Disertación en el marco de la Conferencia EL FUTURO DE OCCIDENTE Y LOS LIDERES DEL MAÑANA que se realizó el Jueves 4 de Abril con la participación del Dr. Rovira Reich y el Dr. Gustavo Beliz.
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Reciclaje de Occidente: el desafío de los líderes del mañana
1. “Reciclaje” de Occidente:
el desafío de los líderes del mañana.
Por Sebastián García Díaz
Presidente de CIVILITAS ARGENTINA
Nuestra institución -Civilitas- celebra la Civilización Occidental, y -a pesar de todos sus
defectos- se enorgullece de su lento avance a lo largo de los siglos.
Pero no somos necios: sabemos que en el medio de la satisfacción por el hiper bienestar
del consumo, el avance de la tecnología y la medicina, la democratización paulatina de
las sociedades, la posibilidad de comer mejor, viajar mejor, divertirse más, y acceder a
grados cada vez más sofisticados de libertad y de igualdad existe, sin embargo, un
grave malestar, una insatisfacción profunda, una rebeldía sistémica, una melancolía
por otro modelo que pueda estar a mitad de camino entre los fallidos extremos que
hemos vivido. Sobre todo nos duele la injusticia al ver tantos seres humanos sufriendo.
Pero no es sólo por ello que estamos disconformes: hay contradicciones profundas que
nos inquietan. Son las contradicciones de Occidente. Podría tratarse acaso de las
contradicciones culturuales del capitalismo que es algo más específico que Occidente.
Pero –por ahora- es mejor quedarnos con esta mirada general.
Un 90% de los que viven este malestar simplemente se decepcionan, se entristecen
pero nada hacen. No los estamos juzgando ni mucho menos: simplemente no saben por
dónde empezar. El desafío es demasiado grande. Ya suficiente tienen con las
complicaciones de su propia vida.
Pero hay un 10% que está activo poniendo en duda los paradigmas de Occidente en
busca de una alternativa. Dentro de ese porcentaje hay sólo un 10% que está dispuesto
a dedicar horas y esfuerzo a construir esa alternativa. Pero se encandilan con la táctica,
2. con las acciones de cabotaje, con el reclamo y la denuncia. Y pierden la visión
estratégica. Algunos sólo resisten y permanecen en la resistencia.
Sólo un 10% de ese 10% -que a su vez era sólo 10% de los que están dispuestos- están
en condiciones de generar una verdadera alternativa. Son los líderes del mañana,
aunque ya están en acción, forjando su caracter para construir lo nuevo.
Son tan pocos, que se si asumieran cuántos son, posiblemente se reconocerían.
Y se abriría la posibilidad de trabajar en sintonía, hasta me animaría a decir “en equipo”.
a. Un diagnóstico de Occidente.
Repasemos los cuatro pilares de Occidente y sus desafíos porque de allí hay que
construir la visión estratégica que podría inspirar a este puñado de dirigentes.
1. La razón griega.
Este pilar se construye sobre una convicción heredada de aquellos clásicos: existe
una verdad y esa verdad puede ser alcanzada por los hombres y compartida. La
verdad es bella y es buena y por lo tanto conviene a todos.
Hoy el paradigma de la verdad ha sido colapsado por la relatividad. Y como no
podremos ponernos todos de acuerdo, porque cada uno tiene “su” verdad, tenemos
dos posibilidades: o luchamos por imponernos unos a otros la verdad de cada cual.
O renunciamos a que esa verdad se extienda desde lo público -que permanecerá
neutral- ¡y cada uno con su verdad para su casa!
¡La diversidad es fantástica! ¡Es apetecible! ¡Es el triunfo de la libertad! Pero
no podemos dejar de señalar que -para Occidente- es un desafío no resuelto.
