Este documento es un libro titulado "Perros que saben cuándo sus amos están camino de casa" por Rupert Sheldrake. El libro explora las capacidades inexplicadas de los animales como la habilidad de los perros de saber cuándo sus dueños están regresando a casa. El libro también discute la empatía animal y las premoniciones que tienen los animales. El autor argumenta que los animales tienen poderes que los humanes hemos olvidado y que necesitamos una nueva comprensión más amplia de la naturaleza y la mente.
Resumen del primer capítulo del libro: Whitworth, L. Kimsey – House, K. Kimsey – House, H. y Sandahl, P. (2009). Coaching Co-Activo. España: LID Editorial Empresarial; en el cual se explica el concepto de Coaching, sus diferentes tipos, las cualidades del Coach y la descripción del Modelo del Coaching Co-activo.
Resumen del primer capítulo del libro: Whitworth, L. Kimsey – House, K. Kimsey – House, H. y Sandahl, P. (2009). Coaching Co-Activo. España: LID Editorial Empresarial; en el cual se explica el concepto de Coaching, sus diferentes tipos, las cualidades del Coach y la descripción del Modelo del Coaching Co-activo.
Instrucciones del procedimiento para la oferta y la gestión conjunta del proceso de admisión a los centros públicos de primer ciclo de educación infantil de Pamplona para el curso 2024-2025.
ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE PRIMER GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024. Por JAVIE...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE 1ER. GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024”. Esta actividad de aprendizaje propone retos de cálculo algebraico mediante ecuaciones de 1er. grado, y viso-espacialidad, lo cual dará la oportunidad de formar un rompecabezas. La intención didáctica de esta actividad de aprendizaje es, promover los pensamientos lógicos (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia, viso-espacialidad. Esta actividad de aprendizaje es de enfoques lúdico y transversal, ya que integra diversas áreas del conocimiento, entre ellas: matemático, artístico, lenguaje, historia, y las neurociencias.
9. Sumario
Prefacio a la edición norteamericana..................................................... 11
Introducción............................................................................................. 17
Primera parte
VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
1. La domesticación de animales........................................................... 29
Segunda parte
ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS
ESTÁN CAMINO DE CASA
2. Perros................................................................................................... 47
3. Gatos ................................................................................................... 83
4. Loros, caballos y seres humanos....................................................... 95
Tercera parte
EMPATÍA ANIMAL
5. Animales que reconfortan y curan ................................................... 115
6. Muertes y accidentes a distancia..................... ................................. 129
10. 10 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
Cuarta parte
INTENCIONES, LLAMADAS Y TELEPATÍA
7. Captación de intenciones ............................................................... 143
8. Llamadas y órdenes telepáticas....................................................... 157
9. Telepatía de animal a animal........................................................... 181
Quinta parte
SENTIDOS DE ORIENTACIÓN
10. Viajes increíbles................................................................................ 199
11. Migraciones y memoria.................................................................... 223
12. Animales que saben cuándo se acercan al destino....................... 239
13. Animales de compañía que encuentran a su gente
a grandes distancias .......................................................................... 247
Sexta parte
PREMONICIONES ANIMALES
14. Premoniciones de ataques, comas y muertes repentinas ............. 263
15. Presentimientos de seísmos y otros desastres................................ 279
Séptima parte
CONCLUSIONES
16. Poderes animales y mente humana................................................. 303
A p én d ic e s
A. Cómo participar en la investigación................................................. 321
B. Experimentos con Jaytee ................................................................. 327
C. Campos mórficos................................................................................ 341
Bibliografía ............................................................................................... 361
índice de nombres .................................................................................. 373
índice analítico......................................................................................... 377
11. Prefacio
a la edición norteamericana
Este libro es un libro de reconocimiento. En efecto, en él se reconoce
que los animales tienen capacidades que los seres humanos hemos perdido.
Una parte de nosotros lo ha olvidado, pero otra parte siempre lo supo.
En mi infancia, lo mismo que muchos otros niños, me interesaban los
animales y las plantas. Mi familia tenía una gran variedad de animales domésticos.
Además de nuestro perro —Scamp—, teníamos un conejo, hams-ters,
palomas, una corneja, un periquito australiano, tres tortugas, varios pe-cecillos
de colores y renacuajos y orugas que criaba yo cada primavera. Mi
padre, Reginald Sheldrake, farmacéutico y aficionado al microscopio, estimuló
mis intereses y potenció mi fascinación por el mundo natural al hacerme
ver los millares de formas de vida que contenía una gota de agua y el
aspecto de las escamas de las alas de las mariposas.
Me intrigaba especialmente la manera en que las palomas regresaban a
casa. Los sábados por la mañana mi padre me llevaba a una gran suelta
de palomas. En la estación de ferrocarril local de Newark-on-Trent, en las
Midlands inglesas, aves de carrera de toda Gran Bretaña aguardaban en cestos,
unos encima de otros, cuyas puertas los guardianes me permitían que
les ayudara a abrir en el momento señalado. Con una gran conmoción de
aire y de plumas, centenares de palomas salían al mismo tiempo de su en
12. 12 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
cierro. Se elevaban en el cielo, volaban en círculo y partían en diversas direcciones
hacia sus hogares lejanos. Mi pregunta era: ¿cómo lo hacen? Nadie
parecía saberlo. Aún hoy sigue sin explicación su capacidad para volver
a su casa.
En la escuela, mi preferencia por la biología y otras ciencias fue completamente
natural, así que continué mi educación científica en la Universidad
de Cambridge, donde estudié en el último curso botánica, fisiología,
química y bioquímica, tras lo cual me doctoré en bioquímica. Pero, dado
que nunca abandoné mi formación de biólogo, comenzó a abrirse un gran
abismo entre mi experiencia personal con animales y plantas y el enfoque
científico que se me enseñaba.
La teoría mecanicista de la vida, que todavía hoy constituye la ortodoxia
dominante, afirma que los organismos vivos no son más que máquinas complejas
programadas genéticamente. Se los supone inanimados, literalmente
desalmados. Por regla general, lo primero que hacíamos cuando estudiábamos
organismos vivos era matarlos o seccionarlos. He pasado muchas horas
de trabajo de laboratorio diseccionando y más adelante viviseccionando.
Por ejemplo, una parte esencial de mi currículum de biología consistía en
disecar los nervios de patas amputadas de ranas y estimularlos eléctricamente
para que los músculos se contrajeran. Nunca oí decir nada acerca de
cómo volvían las palomas a su casa.
Estos ejercicios de estudiante eran juegos de niños en comparación con
mi experiencia en calidad de técnico temporal de laboratorio en el departamento
farmacéutico de una compañía farmacéutica multinacional, donde se
desarrollaban y se ponían a prueba nuevos medicamentos. Trabajé allí seis
meses desde que terminé la escuela secundaria hasta que ingresé en la universidad.
Tenía entonces diecisiete años. Había habitaciones llenas de ratas,
conejillos de India, ratones y otros animales a la espera de convetirse en objetos
de experimentación. Al final de cada día se mataba con gas a docenas
de animales que habían sobrevivido a diversas pruebas y se los arrojaba a un
recipiente para incinerarlos.
El amor a los animales me había inducido a estudiar biología y eso era
lo que me había deparado. Algo fallaba. Comencé a preguntarme qué ocurría
y a tratar de descubrirlo. Una vez terminados mis cursos en Cambridge,
se me otorgó una beca Frank Knox en Harvard, donde, en busca de una
perspectiva más amplia, estudié filosofía e historia de la ciencia. Luego regresé
a Cambridge para empezar a investigar en bioquímica.
Unos años después me encontré por casualidad con un grupo de científicos
y filósofos llamado Epiphany Philosophers, con sede en Cambridge,
formado por distinguidos filósofos de la ciencia, físicos cuánticos y visiona-
13. PREFACIO A LA EDICIÓN NORTEAMERICANA 13
ríos, que exploraban áreas a medio camino entre la ciencia, la filosofía y la
comprensión espiritual. En este grupo había consenso en que la ciencia me-canicista
de antiguo cuño era demasiado limitada y en que la física cuántica
desbrozaba el camino hacia una visión más amplia de la naturaleza. Poco después
me incorporé al grupo y descubrí que bajo la superficie aparentemente
convencional de la ciencia había un fermento de ideas que apuntaban a
una nueva comprensión del mundo.
Durante diez años estuve en Cambridge investigando en biología del
desarrollo, mientras continuaba reflexionando sobre las líneas generales de
una ciencia más holista. Como profesor del Clare College de Cambridge, fui
director de estudios en bioquímica y biología celular. Se me eligió miembro
investigador de la Royal Society, con cuyo auspicio trabajé en la Universidad
de Malaya sobre plantas de bosques tropicales. Luego fui fisiólogo principal de
plantas en ICRISAT —International Crops Research Institute for the Semi-
Arid Tropics— en Hyderabad, India, donde colaboré en la mejora del crecimiento
y el rendimiento de cosechas que constituyen un elemento vital de
la dieta de centenares de millones de personas.
Sobre la base de mi experiencia en investigación biológica y en años de
discusiones con colegas, en 1981 publiqué un libro, A New Science ofLife,
en el que esbozaba una nueva hipótesis que pudiera servir como base para
un tipo más amplio de biología, la hipótesis de los campos mórficos, que desarrollé
más tarde, en un libro de 1988 que llevaba por título The Presence
o/Past. En este libro que ahora presento describo nuevas maneras de poner
a prueba esta hipótesis, que resumo en el Apéndice C.
Llevo más de veinticinco años como científico profesional, publicando
artículos en revistas científicas y hablando en congresos científicos, y hace
ya mucho tiempo que pertenezco a sociedades científicas, como la Society
for Experimental Biology, y que soy miembro de la Zoological Society. Creo
firmemente en el valor de la investigación científica, pero estoy más convencido
que nunca de que la teoría mecanicista de la naturaleza es demasiado
estrecha. He descubierto que la escisión que he experimentado en mi
propia persona, el abismo entre la experiencia personal de la vida y la teoría
según la cual los organismos vivos, incluso nosotros, son meros autómatas
sin alma, está muy extendida dentro y fuera de la comunidad científica.
He llegado a advertir que esta división no es inevitable y que es posible
un tipo de ciencia más abarcador, así como más barato. Pero esto es ineludiblemente
controvertido. Para ciertos científicos, la teoría mecanicista de
la naturaleza no es una mera hipótesis a comprobar, sino más bien un credo
religioso. Para otros, la investigación con mentalidad abierta es más importante
que la defensa de dogmas tan celosamente defendidos durante tanto
14. 14 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
tiempo. Estos últimos han prestado una gran colaboración en mis investigaciones
y me han brindado su valiosísimo estímulo personal a la vez que su
sostén práctico.
En 1994 publiqué un libro titulado Seven Experiments That Could Chan-ge
the World, en el cual exploraba siete fenómenos muy conocidos, pero escasamente
comprendidos, y sugería cómo una investigación de bajo coste
podía conducir a descubrimientos importantes. Uno de esos experimentos
se refería a las posibles capacidades telepáticas de perros y gatos y me centraba
en especial en la capacidad de algunos perros para saber cuándo sus
amos están de camino a su casa.
De esta suerte, tratando de encontrar maneras en que fuera posible desarrollar
científicamente una visión más amplia de la vida, volví a los animales
domésticos. Me llevó mucho tiempo reconocer que son los animales
que mejor conocemos. Lo supe cuando era niño. Para mucha gente esto es
una evidencia flagrante, pero para mí tenía toda la fuerza de un descubrimiento
nuevo. Estos animales pueden ayudar a ensanchar nuestra comprensión
de la vida; no son simplemente bonitos, cariñosos, reconfortantes
y divertidos.
