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1. DEFINICIONES Y CONCEPTOS BÁSICOS
Antes de entrar en el análisis de los sistemas y procedi-
mientos constructivos, definamos los conceptos básicos
contenidos en el título del presente trabajo y que nos pue-
den ayudar a entender mejor el contenido del mismo.
1.1. Sistema constructivo
El término sistema tiene, en el diccionario de la RealAca-
demia, dos acepciones principales:
1. “Conjunto de reglas o principios sobre una materia
racionalmente enlazados entre sí”
2. “Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordena-
damente contribuyen a determinado objeto”
En nuestro caso, podemos entender por sistema construc-
tivo el conjunto de elementos y unidades de un edificio
LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS CONSTRUCTIVOS EN
LA EDIFICACIÓN. PROCEDIMIENTOS PARA SU
INDUSTRIALIZACIÓN
J. Monjo Carrió, Dr. Arquitecto. Director del IETcc
ESPAÑA
Fecha de recepción: 23-XI-05
RESUMEN SUMMARY
que forman una organización funcional con una misión
constructiva común, sea ésta de sostén (estructura) de de-
finición y protección de espacios habitables (cerramientos)
de obtención de confort (acondicionamiento) o de expre-
sión de imagen y aspecto (decoración). Es decir, el siste-
ma como conjunto articulado, más que el sistema como
método.
En este sentido, cabe recordar que los sistemas suelen es-
tar constituidos por unidades, éstas, por elementos, y és-
tos, a su vez, se construyen a partir de unos determinados
materiales.
Requieren un diseño, para lo cual se debe atender, en pri-
mer lugar, a las exigencias funcionales de cada uno y a las
acciones exteriores que van a sufrir, además de tener en
cuenta las posibilidades de los materiales que se utilicen,
en función de sus calidades y, por tanto, de su vulnerabili-
dad.
Se lleva a cabo una revisión de la evolución de los sistemas
constructivos a partir del 2º cuarto del siglo XX, como
consecuencia del abandono de las estructuras murarias y la
aparición de nuevos materiales. Se analiza la repercusión de
dichos cambios en la funcionalidad constructiva de los
sistemas (principalmente estructuras, fachadas y cubiertas) a
partir de la consideración de la arquitectura como una arte
funcional.
Se plantea la industrialización y sostenibilidad de los nuevos
sistemas a partir de la racionalización de los procesos
constructivos, teniendo en cuenta las distintas fases
(producción de materiales, ejecución, uso y mantenimiento).
Finalmente, se exponen las líneas básicas de un futuro
deseable.
800-5
(THE EVOLUTION OF CONSTRUCTION SYSTEMS IN BUILDING.
INDUSTRIALIZATION PROCEDURES)
The article contains a review of the evolution of construction
systems since the second quarter of the twentieth century in
response to the move away from bearing wall structures and
the advent of new materials. The impact of such changes on
system (primarily structure, facade and roof) constructional
operability is analyzed from the vantage of architecture as a
functional art.
The industrialization and sustainability of new systems are
broached in the framework of construction process
rationalization, bearing in mind the different phases (material
manufacture, building, use and maintenance) involved.
Finally, the basic features of a desirable future are outlined.
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
38
Van evolucionando con el tiempo, tanto en los materiales
utilizados, como en las soluciones de diseño, y pueden
mejorar gracias a la correcta aplicación de la “Ciencia de
la construcción”.
1.2. Procedimiento constructivo
En este caso, nuestro diccionario define procedimiento
como “Método de ejecutar algunas cosas”. Así pues, po-
demos entender el procedimiento constructivo como el
conjunto de técnicas que se utilizan para edificar cual-
quiera de las unidades que constituyen los sistemas cons-
tructivos.
Es, pues, un concepto relacionado con la técnica de cons-
truir en cada caso y que, por tanto, pueden evolucionar
con el tiempo, y permiten avanzar en la innovación y la
mejora de los edificios y su proceso de construcción.
1.3. Industrialización de la construcción
Es un concepto algo complejo, que intenta definir la posi-
bilidad de aplicar determinados sistemas (métodos) de
producción industrial al proceso constructivo, entendien-
do por tal el camino de producción que va desde la con-
cepción y proyecto del edificio, hasta su ejecución y pos-
terior mantenimiento.
Cabe recordar que cada edificio podría entenderse como
un prototipo, y como tal se considera en la mayoría de
ocasiones, por lo que no tendría sentido hablar de una “pro-
ducción industrial de edificios”, sino de un “proceso in-
dustrial para la ejecución de edificios”, lo que conlleva
una serie de opciones:
- Producción industrial de elementos constructi-
vos, lo que se lleva a cabo en muchas ocasiones,
sobre todo en los casos de “prefabricación”
- Proceso racionalizado y eficiente de ejecución
en obra, con técnicas industriales que faciliten
las operaciones y reduzcan la incidencia de la
mano de obra, con una coordinación modular de
los proyectos para facilitar el montaje con el uso
de elementos de catálogo
- Proceso industrializado de producción de uni-
dades espaciales, que se montan en obra
En este sentido, se han experimentado diversas evolucio-
nes a lo largo de las últimas décadas, desde el final de la 2ª
Guerra Mundial, con momentos de mayor auge, seguidos
de olvidos de esos planteamientos, pero en realidad la ne-
cesidad permanece, lo que hace que periódicamente vuel-
van a sugerirse soluciones “industrializadas”; en la actua-
lidad se está iniciando un nuevo período de auge de esas
propuestas.
2. LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS CONSTRUC-
TIVOS
Considero que la evolución de los sistemas constructivos
de edificios que nos afecta en la actualidad, se inició en el
primer cuarto del siglo XX a partir de la introducción ge-
neralizada de dos tipos de técnicas.
- El abandono de las estructuras murarias para
pasar al uso continuado de las estructuras
reticulares (pilares y vigas)
- El olvido de los sistemas pasivos de acondicio-
namiento (inercia térmica, aireación, control de
sombras, etc.) para pasar al uso masivo de los
sistemas de acondicionamiento electromecánicos
A ello hay que añadir la proliferación de una serie de ma-
teriales sintéticos que parecía que facilitaban la respuesta
funcional de los edificios; de entre ellos, los más destaca-
dos serían:
- Elementos metálicos protegidos contra la oxida-
ción y materiales más compactos, que permitían
pasar de las fachadas “esponja”, que regulaban
la filtración del agua de lluvia mediante su ab-
sorción temporal, a las fachadas “impermeable”,
con bajos coeficientes de succión, que simple-
mente evitaban la filtración
- Los sellantes para juntas (sobre todo de silicona)
que han hecho olvidar la buena práctica del solape
y del drenaje de relieves en fachada por inclina-
ción de los planos
- Las láminas impermeables, que han facilitado la
proliferación de las cubiertas planas frente a las
inclinadas
Veamos con cierto pormenor esos cambios.
2.1. Cambio de los sistemas estructurales
Los sistemas constructivos en nuestra zona geográfica y
en nuestra cultura tecnológica se han basado casi exclusi-
vamente, hasta principios del XX, en las estructuras
murarias que, al mismo tiempo, hacían la función de
cerramientos verticales, tanto de fachada como de parti-
ción interior. Podemos considerar la excepción de los
muros de entramado, de procedencia celta y sajona, que,
en cualquier caso, se convertían en muros portantes y se
ocultaba su composición, así como los pilares y vigas de
madera en porches.
Los primeros intentos de abandono de esas estructuras se
produjeron con la industrialización de los perfiles metáli-
cos a fines del XIX, tanto de fundición como laminados,
que permitieron ejecutar estructuras reticulares más lige-
ras, cuando la altura de los edificios lo necesitaba.
39
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
Pero la verdadera aplicación masiva de ese tipo de estruc-
turas llegó con el hormigón armado, a partir de los años
40 del siglo pasado, y la mejora continuada de sus capaci-
Todo ello permitió eliminar los cerramientos portantes,
más pesados (>700 kg/m2
) aligerando el conjunto del edi-
ficio, reduciendo su costo y aprovechando más el metro
cuadrado de suelo edificable.
Sin embargo, introdujo una serie de inconvenientes que
no se tuvieron en cuenta hasta que no empezaron a apare-
cer los primeros problemas patológicos, debidos, entre
otras causas, a la mayor movilidad (deformabilidad) de
estas nuevas estructuras por su mayor elasticidad. Veamos
algunos de los más importantes.
