1. Santo Rosario
Rezo personalizado (con la vida de cada uno)
Marzo 2014 (modifica el de Mayo 2012) Emilio Perucha Herranz
Juan Pablo II en su carta
apostólica Rosarium Virginis
Mariae, sobre el Santo
rosario, de 16 de octubre de
2002 y
Benedicto XVI en su discurso
en el Santuario de Fátima el
12 de octubre de 2010:
Se pronunciaron sobre la
conveniencia de sintonizar la
plegaria del Rosario con los
hechos que entraman la vida
del individuo, la familia, la
nación, la Iglesia y la
humanidad.
2. ¿Cómo realizar este rezo personalizado del rosario?
Creo que al rezo tradicional pueden añadirse peticiones
sobre los aspectos más importantes de la vida de cada
persona, que serán los comunes a todas las personas, y
pueden determinarse así:
Los padres y todos los hombres; las madres y todas las
mujeres; las pasiones o motores que mueven a hombres y
mujeres; la familia en la que todos nacen y las situaciones en
que nos encontramos como consecuencia del grado de
aceptación de la buena nueva de Jesús.
Al término de cada una de cada una de las diez avemarías
que se rezan en cada misterio, puede hacerse una petición
también común o prácticamente común a todas las personas
(o, en su caso, la que cada persona considere oportuna).
A continuación se especifican las que se le han ocurrido al
diseñador de esta presentación:
Los cinco motivos principales a desarrollar en cada decena
serían:
el amor de Dios;
la buena nueva de Jesús;
la acción del Espíritu Santo en nosotros;
la Iglesia como Sacramento; y,
la Comunión de los Santos.
3. 3ª Porque no perdamos el alma con los grandes ideales y empresas, pues más
grande es Dios y, por ello, le hemos de amar sobre todas las cosas.
1º. Misterio.
Por nuestro padres, por el Papa, por todas las autoridades, porque
sean obedecidas.
El tema ha desarrollar en las diez avemarías es el Amor de Dios.
1ª Porque en la naturaleza y en la civilización
busquemos los verdaderos valores, que no están en la
cantidad ni en la cualidad, sino en el Amor de Dios que
hay en ellos.
2ª Porque no despreciemos las cosas pequeñas, que son semilla de las grandes.
Especialmente el pecado venial que nos impide ser sacerdotes, profetas y
reyes, como Dios quiere.
4. 4ª Por la juventud, por el esplendor de las fuerzas humanas;
porque con ellas produzcamos el trigo del buen amor, y no la
cizaña del odio o amores indebidos.
5ª Por lo desconocido, por lo que hemos de conseguir para
realizarnos; porque perseveremos en ello, especialmente en el
conocimiento del Amor de Dios.
“ Lo que agrada a Dios es el amor que
siento a mi pequeñez y mi pobreza; es
la esperanza ciega que tengo en su
Misericordia. ”
[Teresa de Lisieux † 25 años].
Declarada Santa Teresa del Niño Jesús
de la Santa Faz en 1925 y Doctora de
la Iglesia en 1997.
6ª. Por lo que hemos conseguido con nuestro esfuerzo; por lo que
hemos recibido, especialmente el encuentro con Dios y su presencia
continua en nosotros, porque en esta abundancia tengamos siempre
actitudes que le agraden.
7ª. Por la infancia y la adolescencia; por las
primeras y más débiles fuerzas humanas. Porque
comprendamos que con ellas se puede llegar a las
más altas cimas de la espiritualidad
cristiana, según lo evidencias las vidas de muchos
santos.
5. 8ª, Porque en la tentación o el desfallecimiento, recordemos que no utilizamos, ni con mucho, todo el
Espíritu Santo que Dios nos tiene concedido, como le sucedió al mismo Moisés; pues si tuviéramos fe
como un grano de mostaza, nada nos sería imposible.
