El documento describe el sistema jurídico anglosajón, también conocido como derecho común, que se deriva del sistema aplicado en la Inglaterra medieval y se basa más en la jurisprudencia que en las leyes. Los países que usan este sistema incluyen Inglaterra, Gales, Irlanda, las antiguas colonias británicas como Australia y Canadá (excepto Quebec), los Estados Unidos (excepto Luisiana), Hong Kong, Malasia y Singapur.