Figura 1.- Muros de carga de fábrica.
Figura 2.- Sistema murario de entramado.
Figura 3.- Pilares y vigas de madera.
Figura 4.- Estructuras de hormigón; pilares, vigas y muros.
2.1.1. Unión estructura-fachada
En las estructuras de muros portantes sólo existe la unión
de la estructura horizontal con la fachada, estando aquélla
apoyada en ésta; dicha unión funciona normalmente como
un apoyo o un semi-empotramiento, que ayuda a estabili-
zar el muro de la fachada gracias a la carga que le transmi-
te, y no suele presentar más problemas que la posible
movilidad de la estructura horizontal en las últimas plan-
tas, sobre todo cuando no existe un adecuado recubrimiento
exterior de dicho apoyo.
Sin embargo, con las estructuras reticulares y la fachada
apoyando en ellas, cuando ésta es de fábrica, sí se presen-
tan numerosos problemas de cálculo y ejecución. Veamos:
- El apoyo de la fachada en la estructura elimina la
estabilización por carga de aquella, máxime si es
de poco espesor (½ pie de ladrillo, bloque de ce-
mento de 15 cm) resultando más expuesta a pre-
sión y succión de viento, así como a los efectos
dades portantes, así como de sus métodos de cálculo.
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
40
de dilataciones y contracciones por variaciones
de humedad y temperatura
- El apoyo se suele reducir a un espesor inferior al
de la propia fábrica para dar una imagen de con-
tinuidad, similar a la de los muros portantes, lo
que introduce un nuevo factor de debilidad en la
unión, facilitando su pandeo, tanto horizontal
como vertical, y posibilitando su pérdida de apo-
yo. Por otra parte, dada la inevitable irregulari-
dad del frente de los forjados, en muchas ocasio-
nes el apoyo es inexistente
- Los movimientos elásticos de la estructura de
apoyo (flecha y torsión) introducen tensiones en
la fábrica de cerramiento para la que, en general,
no está diseñada, provocando roturas (grietas) de
diversos tipos
- Aparecen también posibles puntos conflictivos
entre la fachada y los pilares, sobre todo cuando
éstos invaden el espesor de la fábrica, ya que de
algún modo, la debilitan
- En general, la interrupción de la fábrica de fa-
chada en su encuentro con los elementos estruc-
turales, obliga a una interrupción de la capa ais-
lante, lo que posibilita la aparición de un “puente
térmico” en esas líneas, lo que se comenta más
adelante
- También, con carácter general, las grietas que se
pueden producir por los esfuerzos mencionados,
bien por interacción entre fachada y estructura,
bien por debilitamiento de aquélla al quedar in-
terrumpida, facilitan la filtración del agua de llu-
via hasta la cara interior de la hoja exterior
2.1.2. Deformaciones excesivas de elementos estructura-
les
Además de las posibles flechas de los elementos horizon-
tales en su encuentro con la fachada, ya comentados, apa-
recen problemas en las deformaciones de otros elementos
de la estructura, debido a su condición elástica, entre los
que cabe destacar los horizontales interiores, vigas y for-
jados, y los pilares.
Las primeras, sobre todo las vigas cuando se construyen
“planas”, lo que se ha convertido en la solución acostum-
Figura 5.- Interacción entre estructura y fachada no portante (dibu-
jos del autor).
hormigón.
Figura 7.- Estructura auxiliar realizada «in situ» para apoyo de hoja
exterior.
Figura 6.- Hoja de ½ pi de ladrillo apenas apoyada en estructura dee
41
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
Figura 9.- Grieta en esquina producida por pandeo de pilar.Figura 8.- Grietas producidas por flechas de vigas de borde.
brada desde los años 60 del siglo XX, pueden sufrir fle-
chas importantes al tener poco canto, cuando reciben la
acción de las cargas y sobrecargas habituales. Por otra par-
te, las normas sobre estructuras horizontales de hormigón
suelen limitar las flechas admisibles con un valor relativo
en función de la longitud, lo que siendo lógico desde el
punto de vista de los esfuerzos que se generan y, por tanto,
la resistencias de los elementos, sin embargo resulta erró-
neo para los elementos de tabiquería que se apoyan sobre
ellos, máxime cuando dichos elementos se han ejecutado
con soluciones de fábrica, que requieren un apoyo conti-
nuo suficientemente rígido, provocando las consiguientes
Las modernas soluciones de tabiques entramados y aca-
bados con paneles de yeso laminado han supuesto una
solución parcial al problema.
Los pilares pueden sufrir pandeo que suele afectar a los
elementos de cerramiento y acabado próximos, provocan-
do su rotura, normalmente por esfuerzo cortante, no sólo
en fachadas, especialmente en esquinas, sino también en
tabiquería interior. Tampoco las normas estructurales li-
mitan el pandeo en función del daño que pueda provocar
su deformación a los elementos adyacentes, sino solamente
por el riesgo de colapso del propio pilar si los esfuerzos
que genera la deformación son superiores a su capacidad
tensional.
2.2. Cambio de los sistemas de cerramiento de fa-
chada
Como consecuencia del cambio del sistema estructural, al
ir la fachada apoyada en la estructura, se debe aligerar lo
más posible. Por otra parte, la fachada se sigue constru-
yendo de fábrica en un alto porcentaje, normalmente de
ladrillo, por ser un material muy bien aceptado en muchas
zonas geográficas, y estar muy experimentado su uso en
fachadas, con buenos resultados, tanto de aislamiento tér-
mico (por su inercia térmica) como de protección al agua
de lluvia, actuando como “esponja” que retiene el agua
durante el tiempo suficiente hasta que deje de llover. A
todo ello hay que añadir la tradición de “albañilería” que
domina la construcción de edificios en España.
Para comprender mejor la situación, analicemos especial-
mente el caso de las fachadas de ladrillo.
En los primeros pasos (años 40 y 50) se utiliza, sobre todo,
el muro de 1 pie como hoja exterior, lo que ofrece más
estabilidad y mejores condiciones físicas, tanto de aisla-
miento térmico y acústico, como de resistencia a la filtra-
ción del agua de lluvia, trasdosándose con tabique de hue-
co sencillo y, en ocasiones, manta de fibra de vidrio en la
cámara que queda entra ambos. Ello, por otra parte, per-
mite un mejor apoyo de la hoja exterior en la estructura
horizontal de borde.
grietas en esa tabiquería.
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
42
Cuando se arriesgan a colocar la hoja exterior de ½ pie, el
trasdosado interior suele ser de mayor espesor, o la cáma-
ra de aire más amplia.
Sin embargo, cuando se generalizan los sistemas de acon-
dicionamiento electro-mecánicos (años 70) se piensa en
Figura 10.- Esquema de encuentro teórico de fachada y estructura.
Figura 11.- Humedades de condensación superficial interior por fa-
chada ligera sin aislamiento suficiente.
aligerar definitivamente las fachadas, ejecutando la hoja
exterior de ½ pie de un modo casi exclusivo, tal como nos
ha llegado al día de hoy. Esta solución, considerada ac-
tualmente como “tradicional”, aporta nuevos problemas
de funcionamiento constructivo, de los cuales considero
los más destacados.
2.2.1. Problemas higrotérmicos de las fachadas ligeras
El principal problema higrotérmico aparece, según he co-
mentado más arriba, como consecuencia de la interrup-
ción de la hoja exterior de fábrica al apoyar sobre la es-
tructura horizontal, con la consiguiente interrupción del
material aislante cuando éste se coloca por el interior de
dicha hoja. La heterogeneidad resultante de la fachada
suele provocar la aparición de puentes térmicos en esas
líneas, al desaparecer en ellas el material aislante. Lo mis-
mo suele ocurrir con el encuentro de la fachada con los
pilares cuando quedan enrasados con la cara interior de la
hoja exterior, o cuando dicha hoja debe interrumpirse al
llegar a ellos para quedar “encajada” por los cuatro lados,
lo que fue lo corriente hasta los años 80 del siglo pasado.
Además de esa presencia de puentes térmicos, suele apa-
recer un problema de condensación intersticial cuando la
hoja exterior de ½ pie se trasdosa con una capa de aisla-
miento y un tabique de hueco sencillo al interior. Enton-
ces, la situación de la capa aislante hacia el interior del
conjunto, junto con la ausencia de una barrera de vapor
suficiente en el interior (excepto los alicatados de cuartos
de baño y cocinas) provoca el que se alcance la tempera-
tura de rocío en la cara fría del aislante, con la consiguien-
te condensación del vapor de agua.
