El documento compara al ser humano con el elefante y sugiere que debemos ser como el elefante en varios aspectos: tener los pies, orejas, boca y colmillo como el elefante para estar bien anclados, escuchar, no hablar de más y saber actuar en momentos difíciles, respectivamente. También sugiere tener la piel, cola y memoria del elefante para aguantar los embates de los demás, evitar que hablen de nosotros y recordar quiénes somos realmente. Finalmente, recomienda que cuando nos sintamos