis 20:1-3,10).