A todo ello hay que añadir el hecho de que la filtración de
agua de lluvia en la hoja exterior, reduce su capacidad de
aislamiento térmico y favorece la condensación mencio-
nada.
2.2.2. Problemas generales de filtración
A todo lo anterior cabe añadir algunos problemas de fil-
tración del agua de lluvia, que penetra por la propia es-
tructura porosa de los materiales y, sobre todo, por las
uniones entre ladrillo y mortero. Si se trata de una hoja
interior de dicha hoja. Si existe enfoscado interior de mor-
tero de cemento, este puede actuar parcialmente como
“esponja” que retiene el agua durante un cierto tiempo, en
función de su composición y de su espesor, lo que a veces
resulta suficiente, especialmente en climas poco lluvio-
sos. Si, por el contrario, no se ha colocado dicha capa de
mortero, el agua acaba chorreando por la cara interior,
empapando la capa aislante y acumulándose en el forjado
de apoyo.
Un caso especial lo constituye, a partir de los años 80, la
generalización de proyectar espuma de poliuretano por la
exterior de ½ pi , la filtración alcanza fácilmente la carae
43
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
Figura 12.- Filtración por vierteaguas de ventana.
cara interior de la hoja exterior, que todavía se mantiene
en la actualidad. Dicha capa suele ser impermeable al agua
de lluvia, por lo que la que consigue alcanzar por filtra-
ción esa posición, claramente se aloja en esa interfase y,
en todo caso, acaba acumulándose en el forjado de apoyo.
Esto es especialmente efectivo cuando no se realiza el
enfoscado de la cara interior con mortero de cemento, ya
que entonces el agua de lluvia alcanza claramente esa si-
tuación.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la filtración se
produce con mayor contundencia en las zonas altas de los
edificios y en las esquinas, por ser las más expuestas a las
inclemencias exteriores. En ellas, por tanto, se acentúan
los problemas mencionados.
También hay que considerar como puntos especialmente
afectados todos aquéllos en los que la geometría de la fa-
chada provoque plataformas horizontales donde el agua
de lluvia se pueda acumular, aunque sea temporalmente,
puesto que en ellos existe además cierta presión de agua
que favorece la filtración. En estos casos, se ha generali-
zado el uso de mástics de silicona para su sellado, olvi-
dándose de la solución tradicional del solape suficiente y
del drenaje por pendiente, que se ha mostrado efectiva a
lo largo de los siglos. Además, si el sellado se realiza en-
tre planos que forman ángulo recto, se desprende con fa-
cilidad, por lo que su efectividad es casi nula. Lo mismo
se puede aplicar a los casos de uniones entre distintos ele-
mentos, como es el encuentro con las carpinterías de ven-
tana.
Aparece otro problema de filtración cuando los remates
superiores se realizan con ladrillo visto colocado a sardi-
nel. Al ser de poco espesor, la filtración por las juntas en-
tre ladrillos está asegurada, puesto que son, como ha que-
dado dicho, uno de los puntos débiles y ahora se ofrecen
en planos horizontales y en las zonas más expuestas de la
fachada.
Por último, cabe mencionar que el agrietamiento que se
produce como consecuencia de los movimientos relativos
entre estructura y cerramiento en las líneas de apoyo, vis-
to más arriba, favorece enormemente la filtración del agua
de lluvia, puesto que se convierten en aperturas “capila-
res” (de planos paralelos) que facilitan la succión. Coinci-
den, además, con zonas en donde se puede acumular, por
una parte, el agua de filtración que ha alcanzado la cara
interior y, por otra, la posible condensación intersticial
provocada por el puente térmico en esa línea.
Ese agrietamiento, y la filtración consiguiente, resultan más
llamativos en las fachadas con esa misma constitución y
con revoco exterior. En ellas, el revoco se fisura debido al
agrietamiento de la fachada, sobre todo cuando existe una
clara interrupción entre hoja de cerramiento y estructura,
aunque se coloque malla de refuerzo.
2.3. Cambio de los sistemas de cerramiento de cu-
bierta
Considero que el cambio más importante ha sido el aban-
dono de las cámaras de aire ventiladas (“cubiertas frías”)
para sustituirlas por las llamadas “cubiertas calientes”, sin
cámara, basadas en la impermeabilización de las láminas
bituminosas y en los aislantes más rígidos, especialmente
los morteros aligerados.
Al igual que en las fachadas, se abandonaron las solucio-
nes basadas en el buen funcionamiento constructivo del
sistema, especialmente a partir de los años 60, a saber:
- La geometría de pendientes de las cubiertas, in-
cluso de las “planas”, para asegurar el drenaje
rápido del agua de lluvia y evitar su filtración,
optándose por apoyarse excesivamente en la
impermeabilidad de las láminas
- La ventilación de la cámara de aire para obtener
un buen aislamiento térmico, tanto en invierno
como en verano, basando las nuevas soluciones
en el acondicionamiento producido por los siste-
mas electro-mecánicos, y en la pobre aportación
de los morteros aligerados
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
44
Como consecuencia, aparecieron también problemas de
filtración e higrotérmicos, de los que podemos mencionar
los siguientes como más representativos.
2.3.1. Problemas de filtración en cubiertas
La filtración en las nuevas cubiertas se produce en los
mismos puntos en que aparecía en las antiguas, aunque
ahora lo hacen con mayor antelación y resultan más difíci-
les de localizar.
Por un lado, aparece filtración en el perímetro de las cu-
biertas planas, debido a la continuidad que se da a la lámi-
na bituminosa entre el plano horizontal de la cubierta y el
peto vertical de la misma. La continuidad se basa en la
elasticidad de la lámina bituminosa, que se considera sufi-
ciente para absorber las variaciones dimensionales que se
producen en esa línea, pero en la realidad, la lámina acaba
rasgándose, debido a las sucesivas dilataciones y contrac-
ciones que sufre, sobre todo en los casos (la mayoría) en
que dicha lámina se coloca adherida al 100%. De hecho,
en las soluciones realmente tradicionales, siempre se ha
introducido una junta de dilatación en el perímetro, bien
el “mimbel” de las cubiertas “a la catalana”, bien la
“zabaleta” de las terrazas andaluzas. Sin embargo en las
actuales, incluso desde la normativa, sólo se plantea un
refuerzo en esas líneas, pensando que el mismo va a ser
capaz de “detener” el movimiento de los elementos cons-
tructivos en una zona tan expuesta a cambios climáticos
como es la cubierta.
También se producen filtraciones en puntos intermedios
cuando no se ponen las necesarias juntas de dilatación,
basándose asimismo en la elasticidad de la lámina imper-
meable. Ésta acaba rasgándose y el agua, una vez filtrada,
se distribuye horizontalmente hasta encontrar el punto de
entrada a través del forjado de apoyo, lo que hace difícil
la localización del punto de rotura. De nuevo, las solucio-
nes tradicionales consideran la introducción de juntas de
Figura 13.- Filtración en cubierta plana.
dilatación para disminuir la movilidad (única solución
válida para ello) y reducir el riesgo de rotura y filtración.
Por último, pueden aparecer filtraciones por punzonamien-
to de la lámina si ésta no está lo suficientemente protegida
contra las acciones mecánicas. Cabe tener en cuenta que
en los edificios actuales, de cada vez más, las cubiertas
sirven de alojamiento de aparatos para las instalaciones
electro-mecánicas (¡qué paradoja!) que necesitan mante-
nimiento, lo que provoca un continuo tránsito de opera-
rios que pueden dañar la lámina impermeable. La protec-
ción “tradicional” de grava, puede ser peligrosa en estos
casos, y más lo ha sido la de raseados de mortero. Aunque
esta situación se ha visto considerablemente mejorada por
la generalización de las”cubiertas invertidas” con aisla-
miento por encima de la lámina, a partir de los años 80,
sigue siendo aconsejable una protección mecánica más
efectiva.
2.3.2. Problemas de condensación en las nuevas cubier-
tas
Con ser importantes los problemas de filtración, más lla-
mativos resultan en ese tipo de cubiertas los de condensa-
ción, tanto superficial interior como intersticial.