¿Qué cosa hay más imposible, ya cumplida, que una mujer, María, sea Madre de Dios?
9ª. Por los que nos encontramos apartados del torrente de la vida, por la enfermedad, la prisión, las
deficiencias físicas, psíquicas o la marginación social. Porque comprendamos que Dios está con
nosotros todo lo que le permite no quebrantar la libertad que ha concedido a todos los hombres.
Pues al decir Jesús: lo que hagáis a mis hermanos pequeños, a Mí me lo hacéis; nos introduce en el
torrente de la vida espiritual al hacernos colaboradores de su redención.
10ª. Porque en nuestra evolución espiritual y en el camino de perfección, no dejemos de avivar el fuego
y la alegría del amor primero o primer encuentro con Dios [Apocalipsis 2, 1-7. A la Iglesia de Éfeso:
¡Vuelve a tu primer amor!]
Números 11, 14-17: … Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto. Si me vas a
seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males».
El Señor respondió a Moisés: «Reúneme a setenta de los ancianos de Israel –deberás estar seguro de que son realmente
ancianos y escribas del pueblo– llévalos a la Tienda del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo.
Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos. Así podrán
compartir contigo el peso de este pueblo, y no tendrás que soportarlo tú solo.
6. 2º. Misterio. Por nuestras madres, por todas la
vírgenes y por todas las mujeres, porque sean
amadas y respetadas.
El tema ha desarrollar en las diez avemarías es
la Buena Nueva de Jesús.
1ª. Que veamos lo que está sucediendo desde
hace más de 20 siglos: el hombre arrojado del
Paraíso por el pecado de Adán, puede en esta
vida, ahora, entrar en el reino de los Cielos, la
Iglesia “germen y comienzo de este Reino”, si
acepta la Buena Nueva de Jesús.
Busquémoslo, que los demás se nos dará por
añadidura.
2ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el reino
de los Cielos, al no dejarnos fascinar por el
esplendor de los vicios y descubrir la
bienaventuranza de la pobreza con virtud.
3ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el reino
de los Cielos, heredando la tierra de la
reconciliación, al utilizar la única arma que
Jesús quiere: Amad a vuestros enemigos y orad
por los que os persiguen.
Los tres estados de la Iglesia: Triunfante, militante y
purgante
7. 4ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el reino de los Cielos, al aceptar que la
consolación nace de la misma desolación, si podemos la confianza en Dios y no
en nosotros mismos.
5ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el Reino de los Cielos, padeciendo
hambre y sed de nuestra justicia [hacer el bien ante los demás], para poder
aceptar la justicia [la voluntad] de Dios.
6ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el reino de los Cielos dando nuestros
bienes de este mundo a quienes no pueden devolvérnoslos o dejándonoslos
arrebatar por los que emplean la fuerza o una simple posición de ventaja.
7ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el Reinos de los Cielos, de los limpios
de corazón, al circuncidarlo de las aficiones de este mundo; para que de él no
surjan malos pensamientos y malas acciones que nos impiden actuar con
sencillez y sin doblez.
8. 8ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el Reino de los
Cielos aceptando la paz que Jesús ofrece a los hombres de
buena voluntad: suprimir el pecado, origen de toda guerra y
rechazando la falsa paz de este mundo, basada en la
equivocada seguridad humana que ignora o desconfía de la
Providencia de Dios.
9ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el reino de los
Cielos, al aceptar ser perseguidos por causa de la justicia;
pues, su misión de descubrir el puesto de cada uno entre
las personas, es una misión imposible.
10ª. Que entremos en esta vida, ahora, en el reino de los
Cielos, porque digan con mentira, toda clase de mal contra
nosotros por causa de Jesús y así, no hablen bien de
nosotros, como les sucede a los falsos profetas.
9. 1ª. Eva, sin pecado original, en un mundo sin
pecado, pecó. María, sin pecado original, en un
mundo de pecado, no pecó y colaboró en la redención
del mundo.
