El documento presenta las reflexiones de Francisco Quiñones sobre el futuro de Pozo Alcón. Expresa su preocupación por la pérdida constante de población en el pueblo y la falta de esfuerzos para revertir esta tendencia. También critica la actitud resignada que se transmite a los jóvenes, lo que les lleva a abandonar el pueblo en busca de oportunidades en otros lugares. Finalmente, plantea la posibilidad de ilusionar a los residentes hablando con alegría y aprecio sobre Pozo Alcón.
APOS - Global Médica SA: Contrato de prestación de servicios farmacéuticos
REFLEXIONES SOBRE EL FUTURO DE UN PUEBLO
1. REFLEXIONES JUNTO
A LA FUENTE TAZA
… crear puestos de trabajo,
¿para quién, para quiénes?
Otro Año Nuevo… Promesas, compromisos, buenos deseos… que se
desvanecen al son de las campanadas que nos marcan el ritmo al que hemos
de tomar las “uvas de la suerte”. Día 1 de enero de 2018, finalizado el
Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, los Telediarios rompen la
exigua tregua de la Nochevieja y nos recuerdan que no nos hagamos ilusiones:
2018 será como 2017 o peor. A veces nos preguntamos, ¿cómo es posible
armonizar los deseos de paz, felicidad, prosperidad… con lo que a diario nos
muestran los medios de comunicación?, los dichosos medios, empeñados en
amargarnos la vida, hurgando
permanentemente en lo más sórdido
del comportamiento humano;
imágenes de pateras hundidas en el
Mediterráneo, masacres en Siria e
Irak, los “chascarrillos atómicos” de
Donald Trump y Kim-Jong-Un, y sin
solución de continuidad nos ofrecen
un idílico crucero, en el que, a poco
que nos lo propongamos podemos
alcanzar el éxtasis. Pues ni una cosa
ni otra, ni bajón ni subidón;
mantengamos activadas la empatía
y la compasión y nuestra disposición
a tender la mano a quienes lo
necesiten.
Ya saben que cuando me refiero a nuestro pueblo digo… ”esto es como una
chispa”, y por desgracia cada vez más pequeña; en el pasado 2017 perdimos
99 habitantes. ¿Desgracia, desinterés, incapacidad para gestionar…? No sabría
que decirles, estoy hecho un lío, aunque si algo tengo claro es que no estamos
haciendo nada para invertir la tendencia; ganar población en lugar de perderla.
Creo que no merece la pena insistir en todo aquello que venimos repitiendo
desde septiembre de 2013; explotar de forma racional y eficaz aquello que
tenemos: olivar, naturaleza, tierra de labor… Se me hace muy difícil que una
comunidad como la poceña pueda pensar en el futuro, en proyectos que nos
hagan prosperar, crecer… Y resulta muy difícil porque lo que transmitimos no
2. es otra cosa que resignación. ¿Qué podemos esperar de nuestros jóvenes que
constantemente escuchan cosas como ésta: aprieta, estudia y prepárate para
salir de aquí… aquí no hay vida, aquí no se mueve nada, nadie hace nada…
fíjate en los hijos de ¿? qué bien les va… esto es un pueblo de viejos. Nuestros
jóvenes no miran a la Sierra del Pozo, su vista está puesta en Sierra Nevada; a
sus pies Granada y su Universidad, el trampolín que los lanzará al Mundo, lejos
de este perdido rincón, aburrido y sin porvenir. ¿Cuántos negocios del Pozo,
levantados con mucho sacrificio y en pleno funcionamiento, se ven cerrados
porque “los hijos” prefieren ser asalariados; de ningún modo “atarse de por
vida“ a este pueblo, su pueblo. Con esta perspectiva, crear puestos de
trabajo, ¿para quién, para quiénes…?
Me pregunto qué pasaría si desactiváramos de nuestros móviles la función
“gilipollez” y nos pusiéramos a hablar con nuestros hijos, vecinos, amigos …de
las cosas de Pozo Alcón y lo hiciéramos con alegría, pensando en ilusionar,
huyendo de la desazón… ¿qué pasaría si fuéramos capaces de despertar en
nuestros hijos y nietos, no digo cariño, ni afecto, sino una miaja de aprecio…?
¿Será que es imposible transmitir sentimientos que no se tienen…?
De todos modos, Vds. no tengan en cuenta estas cosas que yo comento, hagan
como un ínclito intelectual que ejerce en nuestro pueblo y que a la pregunta:
¿qué opinas de las reflexiones de Paco Quiñones?, responde…”ni os preocupéis
ni las tengáis en cuenta, son chorradas de un desocupado”. Quizá esté en lo
cierto.
Sean felices
Pozo Alcón, enero de 2018
Francisco Quiñones Martínez