En efecto, la desaparición de la cámara de aire ventilada
hace que el vapor de agua que intenta salir al exterior, no
se pueda disipar y se quede atrapado en el espesor de la
“cubierta caliente”, pues se encuentra con una lámina im-
permeable en la parte superior que no le deja salir. Así se
va acumulando y, más tarde o más temprano, puede apare-
cer la condensación intersticial que empieza, sistemática-
mente, debajo de la lámina impermeable.
En ese momento, el conjunto pierde capacidad aislante y
se puede producir, además, condensación superficial inte-
rior, lo que resulta excesivamente corriente, sobre todo en
las soluciones anteriores a la cubierta invertida, cuyo ais-
lamiento se basaba, exclusivamente, en la capa de morte-
ro aligerado.
La solución de colocar el aislante por encima de la imper-
meabilización supone un buen aporte para retrasar el pro-
ceso si se trata de un material de célula cerrada (no absor-
be el agua) pero no se puede considerar una solución defi-
nitiva como sí lo es la de la cámara de aire.
Todos esos procesos se agravan si se produce filtración,
puesto que la humedad reduce la capacidad aislante de los
materiales y acelera la condensación.
3. LAADAPTACIÓN DE LOS SISTEMAS CONSTRUC-
TIVOS A LAS EXIGENCIAS FUNCIONALES
Todos los comentarios anteriores podrían hacernos pen-
sar que estoy en contra de la evolución de los sistemas
45
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
constructivos y que propongo que sigamos construyendo
como antaño. Nada más alejado de la realidad. Por el con-
trario, considero que, como en todos los procesos, en la
edificación debemos aprovechar al máximo la innovación
de materiales y elementos, pero lo debemos hacer aten-
diendo a la mejora de su funcionalidad, para lo cual se
pueden aprovechar los criterios constructivos que han dado
un buen resultado en épocas pasadas, y se deben suple-
mentar con las buenas propiedades de los nuevos materia-
les.
En este sentido, quiero recordar las ideas que yo mismo
vertía en un antiguo artículo (Arquitectura, arte funcio-
nal) publicado en esta misma revista en 1983 (nº 374) en
el que introducía el concepto de la arquitectura como “Arte
funcional”, que después he usado en otros escritos. En
efecto, la funcionalidad (habitabilidad) como característi-
ca distintiva de la arquitectura frente a otras bellas artes,
debe hacerse extensiva a la construcción como “Arte téc-
nico” de la arquitectura. Todos los sistemas y elementos
constructivos que los constituyen deben estar diseñados y
ejecutados para cumplir una determinada función cons-
tructivas de entre las que definió Vitruvio en su “tríada”,
a saber, integridad (firmitas) habitabilidad (utilitas) y
estética (venustas).
Así, los distintos elementos constructivos, según su situa-
ción, deberán cumplir una o varias de esas funciones, sin
olvidar la nueva exigencia, más actual, de sostenibilidad,
es decir,
- Equilibrio de consumo de materiales y de ener-
gía en su diseño y ejecución
- Facilidad de mantenimiento a lo largo de su vida
útil, y
- Posibilidad de recuperación o reciclado al final
de la misma.
Veamos, como ejemplos, algunos de los sistemas y ele-
mentos mencionados en el punto anterior.
3.1. Sistemas y elementos estructurales
Las estructuras, en general, deben asegurar la integridad
de los edificios, lo que implica su estabilidad frente a las
acciones exteriores previsibles, lo que condiciona también
su posible deformación, y su durabilidad a lo largo de su
vida útil.
Por otra parte, si alguno de los elementos del sistema es-
tructural queda visto, formando parte de la imagen del
edificio, como son muchos casos de estructuras murarias,
antiguas o modernas, deberá también tener el aspecto y la
composición formal adecuados y mantenerlos durante su
vida útil.
En el caso de las estructuras de pilares y vigas, se deben
aplicar las mismas exigencias, teniendo en cuenta que, por
la posible esbeltez de sus elementos, hay que vigilar espe-
cialmente su deformación elástica, no sólo para asegurar
la integridad de la propia estructura, que sea capaz de so-
portar los esfuerzos que dichas deformaciones producen,
sino también para asegurar la integridad de los elementos
que en ellos se apoyan, además de la habitabilidad de los
espacios que encierran, evitando vibraciones y deforma-
ciones incómodas para el usuario.
Por otra parte, en los casos de esas estructuras resulta muy
importante atender a su durabilidad, máxime ante el fuego
y los agentes meteorológicos si se trata de estructuras vis-
ta. En efecto, los elementos de esas estructuras suelen di-
señarse aprovechando al máximo su capacidad portante y,
por tanto, con secciones estructurales muy ajustadas, lo
que las hace más vulnerable a los distintos procesos pato-
lógicos que les pueden afectar, a saber:
- Debido al fuego, pérdida de humedad con la con-
siguiente disminución de su capacidad resistente
en los hormigones, deformación y pérdida de te-
nacidad en los perfiles metálicos y en las arma-
duras del hormigón armado
- Debido a los agentes meteorológicos, oxidación
y corrosión, en el caso de estructuras metálicas,
carbonatación, lixiviación y meteorización del
hormigón de recubrimiento, así como oxidación
Figura 14.- Estructuras de pilares y vigas que influyen en la imagen del
edificio.
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Figura 15.- Forjado de hormigón afectado por fuego.
Figura 16.- Edificio Windsor después del fuego.
y corrosión de las armaduras, en el caso de ele-
mentos de hormigón armado.
En el caso del hormigón, las condiciones mencionadas
afectan tanto a estructuras de pilares y vigas, como a las
de muros portantes.
Si se trata, además, de elementos vistos, esos procesos
afectan también a su aspecto.
En definitiva, en el diseño y ejecución de esas estructuras
debemos atender al mismo tiempo a su función de integri-
Figura 17.- Estructura de hormigón vista afectada por agentes meteo-
rológicos.
dad (estabilidad y durabilidad) y a su imagen y permanen-
cia de la misma a lo largo de su vida útil.
En cuanto a la sostenibilidad, cada vez hay que buscar
más soluciones que cumplan con las exigencias mencio-
nadas. En el caso del hormigón, uso de cementos de los
llamados “ecoeficientes”, y de áridos obtenidos por reci-
clado de otros materiales, quizás de hormigón; tratamien-
tos de protección superficial que aumenten su durabilidad,
tanto ante el fuego como ante fenómenos meteorológicos,
empleo de armaduras inoxidables, uso de elementos pre-
fabricados de posible recuperación en su “deconstrucción”,
etc., etc.
En los casos de las estructuras de acero, aplicación de pro-
tecciones contra el fuego efectivas y duraderas, uso de
protecciones contra la oxidación de larga duración, dise-
ños que faciliten la ventilación y eviten la humectación
por condensación y los fenómenos de aireación diferen-
cial, diseño de elementos estructurales desmontables, de
fácil recuperación, asegurar la posibilidad de mantenimien-
to periódico de sus protecciones, etc., etc.
3.2. Sistemas y elementos de fachada
Las fachadas han tenido tradicionalmente una función
estética, no en balde son la piel de los edificios y lo pri-
mero que se ve, además de ser la “expresión formal” de
losección resistente y, por tanto, la capacidad portante.
Todo ello suele reducir, tanto la integridad como la
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Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
sus contenidos espaciales. Sin embargo, desde el punto de
vista de la funcionalidad del edificio, su participación en
la habitabilidad del mismo (de los locales que encierran)
es crucial, por lo que en su diseño constructivo, esta fun-
ción pasa a ocupar el primer lugar atendiendo a sus exi-
gencias más importantes, a saber:
- Protección, que implica los aislamientos térmico y
acústico, la resistencia a posibles fuegos, al ac-
ceso de intrusos, etc.
- Higiene, diseñando ventanas de tamaño y
practicabilidad adecuados para su correcto fun-
cionamiento en ventilación y soleamiento, tanto
entrada como protección
- Iluminación, para aprovechar al máximo la luz na-
tural, con la forma y tamaño de ventanas adecua-
dos, así como el tipo de vidrios y los sistemas de
regulación solar
- Visión a través, tanto desde dentro hacia afuera (la
más importante) que implica tamaño, forma y
disposición de las ventanas, como la regulación
de la de fuera hacia adentro, con diseño de celo-
sías fijas y orientables, tipo de vidrios, disposi-
ción geométrica de los mismos, etc.
