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El “Tira-papelitos”
En un rincón de la sencilla habitación, un flaco y pálido muchacho estaba echado sobre un viejo colchón.
Julián padecía de una parálisis progresiva.Ya desde hacía dos años que la anciana
que lo cuidaba con mala gana había confinado al
pobre huérfano en el oscuro y frío ático.
Un deseo ferviente
Antes, mientras Julián todavía podía andar por las
calles con la ayuda de sus muletas, había escuchado
el evangelio de Jesucristo. Ahora que estaba enfermo y echado en su colchón, pensaba mucho en el
Evangelio de salvación. Deseaba poseer una Biblia
para poder leer las maravillosas historias de Dios.
Pero la anciana sólo se burlaba de su deseo.
Un regalo valioso
Un día, Julián recibió visita de su único amigo, Martín:
– ¿Sabes qué? ¡Encontré un trabajo! ¡Algo genial! Mañana me voy al norte,
vengo a despedirme de ti. Pero no te pongas triste. ¡Mira lo que te traigo!
Mientras hablaba, Martín sacó de su bolsillo algo envuelto en papel.
– ¡Aquí tienes! Una moneda de cinco pesos –
dijo Martín – Quiero que la guardes hasta que
encuentres algo que realmente te guste.
Julián no tenía que pensar mucho. Con gran
alegría expresó su deseo:
– Quiero una Biblia.
Martín no entendió el deseo de su amigo, pero fue a la librería de la esquina
y consiguió una Biblia pequeña.
Un descubrimiento grande
Cada día Julián leía con ansias en su Biblia. Pronto
comprendió que era un pecador perdido, que tenía necesidad de salvación.
A través de la Palabra de Dios conoció a Jesucristo y lo aceptó como su
Señor y Salvador.
Estaba muy agradecido por el gran amor de Dios y deseaba hacer también
algo para su Señor Jesucristo. Pero, ¿qué podía hacer un muchacho paralizado, postrado en cama y encerrado en ese altillo?
3. 3
Un servicio pequeño, pero eficaz
Julián pidió a la anciana que le consiguiera papel y unos lápices, aunque por
ello tuvo que renunciar a la leche que
le traía de vez en cuando. Con diligencia copió versículos de la Biblia, luego
dobló los papelitos cuidadosamente y
escribió una breve dedicatoria encima:
“Señor peatón, lea usted por favor”.
Después dejó caer estos volantes por
la ventana a la calle ruidosa y frecuentada, cada papelito acompañado con una breve oración.
Una visita especial
Un día, Julián escuchó pasos pesados que subían las gradas hacia su habitación. Entró un hombre alto y vestido con
elegancia.
– ¿Así que eres tú el que deja caer versículos bíblicos por la ventana, muchacho? – le
saludó amablemente.
El hombre era creyente, pero por la preocupación de sus bienes y negocios se había
enfriado y no se ocupaba mucho de las cosas de Dios. El versículo que le había caído
en su sombrero le hablaba fuerte, y decidió
entregar su vida nuevamente al Señor.
Ahora quería agradecer al pequeño “tirapapelitos”. Consiguió que una vecina de
Julián le visitara cada día, trayéndole una buena comida y suficiente papel
para que pudiera seguir con su servicio para Cristo.
Julián no sobrevivió el próximo invierno, pero estaba feliz de que podía
servir a su Señor Jesucristo y luego verlo cara a cara.
¿Y qué
puedo hacer yo
para el Señor?
“En lo poco has sido fiel: La verídica
historia del pequeño Julián” de Ediciones
Bíblicas “La Buena Semilla”;
resumido por Hartmut
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Yo soy Jehov
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tu sanador.
Éxodo 15:26
4. 4
El hombre enfermo y sus amigos
En todo lugar,
a donde el
Señor Jesús
llegó, se reunió
mucha gente.
Así también
en una casa de
Capernaum.
Pronto la casa
estaba llena
y nadie más
tenía espacio,
así que la
gente esperaba
afuera e intentaba
mirar por la puerta
y las ventanas. De
pronto se acercaron cuatro
hombres con una carga especial;
llevaban una cama y en la cama a
un hombre que no se movía.
¿Ya estaba muerto? ¡No!, sus
ojos estaban despiertos
y brillaban. Sabía que
pronto todo iba a
estar bien, porque lo
llevaron hacia Jesús.
Solo no hubiera
podido llegar hasta
Jesús. Pero sus amigos conocieron
su anhelo de ser sano y lo llevaron.
¿Tú también serías un amigo tan
bueno?
No hay paso
Cuando los hombres llegaron con su
amigo a la casa donde estaba Jesús,
no podían entrar, pues había demasiada gente y nadie quería cederles
el paso. Habían llegado tan cerca,
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¿Cómo
trajeron los hombre
a su amigo enfermo ante
Jesús? Une los puntos
según sus números y lo
verás.
dos enfermedades: la parálisis de su
cuerpo y el pecado en su corazón.