Durante los últimos cinco años he investigado acerca de la capacidad de
percepción de los animales domésticos, con ayuda de más de dos mil propietarios
y entrenadores de animales. He inspeccionado a más de mil propietarios
de animales domésticos, elegidos al azar, y he descubierto que hay varios tipos
de comportamiento comunes, pero que no tienen explicación. Mi equipo
y yo hemos entrevistado a centenares de personas con mucha experiencia
en animales, incluso entrenadores de perros, usuarios de perros de busca y
rescate y de perros de la policía, personas ciegas con perros lazarillos, veterinarios,
propietarios de perreras y caballerizas, entrenadores de caballos y
jinetes, granjeros, pastores, guardias de zoológicos, propietarios de tiendas
de animales domésticos, criadores de reptiles y amos de animales domésticos.
Si hubiera citado todos los relatos y entrevistas de las que he tenido información,
este libro habría sido por lo menos diez veces más grueso. En algunos
casos, cientos de personas me relataron pautas de conducta muy
similares en sus animales domésticos, como perros que saben cuándo sus
amos están regresando a su casa. He tenido que condensar esta información
y dar sólo unos cuantos ejemplos de cada clase de comportamiento perceptivo.
Aunque es mucha la gente que ha contribuido al cuadro de conjunto,
sólo puedo reconocer por nombre a una pequeña minoría. Sin toda esta
colaboración de personas conocidas y de gente anónima hubiera sido imposible
escribir este libro. Soy deudor de todos aquellos que han colaborado
conmigo, así como de sus animales.
15. PREFACIO A LA EDICIÓN NORTEAMERICANA 15
Inicialmente, este proyecto de investigación fue financiado por el difunto
Ben Webster, de Toronto, Canadá, y contó con la gran ayuda de los subsidios
de la Lifebridge Foundation de Nueva York; el Institute of Noetic
Sciences de Sausalito, California; Evelyn Hancock de Oíd Greenwich, Con-necticut,
y el Ross Institute de Nueva York. También he disfrutado de apoyo
organizativo: en Estados Unidos, del Institute of Noetic Sciences; en los
países de lengua alemana, de la Schweisfurth Foundation de Munich; y en
Gran Bretaña, de la Scientífic and Medical NetWork. Estoy muy agradecido
por toda esta generosidad y aliento.
Mucho debo a mis compañeros de investigación, Pamela Smart en Lan-cashire,
Jane Turney en Londres, Susanne Seiler en Zurich y David Brown
en Santa Cruz, California, así como también a mi secretaria, Cathy Lawlor,
quienes me han ayudado de distintas maneras: con la realización de encuestas
y entrevistas, la producción de experimentos y la recogida de datos. Todos
han contribuido a crear una gran base de datos informatizada acerca de
la capacidad de percepción de los animales domésticos, pero Pam Smart ha
tenido la responsabilidad principal de su mantenimiento y ampliación. Agradezco
también a Anna Rigano y a la doctora Amanda Jacks su colaboración
en la investigación y a Helmut Lasarcyk su amosoro trabajo de traducción
de centenares de informes de países de lengua alemana para agregarlos a
nuestra base de datos.
Debo un agradecimiento especial a Matthew Clapp por el regalo de sus
servicios en la instalación y mantenimiento de mi sitio en la World Wide
Web (www.sheldrake.org), con los que comenzó antes de graduarse en la
Universidad de Georgia.
En mi investigación y en la redacción de este libro he contado con la ayuda
de muchas discusiones, comentarios, sugerencias y críticas, así como de gran
asistencia práctica. Vaya mí agradecimiento en particular a Ralph Abraham, Shir-ley
Barry, Patrick Bateson, John Beloff, John Brockman, Sigrid Detschey,
Lindy y Ava Dufferin, Peter Fenwick, David Fontana, Matthew Fox, Winston
Franklin, Robert Freeman, Edward Goldsmith, Franz-Theo Gottwald, el difunto
Willis Haman, Myles Hildyard, Rupert Hizig, Nícholas Humphrey, Tom
Hurley, Francis Huxley, Montague Keene, David Lorimer, Betty Markwick,
Katinka Matson, Robert Matthews, Terence McKenna, John Michell, Michael
Morgan, Robert Morris John O ’Donohue, d difunto Brendan O’Reagan, Barbara
y Charles Overby, Erik Pigani, Anthony Podberscek, Jill Purce (mi mujer),
Anthony Ramsay, John Roche, Miriam Rothschild, MarÜyn Schlitz, Merlin y
Cosmo Sheldrake, Paul Sieveking, Amaud de St. Simón, Martin Speich, Den-nis
Stillings, Dennis Turner, Varena Walterspiel, Ian y Victoria Watson, Ale-xandra
Webster, Richard Wiseman y Sandra Wright.
16. 16 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
En mis pedidos de información he contado con la colaboración de muchos
diarios y revistas de Europa y de América del Norte, así como de una
amplia variedad de programas de televisión y de radio. Agradezco a todos
los que han hecho posible tal cosa.
También agradezco a todas las personas que me han aportado sus comentarios
y sugerencias a diferentes borradores del libro: Letty Beyer, David
Brown, Ann Dochery, Karl-Henz Loske, Anthony Podberscek, Jill Purce,
Janis Rozé, Merlin Sheldrake, Pam Smart, Mary Stewart, Peggy Taylor y Jane
Turney. He tenido la fortuna de contar con editores tan simpáticos y constructivos
como Steve y Kristin Kiser en Nueva York y Susan Freestone en
Londres, a cuyas útiles sugerencias debe mucho la forma final de este libro.
Finalmente, agradezco a Phil Starling su permiso para reproducir las fotografías
de las figuras 2.1, 4.1 y 8.1; a Gary Taylor, la figura 2.2 y a Sydney
King, los dibujos y los diagramas.
Londres, febrero de 1999
17. Introducción
Kate Laufer, comadrona y trabajadora social de Solbergmoen, Noruega,
trabaja con un horario extraño y regresa a su casa de manera inesperada. Sin
embargo, siempre que Walter, su marido, está en casa, la recibe con una taza
de té recién hecho. ¿Qué es lo que explica este misterioso sentido del tiempo
de Walter? El terrier de la familia, Tiki: «Esté donde esté y haga lo que
haga —dice el doctor Laufer—, cuando Tiki se lanza a la ventana y se queda
en el antepecho, sé que mi mujer está de camino a casa».
Siempre que suena el teléfono en la casa de un conocido profesor de la
Universidad de California en Berkely, su mujer sabe si en el otro extremo de
la línea está su marido. ¿Cómo? Porque Wishkins, el gato plateado de la familia,
se lanza al teléfono y manotea el receptor. «Muchas veces consigue
descolgarlo y emite apreciables maullidos, claramente audibles para mi marido,
al otro lado de la línea —dice la señora—. Pero si llama cualquier otra
persona, Wishkins no se inmuta.»
Julia Orr creía que sus caballos se habían instalado con toda felicidad en
su nueva caballeriza cuando se mudó de Skirmet, Buckinghamshire, a una
granja situada a unos quince kilómetros de distancia. Pero Badger, una yegua
galesa de veinticuatro años, y Tango, de veintidós, simplemente esperaban
su oportunidad. Seis semanas después, una noche en que la tormenta
18. 18 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
arrancó la puerta de su campo, aprovecharon la ocasión. Al amanecer
aguardaban pacientemente en la puerta de la antigua casa de la señora Orr.
Habían encontrado el camino de regreso por pistas y senderos desconocidos,
dejando a su paso reveladoras huellas de sus cascos en la hierba y en
bancos de flores.
El 17 de octubre de 1989, Tirzah Meek, de Santa Cruz, California, vio
que su gata subía a toda prisa a la buhardilla y se escondía, cosa que nunca
había hecho hasta entonces. Parecía aterrorizada y se negó a bajar. Tres horas
después se produjo el seísmo de Loma Prieta, que destruyó el centro de
Santa Cruz.
Perros que saben cuándo sus amos están regresando a su casa, gatos que
responden al teléfono cuando llama una persona a la que están vinculados,
caballos capaces de encontrar el camino de regreso a su casa en un terreno
desconocido, gatos que anticipan terremotos: he aquí algunos de los aspectos
del comportamiento animal que sugieren la existencia de formas de
perceción que escapan a la comprensión científica actual.
Tras cinco años de extensa investigación sobre las capacidades inexpli-cadas
de los animales, he llegado a la conclusión de que muchos de los relatos
de los amos de animales domésticos están bien fundados. Hay animales
que parecen tener realmente poderes de percepción que trascienden con
mucho los sentidos conocidos.
Las misteriosas capacidades perceptivas de los animales no son ninguna
novedad. Hace siglos que la gente las viene observando. Millones de dueños
de animales domésticos las han experimentado personalmente. Pero, al mismo
tiempo, hay mucha gente que se siente obligada a negar esas capacidades
o a trivializarlas. La ciencia institucional las ignora. Los animales domésticos
son los que mejor conocemos, pero su comportamiento más sorprendente
e inquietante se trata como algo carente de auténtico interés. ¿A qué
se debe esto?
Una razón es el tabú que impide tomar en serio a los animales domésticos.
1 Este tabú no se limita a los científicos, sino que es resultado de la doble
actitud que adopta el conjunto de nuestra sociedad en relación con los
animales. Durante las horas de trabajo nos comprometemos con el progreso
económico, fomentado por la ciencia y la tecnología y basado en la visión
mecanicista de la vida. Esta perspectiva, que se remonta a la revolución
científica del siglo XVII, deriva de la teoría de Renato Descartes para la que
el universo era una gran máquina. Aunque con otras metáforas (de asimilar el
cerebro a la máquina hidráulica de la época de Descartes y al conmutador
1. Serpell (1986).
19. INTRODUCCIÓN 19
telefónico de la generación que nos antecedió, se ha pasado, como hoy está
en boga, a ver en él un ordenador), se sigue concibiendo la vida en términos
de maquinaria.2 En las plantas y los animales se ven autómatas genéticamente
programados, a la vez que se da por supuesta la explotación de los
animales.
Pero, cuando volvemos a casa, nos encontramos con nuestros animales
domésticos, que no pertenecen a la misma categoría que el resto de los animales.
El mantenimiento de anímales domésticos se circunscribe al ámbito
privado o subjetivo. Las experiencias con animales domésticos se han de
sustraer al mundo «real» u «objetivo». Hay un abismo gigantesco entre los
animales de compañía, a los que se trata como miembros de la familia, y los de
las granjas fabriles y los laboratorios de investigación. Las relaciones que tenemos
con nuestros animales de compañía se basan en otra clase de actitud,
más en una relación de tú a tú que en el enfoque de yo a eso, que es la que
la ciencia estimula. Como he dicho en el prefacio, yo mismo he experimentado
esta división de una manera particularmente intensa.
Ya sea en el laboratorio, ya en el campo, es típico que los investigadores
científicos traten de evitar conexiones emocionales con los animales con los
que realizan la investigación. Aspiran a una objetividad distante. En consecuencia,
no es probable que encuentren modalidades de conducta que dependan
de las relaciones estrechas entre los animales y las personas. En este
terreno, los amaestradores de animales y los amos de animales de compañía
suelen tener mucho más conocimiento y experiencia que los investigadores
profesionales del comportamiento animal, a menos que éstos sean también
amos de animales domésticos.
El tabú que impide tomar en serio los animales domésticos es sólo una
de las razones por las que la ciencia no ha prestado atención al fenómeno
que analizo en este libro. Otra es el tabú que impide tomar en serio fenómenos
«paranormales». No se llama paranormales a estos fenómenos —en
el sentido de «allende lo normal»— porque sean raros o excepcionales. Algunos
son incluso muy comunes. Se les llama paranormales porque no se los
puede explicar en términos científicos convencionales; en efecto, no se adecúan
a la teoría mecanicista de la naturaleza.
2. Para un análisis de la teoría mecanicista de la vida y de las alternativas a ella, véase
Sheldrake (1988a; 1990).