- Accesibilidad, tanto la facilidad de acceso de los
ocupantes, sobre todo en plantas bajas y en terra-
zas y balcones, como la seguridad de impedir el
acceso de intrusos
Por otra parte, además de estas dos funciones (venustas y
utilitas) hay que tener en cuenta que las fachadas, como
elemento que tiene que hacer frente a los agentes atmosfé-
ricos, sufre una serie de acciones mecánicas para las que
tienen que estar diseñadas. Ello implica una exigencia fun-
cional añadida de integridad (firmitas) en sus dos ver-
tientes de estabilidad y de durabilidad. Así, cabe recordar
las exigencias más importantes:
- Estabilidad frente a,
o Presión y succión de viento, especial-
mente importante en zonas expuestas y
partes altas de los edificios
o Tensiones de tracción y cortante provo-
cadas por variaciones dimensionales
debidas a cambios de humedad y tem-
peratura
- Durabilidad ante,
o Lixiviación, provocada por posibles fil-
traciones de agua de lluvia
o Helada, como consecuencia de la hume-
dad infiltrada y las bajas temperaturas
o Corrosión de elementos metálicos
o Alteración química por acción combi-
nada del agua de lluvia y los contami-
nantes urbanos e industriales, especial-
mente en los elementos de piedra
o Desgaste superficial por rozamientos e
impactos, tanto en partes bajas como en
zonas expuestas (erosión eólica)
o Ensuciamiento por partículas en suspen-
sión (hollines, etc.) con la ayuda de la
escorrentía del agua que provoca lava-
do diferencial
Como podemos observar, las fachadas constituyen el sis-
tema del edificio de mayor dificultad en su diseño cons-
tructivo, dada la complejidad de las exigencias que sobre
ellas recaen. Esto hace que debamos ser especialmente
cuidadosos en su elección y definición, y ser conscientes
de que los errores que cometamos van a tener una gran
repercusión en la funcionalidad del edificio y, por tanto,
en su mantenimiento, lo que repercute directamente en su
sostenibilidad.
En este sentido, cabe recordar que la sostenibilidad en las
fachadas, debe considerarse, sobre todo, desde este punto
de vista, o sea, asegurando que su funcionalidad es la co-
rrecta y que su mantenimiento es mínimo, es decir que:
- Mantienen la integridad ante presión y succión
del viento
- No se rompen ante dilataciones y contracciones
por variaciones de humedad y temperatura
Figura 18.- Multitud de exigencias funcionales en las fachadas.
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
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- La interacción con los movimientos elásticos de
la estructura soporte no provoca grietas
- Resiste el rozamiento y los impactos mecánicos
- No sufre erosión por lixiviación ni por heladas
- No tiene elementos metálicos que se oxiden fá-
cilmente
- Tiene controlada la escorrentía del agua y evita
el ensuciamiento por lavado diferencial
- Es suficientemente estanca ante el agua de lluvia
- Resulta suficientemente resistente a posible fue-
gos exteriores e interiores
- Tiene suficiente resistencia térmica y acústica
- Permite la adecuada ventilación y el suficiente
soleamiento a de los locales que encierra
- Ofrece la necesaria visión a través, así como
protección de vistas suficiente
- Facilita el acceso de ocupantes y dificulta el de
intrusos
- Expresa adecuadamente la funcionalidad del edi-
ficio en sus formas
- Tiene la composición, modulación formal y tex-
tura adecuadas al entorno
- Permite el adecuado mantenimiento exterior e
interior, así como la reposición de protecciones
superficiales y elementos
afectan al sistema de drenaje y al de impermeabilización
del conjunto, así como los de condensación del vapor de
agua interior, que quedan condicionados por el sistema de
aislamiento y de ventilación intermedia. Asimismo, cada
vez más, se persigue la obtención de iluminación a través
de la cubierta, con los problemas de soleamiento y con-
densación que puede llevar consigo.
La función estética, en fin, resulta asimismo importante,
especialmente cuando condiciona la silueta del edificio,
con la tendencia actual, a veces exagerada, de siluetas de
líneas horizontales, que marcan una peligrosa tendencia a
abandonar las cubiertas inclinadas a toda costa.
Resulta, pues, también, una unidad compleja y, por tanto,
afectada por su diseño constructivo, con clara incidencia
en la sostenibilidad del conjunto, especialmente en el po-
sible ahorro energético correspondiente al uso del edifi-
cio y a su climatización.
En efecto, especialmente en edificios de poca altura, la
superficie de la cubierta supone un porcentaje importante
en la envolvente del conjunto y, por tanto, tiene gran inci-
dencia, tanto en la pérdida de calor en invierno, como en
su ganancia en verano, es decir, en el consumo energético
para la climatización de los espacios habitables.
Por otra parte, la cubierta puede convertirse en una super-
ficie muy adecuada para todos los dispositivos de capta-
ción y transformación de energías renovables (sol, luz,
viento, lluvia) lo que incide definitivamente en la parte de
la sostenibilidad correspondiente al ahorro de energía.
Por último, la cubierta sirve para recuperar el medio am-
biente exterior cuando se utiliza para la regeneración de
flora local, autosustentable, que aporta una mejor imagen
al entorno y aumenta su poder de aislamiento térmico y
acústico.
Figura 19.- Importancia de la cubierta en la silueta del edificio.
3.3. Sistemas y elementos de cubierta
Las cubiertas también deben responder a los tres tipos de
funciones planteadas para las fachadas, aunque algunas
de ellas en menor escala; veamos.
La integridad es evidente, tanto en estabilidad como en
durabilidad, pues resulta la unidad más expuesta a los
agentes meteorológicos,
- Viento, principalmente succión, del conjunto o
de elementos sueltos
- Nieve, como sobrecarga especial en esa situación
- Variaciones térmicas, muy importantes en cubier-
tas, con las tensiones de tracción y esfuerzo cor-
tante consiguientes
- Lluvia, con posibles sobrecargas de cierta impor-
tancia
- Erosiones física y eólica consiguientes
En algunos casos, además, la cubierta resulta un elemento
singular del sistema estructural del conjunto y como tal
debe ser resistente a (o estar protegido contra) posibles
incendios.
La función de habitabilidad es también importante, es-
pecialmente la que se refiere a la protección de los locales
que cubre, protegiéndolos de todos los meteoros (lluvia,
viento, frío y calor, insolación). En este sentido cabe re-
cordar los problemas de filtración del agua de lluvia, que
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Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
Figura 20.- Iluminación cenital.
3.4. Corolario
En definitiva, entendiendo la arquitectura como un “arte
funcional”, parece necesario atender a la función cons-
tructiva de los sistemas que componen el edificio, es de-
cir, asegurar un diseño de los distintos elementos y unida-
des que dé adecuada respuesta a las exigencias funciona-
les de los mismos y a la sostenibilidad del conjunto.
En este sentido debemos asegurar una serie de objetivos,
a saber:
- Que tanto los elementos estructurales como los
de cerramiento, tengan la estabilidad y la
durabilidad necesarias y adecuadas al uso y a las
posibles acciones, lo que permitirá reducir las
acciones de mantenimiento
- Que los cerramientos de fachada y cubierta cum-
plan los requisitos de habitabilidad suficientes,
es decir, protección y aislamiento a las acciones
exteriores, incluso aprovechamiento bioclimático
de los mismos, lo que reducirá el consumo de
energía
- Que los acabados exteriores tengan la resistencia
suficiente a los agentes atmosféricos para ofrecer
la durabilidad adecuada que permita reducir
también las operaciones de mantenimiento
- Que se utilicen los captadores de energías
renovables más adecuados al entorno para el
aprovechamiento energético óptimo
- Que los materiales constructivos se obtengan con
el mínimo consumo de materias primas y de ener-
gías, incluso con aprovechamiento y reciclado de
residuos
- Que los sistemas constructivos se diseñen para
un proceso de construcción más eficiente, sin
necesidad de improvisaciones durante la ejecu-
ción
- Que los procesos de ejecución de las obras im-
pliquen el mínimo consumo de mano de obra y
de energía, y que provoquen pocos escombros
Para todo ello, se pueden utilizar sistemas y procedimien-
tos “tradicionales”, pero también se hace necesario adap-
tarse a las nuevas circunstancias de uso y aprovechar las
nuevas posibilidades de materiales y productos, todo lo
cual implica una continua innovación de materiales, téc-
nicas y sistemas.
