1. UNIVERSIDAD LAICA VICENTE
ROCAFUERTE DE GUAYAQUIL
FACULTAD Y ADMINISTRACION
CONTABILIDAD Y AUDITORIA
NOMBRE:
EVELYN RODRIGUEZ SUAREZ
SEGUNDO “A” DIRUNO
DOCENTE:
JOSE MIRANDA TORRES
SOCIO-ECONOMIA
2. RESUMEN HUASIPUNGO
HUASIPUNGO
Jorge Icaza Coronel
Alfonso Pereira es dueño de una hacienda en huasipungo a la
cual no iba, pues prefería vivir en la ciudad con su esposa e hija
y tener una vida hasta cierto punto cómoda. La hija de Alfonso
Pereira, dueño de Cuchitambo —la hacienda donde transcurre la
acción—, va a ser madre. El padre busca entre las indias una nana
para el bebé y elige a Cunshi, la mujer del protagonista, Andrés
Chiliquinga. El indio, creyéndose abandonado por Cunshi, va a
trabajar al monte y pierde una pierna en un accidente.
Al enfrentamiento entre el indio y el patrón, que es inevitable
componente social, se aúna uno nuevo: el patrón pretende
seducir a Cunshi. Asimismo, la mayoría de los indios es enviada
a construir una carretera con la cual los amos, el inversionista
extranjero, el juez y el cura del pueblo serán los únicos
beneficiados. En cambio, Chiliquinga ha sido encargado para
ayudar en las obras junto con sus compañeros, lo que los obliga
a soportar largas jornadas de trabajo y la actitud despótica del
capataz, incluso hasta arriesgar sus vidas y perderlas.
Chiliquinga, desesperado, debe afrontar una vez más la evidente
separación de los mundos de blancos e indios; su esposa muerta
no puede ser enterrada en el cementerio de la iglesia si el cura
párroco no recibe una fuerte suma. Andrés roba entonces una
res para conseguir el dinero que garantizaría el entierro de
Cunshi, pero es severamente castigado por el patrón.
3. Lleno de indignación, Andrés congrega a la indiada enardecida, y
se desatan la violencia, la venganza y el asesinato, descargando
así el cúmulo de odio y rencor tanto tiempo reprimido. Andrés
toma desquite del teniente político y de don Alfonso, cuya
hacienda él y los suyos asaltan, pero en donde no había nadie,
pues los amos han huido a Quito. Ya sólo quedan unos pocos
rebeldes, entre ellos Andrés Chiliquinga y su hijo, quienes se
refugian en una choza junto con otros compañeros. De repente,
advierten que el techo es pasto de las llamas; ese incendio es el
preludio de una muerte segura. En un heroico alarde de orgullo
y soberbia, Andrés torna a su hijo en brazos y, angustiado se
entrega a las balas gritando: "¡Ñucanchic huasipungo” De
pronto, como un rayo, todo enmudeció para él, para ellos.