Nuestras almas, con pecado original, pero en un
mundo ya redimido: ¡Nazcan a la vida espiritual con el
Viento-Agua-Fuego y Aceite del Espíritu Santo!.
2ª. Cuando se cumplan las palabras de Jesús: “El
Espíritu Santo estará con vosotros y testificaréis”, no
pidamos prueba de cómo será eso, como tantos
profetas, sino que impulsados por el Viento del
Espíritu Santo, digamos: Hágase en nosotros según tu
palabra.
3º Misterio. Por nosotros, por todas las personas, porque nuestras pasiones se ordenen, nos sintamos
solos y veamos a Dios como nuestro único auxilio, al que nunca nos acercaremos lo suficiente
cumpliendo su voluntad.
El tema a desarrollar en las diez avemarías es, la acción del Espíritu Santo en nosotros. No tenemos un
retrato del Espíritu, pero podemos experimentar su acción: es como el viento (Jn 3,8), como el agua (Ez
36,25-26; Is 44,3-4; Jn 7,37-39); como el fuego (Si 48,1); Jer 20,9; He 2,3-4; 4,31), como el aceite (Is
61,1-2); Lc 4,18).
Que demos fruto, testificando, como buena tierra, al menos: unos treinta, otros
sesenta, otros ciento».
10. 3ª. Que impulsados por el Viento del Espíritu
Santo, cumplamos nuestra función sacerdotal de convertir
en hostias espirituales, aceptables a Dios por
Jesucristo, nuestros pensamientos, palabras y obras de
cada día.
4ª. Que el Agua del Espíritu Santo nos renueve diariamente
para que cumplamos la misión profética de captar las
maravillas de Dios en el sentido de la vida y el modo
concreto del cristiano en el mundo; sin que la ignorancia
nos intimide, ni la ciencia nos seduzca una solución, que
hemos de descubrir meditando en nuestro corazón.
5ª. Que el Agua del Espíritu Santo nos renueve
diariamente, para que aún cuando considerándonos
inocentes, seamos condenados y perjudicados, nuestra
actitud, no sea de rechazo sino de aceptación.
6ª. Que por el Fuego del Espíritu Santo sean expulsadas las
debilidades de nuestras potencias, para afrontar nuestra
relación con el mundo de una gran paciencia, para
soportar las incertidumbres de lo provisional y las
situaciones difíciles que solo gradualmente evolucionan.
11. 9ª. Que el Aceite del Espíritu Santo tome
posesión de nosotros, como elegidos
para cumplir la voluntad de Dios y llegar
a ser hasta Madre de Dios; pues dice
todo el que cumpla la voluntad de mi
Padre es mi hermano, mi hermana y mi
madre [Marcos 3, 35].
10ª. Que por el aceite del Espíritu Santo
cumplamos la misión real de servir a
Cristo en todos, especialmente en los
más pobres.
Santo Tomas Aquino Summa Theologiae I-II q70 a3…El
número de los doce frutos enumerados por San Pablo
está bien dado, y pueden verse indicados en los doce
frutos de los que se habla en Apocalipsis 22,2: A un
lado y a otro del río había un árbol de vida que daba
doce frutos.
7ª. Cuando el Fuego del Espíritu Santo nos haga anunciadores de la Palabra, para que la fuerza del
Evangelio resplandezca en la vida cotidiana, lo realicemos sin importarnos las condiciones de
inferioridad en que haya de hacerse.
8ª. Cuando el Fuego del Espíritu Santo nos impulse por el amor a querer resolver las necesidades de la
vida, nos comprometamos, colaboremos con la Providencia de Dios.
12. 4º. Misterio. Por la Iglesia sacramento de salvación, cuerpo místico de
Cristo y su corazón el Espíritu Santo.