4. LA RACIONALIZACIÓN DE LOS PROCESOS
CONSTRUCTIVOS
La innovación mencionada en el último párrafo pasa, como
queda comentado, por el empleo de los materiales ade-
cuados y por el diseño constructivo correcto, que permita
cumplir la funcionalidad exigida. Pero todo ello hay que
complementarlo con una mejora clara de los procesos cons-
tructivos.
En efecto, considero que la situación actual de nuestra
edificación adolece, principalmente, de los siguientes pro-
blemas relacionados con los procesos constructivos:
- Poca eficiencia del proceso de ejecución en obra
- Pobre sostenibilidad del proceso global
Todo ello nos lleva a una urgente necesidad de optimizar
la producción de edificios, en general, y de los de vivien-
das, en particular.
4.1. Eficiencia del proceso de construcción
Lo que tradicionalmente se ha llamado “proceso de cons-
trucción” se puede dividir en varios “subprocesos”, a sa-
ber,
- Producción de materiales
- Proyecto
- Ejecución en obra
- Mantenimiento
De ellos, el primero, que resulta muy dividido en toda la
industria, ha ido evolucionando y se ha adaptado a las téc-
nicas de producción industriales y, por tanto, eficientes en
general.
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
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El segundo, el proyecto, también se ha ido adaptando aun-
que, como quiera que cada nuevo edificio suele ser un
caso individual, no se aprovechan todo lo que debiera las
posibilidades de eficiencia en el proceso, y hay una cierta
tendencia en el proyectista a no tener como objetivo prio-
ritario la solución constructiva, dejando en muchos casos
la solución definitiva a la improvisación de la obra.
La ejecución, por su parte, suele ser el proceso menos efi-
ciente, con un uso excesivo de mano de obra y un abuso
de la improvisación y de las técnicas de construcción
artesanales, sin el conocimiento y la formación adecuados
por parte de esa mano de obra.
El mantenimiento, por último, resulta excesivamente es-
porádico, poco metodológico, y a veces inexistente, espe-
cialmente cuando se trata de edificios residenciales en
comunidad de propietarios, sin un planteamiento claro
desde el proyecto.
Como consecuencia, para mejorar la eficiencia del proce-
so de construcción debemos incidir en los dos subprocesos
centrales, el proyecto y la ejecución, complementándolo
con una mejora clara del mantenimiento.
En efecto, los tres subprocesos deben estar coordinados,
de tal manera que el proyecto se diseñe pensando también
en el proceso de ejecución (proyecto para ser construido y
mantenido) y estos últimos se ciñan a lo especificado en el
proyecto.
Pero además de esa ineludible coordinación, caben tam-
bién una serie de mejoras de planteamiento para que el
resultado permita un proceso eficiente. Veamos.
Si pretendemos optimizar la producción, debemos racio-
nalizar el proceso, lo que afecta a los tres subprocesos.
Por una parte, la racionalización del proyecto, para que,
además de cumplir todos los requisitos funcionales y de
composición, permita un proceso de ejecución más efi-
ciente. Por otra, la racionalización, también, de la ejecu-
ción, que pasa por reducir al máximo la intervención de la
mano de obra, sobre todo la inexperta, y mecanizar el
montaje, de tal modo que se trate más de un “montaje”
propiamente dicho, que de una “ejecución” artesanal. Por
último, el método en el mantenimiento para asegurar la
durabilidad del edificio.
Para alcanzar esos logros, no hay duda que la
prefabricación es una técnica que facilita la racionalización
de los procesos, ya que suele partir de una modulación de
las unidades y los elementos componentes que facilita la
racionalización geométrica del proyecto, y permite una
racionalización de la fase de montaje al llegar los elemen-
tos a la obra con un alto nivel de acabado que requiere una
mínima intervención de la mano de obra “in situ”, posibi-
litando, por tanto, un mejor aseguramiento de la calidad
final. Asimismo facilita el mantenimiento concentrando
sus actuaciones, sobre todo en las uniones.
Pero no es la única técnica para lograr esa racionalización,
y muchas veces ni siquiera es suficiente. En efecto, si la
prefabricación no va acompañada de una distribución ra-
cional en planta, para agrupar zonas húmedas, por ejem-
plo, o reducir espacios inútiles, o no tiene unas medidas
coordinadas que permitan la producción industrial más
eficiente de los elementos, o no facilita el acoplamiento
de componentes provenientes de distintos fabricantes, o
no permite su montaje coordinado en obra, etc., no nos
sirve para el objetivo de optimización del proceso global
que nos habíamos propuesto.
En base a todo ello, podríamos establecer una serie de
condicionantes de esos subprocesos para facilitar esa
optimización, teniendo en cuenta la inevitable individua-
lidad que envuelve cada proyecto.
El proyecto debe considerar su racionalización en los si-
guientes aspectos, por lo menos:
- Modulación general del sistema estructural, para
facilitar la coordinación modular de los propios
elementos estructurales (pilares, vigas, forjados)
además de la de los de cerramiento y acabado
(fachadas, tabiques, etc.)
- Máximo aprovechamiento de espacios interiores,
eliminando recorridos innecesarios desde el punto
de vista funcional
- Unificación de instalaciones verticales (cuartos
húmedos, acondicionamiento, ventilación, etc.)
para facilitar la ejecución de esas instalaciones
- Incorporación de cámaras para alojamiento de
conductos horizontales y verticales, para evitar
la ejecución de “rozas” que disturban el proceso
de montaje y generan escombros innecesarios
- Modulación de los elementos de cerramiento y
acabado, dentro de lo posible, para aceptar ele-
mentos prefabricados de diversas procedencias,
o para racionalizar la ejecución en obra y el man-
tenimiento
- Planteamiento de los procesos de mantenimiento
para asegurar su factibilidad
- Especificaciones claras de la calidad de los ma-
teriales y productos para asegurar la necesaria
durabilidad de los elementos y reducir las nece-
sidades de mantenimiento
Para ello, como sabemos, se puede partir de dos plantea-
mientos básicos; utilizar sistemas constructivos de los lla-
mados “cerrados”, basados normalmente en elementos
prefabricados que completan cada unidad funcional (vi-
vienda, nave industrial, etc.) o en técnicas de ejecución
“in situ” mecanizadas (encofrados “mesa” o “túnel”) o
proyectar con una coordinación modular “abierta” que
51
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
permiten incorporar elementos que están en el mercado,
de alto nivel de acabado y de fácil montaje.
4.1.1. Industrialización cerrada
Los primeros, utilizados en épocas pasadas para grandes
series de edificios residenciales, se centran en la actuali-
dad para la construcción de pequeños desarrollos o para
viviendas unifamiliares de las llamadas modulares, muy
populares en Norteamérica (EE.UU. y Canadá). Suelen
tener ciertas limitaciones de diseño formal para un mejor
aprovechamiento de los elementos y de los sistemas, aun-
que los propios fabricantes se afanan en darles la máxima
variabilidad. En cualquier caso, se aproximan a otros pro-
cesos industriales, como la producción de automóviles o
la de embarcaciones de recreo, y facilitan claramente la
optimización de la producción al poder controlar los pro-
cesos y los tiempos de producción y montaje.
A ellos podemos asimilar otros procedimientos de ejecu-
ción de obras relativamente pequeñas, basados en proce-
sos “in situ” más manuales, pero suficientemente raciona-
lizados para controlar también las operaciones, los tiem-
pos y las calidades, que utilizan sistemas estructurales de
muros de carga más o menos modulados y con aislante e
instalaciones incorporadas, que son a la vez cerramientos
de fachada, o divisiones interiores.
En general, para proyectar con cualquiera de esos siste-
mas es preciso conocerlos bien y tenerlos en cuenta desde
el principio para aprovechar al máximo su uso; en algún
caso se podría pensar que condicionan la “libertad de di-
seño” del proyectista, sobre todo si éste no conoce sufi-
cientemente el sistema.
Figura 21.- Vivienda modular en fábrica.
Figura 22.- Elementos de protección de fachada acoplables.
4.1.2. Industrialización abierta
Los sistemas “abiertos”, por el contrario, se podrían con-
siderar como los más adecuados para una mayor flexibili-
dad en el proyecto, sin embargo tienen otras dificultades
que conviene analizar.
