Bautismo de Jesús

1. La hojitade los niños
Año XIX • nº 1.336 • 08 de enero de 2017
¡La buena noticia para todos! • El Bautismo del Señor
LAS 7 DIFERENCIASMensaje de La
Palabra de Dios
para esta semana
Jesús va de Galilea
al Jordán y vuelve a
su casa dispuesto a
servir a los demás.
Cuando nosotros
somos capaces de salir
de nuestro encierro,
de nuestras preocupa-
ciones y nos acercamos
al que sufre o al que
está solo, también nos
transformamos para el
bien del prójimo.
Vivimos así, como ver-
daderos hijos de Dios,
como verdaderos bauti-
zados.
Buscá las siete diferencias entre los dibujos y
reflexioná por qué se habrá bautizado Jesús.
¿Te bautizarías hoy?
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2. La Biblia, el libro de la Palabra de Dios
Las lecturas de la misa del domingo
Segunda lectura: Hechos 10, 34-38
edro, to­man­do la pa­la­bra, di­jo: Ver­da­de­ra­men­te, com­pren­do
que Dios no ha­ce acep­ción de per­so­nas, y que en cual­quier na­
ción, to­do el que le te­me y prac­ti­ca la jus­ti­cia es agra­da­ble a él.
Él en­vió su pa­la­bra al pue­blo de Is­rael, anun­cián­do­le la bue­na no­ti­cia de la
paz por me­dio de Je­su­cris­to, que es el Se­ñor de to­dos. Us­te­des ya sa­ben qué ha ocu­rri­do
en to­da Ju­dea, co­men­zan­do por Ga­li­lea, des­pués del bau­tis­mo que pre­di­ca­ba Juan: có­
mo Dios un­gió a Je­sús de Na­za­ret con el Es­pí­ri­tu San­to, lle­nán­do­lo de po­der.
Él pa­só ha­cien­do el bien y sa­nan­do a to­dos los que ha­bían caí­do en po­der del de­mo­nio,
por­que Dios es­ta­ba con él.
P
esús fue des­de Ga­li­lea has­ta el Jor­dán y se pre­sen­tó a Juan
pa­ra ser bau­ti­za­do por él. Juan se re­sis­tía, di­cién­do­le: «Soy yo
el que tie­ne ne­ce­si­dad de ser bau­ti­za­do por ti, ¡y eres tú el que vie­ne a
mi en­cuen­tro!».
Pe­ro Je­sús le res­pon­dió: «Aho­ra dé­ja­me ha­cer es­to, por­que con­vie­ne que así cum­pla­
mos to­do lo que es jus­to». Y Juan se lo per­mi­tió.
Ape­nas fue bau­ti­za­do, Je­sús sa­lió del agua. En ese mo­men­to se abrie­ron los cie­los, y
vio al Es­pí­ri­tu de Dios des­cen­der co­mo una pa­lo­ma y di­ri­gir­se ha­cia él.
Y se oyó una voz del cie­lo que de­cía: «És­te es mi hi­jo muy que­ri­do, en quien ten­go
pues­ta to­da mi pre­di­lec­ción».
Evangelio: Mateo 3, 13-17
J
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3. La familia de Amanda quería bautizarla
ni bien nació, pero por diferentes moti-
vos, se fueron retrasando. Nació un pri-
mito, los abuelos se fueron de viaje, se
les venció el contrato del departamento y
tuvieron que mudarse,
problemas en el tra-
bajo... y el tiempo pasó
demasiado rápido. La
ceremonia quedó en el
olvido, hasta que una
tía empezó a preparar
el bautismo de su hijo,
y a la mamá de Amanda
le dieron ganas nueva-
mente de bautizar a su
hija. Además, después
podrían reunirse en lo
de la abuela, toda la familia junta. Era un
gran momento para festejar.
Amanda tenía ya cuatro años, y entendía
bastante bien lo que sucedía. Su papá,
que había sido catequista en la parroquia
cuando era más joven, intentó explicarle.
—Vamos a ir a la iglesia y el padre
Adrián…, ¿te acordás del padre Adrián?
—Sí, el que no me deja comer ese pan que
les da a ustedes...
—Bueno, el padre Adrián, te va a tirar un
poco de agua en la cabeza para que de esa
forma, seas más amiga de Jesús y puedas
vivir cerquita de él.