20. 20 DE PERROS QVE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
I n v e s t ig a c ió n c o n a n im a l e s d o m é s t ic o s
La riqueza de la experiencia con animales entre amaestradores de caballos
y de perros, veterinarios y dueños de animales domésticos se considera
en general como anecdótica. Tan a menudo ocurre esto que he averiguado el
origen de esta palabra y he descubierto su significado. Viene de las raíces
griegas an + ekdotos, esto es, «no publicado». Una anécdota es una historia
que no se ha hecho pública.
Ciertos campos de investigación, como por ejemplo la medicina, descansan
en gran medida en anécdotas, pero, cuando se las hace públicas, dejan
literalmente de ser tales para elevarse a la categoría de casos clínicos.
En el curso de la investigación que se describe en este libro me he encontrado
con que hay muchas personas que tienen experiencias muy similares
en cuanto a la percepción de sus animales. Y cuando las informaciones
de tanta gente apuntan de manera independiente a patrones coherentes y
repetidos, las anécdotas se convierten en historia natural. Como mínimo, se
trata de una historia natural de qué cree la gente acerca de sus animales. El
paso siguiente es averiguar si estas creencias tienen o no fundamento. Por
eso la investigación experimental constituye un aspecto esencial de esta indagación.
Uno de mis libros preferidos de biología es Las variaciones de los animales
y las plantas por efecto de la domesticación, de Charles Darwin, cuya
primera edición data de 1868. Está lleno de información que Darwin reunió
a partir de naturalistas, exploradores, administradores coloniales, misioneros
y otros, con quienes mantuvo correspondencia en todo el mundo. Estudió
publicaciones como Poultry Chronicle y The Gooseberry Growe's Re-gister.
Cultivó personalmente cincuenta y cuatro variedades de grosella
silvestre. Se inspiró en la experiencia de aficionados a los gatos y los conejos,
de los criadores de caballos y perros, cuidadores de abejas, granjeros,
horticultores y otras personas experimentadas en animales y plantas. Se afilió
a dos clubes de palomas de Londres, crió todas las variedades que pudo
conseguir y visitó a los aficionados más destacados para observar sus aves.
Los efectos de la crianza selectiva en animales domésticos y plantas, que
hombres y mujeres prácticos observaban con tanta atención, proporcionaron
a Darwin su prueba más vigorosa del poder de la selección, ingrediente
esencial de su teoría de la evolución por selección natural.
Desde la época de Darwin la ciencia se ha ido separando cada vez más
de la rica experiencia de quienes no son científicos profesionales. Todavía
hay millones de personas con experiencia práctica en palomas, perros, gatos,
caballos, loros, abejas y otros animales, como en manzanos, rosales, or
21. INTRODUCCIÓN 21
quídeas y otras plantas. Todavía hay decenas de miles de naturalistas aficionados.
Pero, hoy en día, la investigación científica se limita casi por completo
a las universidades y los institutos de investigación y está a cargo de
profesionales con título de doctor. Esta exclusividad ha empobrecido gravemente
la biología moderna.
¿ P o r q u é n o s e h a r ea l iz a d o a n t e s e sta in v e s t ig a c ió n ?
La investigación acerca de las capacidades inexplicadas de los animales
que describo en este libro se ha visto facilitada por recursos técnicos modernos,
como los ordenadores y las cámaras de vídeo, pero en principio se
trata de investigaciones que se podían haber llevado a cabo hace cien años
o más. Que sólo se encuentren en una etapa inicial es el tributo que se cobra
la fuerza de los tabúes contra esas investigaciones.
A mi juicio, si ignoramos esos tabúes obtendremos grandes ganancias.
También creo que tenemos mucho que ganar de la aplicación de un enfoque
científico. Pero la palabra «científico» puede tener diferentes significados.
Con harta frecuencia se equipara la cientificidad a un dogmatismo obcecado
que trata de negar o desprestigiar lo que no se adapta a la visión meca-nicista
del mundo. Por el contrario, tal como yo lo empleo, el término
«científico» se refiere a un método de investigación con amplitud de miras,
que presta atención a la evidencia y pone a prueba explicaciones posibles
por medio del experimento. El camino de la investigación responde mejor
al espíritu de la ciencia que el camino de la negación. Y no cabe duda de
que es más divertido.
Estas diferentes actitudes científicas encuentran ilustración en el relato
acerca de Hans, el Caballo Inteligente, que suele emplearse para justificar
el desprecio de los poderes animales aparentemente sin explicación. Por
mi parte, extraigo de la historia la enseñanza contraria, a saber, que es un
ejemplo de la necesidad de investigar los fenómenos inexplicados, no de
negarlos.
La h is t o r ia d e H a n s , e l c a b a l lo in t e l ig e n t e
Antes o después, todo el que se interese por los poderes inexplicados de
los animales se encontrará con la historia de Hans, el Caballo Inteligente.
Para los científicos, esta historia cumple la función de advertirnos que hemos
de ser prudentes.
22. 22 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
A comienzos del siglo XX hubo en Berlín un caballo, conocido como
Hans, el Caballo Inteligente, del que se decía que era capaz de realizar operaciones
matemáticas, leer alemán y deletrear palabras alemanas. Respondía
golpeando con el casco. Su entrenador, Herr von Osten, ex profesor de matemáticas,
estaba convencido de que Hans tenía capacidades mentales que
se consideraban exclusivas de los seres humanos. El caballo causaba sensación
y se hicieron múltiples exhibiciones dedicadas a profesores, oficiales
del ejército y otros públicos.
Las habilidades de Hans, el Caballo Inteligente, fueron estudiadas por
el profesor C. Stumpf, director del Instituto de Psicología de la Universidad
de Berlín, y su asistente Otto Pfungst. Encontraron que el caballo podía responder
correctamente sólo cuando la persona que preguntaba conocía la
respuesta y Hans podía verla. Concluyeron que Hans no tenía habilidades
matemáticas y no sabía leer alemán. En cambio, leía pequeños movimientos
corporales del interrogador, que le hacían saber cuándo había dado la cantidad
correcta de golpes con el casco.
Esta historia de Hans, el Caballo Inteligente, se ha utilizado incluso
para justificar el desprecio de las habilidades inexplicadas de los animales,
que se atribuían a «sutiles señales» y no a poderes misteriosos de ningún
tipo que el animal pudiera tener. En resumen, esta historia se ha utilizado
para inhibir la investigación, para impedir la indagación antes que para estimularla.
Pero extraer esta conclusión de la historia de Hans, el Caballo
Inteligente, no hace justicia a las investigaciones de Stumpf y Pfungst. En
vez de negarla, éstos investigaron una afirmación discutible, lo que requería
valor, pues sus conclusiones se opusieron a las creencias de muchos de
sus colegas.
Las capacidades de Hans, el Caballo Inteligente, no eran discutibles
porque se supusiera que implicaban poderes psíquicos, sino más bien porque
se suponía que aquéllas demostraban que los animales podían pensar.
Muchos científicos, sobre todo darwinianos, se sentían felices de creer que
Hans, el Caballo Inteligente, fuera capaz de realizar operaciones aritméticas
y de entender alemán. Les agradaba la idea de que los animales fueran capaces
de pensamiento racional porque eso minaba la creencia convencional
de que el intelecto humano era único. Preferían la idea de evolución gradual,
de diferencias de grado entre los seres humanos y los anímales no humanos,
antes que la de diferencias de calidad.
A la inversa, los tradicionalistas se mostraban muy escépticos respecto
de Hans, el Caballo Inteligente, porque pensaban que las facultades mentales
superiores eran exclusivas del hombre. Los hallazgos de Stumpf y
Pfungst apoyaban a los tradicionalistas y eran impopulares entre «los dar-
23. INTRODUCCIÓN 23
winianos decepcionados que temían que los puntos de vista eclesiáticos y
reaccionarios sacaran provecho de las conclusiones».3
Aunque a veces los biólogos se refieren al «efecto Hans, el Caballo Inteligente
» como una razón para despreciar todas las habilidades inexplicadas
en los animales, el efecto es completamente específico. Depende del lenguaje
corporal, que en los caballos, lo mismo que en muchas otras especies,
es un elemento importante en su comunicación recíproca. Si un animal puede
responder a un ser humano cuando éste se halla fuera de su visión, eso no
ejemplifica el efecto Hans, el Caballo Inteligente, sino que requiere otra
explicación.
En el curso de la investigación sobre los poderes inexplicados de los animales
domésticos he descubierto que la mayoría de los amaestradores de
animales y de los dueños de animales domésticos son muy conscientes de la
importancia del lenguaje corporal. Pero, en cualquier caso, muchos de los
fenómenos que aquí analizo, como la evidente capacidad de los animales
para saber cuándo sus amos están regresando a casa, no pueden explicarse
en términos del efecto Hans, el Caballo Inteligente. Un animal no puede
leer el lenguaje corporal de una persona que está a muchos kilómetros de
distancia.
T r e s t ipo s d e p e r c e p t iv id a d in e x p l ic a d o s
En este libro analizo tres grandes categorías inexplicadas de perceptividad
en los animales: la telepatía, el sentido de la orientación y las premoniciones.
1. Telepatía. Empiezo con la capacidad de algunos perros, gatos y otros
animales para saber cuándo sus amos están de camino a su casa. En muchos
casos, las anticipaciones que los animales realizan del regreso de las personas
resultan completamente inexplicables en términos de hábito, señales de
la gente de la casa o audición de la aproximación de coches cuyo ruido les
es familiar. En experimentos con cintas de vídeo se ha visto que hay perros
capaces de anticipar el regreso de sus amos en momentos escogidos al azar,
aun cuando estén viajando en taxis u otros vehículos extraños para el animal.
De alguna manera, las personas comunican telepáticamente su intención de
volver a casa.
Hay animales de compañía que también responden telepáticamente a
una variedad de otras intenciones humanas y reaccionan a llamadas y órde3.
Pfungst (1991), pág. 10.
24. 24 DE PERROS QUE SABEN QUE SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
nes silenciosas. Algunos saben cuándo está al teléfono una persona determinada.
Algunos reaccionan cuando su amo sufre o agoniza en un sitio lejano.
Sugiero que la comunicación telepática depende de vínculos entre personas
y animales y que esos vínculos no son meras metáforas, sino conexiones
reales. Se conectan a través de campos llamados campos mórficos. Presento
estos campos en el capítulo I, en el que también analizo la evolución de
los vínculos entre seres humanos y animales.
2. El sentido de orientación. Las palomas mensajeras pueden encontrar
el camino de regreso a su palomar a través de centenares de kilómetros de terreno
desconocido. Las golondrinas migratorias europeas viajan miles de
kilómetros hasta sus fuentes de alimentación en África para regresar en primavera
a sus tierra nativas, incluso al mismísimo edificio donde previamente
habían anidado. Su capacidad para navegar hacia destinos lejanos sigue
aún sin explicación y es imposible explicarlo en función del olfato ni de ninguno
de los otros sentidos conocidos, ni siquiera de una suerte de brújula
biológica.
Algunos perros, gatos, caballos y otros animales domesticados también
tienen un buen sentido de orientación y encuentran su camino a casa desde
lugares que desconocen y a muchos kilómetros de distancia. Los animales
parecen atraídos a su destino deseado como si una banda elástica invisible
los mantuviera ligados a ese sitio. Estas conexiones podrían explicarse en
términos de campos mórficos.
A veces los animales no «vuelven» a lugares determinados, sino a determinadas
personas. Hay perros capaces de encontrar a sus dueños, que se
han marchado sin ellos, en lugares lejanos en los que nunca han estado. El
rastreo olfativo de la persona podría explicar algunos casos, cuando las distancias
son cortas, pero en otros casos la única explicación viable parece ser
una conexión invisible entre el animal y la persona a la que está ligado. Una
vez más, cabe la comparación con una banda elástica estirada, que yo atribuyo
al campo mórfico que vincula al animal con su amo.