Por una parte, no es fácil poner de acuerdo a toda la indus-
tria de productos de construcción para que adopte una
misma base modular para la geometría de sus elementos;
en muchos casos ello supondría una modificación de sus
procesos de producción industrial. Por otra, tampoco re-
sulta fácil que los proyectistas se conozcan todos los ele-
mentos que existen en el mercado para utilizar los más
adecuados en cada caso; además, existe un cierto afán de
proyectar elementos especiales que perturba esa incorpo-
ración modular. Entonces, la supuesta flexibilidad y liber-
tad de proyecto resulta bastante mermada. Por último,
aparece la dificultad de unión y acoplamiento entre distin-
tos productos y elementos. La junta constructiva adquiere
enorme importancia y su solución condiciona el proceso,
lo que suele resultar complejo al no ser una clara respon-
sabilidad de ambos fabricantes.
No obstante, esta opción sigue perfilándose como la más
deseada por proyectistas que no ven la necesidad de so-
meterse a un determinado sistema constructivos
“premodulado”. En este caso, habría que establecer unas
pautas para que se pueda facilitar la optimización de la
producción desde el proyecto:
- Tratar de establecer una base de coordinación
modular para la geometría de los elementos cons-
tructivos que pueda ofrecer el mercado; de he-
cho, ésta es una idea que lleva planteándose des-
de antiguo (1950) y hasta el momento no parece
haber tenido éxito
- Conocer bien los productos que ofrece el merca-
do, con todos los datos geométrico y técnicos
necesarios, para poder estudiar su acoplamiento
en un mismo proyecto desde el principio
- Que los productores ofrezcan una geometría re-
lativamente flexible en sus elementos para que
su incorporación en el edificio no se vea tan con-
dicionada por los tamaños, y que adquieran más
importancia los servicios que ofrece, así como
su calidad
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
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- Que se ofrezca una herramienta informática ca-
paz de incorporar a las necesidades de diseño,
tipos de proyectos racionalizados y productos
existentes en el mercado que se acoplen en ellos,
para ayudar al proyectista a considerar desde el
principio una solución constructiva que permita
una ejecución más eficiente
En esta última opción estamos trabajando en el IETcc,
buscando la optimización de los proyectos y de la ejecu-
ción de edificios de viviendas, como primer paso para
conseguir una mejora en los procesos edificatorios.
En definitiva, la eficiencia en el proceso de ejecución pasa
por una racionalización del proyecto, en el que se consi-
dere los sistemas y las técnicas constructivas a emplear,
con un conocimiento amplio de las mismas por parte del
proyectista, y en el empleo de técnicas durante la ejecu-
ción que se basen poco en la mano de obra y, por el con-
trario, aseguren la calidad final gracias al desarrollo de
los elementos con un mayor nivel de acabado.
4.2. Sostenibilidad del proceso global
La sostenibilidad del proceso de construcción está condi-
cionada por la sostenibilidad en cada uno de los
subprocesos mencionados (producción de materiales, eje-
cución, uso y mantenimiento) teniendo en cuenta que no
podemos hablar de uno de ellos sin tener en cuenta los
demás, pues de lo que se trata es de pensar en una
sostenibilidad global y no en una sostenibilidad parcial
que, mal entendida, podría estar en contra de la de alguno
de los otros.
En este sentido, recordemos los aspectos más importantes
de la sostenibilidad de cada uno de dichos subprocesos.
4.2.1. De la producción de materiales
En la producción de materiales, resulta importante equili-
brar, por una parte, el consumo de materias primas y, por
otra, el consumo de energía. El primero, está condiciona-
do por la naturaleza de la materia prima de que se trate y
su capacidad de recuperación natural (la madera es escasa
pero recuperable; la piedra es abundante, pero no recupe-
rable) así como por la posibilidad de reciclado de los pro-
ductos para su conversión en nueva materia prima.
De los dos condicionantes se tiene que actuar, sobre todo,
en el segundo que, a su vez, permite controlar los excesos
de producción de escombros. De hecho, la valorización
de residuos y escombros, y el reciclado de los mismos, es
una de las líneas de investigación en materiales de más
futuro en la actualidad, y nuestro Instituto está trabajando
intensamente en ella.
Por su parte, el equilibrio en el consumo de energía para
la producción de materiales y elementos constructivos, tien-
de a dos objetivos básicos; el ahorro energético directo, y
la reducción de contaminantes atmosféricos. En construc-
ción, la mayoría de materiales requieren consumo energé-
tico elevado, siendo quizás los más llamativos el cemen-
to, las cerámicas y el acero. Por ello, se está trabajando en
diseñar materiales que requieran menor consumo energé-
tico. Uno de los más representativos son los así llamados
“eco-cementos”, que sustituyen el clinker por productos
alternativos de menor consumo, normalmente obtenidos a
partir de materiales reciclados o de subproductos de otros
procesos industriales. También el IETcc trabaja en esos
procesos.
4.2.2. De la ejecución
En la ejecución de las obras, entran también otros facto-
res que afectan a su sostenibilidad. En efecto, además del
equilibrio en el consumo de materiales y de energía, simi-
lares a los mencionados en el punto anterior, hay que con-
seguir minimizar el consumo de mano de obra, y reducir
la producción de escombros, así como su recuperación y
reciclado. En efecto, la reducción de la mano de obra aporta
varias ventajas de sostenibilidad; por un lado, se puede
reducir el tiempo de ejecución y, por tanto, el coste final;
por otro, se eliminan riesgos de error y se aumenta, por
ende, la garantía de calidad, lo que repercute directamen-
te en el comportamiento funcional del edificio y reduce la
necesidad de mantenimiento.
Figura 23.- Producción excesiva de escombros.
53
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
En cuanto a la producción de escombros, su eliminación
asegura la reducción de tiempos de ejecución, la disminu-
ción de riesgos de seguridad y salud, y es indicio de ma-
yor eficiencia en el proceso. En cualquier caso, como com-
plemento a esa reducción cabe llevar a cabo una recupera-
ción y reciclado de los mismos como parte de la
sostenibilidad del conjunto.
4.2.3. Del uso y mantenimiento
Finalmente, en el uso y mantenimiento de las obras de
construcción, aparecen dos condicionantes básicos de la
sostenibilidad. Por un lado el ahorro en el consumo de
energía, acaso el condicionante más conocido, y, por otro,
el equilibrio en el mantenimiento, que persigue una serie
de acciones preventivas para poder reducir la necesidad
de conservación. A ello podríamos añadir un tercer
para aprovechar al máximo los productos y elementos
constructivos.
El ahorro de consumo energético se basa, a su vez, en
dos actuaciones simultáneas. Por una parte, el diseño
bioclimático del edificio de tal manera que sufra el míni-
mo de pérdidas energéticas y su diseño permita alcanzar
situaciones de confort ambiental sin necesidad de uso de
sistemas electromecánicos de acondicionamiento; de he-
cho, la edificación anterior al segundo tercio del siglo XX
solía resolver los problemas de acondicionamiento sin casi
consumo energético, basándose en soluciones que hoy se
consideran “bioclimáticas”, de muros gruesos, techos al-
tos, porches exteriores, aleros, etc., soluciones que se ha
tendido a abandonar al basar el confort interior en esos
sistemas electromecánicos, como si de un tren o de un avión
se tratara.
Por otra parte, también se puede conseguir ahorro en con-
sumo energético mediante dispositivos de producción y
control más adecuados. En efecto, las nuevas bombas de
calor alimentadas por energía solar, por ejemplo, permi-
Figura 24.- Demolición sin aprovechamiento racional.
ten ahorros importantes de consumo; también se puede
ahorrar con dispositivos automáticos de control del am-
biente (Domótica) que aprovechan al máximo los siste-
mas electromecánicos de acondicionamiento. En ambas
líneas de sostenibilidad trabajan los investigadores de nues-
tro Instituto.
El equilibrio en el mantenimiento del edificio tiene por
objeto reducir los gastos de conservación. De hecho, es-
tos últimos se tienen que asumir cuando el daño ya se ha
producido, con el resultado de un mayor gasto. Por el con-
trario, el mantenimiento preventivo evita la aparición de
los distintos procesos patológicos, aumentando la
durabilidad del edificio y cada una de sus partes, con el
resultado de una mejor sostenibilidad. En este caso, es
necesario un cierto aumento del gasto de mantenimiento
para reducir los de conservación.
