Fermín fue a Pamplona por primera vez para correr los encierros de San Fermín. Se paralizó del miedo cuando vio los grandes toros acercarse, pero otro hombre lo salvó llevándolo rápidamente detrás de la barrera. El hombre le aconsejó ser prudente y no poner en peligro su vida ni la de los demás corredores. Desde entonces, Fermín disfrutó de los encierros desde detrás de la barrera.