3. Premoniciones. Algunas premoniciones pueden explicarse en términos
de estímulos físicos. Por ejemplo, las perturbaciones de algunos animales
antes de un seísmo pueden ser reacciones a sutiles cambios eléctricos
y los perros que alertan a sus amos epilépticos de un ataque inmediato pueden
advertir sutiles temblores musculares u olores insólitos. Pero hay otras
premoniciones que parecen implicar misteriosos presentimientos que desafían
nuestros supuestos usuales acerca de la separación entre pasado, presente
y futuro.
25. INTRODUCCIÓN 25
La telepatía, los sentidos de orientación y la precognición son ejemplos
de lo que algunos llaman percepción extrasensorial o PEE. Otros los califican
de «sexto sentido» (o «séptimo sentido» o, en todo caso, un sentido o
sentidos adicionales). Otros los denominan «paranormales». Otros, «pa-rapsicológicos
». Todos estos términos concuerdan en apuntar allende los límites
de la ciencia establecida.
«Percepción extrasensorial» significa literalmente percepción más allá o
al margen de los sentidos. A primera vista, la expresión «sexto sentido» parece
significar lo opuesto, porque implica una perceptividad en el marco de
los sentidos, aunque mediante otro tipo de sentidos, que hasta ahora la ciencia
no reconoce. Este conflicto desaparece si se entiende «extrasensorial»
en el sentido de «al margen de los sentidos conocidos».
Ni la expresión «percepción extrasensorial», ni la de «sexto sentido»,
sugieren qué son estos fenómenos, ni cómo se producen. Simplemente nos
dicen lo que no son. No se los puede explicar en términos de los sentidos
conocidos. Los tres tipos de perceptividad —la telepatía, el sentido de
orientación y las premoniciones— parecen mejor desarrollados en especies
no humanas, como los perros, que en las personas. No obstante, también se
producen en el dominio humano. Los poderes parapsicológicos humanos o
«sexto sentido» parecen más naturales, más biológicos, cuando se los considera
a la luz de la conducta animal. Gran parte de lo que hoy se presenta
como «paranormal» parece normal cuando se amplían nuestras ideas de
normalidad.
La ciencia sólo puede progresar si trasciende sus límites actuales. En
este libro aliento la esperanza de mostrar que es posible investigar científicamente
habilidades inexplicadas de los animales y hacerlo de maneras no
invasoras ni crueles. También sugiero una variedad de formas en que los
dueños y los estudiosos de animales podrían realizar importantes contribuciones
a este nuevo campo de investigación.
Tenemos mucho que aprender de nuestros animales de compañía. Y
ellos tienen mucho que enseñarnos sobre la naturaleza animal... y sobre nosotros
mismos.
29. CAPÍTULO
__________________________1
La domesticación de animales
V ín c u l o s c o n a n im a l e s
Hay muchas personas que aman a sus animales domésticos y a las que
éstos aman a su vez. Entre unas y otros se desarrollan vigorosos vínculos
emocionales. En este capítulo exploro la evolución y la naturaleza de esos
vínculos entre los seres humanos y los animales.
Pero antes es importante reconocer que los vínculos emocionales entre
personas y animales son más bien la excepción que la regla. Por cada perro
o gato querido hay centenares de animales domesticados confinados entre
rejas en sistemas de crianza intensiva y en laboratorios de investigación. En
muchos países del tercer mundo, la brutalidad con que suele tratarse a las
bestias de carga convierte a los seres humanos en auténticos brutos. Y las sociedades
tradicionales no acostumbran a suscribir los ideales modernos de
bienestar animal. Los esquimales, por ejemplo, tienden a tratar duramente
a sus huskies.
Luego están los animales que son víctimas de descuido irreflexivo y
crueldad deliberada. En todo el mundo industrializado, las organizaciones
para la prevención de la crueldad con los animales desvelan y publican continuamente
estremecedores sufrimientos de animales a manos del hombre:
30. 30 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
caballos tan flacos que se les transparentar! las costillas bajo la piel; perros
atados y descuidados; gatos torturados. Y a muchos animales simplemente
se los abandona. Sólo en los Estados Unidos, las autoridades locales o las
organizaciones voluntarias sacrifican alrededor de cinco millones de perros
no deseados y una cantidad similar de gatos.1
Pero a pesar de toda esta explotación, este abuso y este abandono, hay
mucha gente que crea vínculos con animales ya desde la infancia. Es común
dar ositos de peluche y otros animales de juguete a los niños pequeños y que
a éstos les guste oír relatos acerca de animales. Pero a la mayoría le gustan
sobre todo los animales reales. La mayor parte de los animales domésticos
vive en casas con niños.2
Oír relatos sobre animales temibles —incluso cuentos de hadas como el
de Caperucita Roja— y crear relaciones con los amistosos parece ser un
aspecto fundamental de la naturaleza humana. En verdad, a lo largo de su
historia evolutiva, nuestra naturaleza se ha modelado a través de nuestras
interacciones con animales y todas las culturas humanas tienen canciones,
danzas, rituales, mitos y relatos acerca de animales.
L a e v o l u c ió n d e l o s v ín c u lo s e n t r e se r e s h um a n o s y a n im a l e s
Las primeras especies que reciben la denominación de homínidos, conocidas
gracias a restos fósiles, son la de los australopithecus ramidus y la
de los australopithecus anamensis, que se remontan a más de cuatro millones
de años. Las primeras herramientas de piedra se usaron hace alrededor
de dos millones y medio de años y las señas de haber comido carne
aparecen en torno a un millón de años después, más o menos cuando el
homo erectus se expandió de África a Eurasia (fig. 1.1). El uso del fuego
pudo haber comenzado hace alrededor de 700.000 años. Los humanos
modernos se originaron en África hace más o menos 150.000 años. El primer
arte, las pinturas de las cavernas, que incluyen muchos animales, se
realizaron hace alrededor de 30.000 años. La revolución agrícola comenzó
hace unos 10.000 años; las primeras civilizaciones e inscripciones escritas, hace
unos 5.000 años.3
Nuestros antepasados fueron recolectores y cazadores para quienes la
recolección era mucho más importante que la caza. La vieja imagen del
1. Karsh y Turner (1988).
2. Godwin (1975); Marx y otros (1988).
3. Leakey y Lewin (1992); Mithen (1996).
31. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 3
años transcurridos PRESENTE
Revolución Industrial (150)
Revolución agrícola (10.000)
Primera manifestación de arte (30.000)
100.000 ■ Primera domesticación de perros
150.000 Orígenes, en Africa, de los humanos modernos í 7700.000 ■ Uso del fuego
1.000.000 -
2.000.000
Señales de ingesta de carne
3.000.000 —
4.000.000 -
Expansión cerebral. Primeras herramientas de piedra
m Primeras especies denominadas homínidos
Figura 1.1. Esquema cronológico de la evolución humana.
32. 32 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
Hombre Cazador que, lleno de confianza, se paseaba a grandes zancadas
por la sabana africana, resultó ser un mito. Incluso entre los cazadores-re-colectores
hoy existentes, sólo una pequeña proporción del alimento que
comen proviene de la caza; la mayor parte es producto de la recolección,
principalmente a cargo de las mujeres. (La excepción son los cazadores-re-colectores
de las regiones árticas, pobres en plantas.)4 Los homínidos y el
primer homo sapiens obtenían en general carne más bien de la limpieza de
los esqueletos que dejaban depredadores más eficaces, como los grandes gatos,
que de la caza propia.5 La caza mayor, en oposición a la actividad ca-rroñera,
quizá se remonte sólo de 70.000 a 90.000 años.
En las culturas de cazadores-recolectores, los seres humanos no se ven
como algo separado del dominio de los otros animales, sino en íntima interconexión
con ellos.6 Los especialistas en comunicación con el mundo no
humano son chamanes que, gracias a sus espíritus guardianes o animales de
poder, se conectan con los poderes de los animales. Hay una solidaridad
misteriosa entre la gente y los animales. Los chamanes se sienten guiados
por los animales o bien transformados ellos mismos en animales, cuyo lenguaje
comprenden y cuya preciencia y poderes ocultos comparten.7
La d o m e s t ic a c ió n d e l o s p e r ro s
Los primeros animales que se domesticaron fueron los perros. Sus antepasados,
los lobos, cazaban en manadas como cazaban los hombres y ya en
una etapa muy antigua se usaron perros en la caza, así como para la custodia
de animales. Su domesticación es anterior al desarrollo de la agricultura.8
La opinión convencional afirma que la primera domesticación de lobos
tuvo lugar hace entre diez y veinte mil años. Pero evidencias recientes a partir
del estudio de ADN en perros y en lobos señalan una fecha mucho más
lejana para la primera transformación del lobo en perro, unos cien mil años
atrás. Esta nueva evidencia también sugiere que los lobos fueron domesticados
varias veces, no sólo una, y que los perros siguieron cruzándose con
lobos salvajes.9
4. Ehrenreich (1997).
5. Ibíd.
6. Eliade (1964); Burkert (1996).
7. Eliade (1964), pág. 94.
8. Masson (1997).
9. Morell (1997).
33. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 33
Si este descubrimiento se confirmara, significaría que tal vez nuestra antigua
compañía de perros haya desempeñado un papel importante en la
evolución humana. Los perros pudieron haber cumplido una función capital
en los progresos de las técnicas humanas de caza que se produjeron hace
entre 70.000 y 90.000 años. El veterinario australiano David Paxton llega
a sugerir que más bien los lobos domesticaron a los humanos que éstos a
aquéllos. Tal vez los lobos comenzaron a vivir en torno a la periferia de asentamientos
humanos como una manera de parasitismo. Algunos aprendieron
a vivir en una suerte de ayuda mutua y poco a poco se convirtieron en perros.
Como mínimo habrían protegido los asentamientos humanos y emitido
advertencias con sus ladridos ante cualquiera que se aproximara.10
Los lobos que se convirtieron en perros tuvieron gran éxito en términos
evolutivos. Se los encuentra por doquier en el mundo habitado y en centenares
de millones. Los descendientes de los lobos que siguieron siendo
lobos están ahora muy dispersos y a menudo en poblaciones en peligro de
extinción.
La domesticación de perros precede con mucho a la domesticación de
otros animales. En verdad, los perros pueden haber desempeñado un papel
esencial en la domesticación de otras especies, tanto por su capacidad para
pastorear animales, como las ovejas, como por su colaboración en la protección
de los rebaños del ataque de depredadores.
Algunas razas de perro son muy antiguas. Ya en el antiguo Egipto había
varias razas completamente distintas: galgos o de tipo Saluki, mastines,
basenji, pointer y un perro pequeño parecido al terrier maltés (fig. 1.2).11
En Egipto se veneraba a los perros. A algunos incluso se los embalsamaba
y en todas las ciudades se dedicada un cementerio íntegramente a tumbas
de perros. El dios de los muertos era Anubis, con cabeza de perro o de
chacal.
En el mundo moderno de hoy, el modo de tratar a los perros varía mucho
de una cultura a otra. En el mundo árabe, en general se los aborrece, en
parte debido a la existencia de grandes poblaciones de perros extraviados o
salvajes que son fuentes de peligrosas enfermedades, como la rabia. Incluso
así, se admira y se mima a los perros individuales de caza. En otras regiones
del mundo, como en zonas de Birmania, Indonesia y Polinesia, se mata a los
perros para la alimentación humana y en general no se los considera bien.12
Pero en la mayoría de las culturas, sobre todo allí donde se usan los perros
10. Paxton (1994).
11. Fiennes y Fiennes (1968).
12. Serpell (1983).
34. 34 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
Figura 1.2. Razas de perros egipcios, de las tumbas de Beni Assan (2200-2000 a.C.)