1ª. Por las comunidades no cristianas que tienen con nosotros,, un mismo
y un único fin último, Dios, porque en su búsqueda del Dios desconocido
encuentren en la Iglesia, que aprecia lo bueno y verdadero que puede
encontrarse en sus religiones, el mundo reconciliado.
2ª. Por las comunidades musulmanas, reconocen al Creador, profesan
tener la fe de Abraham y adoran con nosotros al Dios único y
misericordioso, para que puedan encontrar en la iglesia, que aprecia todo
lo bueno y verdadero que hay en ellas, el mundo reconciliado.
3ª. Por las comunidades del pueblo judío, pueblo de Dios de la Antigua
Alianza, la Iglesia
Nuevo Pueblo de Dios, tienden hacia fines análogos, porque en la espera
del Mesías, de rasgos velados en el judaísmo, puedan descubrir la imagen
de Cristo.
13. 4ª. Por las comunidades cristianas de las Iglesias ortodoxas, que
están en una cierta comunión con la Iglesia, próxima a poder
celebrar en común la Eucaristía del Señor, porque pronto
lleguemos a la total unión.
5ª. Por las comunidades eclesiales protestantes [reformadas], que
conmemoran en la Santa Cena la muerte y resurrección del
Señor, profesan que en la Comunión de Cristo se significa la vida, y
especialmente su venida gloriosa, lleguen a descubrir la sustancia
genuina e íntegra del misterio eucarístico.
6ª. Por las personas que no se casan por motivos dignos, porque
contribuyan grandemente al bien de la familia humana, lleven una
vida plena de sentido humano y cristiano, irradiando una
fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio.
14. 7ª. Por la comunidad conyugal, porque recuerden las
palabras de Jesús: donde dos…estén reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos, y oigan lo que él
les dice.
8ª. Por la comunidad familiar, porque cumpla su misión
de Iglesia doméstica.
9ª. Por la comunidades parroquial y diocesana, porque
cumplan su misión de Iglesia particular.
10ª. Por toda la comunidad universal de los creyentes
[todos los hijos de Dios] y miembros de una misma
familia en Cristo. Al unirnos, en el amor mutuo y en la
misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos
respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia.
15. 5º. Misterio Por la comunión de los santos y la comunión
de los bienes espirituales.
1ª. Por la comunión en la fe, [yo creo, nosotros creemos]
porque consigamos un lenguaje común, que nos una en
una misma confesión de fe.
2ª. Por la comunión de los sacramentos; porque veamos
que, demuestran la virtud de la pasión de Cristo, la gracia.
3ª. Por la comunión en los carismas; porque veamos que el
Espíritu Santo reparte gracias especiales entre los fieles
para provecho común y edificación de la Iglesia.
16. 4ª. Por la comunión de todo lo que posee el verdadero
cristiano con los demás; porque el cristiano es un
administrador de los bienes del Señor.
5ª. Por la comunión en la caridad; porque veamos que el
menor de nuestros actos hecho con caridad, repercute en
beneficio de todos y todo pecado daña esta comunión.
6ª. Por los no cristianos, aunque no pertenecen a la
Iglesia, son capaces de ser miembros de ella por el poder
de Cristo; por la libertad del hombre y según los designios
de la predestinación divina, lleguen a ser cristianos.
17. 7ª. Por los pecadores, aunque no son miembros de Cristo en
ese estado, son semejantes a miembros paralizados, porque
se arrepientan y alcancen la gracia.
8ª. Por la comunión con los difuntos, Iglesia
purgante, porque veamos que nuestras oraciones pueden
ayudarles y hacen eficaz su intercesión por nosotros.
9ª. Por la comunión con los santos bienaventurados, Iglesia
triunfante, porque veamos que su intercesión nos une más a
Cristo.
10ª. Por la comunión con los ángeles, porque veamos que
desde la infancia a la muerte la vida humana está rodeada
de su custodia y de su intercesión, cada fiel tiene a su lado
un ángel como protector y pastor para conducirlo por la
vida.