2. El derecho romano.
Este legado nos ha hecho a todos iguales ante el derecho. Pero la historia se ha
hecho muy larga. Y nos pasa que esa igualdad -en la vida real- no es tal para
millones de personas al día de hoy. Y el listado de “igualdades pendientes”, que está
esperando entrar a escena con impaciencia es largo: las mujeres, los inmigrantes,
las personas con capacidades especiales, los ancianos, los niños por nacer, los
consumidores, los inquilinos y hasta los animales y el medio ambiente.
3. Si la Democracia y el Estado de Derecho son reales, entonces que se aguanten la
presión de todos los que quieren SU igualdad. Y si en realidad son sendas fábulas,
una superestructura para mantener dominados a los pueblos, ¡pues entonces que
truene la revolución! Las huelgas, los piquetes, las cacerolas, las guerrillas, los
indignados, los chalecos amarillos…
Es muy romántica la revolución y la guerra cuando estallan. Pero ya hemos
visto cómo terminan. El sufrimiento y el retroceso que producen. La Igualdad
sigue siendo el grito de la humanidad. Y para Occidente sigue siendo un
desafío.
3. La caridad cristiana.
Ay! Si pudiéramos simplemente poner la otra mejilla, darle la túnica que nos sobra
al hermano, amar como él nos amó, Si acaso tuviéramos la humildad de dejar la
piedra cuando nos griten “el que esté libre de pecado que tire primero!”. Si fuéramos
capaces de dejar todo y seguirlo. Si pudiéramos ser como San Francisco, como
Madre Teresa de Calcuta, como el Cura Brochero…
Está claro, sin embargo, que el amor cristiano inyectado en la historia de Occidente
nos ha humanizado de a poco a lo largo de estos 2.000 años. Pero todavía no somos
capaces de hacer de la fraternidad humana un sistema. Todos los intentos han
fracasado.
¿Acaso la misericordia, el perdón a pesar de todo, la posibilidad de volver a confiar
(aún aunque el gallo haya cantado tres veces) entre nosotros no ha sido y es el agua
que escurre y moja las frías estructuras de occidente? Está claro que sí. Está claro
que mientras haya gente donando de su billetera en forma voluntaria para causas
nobles -o donando su tiempo- hay esperanza de que podemos avanzar.
Pero el desierto es grande y el agua es escasa. No es suficiente. No corre a la
velocidad que debiera. No moja de manera impactante a nuestros niños en los
colegios, ni a los vecinos al calor del mensaje del cura párroco. Los medios de
comunicación cada tanto inculcan algunos valores. Pero son más los disvalores.
La moralidad de la humanidad para que pueda ser verdaderamente libre, es un
desafío del Occidente Cristiano.
4. 4. El progreso de la Ilustración.
La ciencia hace 500 años que nos está llevando por buen camino. Por momentos
guiados por propósitos non sanctos, para guerrear o para dominar. Pero está claro
que nos ha abierto un abanico de oportunidades extraordinarias.
¿Ha llegado el momento de sentirnos amenazados por nuestros propios avances?
¿Nacerán hijos predeterminados en sus características a voluntad de sus padres?
¿Nos eternizaremos en células madres que se guardarán de nosotros hacia el
porvenir? ¿Debemos temer que en un tiempo cercano un robot dotado de
inteligencia artificial llegue a dominarnos e incluso a destruirnos?
Si regulamos a la ciencia y a la innovación, entonces, le cortamos las alas al
progreso. Pero si los dejamos completamente libres, la ciencia -y nosotros a su par-
llenaremos los mares y las montañas de basura, y terminaremos recluidos en
nuestras habitaciones interactuando por realidad virtual, conformes con la idea de
que superamos la “inseguridad que hay allá afuera”.-
El progreso a esta altura, es un desafío de Occidente, que -para colmo- han
abrazado como ideal también oriente y el mundo entero.
b. La propuesta: reciclar Occidente
Si pudiéramos, por un momento, hablarles a ese 10% del 10% del 10% de jóvenes con
potencial de liderazgo, a ese puñado de dirigentes del mañana, que alimentan estas
inquietudes, este malestar y un sueño por cambiar las cosas; pero que, a su vez, sienten
esta responsabilidad al saber que la “opción revolucionaria” ha quedado descartada. Si
de repente el destino nos diera la oportunidad de comunicarnos al mismo tiempo con
todos ellos en los distintos países de Occidente ¿Qué propuesta podríamos hacerles?