(según Ash, 1927).
para la caza o el pastoreo o se los mantiene sin motivo utilitario, se los trata
en general con afecto.13
La d o m e s t ic a c ió n d e o t r a s e s p e c ie s
Francis Galton, primo de Charles Darwin, fue pionero del pensamiento
moderno sobre domesticación. Señaló que relativamente pocas especies se
prestaban a ello. Para poder ser domesticadas, las especies han de satisfacer
las siguientes condiciones:
Deben ser fuertes y sobrevivir con poco cuidado y escasa atención, tener
un gusto intrínseco por el hombre, amar la comodidad, cruzarse libremente,
ser gregarias y, por tanto, fáciles de controlar en grupos.
Las ovejas, las cabras, el ganado ovino, los caballos, los cerdos, las gallinas,
los patos y los gansos satisfacen estos criterios. Pero otras especies,
13. Ibíd.
35. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 35
como los ciervos y las cebras, aunque son gregarias, no los satisfacen y, a pesar
de muchos intentos de domesticación, permanecen demasiado «salvajes
» como para manejarlas con comodidad.14
Los gatos son la única especie domesticada que no es gregaria, pero debido
a su naturaleza territorial y su amor a la comodidad crean relaciones
simbióticas con las personas aunque preservan algo de su independencia
de cazadores solitarios. Se pasan con relativa facilidad a una existencia libre,
salvaje.15
Los gatos fueron domesticados hace mucho menos tiempo que los perros,
probablemente no más de cinco mil años atrás. Los primeros registros
de gatos se encuentran en el antiguo Egipto, donde se los consideraba sagrados
y estaba prohibido matarlos. Se los momificó en tal cantidad que a
principios del siglo XX se extraían momias de gatos por toneladas, se las molía
y se las vendía como fertilizante.16
También es relativamente reciente la domesticación de los caballos, que
con toda probabilidad ocurrió hace alrededor de cinco mil años en la región
que rodea al Turquestán. Tal vez se los usara primero como animales de
tracción. El primer registro de un caballo montado se halla en Egipto, alrededor
del 1500 a.C.17 Muy pronto, una vez que fueron más bien camaradas
que esclavos, los caballos resultaron importantes en la guerra y en la caza.
En las primeras civilizaciones, aunque los animales domesticados eran
explotados al servicio del hombre, ya había un sentido de conexión hombre/
animal que impregnaba la relación. Eran varios los animales a los que se
consideraba sagrados, como en India lo son actualmente las vacas, los elefantes
y los monos. Muchos dioses y diosas adoptaban formas animales o
tenían anímales como ayudantes.
A primera vista, son escasas las huellas de este sentido de solidaridad
con el reino animal en las sociedades industriales. Las bestias de carga han
sido sustituidas por máquinas; los caballos, los asnos, las muías y los bueyes
ya no se utilizan como compañeros cotidianos. La íntima familiaridad del
campesino con los animales ha sido sustituida por la gestión agrícola moderna,
en que los animales permanecen en granjas fabriles e instalaciones
alimentarias a escala industrial.
No obstante, en nuestra vida privada se mantiene la afinidad antigua
con otros animales. Hay muchos observadores aficionados de aves, natura14.
Galton (1865).
15. Kerby y Macdonald (1988).
16. Clutton-Brock (1981), pág. 110.
17. Kiley-Worthington (1987).
36. 36 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
listas y fotógrafos de la vida salvaje. Las películas sobre la vida natural gozan
de permanente preferencia en la televisión, lo mismo que los relatos
acerca de anímales, sobre todo acerca de perros como Lassie18 y Komissar
Rex, el perro detective austríaco. Pero es en la tenencia de animales domésticos
donde estos vínculos se conservan principalmente y de un modo más
íntimo. Aun cuando la mayor parte de la gente de las ciudades modernas ya
no necesite gatos para cazar ratones ni perros para cuidar el rebaño ni para
cazar, se sigue manteniendo estos animales a millones, junto con una multitud
de otras criaturas que no desempeñan ninguna función utilitaria: ponis,
loros, periquitos australianos, conejos, cobayos, jerbos, hámsters, peces de
colores, fásmidos y muchos otros tipos de animales domésticos.
La mayor parte de nosotros parece necesitar a los animales como parte
de nuestra vida. Nuestra naturaleza humana está íntimamente ligada a la naturaleza
animal; separados de ella, nos vemos disminuidos: perdemos una
parte de nuestra herencia.
E l m a n t e n im ie n t o d e a n im a l e s d e com pa ñ ía
En todo el mundo se crían animales de compañía. Como observó Fran-cis
Galton en 1865: «Es un hecho familiar a todos los viajeros que los salvajes
a menudo capturan animales jóvenes de distinto tipo y los crían como favoritos
para luego venderlos o presentarlos como curiosidades».19
Galton sugirió que ese tipo de crianza de animales fue el modo principal
en que se domaron muchas especies, junto con el mantenimiento de animales
sagrados y la conservación de jardines zoológicos por jefes y reyes. En algunos
casos, estos animales, siempre que satisficieran las condiciones necesarias
(ya enunciadas), llegaron a ser domésticos. Me agrada la idea de Galton
de que el mantenimiento de animales de compañía precedió a la domesticación,
y la encuentro muy plausible. Y, si los lobos se hicieron primero secuaces
de los hombres y sólo después se convirtieron en perros, la teoría de Galton
sugiere una manera simple en que este proceso pudo haberse acelerado
a través de la adopción de cachorros como animales de compañía.
En el antiguo Egipto, así como en muchos otros lugares del mundo, además
de los perros de gran tamaño que se usaban para la caza, la vigilancia y
el pastoreo, había también razas más pequeñas que parecen haber vivido en
18. Para un interesante estudio sobre la evolución de las historias de Lassie, véase Gar-ber
(1996).
19. Galton (1865).
37. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 37
Figura 1.3. Pequeños perros domésticos de la Grecia antigua (según Keller, 1913).
las casas en calidad de animales de compañía. Los griegos y los romanos antiguos
también los tenían (fig. 1.3). Ciertamente, se han hallado perros pequeños
en todo el mundo y hay antepasados de muchos perros domésticos
de hoy. En Tíbet y en China existía la costumbre de criar tanto perros guardianes
como perros de hogar; los primeros eran grandes y feroces y vivían al
aire libre, mientras que los últimos vivían en casas o monasterios.20
La tenencia de animales domésticos en oposición a su tenencia con fines
utilitarios era en cierto modo un lujo. Hoy en día hay mucha más gente rica
y, por tanto, más animales de este tipo. Y a menudo los animales domésticos
20. Fiennes y Fiennes (1968).
38. 38 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
que viven en la casa en calidad de compañeros establecen una conexión más
íntima con su familia humana que los que viven fuera de la casa, en la granja,
el establo o el corral. En países industriaÜ2ados como Francia, Gran Bretaña
y los Estados Unidos, la mayoría de las casas tienen al menos un animal de
compañía. Y en las últimas décadas, con el incremento de la urbanización y
la prosperidad, la cantidad de animales domésticos, lejos de disminuir, aumentó.
En el Reino Unido, por ejemplo, entre 1965 y 1990 la cantidad total
de perros se elevó de 4,7 a 7,4 millones y la de gatos, de 4,1 a 6,9 millones.
Es probable que los hábitos de mantenimiento de las diferentes naciones
desempeñen un papel importante en la formación del «carácter nacional».
Pero es ésta un área en la que no ha habido prácticamente investigación,
pues sólo disponemos de estadísticas. En el cuadro 1 se dan las cifras correspondientes
a dueños de perros y gatos en un abanico de países.
Los porcentajes más elevados de casas con perros se encuentran en Polonia
y los Estados Unidos, y luego en Francia, Bélgica e Irlanda. Algunos
de los niveles porcentuales más bajos de propietarios de perros y gatos se
hallan en Alemania. En la mayoría de los países son más las casas que tienen
perros que las que tienen gatos, pero en algunos, sobre todo Suiza y Austria,
es sorprendente el predominio de gatos sobre perros como animales de hogar
preferidos.
En los últimos años se han producido cambios asombrosos en la configuración
de la propiedad de animales de compañía. En el Reino Unido, la
cantidad de perros descendió, mientras que la de gatos siguió aumentando
(fig. 1.4). A partir de 1992 hubo más gatos que perros, pero todavía hay más
casas con perros que con gatos, porque en muchas hay dos gatos o más. Sólo
en los Estados Unidos ha habido un incremento semejante de popularidad
de los gatos en relación con los perros, pues hacia 1996 los primeros superaron
a los segundos en cantidad, con poblaciones de 59 y 53 millones respectivamente.
Pero, lo mismo que en el Reino Unido, sigue habiendo más
casas con perros que con gatos.21
VÍNCULOS SOCIALES CON LOS ANIMALES
Originariamente, la mayoría de los animales domesticados eran sociales,
como señaló Francis Galton. También tienden a ser animales con jerarquías
21. En 1996 había en EE.UU. un promedio de 2,2 gatos por cada casa con gatos, en
comparación con los 1,7 perros por cada casa con perros (fuente: Humane Society of America,
Washington, DC).
39. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 39
Cuadro 1. Porcentaje de casas que tienen perros y gatos, clasificadas por países
(según Fogle, 1994).
Porcentaje de casas con:
perros gatos
Polonia 50 33
Estados Unidos 38 30
Francia 36 25
Bélgica 36 25
Irlanda 36 20
Canadá 32 24
Portugal 30 14
República Checa 30 16
Reino Unido 27 21
Dinamarca 23 17
Holanda 22 24
Italia 20 22
Finlandia 20 18
Noruega 17 18
Suecia 16 19
España 16 8
Austria 15 26
Japón 12 5
Alemania 11 9
Suiza 10 26
Grecia 10 7
de dominación, lo que facilitó su control por parte de los seres humanos. Incluso
los gatos, a pesar de sus hábitos de caza independiente y en solitario,
crecen con relaciones sociales estrechas entre las madres y su descendencia.
La naturaleza social original de los animales domesticados se pone de
manifiesto cuando vuelven a la vida salvaje. Charles Darwin, en su Variation
of Animáis and Plants, se interesó particularmente por el retorno de los animales
domesticados a sus hábitos ancestrales.22
En general, los animales no domesticados viven en grupos similares a los
de sus parientes salvajes. Por ejemplo, los caballos no domesticados viven
22. Darwin (1875).
40. 40 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
años
-o - perros (cantidad)
gatos (cantidad)
-D- perros (casas con)
gatos (casas con)
Figura 1.4. Cambios en las poblaciones de perros y de gatos en el Reino Unido entre
1965 y 1997 (fuente: UK Pet Food Manufacturera’ Association).
en general en grupos de alrededor de cinco, lo mismo que sus parientes salvajes.
23 Los perros no domesticados viven en manadas y construyen guaridas,
al igual que los lobos.24
Los animales sociales se vinculan con otros miembros del grupo a través
de lazos invisibles. Lo mismo vale para los vínculos sociales humanos. Nuestros
animales domesticados son sociales por naturaleza y nosotros también
lo somos. Los vínculos entre las personas y los animales son una suerte de
híbrido entre los tipos de vínculos que crean los animales entre sí y los que
crean entre sí las personas.
Una dificultad para comprender la naturaleza de estos vínculos estriba
en la pobreza de nuestra comprensión de los vínculos entre seres humanos
23. Kiley-Worthington (1987).
24. Kerby y Macdonald (1988).
41. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 41
y entre animales. Sabemos que existen conexiones emocionales invisibles
entre miembros de una familia y sabemos que esas conexiones persisten con
el tiempo y mantienen unidas a personas que se pueden encontrar incluso
en distintos continentes. Sabemos que los animales tienen grupos sociales y
que de alguna manera el grupo en conjunto está unido de tal manera que
funciona como si se tratara de un superorganismo: es lo que analizo en el capítulo
9. Esto resulta más claro en el caso de los insectos sociales, como las
hormigas, las termitas, las abejas y las avispas. Es flagrante en las bandadas
que giran y se inclinan prácticamente al mismo tiempo, sin molestarse en
absoluto los individuos entre sí. Y lo mismo ocurre con un cardumen que
nada en formación cerrada pero que cambia de dirección en cualquier momento
y responde con rapidez a la aproximación de un depredador.
