2. JORGE ICAZA
CORONEL
Jorge Icaza Coronel (10 de junio de 1906 - 26 de mayo de 1978)
fue un novelista ecuatoriano. Mejor conocido como el Ñaño.
Después de graduarse en la Universidad Central del Ecuador, en
Colombia trabajó como escritor y director teatral. Este intelectual
ecuatoriano fue desde oficinista, oficial mayor de la Tesorería de
la Provincia de Pichincha, actor, director y escritor teatral,
profesor, librero, hasta ocupar puestos diplomáticos: Designado
adjunto cultural de la embajada ecuatoriana en Argentina (1948);
Embajador ecuatoriano ante la Unión Soviética, Polonia y la
Republica Democrática Alemana (1977).
3. Huasipungo. En quechua, significa pequeña porción de tierra que
cultiva el indio para su uso, pero que lo obliga a contrato forzoso
con el latifundista. En la novela Huasipungo, Jorge Icaza recrea
la tragedia del indio ecuatoriano, el dolorido clamor de unos seres
primitivos y maltratados, unidos atávicamente a su tierra madre.
SIGNIFICADO
4. HUASIPUNGO
ARGUMENTO DE LA NOVELA
La historia transcurre en Ecuador en la primera
mitad del siglo 20, siendo sus personajes
principales los indios de los huasipungos,
huasipungos son los ranchos, propiedad de los
patrones, en los que habitan estas personas. Es
una de las obras más representativas de la
literatura indigenista, movimiento que precedió al
realismo mágico y que enfatizaba un realismo
brutal.
PERSONAJES
• Don Alfonso Pereira
• Julio Pereira Tío de Alfonso Pereira
• Mr. Chappy 'Gringo'
• Doña Blanca Chanique
• Doña Lolita
• Tío Julio
• Mr. Chapy
• Policarpio
• Andrés Chiliquinga
• Jacinto Quintana
• Gabriel Rodríguez
• El Cura
• Cunshi
5. RESUMEN DE LA OBRA HUASIPUNGO
Alfonso Pereira es dueño de una hacienda en huasipungo a la cual no iba, pues prefería vivir en la
ciudad con su esposa e hija y tener una vida hasta cierto punto cómoda. La hija de Alfonso Pereira,
dueño de Cuchitambo —la hacienda donde transcurre la acción—, va a ser madre. El padre busca
entre las indias una nana para el bebé y elige a Cunshi, la mujer del protagonista, Andrés
Chiliquinga. El indio, creyéndose abandonado por Cunshi, va a trabajar al monte y pierde una pierna
en un accidente.
Al enfrentamiento entre el indio y el patrón, que es inevitable componente social, se aúna uno
nuevo: el patrón pretende seducir a Cunshi. Asimismo, la mayoría de los indios es enviada a
construir una carretera con la cual los amos, el inversionista extranjero, el juez y el cura del
pueblo serán los únicos beneficiados. En cambio, Chiliquinga ha sido encargado para ayudar
en las obras junto con sus compañeros, lo que los obliga a soportar largas jornadas de trabajo
y la actitud despótica del capataz, incluso hasta arriesgar sus vidas y perderlas.
6. HUASIPUNGO
Chiliquinga, desesperado, debe afrontar una vez más la evidente separación de los mundos de blancos
e indios; su esposa muerta no puede ser enterrada en el cementerio de la iglesia si el cura párroco no
recibe una fuerte suma. Andrés roba entonces una res para conseguir el dinero que garantizaría el
entierro de Cunshi, pero es severamente castigado por el patrón.
Lleno de indignación, Andrés congrega a la indiada enardecida, y se desatan la violencia, la
venganza y el asesinato, descargando así el cúmulo de odio y rencor tanto tiempo reprimidos.
Andrés toma desquite del teniente político y de don Alfonso, cuya hacienda él y los suyos asaltan,
pero en donde no había nadie, pues los amos han huido a Quito.
Ya sólo quedan unos pocos rebeldes, entre ellos Andrés Chiliquinga y su hijo, quienes se refugian en una
choza junto con otros compañeros. De repente, advierten que el techo es pasto de las llamas; ese
incendio es el preludio de una muerte segura. En un heroico alarde de orgullo y soberbia, Andrés torna a
su hijo en brazos y, angustiado se entrega a las balas gritando: "¡Ñucanchic huasipungo” De pronto, como
un rayo, todo enmudeció para él, para ellos.
7. HUASIPUNGO
El párrafo final, lleno de poesía, denuncia el abuso, la opresión, el sufrimiento ancestral, y
documenta la desesperada voluntad de luchar para terminar definitivamente con ello: "Al
amanecer, entre las chozas deshechas, entre los escombros, entre las cenizas, entre los
cadáveres tibios aún, surgieron, como en los sueños, sementeras de brazos flacos como
espigas de cebada que, al dejarse acariciar por los vientos helados cielos páramos de
América, murmuraron en voz ululante de taladro: "¡Ñucanchic huasipungo”