¿O al menos qué sugerencia?
Hoy -en esta conferencia sobre “El futuro de Occidente y los líderes del mañana”- han
surgido dos muy claras: el Padre Rovira nos ha hecho una sugerencia desde el pasado
de Occidente y el valor de los clásico y de lo clásico. Y Gustavo Beliz, nos hace una de
cara al futuro y las características que deben tener los dirigentes que quieran construirlo.
5. Yo le sumo este aporte. Con la experiencia de vida de haber tocado la puerta de lo
académico con mi master, haber tocado la puerta de lo religioso con mis inquietudes
juveniles por ser cura, haber actuado en una decena de ongs vinculadas a los pobres,
a la familia, a los jóvenes. Haber actuado en el mundo de los medios de comunicación.
Ser hoy lo que se llama “un empresario pyme”. Y por haber hecho un intento de gran
intensidad aunque de poco éxito por participar en política. Mis intentos y mis fracasos,
mis pequeños triunfos y mis grandes derrotas me dan cierta autoridad para -al menos-
dar algunos “tips” a los que vienen por detrás.
Mi llamado y mi mensaje es a “Reciclar Occidente”. Queridos líderes del mañana,
Jóvenes dirigentes en potencia: en sus manos está Occidente, 25 siglos de trajín que
ya no sirven para lo que han servido. Pero que sería una locura desecharlos en busca
de alguna quimera.
Al igual que cuando uno recicla valioso material orgánico (como una comida exquisita)
para que luego se descomponga y se degrade, para que se convierta en el humus de
una nueva planta que crece, al igual que una botella de plástico pasa a ser ladrillos de
plástico compactado para construir una casa popular en lugar de engrosar un basurero
municipal, al igual que el papel, el vidrio, el cartón, o los elementos tecnológicos que nos
deslumbraron hace 20 años pero que ya no sirven para nada, y ahora coadyuvan (en
las manos de un humilde recolector y separador de residuos) en la construcción de
nuevos objetos valiosos… así deberán hacer los líderes del mañana con los pilares de
Occidente.
Y remarco porque me entusiasma la idea del “reciclaje”. En primer lugar el que hoy
recicla es un idealista extraordinario, Que sin embargo, no se queda en la utopía sino
que aporta su granito de arena, con la convicción de que su pequeña acción produce el
“efecto mariposa”. Tiene esperanza, porque si no no lo haría. Pero enfrenta un problema
concreto de dimensión mundial con madurez y decisión.
¡Veo una mujer que vuelve de hacer las compras con su bolsa de tela que recordó llevar
para no seguir proliferando con “bolsas de plástico” –aun sabiendo que el 80% de las
cosas que trae en su bolsa todavía tienen plástico- y renuevo mi fe de que todo es
posible!
No es un dato menor que la idea de “reciclado” no sea genético a la cultura occidental.
En esto digamos la verdad: a nosotros nos dijeron: “creced, multiplicaos y dominad la
tierra”. Nos dijeron que el hombre está por sobre toda la creación. Y nos enseñaron que
al progreso nadie lo detiene. La idea de que el mundo es frágil, y que somos una pieza
6. más en un ecosistema que debe convivir en armonía es un aporte fantástico que viene
desde afuera del Occidente clásico. Y si esto nos pasó con este valor: debemos asumir
con humildad que otras culturas y otras visiones pueden enseñarnos otras tantas, como
está ocurriendo con los aportes de la cultura oriental tan en boga hoy.