No era sencillo explicar a una niña de cua-
tro años qué era el bautismo.
Llegó el domingo esperado, la vistieron
con un hermoso vestido blanco, la pei-
naron con una trenza bien tirante que la
hizo protestar, y partieron para la iglesia.
La ceremonia comenzó. Ella era la ma-
yor, los demás eran bebés. Estaba lleno
de gente que miraba.
Amanda estaba seria,
observaba para un la-
do y para el otro. No le
gustó nada que el cura
le pusiera aceite en la
frente, pero cuando
llegó el momento del
agua, se resistió y co-
menzó a patalear.
En la iglesia se hizo un
gran silencio; los pa-
dres la agarraban para
que no se escapara y ella gritaba que no
quería que le echaran agua.
El padre Adrián se sentó en los escalones,
alejándose del agua y llamando a la calma.
—No vamos a hacer nada por la fuerza, el
que está acá es porque tiene ganas. Que-
date tranquila Amanda, pero ¿qué es lo
que te preocupa?
—Quiero seguir viviendo en mi casa, con
mi papá y mi mamá.
—Sí, claro que vas a vivir en tu casa. ¿Por
qué te preocupa eso?
—Porque si me echan agua y voy a estar
más cerquita de Jesús, me voy a tener que
quedar a vivir acá.
—No, ¡nada que ver! Vos vas a vivir con
tus papás, bien cerquita de Jesús.
El cuento
Cerquita del corazón
de María Inés Casalá y aportes de Andrés Pisano Casalá • Dibujo de Hania Kollenberger
Si deseás contactar a la autora podés escribirle a: inescasala@gmail.com
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4. www.sanpablo.com.ar
La hojita de los niños. Semanario religioso infantil de uso litúrgico. No reemplaza el uso de los leccionarios.
Nihil Obstat: Conferencia Episcopal Argentina. Imprimatur: Arquidiócesis de Buenos Aires. Edita: Sociedad de San Pablo.
Propietario Sociedad de San Pablo (Paulinos). Registro Nacional de la Propiedad Intelectual: nº 5291558 del 31/5/16
Dirección: P. Aderico Dolzani. Redactora: Inés Casalá. Diagramación: Alfredo Repetto
Dibujos: Hania Kollenberger (cuento). Gladys y Margarita «Las Melli» Pérez.
Dirección y administración: Riobamba 230 C1025ABF Bs. As., Argentina.
Horario: Lunes a viernes de 9.00 a 18.00
Teléfono (011) 5555-2424 / Fax: (011) 5555-2425 / E-mail: inescasala@gmail.com / Impreso en G.S.Gráfica s.r.l.
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En Uruguay: SAN PABLO, Colonia 1591 (11200) MONTEVIDEO.
Tel.:24018332, cels.:09494307/095728681, Mail: libreria@san-pablo.com.uy
—Mi casa es re chiquita, no entra nadie
más. Durante el día guardamos mi col-
chón debajo de la cama de mis papás.
¿Dónde va a dormir Jesús?
El padre Adrián se puso de pie, pidió a
todos que se sentaran y les invitó a ce-
rrar los ojos, poner las manos sobre el
pecho y pensar en Jesús; que cada uno lo
imagine como quiere, pero lo importan-
te es sentirlo en el interior. Amanda hizo
lo mismo, aunque espiando un poquito
lo que hacían el cura y los demás.
—Ves, ahí, en tu corazón, ahí va a estar
Jesús.
Amanda se tranquilizó y dejó que la bau-
tizaran.
Esa noche, después de la fiesta en lo de
la abuela, antes de dormirse, agotada
por haber pasado un gran día jugando
con los primos, pensó que el agua no ha-
bía hecho gran cosa, desde que el abuelo
le había hablado de Jesús, ella siempre lo
sentía en su corazón.
¿Qué significa el bautismo para
vos?
Si no estuvieras bautizado, ¿ele-
girías bautizarte?
Para pensar y
conversar después
de leer el relato
Curiosidades de la Hojita
por Gladys y Margarita Pérez
Las Melli
El agua bautismal
Antiguamente el agua usada para
el Bautismo era de río o mar. Esa
agua no podía ser bendecida.
A partir del siglo IV, comenzó a
usarse el agua bendecida para el
sacramento del Bautismo.
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