L a n a tu r a l e z a d e l o s v ín c u lo s so c ia l e s
Hay muchos tipos de vínculos sociales en el seno de las especies, como
las que existen entre la gata madre y sus mininos, una abeja y otros miembros
de la colmena, un estornino y una bandada, un lobo y su manada, así
como la gran variedad de vínculos sociales humanos. Además, hay vínculos
sociales entre especies, como las que se dan entre los animales de compañía
y sus amos.
Todos estos vínculos conectan unos con otros a los miembros de un grupo
e influyen en la manera de relacionarse. Mi propuesta es que estos vínculos
no son meras metáforas, sino conexiones reales que siguen conectando a
los individuos entre sí aun cuando estén separados, más allá de la comunicación
sensorial. Estas conexiones a distancia podrían ser canales para la
telepatía.
Los vínculos entre animales existen dentro de un campo social. Al igual
que los campos conocidos de la física, los campos sociales conectan cosas a
distancia, pero se diferencian de los campos conocidos de la física en que
evolucionan y tienen un tipo de memoria. En mi libro The Presence of the
Past he sugerido que los campos sociales son ejemplos de una clase de campos
llamados campos mórficosP
Los campos mórficos mantienen unidas y coordinan las partes de un sistema
en el espacio y en el tiempo y tienen memoria de sistemas similares anteriores.
Los grupos sociales humanos tales como las tribus y las familias heredan
a través de sus campos mórficos una clase de memoria colectiva. Los
25. Sheldrake (1988a).
42. 42 VÍNCULOS ENTRE ANIMALES Y SERES HUMANOS
hábitos, las creencias y las costumbres de los antepasados influyen en el
comportamiento actual, tanto consciente como inconscientemente. Todos
sintonizamos memorias colectivas, semejantes al «inconsciente colectivo»
que propuso el psicólogo C. G. Jung.
Las colonias de termitas, los cardúmenes, las bandadas, los rebaños, las
manadas y otros grupos de animales también se mantienen unidos y estructurados
gracias a los campos mórficos, y todos estos campos están configurados
por su propio tipo de memoria colectiva.
Los animales individuales están unidos entre sí en el seno de campos
sociales de su grupo y siguen modelos habituales de relaciones que se repiten
de una generación a otra. Los instintos son como hábitos colectivos
de la especie, o de la raza, creados por experiencia a lo largo de muchas
generaciones y sometidos a los rigores de la selección natural. Esta concepción
de los instintos como efectos heredados del hábito y la experiencia
se aproxima mucho al pensamiento de Charles Darwin, que se expresa
con la máxima claridad en La variación de animales y plantas bajo la
acción de la domesticación y desempeña un papel capital en El origen de las
especies.21'
El proceso por el cual esta memoria se transfiere del pasado al presente se
denomina resonancia mórfica e implica una influencia de lo semejante sobre lo
semejante a través del espacio y el tiempo.27 En el capítulo 9 y en el Apéndice
C expongo la naturaleza de los campos mórficos y de la resonancia mórfica.
Los campos mórficos vinculan los miembros de un grupo social entre sí
y el campo abarca en su seno a todos los miembros del grupo (fig. 1.5A). Si
un miembro del grupo se desplaza a un lugar lejano, sigue conectado con el
resto del grupo gracias al campo social, que es elástico (fig. 1.5B).
Los campos mórficos permitirían que un abanico de influencias telepáticas
pasara de un animal a otro dentro del grupo social, o de una persona
a otra, o bien de una persona a un animal de compañía. La capacidad de
estos campos para estirarse como bandas elásticas invisibles las habilita
para actuar como canales de comunicación telepática, incluso a grandes
distancias.28
En este momento no es preciso exponer en detalle la hipótesis del campo
mórfico, del que sólo he dado un brevísimo resumen. Lo importante es
26. Francis Huxley ha señalado que sería más adecuado que el libro más famoso de Darwin
se titulara «El origen de los hábitos» (Huxley, 1959).
27. Sheldrake (1981; 1988a).
28. Para un modelo matemático de comunicación por medio del campo mórfico, véase
Abraham (1996).
43. LA DOMESTICACIÓN DE ANIMALES 43
A
Figura 1.5. Diagrama que representa un campo mórfico del grupo social (A) y que
ilustra la manera en que el campo se estira y sigue conectando a un individuo con
otros miembros del grupo aun cuando se encuentre a gran distancia de éstos (B).
que esta hipótesis no sólo hace posible la telepatía, sino incluso probable.
Pero, una vez sentada su posibilidad teórica, cabe preguntarse si ocurre en
realidad. Sobre la base de la evidencia disponible, que se expone en los capítulos
siguientes, llego a la conclusión de que la telepatía es ciertamente un
fenómeno real.
47. CAPÍTULO __ 2
Perros
La mayor evidencia de telepatía entre personas y animales procede del estudio
de perros que saben cuándo sus amos están de camino a su casa. Este
comportamiento anticipatorio es común. Muchos dueños de perros lo dan
simplemente por supuesto, sin reflexionar acerca de sus vastas implicaciones.
Cuando Peter Edwards llega a casa en su granja en Wickford, Essex, sus
setters irlandeses están casi siempre en la puerta para saludarlo. Ivette, su
mujer, dice que a menudo lo esperan entre diez y veinte minutos antes de su
llegada, mucho antes de que Peter deje la carretera para entrar en el desvío
privado de su casa. Durante más de veinte años, la mujer había dado esta
conducta por supuesta, con este simple pensamiento: «Ya vuelve Peter; los
perros han ido a la puerta».
Sin embargo, después de leer un artículo en Sunday Telegraph acerca de
mi investigación sobre perros que saben cuándo sus amos están camino de su
casa, Ivette empezó a preguntarse: ¿cómo saben los setters que Peter está en
camino? Peter trabaja con horario irregular en Londres y en general su mujer
no tiene datos para saber cuándo esperarlo. Y los perros responden con
independencia de la dirección del viento y del vehículo en el que llegue.
La capacidad de los setters irlandeses para detectar el regreso de Peter
con anticipación es típica de muchos otros perros. En respuesta a averigua
48. 48 ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
ciones realizadas en Europa y en América del Norte he reunido más de 580
informes de perros que saben cuándo sus amos están camino de su casa. Algunos
esperan en una puerta o una ventana diez minutos o más antes del regreso
del trabajo, la escuela, las compras y otras salidas. Otros salen a encontrarse
con sus amos en la calle o en una parada de autobús. Hay perros
que exhiben esta conducta de manera casi cotidiana; otros, sólo cuando sus
amos regresan de unas vacaciones u otra ausencia prolongada, en cuyo caso
dan muestras de excitación durante horas o incluso días antes del regreso.
Mientras algunos científicos se apresuran a atribuir este fenómeno a la rutina
o la agudeza del olfato y el oído de estos animales, pronto se descubre,
caso tras caso, que estas explicaciones no son suficientes.
El contexto de esta conducta anticipatoria es el entusiasmo con que muchos
perros dan la bienvenida a sus amos. A menos que estén muy bien educados,
tratan de saltar y lamer la cara de su amo, tal como los cachorrillos
saludan a sus padres, sacudiendo la cola con tal vigor que el movimiento se
transmite a las patas traseras.
De modo parecido saludan los lobeznos. Cuando son destetadas, las crías
comienzan a pedir alimento a sus padres o a otros miembros de la manada
que regresan a la cueva. Cuando el adulto se aproxima con comida en la
boca, se amontonan en torno a él con excitación, agitan la cola, adoptan
gestos de sumisión y saltan para lamer los rincones de la boca. En los lobos
adultos, la misma clase de conducta toma la forma de saludos ritualizados.
La mayor parte de la atención se dirige a los animales de mayor jerarquía.1
Así, la conducta de saludo que despliegan los perros respecto de sus
amos tiene antiguos antecedentes evolutivos, pues se remonta a los lobos,
de los que descienden nuestros perros domésticos. Pero muchos perros van
más allá del mero saludo a sus amos cuando éstos regresan, pues en verdad
anticipan su llegada y parecen saber que se encuentran en camino cuando
todavía están a muchos kilómetros de la casa.
¿ P o d r ía t ra ta r se d e m er a r u t in a ?
Cuando una persona regresa todos los días a la misma hora, la conducta
de sus perros podría ser simple rutina. Teresa Preston, de Suffolk, Virginia,
supuso que esto era lo que ocurría cuando se dio cuenta de que el perro
de la familia, Jackson, esperaba el regreso de sus hijos en el autobús
escolar. Pero tuvo que repensar la cuestión cuando se percató de que Jack-
1. Serpell (1986).
49. PERROS 49
son también anticipaba el regreso de su marido, que llegaba en momentos
inesperados de su trabajo como capitán de una nave del servicio de boyas
de la Coast Guard de los Estados Unidos, con asiento a más de 30 kilómetros,
en Portsmouth:
Llegaba a casa a horas extrañas. Cuando el barco había entrado en el puerto,
Jackson se excitaba, iba a la puerta y quería salir. La mayor parte del tiempo
iba a sentarse al final de la acera y se colocaba de manera de poder mirar en
dirección a donde él «sabía» que aparecería el coche. Era tan infalible en esto
—no podía yo dejar de percatarme— que a veces utilizaba su advertencia para
retocarme el peinado y maquillarme antes de la llegada de mi marido. Si estaba
preparando la comida y a punto de decidir para cuántas personas debía hacerla,
utilizaba la predicción de Jackson para adecuar la cantidad.
O tal vez los perros capten señales de anticipación procedentes de las
personas que esperan en la casa. En algunos casos, la gente telefonea para
decir que vuelve y la persona que está en la casa puede cambiar su estado
emocional al saber que aquella a la que espera está en camino. Pero la anticipación
de ciertos perros se produce incluso cuando la persona que está en
la casa ignora por completo cuándo llegará el miembro de la familia ausente.
Me han llegado muchos informes de familiares de abogados, taxistas,
personal militar, periodistas, comadronas, etc., que no trabajan con horarios
fijos, según los cuales el perro es el que les hace saber cuándo el miembro
ausente de la familia está de camino a su casa.
Un ejemplo es John Batabyal, de Stretford, Lancashire. Su mujer, Gloria,
trabajaba en un hospital con horario flexible, de modo que a menudo
regresaba a su casa en momentos inesperados y, sin embargo, siempre la esperaba
con un té recién hecho. Ella se sintió desconcertada por esto hasta
que descubrió que, en el preciso momento en que abandonaba la sala del
hospital para montarse a su coche y regresar a su casa, los dos perros saltaban
al antepecho de la ventana, con lo que indicaban al marido que era hora
de encender la tetera.
En Manhattan, la niñera irlandesa de la familia West se servía de un sistema
similar de advertencia canina, que en este caso proporcionaba un blue
terrier llamado Kerry. El general Charles West tenía su base en Governor’s
Island, en el puerto de Nueva York, y su mujer era vicepresidenta de Time
Inc. En palabras del propio general West:
Vivíamos en la cuarta planta de un edificio de apartamentos y cada uno de
nosotros llegaba a casa en distintos momentos y con diferentes orientaciones.
Ni la niñera ni nuestro hijo pequeño sabían cuándo llegaríamos, pero diez o
50. 50 ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
quince minutos antes de nuestro retorno, Kerry se excitaba enormemente, corría
a una de las ventanas del frente y se quedaba allí mirando hacia la calle
mientras emitía gemidos de alegría y movía la cola como un loco. La niñera
siempre sabía que uno de nosotros estaba a punto de llegar y nunca dejaba de
bromear acerca de la utilidad de esa advertencia para limpiar al niño antes de que
llegaran el padre o la madre. Y no era un acontecimiento ocasional, sino que así
ocurrió día tras día y semana tras semana durante varios años.