Cuando la japonesa Marie Kondo nos alienta a ordenar nuestra casa y nuestra vida. Y
nos pide que, al separar la ropa que ya no usamos, antes de ponerla en el cajón la
despidamos con un mensaje, nuestra primera reacción como occidentales es una
sonrisa. Pero luego nos preguntamos: ¿Y por qué no?
c. ¿Qué vamos a reciclar de Occidente?
¿Qué vale la pena reciclar queridos líderes del mañana? Me atrevo a dejarles estos
ingredientes:
1. De la razón griega y su sed por encontrar la verdad -y por ella la belleza y el
bien- yo sugeriría tomar dos actitudes claves: la curiosidad por lo
desconocido que hizo nacer la filosofía, y el diálogo con el otro que tanto
cultivó Sócrates, Platón y Aristóteles. Que el suelo sea abonado por una
intención de encontrarnos con otras personas que piensan distinto, saber más
de lo que ellos piensan, con ingenua curiosidad, con ánimo de mostrarles
nuestra verdad (e incluso convencerlos!) pero con la paciencia de saber que la
verdad no está al inicio sino al final del camino, y después de haber recorrido
uno y mil matices y varios cientos de horas de diálogo. El diálogo hoy parece
una pérdida de tiempo. ¿Para qué dialogar sino nos vamos a poner de acuerdo?
Hagamos el intento y ambos dialogantes seremos personas distintas después
de haberlo hecho.
2. Del derecho romano, y su legado, El Estado de Derecho, la democracia, y todo
lo que se estructuró desde el establecimiento de las reglas -la economía de
merado, el trabajo formal, los contratos, las paritarias, etc- mi humilde
sugerencia es tomar del reciclaje, la potencia de su acción local.
Esto es: que las desigualdades que rechinan en todo el planeta, sea abordadas
desde el caso concreto. No sirve de nada “reconocer el derecho de vivienda a
los hombres del planeta”. Yo, que soy intendente o un hombre o mujer de
influencia en mi ciudad o pueblo, me comprometo a que ese hombre que vive
cerca de mi casa tenga vivienda. Y que ese niño con capacidades especiales
7. pueda ir al colegio cercano. Y que ese homosexual que está siendo
discriminado, en la iglesia cercana, no lo sea. Y que esa mujer a la que no le
están reconociendo las mismas oportunidades que al hombre, pueda cumplir
con su anhelo en la fábrica que está a la vuelta. Y que ese niño por nacer, que
está siendo asediado por la posibilidad de un aborto tenga una solución efectiva
para que la madre sea cuidada en el mientras tanto y luego el niño pueda ser
adoptado con rapidez.
En este sentido, estoy convencido que el reciclado de occidente será más real
y más rápido de abajo hacia arriba, desde los pequeños pueblos y ciudades
hacia las grandes metrópolis, desde las pequeñas comunidades a los grandes
grupos o “colectivos”.
Quiero ser más preciso: la democracia y el sistema representativo, cuyo grado
de descomposición por estos días –al calor de la corrupción y la mediocridad,
así como del populismo y el corporativismo- es notorio, sólo podrá reciclarse si
la acción se circunscribe a lo local. Ese joven intendente de una localidad
pequeña, bienintencionado y lleno de vocación, si tiene la visión clara, puede
llevar a su comunidad política, económica y social a otro estadio de desarrollo
en el corto plazo.
De arriba hacia abajo, sólo tendremos versiones populistas de derecha y de
izquierda, no sólo en los países en desarrollo sino también en los desarrollados
(trump, brexit, etc, etc)
3. ¿De la caridad cristiana qué decir? Aquí es donde creo que más rienda suelta
podemos permitirnos. Porque Jesús no fue pacato, no fue módico, no fue
medido. No en vano San Francisco decía de él: “el nunca bastante”. Reciclar
todo lo que sea norma, mandamiento, regla, catecismo, misa de guardar,
oración repetida, sacramentos de rigor, estampita e incienso, pompa y boato,
mitra y báculo, bancos ambrosianos y monseñores en el ojo de la tormenta….
