El documento describe el problema del robo de combustible en México. Explica que entre 2011 y 2012, las bandas locales dedicadas al robo de combustible se fusionaron con organizaciones de narcotráfico violentas, haciendo que la actividad y el número de tomas clandestinas detectadas aumentaran drásticamente. También señala que el robo de combustible se realiza principalmente perforando directamente los ductos de Petróleos Mexicanos y vendiendo el combustible robado a precios más bajos que en las gasolineras.