No cabe duda de que hay perros que acostumbran a esperar el retorno
de sus amos en horarios rutinarios, pero casi nadie encuentra en ello nada
particularmente notable. En la mayoría de los 585 informes que he recogido,
como en estos ejemplos, la conducta del perro no es explicable en simples
términos de rutina.
¿ P o d r ía n l o s p e r r o s o l e r la p r o x im id a d d e su s a m o s ?
La mayoría de los perros tienen un olfato mucho mejor que el nuestro,
y es probable que puedan oler a sus amos, o los vehículos de sus amos, desde
mucho más lejos de lo que sería capaz una persona. Pero ¿cuánto más
lejos?
Los perros usan normalmente el olfato para seguir rastros o huellas olfateando
el suelo. Pero para oler a alguien que vuelve a su casa tendrían que
olfatear el aire. Suponiendo que el viento sople en la dirección adecuada y
que el animal esté fuera de la casa, o dentro pero con las ventanas abiertas,
¿a qué distancia sería capaz de oler una persona o un coche que se acerca?
La mejor estimación que he podido obtener sugiere que esta distancia
es considerablemente menor que una milla (unos mil seiscientos metros),
aun con la raza más sensible, la de los sabuesos. Malcolm Fish, de la Sección
de Perros de Policía de Essex, está actualmente realizando pruebas con sabuesos
para el Ministerio del Interior con el fin de averiguar si para cierto
tipo de trabajo policiaco no serían más adecuados que los pastores alemanes,
que es la raza que se usa actualmente. Dice Fish que si alguien se esconde
en un cercado, a veces un sabueso puede detectar el olor de esa persona
hasta a media milla, pero a condición de tener el viento a favor y de
que la persona no se mueva. Le parece muy improbable que un perro, incluso
un sabueso, pueda oler a alguien que viaja a su casa desde el lugar de
trabajo. «Imagínese a alguien que viajara en su coche con una cajita que despide
humo y con las ventanillas abiertas. El humo se iría hacia atrás. El olor
no viaja hacia adelante como el sonido. Además, hoy la mayoría de los co
51. PERROS 51
ches son herméticos, de modo que no sería mucho el olor que saliera de
ellos, y las puertas de las casas son herméticas para no dejar pasar el viento,
así que me parecería imposible que un perro pudiera oler a su amo cuando
éste se encuentra a una milla.»
Hay perros que sólo reaccionan uno o dos minutos antes de la llegada
de sus amos y en estos casos sí que el olfato podría explicar su conducta.
Pero muchos reaccionan con diez minutos o más de anticipación, cuando la
persona se encuentra todavía a varios kilómetros. Además, lo hacen con total
independencia de la dirección del viento y no es necesario que las ventanas
estén abiertas. Su anticipación no puede explicarse razonablemente en
términos de olfato.
¿ P o d r ía n o ír l o s p e r r o s q u e su s am o s s e a c e r c a n ?
La mayoría de los perros tienen un oído mucho más sensible que el
nuestro. Pueden oír sonidos demasiado agudos para que nosotros los detectemos,
como los silbatos «silenciosos» para perros, que emiten sonidos
por encima de la banda de frecuencia audible para nosotros. También pueden
oír mucho más lejos. Se estima que «un perro puede oír a aproximadamente
cuatro veces la distancia a que puede oír el hombre».2 Pero esto
tal vez sea excesivamente generoso para los perros. Celia Cox, veterinaria
británica especializada en cirugía otorrinolaringológica, ha probado el
oído de miles de perros y calcula que su sensibilidad al nivel de ruido es semejante
a la de los seres humanos. Celia Cox duda que puedan oír a sus
amos acercarse desde muy lejos: «Hay personas que me han dicho que
sus perros saben cuándo vuelven ellas a su casa incluso antes de haber girado
en su calle, pero me parece muy improbable que esto se deba exclusivamente
al oído»..
Análogamente, Kevin Munro, del Centro de Audición y Equilibrio de la
Universidad de Southampton, ha comparado la capacidad auditiva de personas
y de perros utilizando una sofisticada técnica llamada Audiometría de
Respuesta Evocada.3 Esperaba encontrar que los perros oyeran mucho mejor
que los seres humanos, puesto que se trata de una creencia tan común.
«Cuando me encontré con los resultados, me llevé una gran sorpresa al
comprobar que, dejando de lado la capacidad canina para oír sonidos más
agudos, no había diferencias sustanciales.»
2. Fogle (1995), pág. 41.
3. Shiu, Munro y Cox (1997); Munro, Paul y Cox (1997).
52. 52 ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
Pero en aras de la argumentación, supongamos que efectivamente los
perros oyen a una distancia aproximadamente cuatro veces mayor que el alcance
máximo del oído humano. Si se acerca a casa un coche familiar o una
persona a pie, ¿a qué distancia lo oímos?
Yo vivo en Londres y, con todo el ruido de fondo y la enorme cantidad
de coches y de gente que pasa, probablemente oigo los coches y las personas
que se acercan a casa cuando están a menos de veinte metros, y eso sólo
si me encuentro en alguna de las habitaciones del frente y con las ventanas
abiertas. Por el contrario, la gente que vive en el campo, en lugares aislados,
con poco y nada de tráfico, podría oír un vehículo que se acerca cuando todavía
se halla a ochocientos metros o más, sobre todo de noche. Pero calculo
que en la mayoría de los medios urbanos y suburbanos, la mayoría de
la gente no sería capaz de reconocer los sonidos familiares de un coche o
de una persona a más de unos pocos cientos de metros, y en general a mucho
menos. Cada uno puede realizar su propio cálculo y luego ponerlo a prueba
con ayuda de familiares y amigos. ¿Puede el lector detectar realmente cuándo
un coche o una persona en particular se aproximan cuando se hallan a
esa distancia?
Multipliqúese la estimación por cuatro y se tendrá una indicación aproximada,
en el supuesto más favorable posible, de la distancia a la que un perro
puede oír que su amo está en camino de regreso. Mi conjetura sería que
en medios urbanos y suburbanos esta distancia no llega a ochocientos metros,
incluso en las condiciones más favorables posibles, con el viento en la
dirección adecuada. Con el viento en otras direcciones, el alcance se vería
muy reducido. Y sería menor todavía si el perro estuviera dentro de la casa
y con las ventanas cerradas.
Todo esto parte del supuesto de que la persona viaja a pie o en un coche
familiar, pero ¿qué ocurre si la persona viaja en taxi, en el coche de un amigo
o en cualquier otro vehículo con el que el perro no está familiarizado? A
pesar de la falta de sonidos familiares que reconocer, muchos amos han encontrado
que la anticipación de los perros se mantenía.
Por ejemplo, cuando Louise Gavit, de Morrow, Georgia, se dispone a
regresar a su casa, el perro de la familia, BJ, va a la puerta. Su marido observó
que BJ hacía esto una y otra vez, de modo que, controlando la hora,
marido y mujer comprobaron que las reacciones de BJ solían comenzar
cuando ella decidía volver a su casa y comenzaba a caminar hacia cualquier
vehículo con el que tuviera pensado regresar, aun cuando estaba a muchos
kilómetros de distancia. «Mi manera de -viajar es irregular, pues uso mi coche,
el de mi marido, un camión o distintos coches conducidos por extraños
a BJ, o bien vuelvo andando. De algún modo, la respuesta de BJ a mi pen
53. PERROS 53
samiento/acción es la misma. Reacciona incluso cuando ha visto mi coche
todavía dentro del garaje.»
R e g r e so e n a u t o b ú s , t r en y avión
La idea de que las reacciones de los perros podrían explicarse en función
de los ruidos lejanos de un coche choca también con la refutación que
representa el hecho de que estos animales reaccionen de la misma manera
cuando los amos respectivos viajan en autobús o en tren. Por supuesto que,
si vuelven siempre en el mismo autobús, como un autobús escolar, por
ejemplo, el animal podría reconocer sonidos característicos antes de la llegada
del vehículo. Pero cuando la gente viaja tanto en autobús como por ferrocarril,
no hay manera de que el animal pueda saber por el sonido si su
amo está en un autobús o en un tren en particular.
Helen Meither, por ejemplo, viajaba cada día 24 kilómetros en autobús
para ir a Liverpool a trabajar y dejaba a su terrier Cairn con su familia. Según
la hora a la que terminaba su trabajo, o bien regresaba a su casa en un
autobús que llegaba a las seis de la tarde, o bien en uno que llegaba a las
ocho. «La parada del autobús se hallaba a cerca de medio kilómetro de distancia,
detrás de un bosquecillo. Yo nunca sabía si terminaría el trabajo a
tiempo para coger el primer autobús, pero el perro siempre sabía si yo estaba
o no en él. En caso afirmativo, iba a la puerta más o menos entre las 17.45
y las 17.50 horas, cualesquiera fueran las condiciones climáticas, y cruzaba
el bosquecillo para venir a mi encuentro. Si me retrasaba, no se movía hasta
las 19.45 y venía a buscarme al autobús que llegaba más tarde.»
En la base de datos hay más de sesenta informes acerca de animales que
reaccionan a la llegada de personas a su casa, informes que muestran que de
alguna manera el animal sabe cuándo la persona está de camino a su casa de
un modo que excluye la explicación en términos de rutina, ruidos u olores.
Lo mismo vale para más de 50 casos que implican el viaje en tren. He aquí
un ejemplo:
Cuando va a Londres al teatro o a visitar amigos, Carole Barlett, de Chi-selhurst,
Kent, deja en casa, con su marido, a Sam, cruce de perro labrador
y galgo. Regresa en tren desde la estación de Caring Cross, un viaje de veinticinco
minutos más otros cinco a pie. El señor Barlett no sabe en qué tren
regresará su mujer, cosa que puede ocurrir en cualquier momento entre las
seis de la tarde y las once de la noche. «Mi marido dice que Sam abandona
mi cama, donde se pasa el día cuando salgo, baja la escalera media hora antes
de mi regreso y espera en la puerta de entrada.» En otras palabras, el pe
54. 54 ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
rro comienza a esperarla alrededor del momento en que ella empieza su viaje
de regreso.
En algunos casos, la persona ausente le dice a la que se queda en casa
que cogerá un tren en particular y luego coge otro. Esto ocurrió cuando
Sheila Brown, de Westbury, Wiltshire, fue a Londres a una boda y dejó a su
perra Tina con una vecina, a la que dijo que regresaría en un tren que llegaba
a las 22.30. En realidad, regresó cinco horas antes y se sorprendió al encontrar
que la esperaba una taza de té. Tina había saltado de repente y había
ido a la puerta, donde se sentó agitando la cola. La vecina sabía que a
menudo Tina anticipaba los regresos de Sheila y concluyó correctamente
que había cogido un tren anterior.
Más notable aún que el hecho de que los perros sepan cuándo sus amos
están de camino a su casa, ya en tren, ya en autobús, sea tal vez que lo sepan
cuando los amos viajan en avión. Muchas historias de este tipo proceden de
la Segunda Guerra Mundial, cuando se permitía a los pilotos dejar a sus perros
en los aeródromos. Por ejemplo, Max Aitken, comandante de escuadrón
(y luego lord Beaverbrook), tenía su perro labrador en su base del Escuadrón
n° 68. Edward Wolfe, que prestaba servicio a sus órdenes, me dijo:
«Cuando el escuadrón estaba regresando de una operación de a uno o dos
aviones, su labrador negro, que había estado echado tranquilamente, se levantaba
y se lanzaba afuera, al encuentro de su amo. Siempre sabía si Max
Aitken venía de regreso».