¡Y lograr un renovado mensaje de amor por el prójimo!, de bienaventuranzas,
de hijo pródigo perdonado, del perfume de la pecadora Magdalena arrojada a
los pies del Señor. Del propio Jesús lavando los pies de sus apóstoles…de
muerte en cruz y resurrección.
8. Aquí lo local, lo próximo, lo inmediato, vuelve a jugar un rol trascendente. Como
dice el video de un General que está corriendo por las redes sociales en estos
días “Soldado! Quieres cambiar el mundo? Empieza por dejar bien tendida tu
cama.” Al final de cuenta es lo que hacían tanto San Jose María Escrivá de
Balaguer como el Santo Cura Brochero! A Dios orando y con el maso dando.
4. Respecto del progreso no podemos caer en la tentación de restringirlo y
condicionarlo. Aquí muchos de los ambientalistas que reciclan, fallan. La ciencia
y la economía de mercado, combinadas, son la llama que mantiene vivos los
motores de occidente. Pero también el fuego que puede quemar todo. Pero aquí
también creo que el reciclaje de Occidente sugiere que será el cambio cultural
de las personas guiadas por otros intereses y otros valores el que pondrá un
alto a las distorsiones y no el formalismo de reglamentaciones y
condicionamientos que han demostrado su inutilidad para frenar estas
embestidas.
d. Una reflexión final para los “líderes del mañana”
Para los líderes del mañana la clave será dar el ejemplo, como hacen los que reciclan.
Sin aspavientos. Diciendo y haciendo. Y cultivar la prudencia hasta que la aprendan
(lleva tiempo!). Ser capaces de tomar la decisión correcta en el momento oportuno no
es nada sencillo.
Caminar en la moderación no está de moda y al parecer no lo estará por un largo tiempo.
Habrá que comprometerse con la idea de que el fin no justifica los medios. Habrá que
sepultar a Maquiavello, y asumir que uno hace pero es Dios el que dispone. ¿Y si no
existiera un Dios? Pues entonces estamos jodidos. Por lo que habría que partir de la
premisa de que sí existe, mientras no se demuestre lo contrario.
De todas maneras, no carguen sus mochilas en este viaje al liderazgo y a la construcción
de la alternativa con demasiados condicionamientos. Vayan ligero de equipaje. Porque
los condicionamientos de los conservadores son demasiado pesados para andar con
ellos cargados tierra adentro, hablando con gente tan distinta como las que les esperan.
Generaciones mayores: ¡dejemos tranquilos a estos jóvenes! Porque Occidente sangra
por las heridas de los excesos que nos permitimos todos estos años. No leerán nuestros
9. libros porque no se condicen con la interfaz tecnológica que utilizan. No escucharán las
grandes obras de música clásica (o las escucharán combinadas con otras de distintos
orígenes y ritmos) y no cantarán nuestras marchas e Hipnos nacionalistas o de facción.
Aportemos todo lo que podamos aportarles pero con una gran humildad. No los
atosiguemos con nuestras frustraciones maquilladas de “orgullo por la resistencia ante
un mundo que no entiende nada, simplemente porque a nosotros no entiende”.
Cierro con esta reflexión: hoy, con mis 46 años, creo como Aristóteles que los jóvenes
tienen que recorrer un largo camino para llegar a ser dirigentes prudentes y confiables.
No lo sabía cuando era joven. Por eso, joven líder del mañana: empieza ahora con todas
sus fuerzas porque el camino es largo. Pero sabé que cada desafío es sólo una
preparación, un precalentamiento, un ejercicio para el verdadero partido. ¿Cuándo será
ese partido? Dios lo dirá.
Muchas Gracias.