De esta última “enfermedad” padecemos (o padecíamos) también
todos nosotros. Pero dirigirse con
este problema a Jesucristo es justo
lo correcto. Él puede sanar nuestro
corazón, perdonándonos los pecados. ¡Pídeselo y serás salvo!
Sano por dentro y por fuera
Jesús le dijo al paralítico:
– Tus pecados te son perdonados.
Luego le dijo:
– Levántate, toma tu cama y vete a
tu casa.
El hombre confió en Jesús. Por eso
se levantó y volvió feliz a su casa.
Aunque hoy día Jesucristo ya no
vive en la tierra, él vive en el cielo.
También vive en los corazones de
aquellos que creen en él y le pidieron que perdonara sus pecados y
que sea su Señor. E igualmente hoy
puede hacer milagros. El milagro más
grande sigue siendo ese, cuando una
persona acepta a Cristo como su
Salvador y recibe el perdón de sus
pecados. Así se vive realmente feliz,
como el paralítico sanado.
Historia bíblica basada en Marcos 2:1-12;
por M. Maibach (adaptado)
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ic
bl
bí
¿y ahora
no debían
lograr encontrar a
Jesús? Estaban desesperados. ¿Debían
regresar a su casa?
¿Qué pasa si las cosas salen diferentes de lo que esperabas? ¿Si tus sueños y anhelos no
se cumplen como lo imaginabas?
¿Debes darte por vencido? ¡No! Jesucristo está cerca y te dará la fuerza y esperanza para seguir adelante.
Para él no hay nada imposible.
Intentando por arriba
Los amigos del enfermo tuvieron
una idea genial. Subieron al techo
de la casa, sacaron las tejas y bajaron con cuerdas a su amigo. De esta
manera llegó directamente ante los
pies del Señor Jesús. ¡Perfecto!
Cuando Jesús miró los ojos del
enfermo, ya sabía toda su historia.
Sabía que ese hombre padecía de
5
7. Confía de corazón
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¡Cuánto confiaba aquel paralítico en Jesús! ¿No te parece? Estaba allí postrado en una cama y fue llevado por
encima del techo por sus amigos. Para tratar de ver a
Jesús, también esto era válido.
Nosotros igualmente, cuando estamos
enfermos, debemos confiar de corazón en nuestro Señor. Él es
el mejor doctor y puede sanarnos.
Pero eso no significa que ya no tenemos que ir al médico. Dios
dio sabiduría a los científicos para elaborar medicina eficaz. Así
que, aunque la medicina no tenga buen sabor debemos tomarla igual y confiar en que Dios puede usarla para darnos salud.
El tiene el control
Peor que
No olvidemos que todo lo que nos ocurre, es
cada enfermedad es el
porque Dios lo permite y tiene un propósito. Por
pecado, pues paraliza nuestra eso, si estamos enfermos no debemos sentirnos
relación con Dios. Jesucristo
inútiles, pues Dios es poderoso. Si es su voluntad,
puede librarte de ello.
él puede utilizarnos para su gloria.
¡Confía en él!
Nuestro Señor hace posibles las cosas que a nosotros nos resultan imposibles.
Y no olvides: si conoces a alguien que esté enfermo, nunca te burles de
él. Al contrario, visítalo y anímale, para que confíe en Dios.
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8. No toques todo
¿Sabías que nuestro mundo está lleno
de gérmenes? Gérmenes son como
animalitos súper-pequeños que pueden
causar enfermedades.
Menos mal que Dios nos equipó con un poderoso sistema inmunológico. Es un sistema de defensa contra estos gérmenes. Sin ello estaríamos
todo el tiempo muy enfermos.
¡Envíanos tu foto para que la publiquemos en este espacio!
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8
Imagínate a un perro sucio vagando
por las calles. A ellos les gusta dejar sus
marcas por todas partes, tal vez también en una
valla que se encuentra en tu vescindario. Luego
pasas tú y rozas con tu mano por esa valla.
Los gérmenes se pegan a tu mano. Pero
no los ves, porque son pequeñitos. Más
tarde, comes algo sin lavar tus manos. Los
gérmenes entran en tu cuerpo y te enferman.
Algo similar puede pasar en el transporte
público. Es posible que alguien enfermo haya viajado y tocado los pasamanos o agarradores. Tú
también tienes que agarrarte, ¡claro!
Pero después, no lleves tu mano a la
cara para no contagiarte.Y luego, sobre
todo antes de comer, debes lavar tus
manos con jaboncillo.
Walter y Hartmut
Redacción «Rescatados» • Mensaje de Paz
Casilla 139 • La Paz - Bolivia
Publicación bimestral dedicada a los niños.
email: rescatados@mensajedepaz.org
Para adultos y jóvenes recomendamos el
periódico mensual Mensaje de Paz.
www.mensajedepaz.org
Sin embargo, existen gérmenes muy
fuertes que pueden enfermarnos gravemente. Por eso es importante, que
no toquemos cualquier cosa.