Recibí un informe muy parecido de las reacciones de un perro a su amo,
piloto de un escuadrón de planeadores, cuando los aviones que regresaban
eran casi silenciosos.
Al menos en un caso se puso a prueba la posibilidad de que la reacción
de un perro pudiera estar desencadenada por el sonido de un avión particular.
El perro en cuestión también era un labrador, que reaccionaba al regreso
de su amo, un oficial de la RAF. «Observó a su amo cuando despegaba
en un avión y se echó a esperarlo. Cuando ese mismo avión regresó, el
perro ni siquiera se levantó. Los hombres pensaron que el perro no había
pasado la prueba. Pero se equivocaron. El perro, en cambio, tenía razón. Su
amo no venía en ese avión. Más tarde se acercó otro avión desde la dirección
contraria. El perro, excitado, se levantó de un salto sacudiendo la cola. Su
amo había regresado» (J. Greany).
Igualmente impresionantes son las anticipaciones de los perros pertenecientes
al personal de líneas aéreas. Muchas personas que trabajan para líneas
aéreas comerciales han comprobado que sus perros saben cuándo están
en camino de regreso, incluso si nadie más lo sabe en la casa. Un ejemplo es
Elizabeth:
55. PERROS 55
Toda mi vida laboral he sido miembro de la tripulación de cabina con base
en el aeropuerto de Gatwick. Durante diez años, mi perro Rusty saltaba y ladraba
al mismo tiempo que yo aterrizaba y luego se sentaba tranquilamente a
observar desde la puerta hasta que yo llegaba a casa. Lo asombroso es que, a
pesar de que ni mis llegadas ni mis salidas se producían de manera rutinaria,
pues podía estar fuera tanto un día como catorce, y de que no tenía horario regular
de aterrizaje, el perro nunca fallaba.
Análogamente, algunas personas cuyo trabajo las lleva muy lejos de su
casa como pasajeros de avión tienen perros que saben cuándo están en viaje
de regreso. Ian Fraser Ker, de Wescott, se dio cuenta por primera vez de
este fenómeno cuando telefoneó a su mujer al llegar al aeropuerto de Hea-throw.
La mujer le dijo que ya había pensado que estaría regresando porque
el perro, un bóxer, estaba muy excitado. «Esto se desarrolló a tal punto que
los días que mi perro daba señales de excitación y se sentaba junto a la puerta
de entrada con el morro pegado contra el buzón, mi mujer me preparaba
la comida y al cabo de un rato llamaba yo del aeropuerto para decir que estaba
de vuelta.»
En casos de este tipo, el perro no tenía posibilidad de reconocer sonido
ni olor familiar alguno, ni su reacción podía ser rutinaria. Y cuando las personas
que estaban en la casa no sabían cuándo esperar el regreso del ausente,
el perro tampoco podía captar de ellos su expectativa. Por un proceso de
eliminación, la explicación más plausible parece ser la telepatía.
La alternativa, como se apresurarán a señalar los escépticos, es que la
evidencia basada en experiencias con animales de compañía no es fiable, ya
sea por trampas de la memoria, ya por la mentira y el engaño, ya por la ilusión
y el deseo. Tras hablar con muchos dueños de animales de compañía
acerca de sus experiencias y tras haber entrevistado a miembros de sus respectivas
familias, no tengo razones para dudar de la fiabilidad general de
sus informaciones acerca de la conducta de sus perros. Y, en ausencia de cualquier
investigación científica anterior, estos informes son el único punto de
partida de que disponemos si queremos explorar este fenómeno.
Es correcto mantener una actitud escéptica, formular nuevas preguntas
y tomar en cuenta que la gente puede cometer errores. Pero hay personas
que desprecian por principio toda evidencia procedente de dueños de perros.
Esta clase de escepticismo compulsivo surge del dogma de que la telepatía
es imposible. En mi opinión, esos prejuicios son barreras a la investigación
científica con mentalidad abierta. No son científicos, sino, por el
contrario, anticientíficos. Personalmente, me interesan más los perros que
los dogmas.
56. 56 ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
No hay duda de que es preciso prolongar con investigaciones experimentales
el estudio de casos particulares de conducta anticipatoria en perros,
como se describe más adelante en este mismo capítulo. Pero antes es
importante encontrar más material sobre la historia natural de los perros
que saben cuándo su gente está de camino a su casa. Y dado que la evidencia
que tenemos hasta ahora apunta a un cierto tipo de conexión telepática,
necesitamos explorar con más detalle qué podría llevar implícita la idea de
telepatía.
D if e r e n t e s m o d e l o s d e r e s pu e st a t e l e p á t ic a
Telepatía significa literalmente «sentimiento a distancia», de dos palabras
griegas: tele, como en teléfono y televisión, y pathé, como en simpatía y
empatia. Si los perros responden telepáticamente a sus amos es porque de
alguna manera captan los pensamientos o los sentimientos de sus amos relativos
a regresar a casa. Esto podría ocurrir de tres maneras principales:
1. Hay perros que tal vez reaccionen sólo cuando sus amos están cerca de
la casa y, por supuesto, están al tanto de su inminente regreso. Dicho
de otra manera, podría ser que los perros sintieran la presencia cada vez
más próxima de sus amos. Los perros reaccionarían, digamos, dos minutos
o diez minutos antes del regreso efectivo de sus amos, con independencia
del momento en que hayan iniciado el viaje de regreso.
2. Hay personas que tal vez piensen o sientan muy poco acerca del hecho
de estar regresando a su casa; es posible que estén plenamente atentas a
una conversación o a otra actividad. Pero hay en los viajes momentos en
que los pensamientos y los sentimientos se dirigen con acrecentada intensidad
a la casa: por ejemplo, al desembarcar de un avión o de un barco,
o al apearse de un tren o un autobús. Tal vez haya perros que capten
los pensamientos y los sentimientos ligados al hogar de esos momentos
especiales.
3. La manifestación más extrema de telepatía se daría si los perros fueran
capaces de captar la intención de regresar de sus amos y reaccionaran
cuando éstos comienzan el viaje o incluso cuando se preparan para iniciarlo.
En realidad, los tres tipos de anticipación son comunes. Hay perros que
anticipan el regreso de sus amos sólo con unos pocos minutos de antelación.
Tal vez el animal haya oído u olido a su amo y la telepatía no tenga en esto
57. PERROS 57
nada que ver. Pero, cuando los perros reaccionan con más de cinco minutos
de anticipación, es preciso tomar en serio la hipótesis telepática, sobre todo
si el perro reacciona incluso cuando las ventanas están cerradas y sus reacciones
no dependen de la dirección del viento, lo que habría podido influir
enormemente en la transmisión de los olores y los sonidos. Y hay muchos
casos en que los perros reaccionan regularmente diez minutos o más antes
de que la persona esperada llegue a su casa, con independencia de la dirección
del viento. Un ejemplo es el de Peter Edwards y sus setters irlandeses.
Otros ejemplos son los perros de los aeródromos (caso ya expuesto) que
reaccionaban cuando el avión de su amo estaba a punto de aterrizar, o los
perros que van al encuentro de sus amos en las paradas de autobús, pero
que salen de la casa cuando el autobús todavía está en camino.
En segundo lugar, hay perros que reaccionan cuando la gente se apea de
embarcaciones, aviones, trenes y autobuses e inicia la parte final de su viaje
de regreso al hogar. Ya hemos visto ejemplos de perros que reaccionan
cuando los miembros de la tripulación y los pasajeros de vuelos comerciales
llegan al aeropuerto; y hay muchos otros que reaccionan cuando la gente se
apea de embarcaciones, trenes y autobuses.
Por último, hay perros que parecen reaccionar a las intenciones de las
personas de volver a su casa, incluso antes de que comiencen realmente el
viaje de regreso. BJ, el perro de Louise Gavit, es un ejemplo (véase supra,
pág. 52). Louise no tiene un horario regular de llegadas ni de salidas. Con
ayuda de su marido, que observaba a BJ en su casa, llegó a comprobar que
la reacción típica del perro es la siguiente:
Cuando me marcho del sitio en donde he estado y camino hacia mi coche
con la intención de volver a casa, nuestro perro BJ sale de su sueño, se dirige a
la puerta, se echa en el suelo cerca de ella y con el morro orientado a la misma.
Allí espera. Cuando me acerco al callejón de entrada intensifica la atención,
empieza a moverse y da muestras de excitación a medida que me acerco a casa.
Siempre está allí para meter el morro por la abertura, en señal de saludo, cuando
abro la puerta. Esta sensibilidad no parece limitarse con la distancia. No parece
responder en absoluto al hecho de que me vaya de un sitio y me dirija a
otro, sino que su respuesta resulta visible en el momento en que surge en mí el
pensamiento de regresar a casa y emprendo la acción de caminar hacia el coche
para hacerlo efectivamente.
Naturalmente, no hay ninguna novedad en este tipo de conducta, que se
ha observado y sobre el que se ha llamado la atención durante muchos años.
En su conocido libro Kinship With All Life, J. Alien Boone describe cómo
su perro Strongheart anticipaba su regreso cuando almorzaba en su club de
58. 58 ANIMALES QUE SABEN CUÁNDO SUS AMOS ESTÁN CAMINO DE CASA
Los Ángeles, a casi veinte kilómetros de distancia. Un amigo observó a
Strongheart mientras su amo estaba fuera. «Nunca hubo una hora preestablecida
para mi regreso, pero en el preciso momento en que decidía marcharme
del club y regresar a casa, Strongheart abandonaba cualquier cosa
que estuviera haciendo, se iba a su punto de observación preferido y allí
aguardaba pacientemente que cogiera yo la curva del camino y subiera la
colina.»4
El mismo modelo de respuesta se ha mostrado en experimentos. Por
ejemplo, Monika Sauer, que vive cerca de Munich, Alemania, accedió a realizar
algunos tests con su perro Pluto, cuyas reacciones fueron observadas
por su compañero. Pluto no sólo reaccionaba cuando ella partía de regreso
en su coche, sino también cuando lo hacía en el coche de un amigo que el
perro no conocía. Luego le pedí que probara regresando en taxi. Cuando lo
hizo, la reacción de Pluto se produjo cuarenta minutos antes de su llegada.
El viaje llevó treinta minutos. Ella pidió un taxi por teléfono y esperó unos
diez minutos hasta iniciar el viaje. El perro no reaccionó cuando su ama subió
al taxi, sino cuando lo pidió.
Es probable que este tipo de reacciones adelantadas pase inadvertido, a
menos que las personas implicadas presten mucha atención a la hora en que
comienzan un viaje y la hora en que el perro reacciona. Entre quienes prestan
atención se encuentran Catherine y John O’Driscoll, cuyo cobrador dorado,
de nombre Samson, es particularmente sensible a los regresos de
John. Por ejemplo, un día John estaba en el teatro, en Northampton, Inglaterra,
cuando Samson se abalanzó a la puerta con excitación, mucho antes
del momento en que aquél iniciara su regreso a casa. Catherine me dijo:
«Pregunté a John qué hacía a esa hora y él me dijo que miraba el reloj deseando
volver a casa». En otra ocasión, en que John estaba en una reunión:
«Miraba su reloj y cerraba su portafolios justo en el mismo momento en que
Samson se lanzaba a la puerta y ladraba excitado».
Hay muchos otros ejemplos de este tipo. De los 585 informes de la base
de datos acerca de perros que saben cuándo sus amos están de camino a su
casa, en 97 (el 17 %) se dice que reaccionan cuando la persona inicia el regreso
o se prepara para iniciarlo.
Tal vez los perros que parecen reaccionar sólo unos pocos minutos antes
de la llegada de su amo sepan cuándo comenzó éste el viaje de regreso,
pero sólo muestren signos evidentes de excitación cuando la persona se
acerca. Antes pudieron haber pasado inadvertidas respuestas más sutiles.
4. Boone (1954), capítulo 7.