2. Huasipungo. En quechua, significa
pequeña porción de tierra que cultiva el
indio para su uso, pero que lo obliga a
contrato forzoso con el latifundista. En la
novela Huasipungo, Jorge Icaza recrea la
tragedia del indio ecuatoriano, el
dolorido clamor de unos seres primitivos
y maltratados, unidos atávicamente a su
tierra madre.
3. La historia transcurre en Ecuador en la primera
mitad del siglo 20, siendo sus personajes
principales los indios de los huasipungos,
huasipungos son los ranchos, propiedad de los
patrones, en los que habitan estas personas. Es
una de las obras más representativas de la
literatura indigenista, movimiento que precedió
al realismo mágico y que enfatizaba un
realismo brutal.
4. Don Alfonso Pereira
Julio Pereira Tío de Alfonso Pereira
Mr. Chappy 'Gringo'
Doña Blanca Chanique
Doña Lolita
Tío Julio
Mr. Chapy
Policarpio
Andrés Chiliquinga
Jacinto Quintana
Gabriel Rodríguez
El Cura
Cunshi
5. Alfonso Pereira es dueño de una hacienda en
huasipungo a la cual no iba, pues prefería vivir en la
ciudad con su esposa e hija y tener una vida hasta
cierto punto cómoda. La hija de Alfonso Pereira, dueño
de Cuchitambo —la hacienda donde transcurre la
acción—, va a ser madre. El padre busca entre las
indias una nana para el bebé y elige a Cunshi, la mujer
del protagonista, Andrés Chiliquinga. El indio,
creyéndose abandonado por Cunshi, va a trabajar al
monte y pierde una pierna en un accidente.
6. Al enfrentamiento entre el indio y el patrón, que es
inevitable componente social, se aúna uno nuevo: el
patrón pretende seducir a Cunshi. Asimismo, la mayoría de
los indios es enviada a construir una carretera con la cual
los amos, el inversionista extranjero, el juez y el cura del
pueblo serán los únicos beneficiados. En cambio,
Chiliquinga ha sido encargado para ayudar en las obras
junto con sus compañeros, lo que los obliga a soportar
largas jornadas de trabajo y la actitud despótica del
capataz, incluso hasta arriesgar sus vidas y perderlas.
7. El río crece con las lluvias y las obras de
construcción de la carretera se interrumpen. La
corriente arrasa el sitio por donde debía pasar la
carretera e inunda huertas y casas de los indios. El
hambre casi los vence y para alimentar a sus
familias deciden, Chiliquinga entre ellos, desenterrar
el cadáver de una res muerta en la inundación.
8. Chiliquinga, desesperado, debe afrontar una vez
más la evidente separación de los mundos de
blancos e indios; su esposa muerta no puede ser
enterrada en el cementerio de la iglesia si el cura
párroco no recibe una fuerte suma. Andrés roba
entonces una res para conseguir el dinero que
garantizaría el entierro de Cunshi, pero es
severamente castigado por el patrón.
9. Lleno de indignación, Andrés congrega a la indiada enardecida, y se
desatan la violencia, la venganza y el asesinato, descargando así el
cúmulo de odio y rencor tanto tiempo reprimidos. Andrés toma
desquite del teniente político y de don Alfonso, cuya hacienda él y los
suyos asaltan, pero en donde no había nadie, pues los amos han
huido a Quito. Ya sólo quedan unos pocos rebeldes, entre ellos
Andrés Chiliquinga y su hijo, quienes se refugian en una choza junto
con otros compañeros. De repente, advierten que el techo es pasto de
las llamas; ese incendio es el preludio de una muerte segura. En un
heroico alarde de orgullo y soberbia, Andrés torna a su hijo en brazos
y, angustiado se entrega a las balas gritando: "¡Ñucanchic
huasipungo” De pronto, como un rayo, todo enmudeció para él, para
ellos.
10. El párrafo final, lleno de poesía, denuncia el abuso, la
opresión, el sufrimiento ancestral, y documenta la
desesperada voluntad de luchar para terminar
definitivamente con ello: "Al amanecer, entre las chozas
deshechas, entre los escombros, entre las cenizas,
entre los cadáveres tibios aún, surgieron, como en los
sueños, sementeras de brazos flacos como espigas de
cebada que, al dejarse acariciar por los vientos helados
cielos páramos de América, murmuraron en voz ululante
de taladro: "¡Ñucanchic huasipungo”