La integridad genera confianza, que a su vez genera influencia y liderazgo. Ser íntegro significa reconocer y aceptar los propios errores en lugar de ocultarlos. Aunque la integridad puede traer consecuencias difíciles como la pérdida de amigos o trabajo, permanecer íntegro conducirá a mayores recompensas espirituales y éxito a largo plazo. La integridad debe ser el principio rector en la toma de decisiones.