1. “Sin
arena
en
el
reloj”
Entre
cuartos
crecientes
para
pocos
–los
mismos-‐
y
quintos
menguantes
para
muchos
se
divisa
la
peor
cara
de
la
realidad
que
más
a
menudo
de
lo
corriente
nos
sacude
un
manotazo
para
hacernos
ver
con
total
rotundidad
la
claridad
del
camino.
El
problema
aparece
cuando
quien
recibe
la
manita
está
tan
ajeno
a
la
realidad
cambiante,
absorto
con
mil
asuntos
que
atender
–todos
prioritarios-‐
y
sin
solucionar
ninguno;
es
entonces
cuando
aparece
ese
tren
que
te
arrolla
mientras
divisabas
las
margaritas
del
campo
y
sin
darte
ni
cuenta
cruzabas
la
via.
Cuando
un
padre
tiene
los
santos
bemoles
de
quitar
la
vida
a
quien
él
mismo
un
día
se
la
dio
para
después
quitarse
la
propia
sin
dudar
un
momento
y
a
resultas
de
ser
persona
con
responsabilidades
en
el
mundo
de
la
psiquiatría,
tenemos
que
hacer
un
ejercicio
de
conciencia
y
serio
pensamiento
para
detener
por
un
segundo
el
mundo
en
que
vivimos
y
abstraernos
para
reflexionar.
Hoy
ha
tocado
en
Cádiz,
mañana
ya
veremos.
¿Hacia
dónde
camina
la
sociedad?
¿es
esto
culpa
de
la
crisis?
¿hay
personas
que
ya
no
pueden
ver
más
allá?
¿se
ha
llegado
al
límite?
¿es
compatible
la
moral
con
la
necesidad?
Ya
hemos
trivializado
noticias
de
amplio
impacto
hasta
la
normalidad
más
absoluta:
personas
que
se
suicidan
por
deudas
con
bancos,
padres
que
prefieren
negar
la
vida
a
sus
hijos
ante
la
evidencia
del
camino,
gente
que
siempre
perteneció
a
la
clase
media
pidiendo
a
diario
para
alimentarse
en
lo
más
básico,
empleos
que
muchos
ya
ni
buscan
extenuados
física
y
moralmente.
Pero
la
vida
sigue.
He
ahí
el
problema.
Quiero
pensar
que
estamos
en
un
punto
de
cambio
de
ciclo
IMPERATIVO;
no
vale
con
echarle
la
culpa
a
los
políticos:
eso
ya
no
nos
ayudará
en
nada,
casi
ni
nos
consuela
cuando
el
dolor
es
tan
grande.
Hacen
falta
acciones
decididas
de
gente
socialmente
implicada,
con
prestigio
social
demostrado
ajeno
al
brillo
de
hojalata
de
los
profesionales
de
la
política.
Lideres
con
mensaje
y
con
bagaje.
Ya
no
vale
echar
el
trasero
a
la
pared;
cedan
el
paso
a
la
experiencia,
a
la
profesionalidad,
al
trabajo
responsable,
a
los
intelectuales,
a
los
investigadores
y
en
definitiva
a
quienes
aportan
y
demuestran
a
diario.
Hay
muchos
miles
de
personas
que
no
tienen
más
tiempo
y
miles
de
conciencias
que
no
pueden
quedarse
en
el
letargo
de
la
indiferencia.
@DomingoVillero