Cabe recordar, no obstante, que ese mantenimiento pre-
ventivo no se puede reducir a una serie de intervenciones
durante la vida del edificio, sino que pasa por varias ac-
tuaciones previas, a saber:
- Uso de materiales y productos con la durabilidad
adecuada al edificio, su vida útil y las acciones
previsibles
- Incorporación de elementos de fácil reposición
- Definición de los programas de mantenimiento
del edificio, o la obra en cuestión, desde el pro-
yecto
En durabilidad y técnicas de mantenimiento y reparación,
especialmente de hormigones, nuestro Instituto es líder
internacional.
La reconstrucción, en fin, es un concepto relativamente
nuevo y contempla la posibilidad y facilidad de recuperar
los elementos y unidades del edificio una vez que termina
su vida útil, para reutilizarlos total o parcialmente en otras
construcciones; se trata de un planteamiento de reciclado
de los componentes del edificio, que se viene practicando
ya en otro tipo de productos industriales (coches, lavado-
ras, etc.) y que todavía es incipiente en nuestro sector,
donde las demoliciones plantean un aprovechamiento muy
pobre y parcial de los elementos originales.
En cualquier caso, la consideración global de todos esos
factores de la sostenibilidad en los distintos subprocesos,
nos va a permitir una visión de conjunto en donde, según
cada caso, se haga más hincapié en una de las fases o en
otra.
5. EL FUTURO DESEABLE
Los deseos del futuro pueden ser utópicos, pero su plan-
teamiento nos puede acercar a conseguirlos. Por eso no
condicionante, cual es la posibilidad de “decon trucción”s
Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005
54
me importa lanzar un desideratum para nuestras futuras
edificaciones:
- Promotores que entiendan la validez y la necesi-
dad de propuestas innovadoras dirigidas a
optimizar la producción de edificios
- Proyectos que contemplen desde el principio, el
sistema constructivo como una condición funda-
mental de su diseño, sin que ello suponga un
menoscabo de su calidad arquitectónica
- Industrias de productos y elementos que
posibiliten su interconexión dentro de una
coordinación modular universalmente aceptada,
o sistemas “cerrados” suficientemente flexibles
para cumplir con los requisitos funcionales y
formales de los proyectos
- Fabricación de materiales con bajo consumo de
energía y recuperación de residuos, tanto de
construcción como de otros procesos industriales
- Mano de obra con la formación adecuada
(ninguna persona trabajando en construcción sin
esa formación)
- Procesos de ejecución en obra mecanizados
(incluso, robotizados) con reducida participación
de la mano de obra y alta garantía de calidad
- Adecuada durabilidad de productos y elementos
componentes, en función de entorno, uso y
acciones exteriores
- Elementos constructivos con posibilidad de
desmontaje y recuperación (“deconstrucción”)
- Procesos de mantenimiento bien planteados y
suficientemente explicados para que los usuarios
no tengan dificultad en seguirlos (cada edificio
con un manual de mantenimiento, como si de un
objeto industrial se tratara)
- Pólizas de mantenimiento en el mercado
asegurador y técnico, para que el mantenimiento
de los edificios sea más práctico y efectivo
* * *

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  • 1. 1. DEFINICIONES Y CONCEPTOS BÁSICOS Antes de entrar en el análisis de los sistemas y procedi- mientos constructivos, definamos los conceptos básicos contenidos en el título del presente trabajo y que nos pue- den ayudar a entender mejor el contenido del mismo. 1.1. Sistema constructivo El término sistema tiene, en el diccionario de la RealAca- demia, dos acepciones principales: 1. “Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí” 2. “Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordena- damente contribuyen a determinado objeto” En nuestro caso, podemos entender por sistema construc- tivo el conjunto de elementos y unidades de un edificio LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS CONSTRUCTIVOS EN LA EDIFICACIÓN. PROCEDIMIENTOS PARA SU INDUSTRIALIZACIÓN J. Monjo Carrió, Dr. Arquitecto. Director del IETcc ESPAÑA Fecha de recepción: 23-XI-05 RESUMEN SUMMARY que forman una organización funcional con una misión constructiva común, sea ésta de sostén (estructura) de de- finición y protección de espacios habitables (cerramientos) de obtención de confort (acondicionamiento) o de expre- sión de imagen y aspecto (decoración). Es decir, el siste- ma como conjunto articulado, más que el sistema como método. En este sentido, cabe recordar que los sistemas suelen es- tar constituidos por unidades, éstas, por elementos, y és- tos, a su vez, se construyen a partir de unos determinados materiales. Requieren un diseño, para lo cual se debe atender, en pri- mer lugar, a las exigencias funcionales de cada uno y a las acciones exteriores que van a sufrir, además de tener en cuenta las posibilidades de los materiales que se utilicen, en función de sus calidades y, por tanto, de su vulnerabili- dad. Se lleva a cabo una revisión de la evolución de los sistemas constructivos a partir del 2º cuarto del siglo XX, como consecuencia del abandono de las estructuras murarias y la aparición de nuevos materiales. Se analiza la repercusión de dichos cambios en la funcionalidad constructiva de los sistemas (principalmente estructuras, fachadas y cubiertas) a partir de la consideración de la arquitectura como una arte funcional. Se plantea la industrialización y sostenibilidad de los nuevos sistemas a partir de la racionalización de los procesos constructivos, teniendo en cuenta las distintas fases (producción de materiales, ejecución, uso y mantenimiento). Finalmente, se exponen las líneas básicas de un futuro deseable. 800-5 (THE EVOLUTION OF CONSTRUCTION SYSTEMS IN BUILDING. INDUSTRIALIZATION PROCEDURES) The article contains a review of the evolution of construction systems since the second quarter of the twentieth century in response to the move away from bearing wall structures and the advent of new materials. The impact of such changes on system (primarily structure, facade and roof) constructional operability is analyzed from the vantage of architecture as a functional art. The industrialization and sustainability of new systems are broached in the framework of construction process rationalization, bearing in mind the different phases (material manufacture, building, use and maintenance) involved. Finally, the basic features of a desirable future are outlined.
  • 2. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 38 Van evolucionando con el tiempo, tanto en los materiales utilizados, como en las soluciones de diseño, y pueden mejorar gracias a la correcta aplicación de la “Ciencia de la construcción”. 1.2. Procedimiento constructivo En este caso, nuestro diccionario define procedimiento como “Método de ejecutar algunas cosas”. Así pues, po- demos entender el procedimiento constructivo como el conjunto de técnicas que se utilizan para edificar cual- quiera de las unidades que constituyen los sistemas cons- tructivos. Es, pues, un concepto relacionado con la técnica de cons- truir en cada caso y que, por tanto, pueden evolucionar con el tiempo, y permiten avanzar en la innovación y la mejora de los edificios y su proceso de construcción. 1.3. Industrialización de la construcción Es un concepto algo complejo, que intenta definir la posi- bilidad de aplicar determinados sistemas (métodos) de producción industrial al proceso constructivo, entendien- do por tal el camino de producción que va desde la con- cepción y proyecto del edificio, hasta su ejecución y pos- terior mantenimiento. Cabe recordar que cada edificio podría entenderse como un prototipo, y como tal se considera en la mayoría de ocasiones, por lo que no tendría sentido hablar de una “pro- ducción industrial de edificios”, sino de un “proceso in- dustrial para la ejecución de edificios”, lo que conlleva una serie de opciones: - Producción industrial de elementos constructi- vos, lo que se lleva a cabo en muchas ocasiones, sobre todo en los casos de “prefabricación” - Proceso racionalizado y eficiente de ejecución en obra, con técnicas industriales que faciliten las operaciones y reduzcan la incidencia de la mano de obra, con una coordinación modular de los proyectos para facilitar el montaje con el uso de elementos de catálogo - Proceso industrializado de producción de uni- dades espaciales, que se montan en obra En este sentido, se han experimentado diversas evolucio- nes a lo largo de las últimas décadas, desde el final de la 2ª Guerra Mundial, con momentos de mayor auge, seguidos de olvidos de esos planteamientos, pero en realidad la ne- cesidad permanece, lo que hace que periódicamente vuel- van a sugerirse soluciones “industrializadas”; en la actua- lidad se está iniciando un nuevo período de auge de esas propuestas. 2. LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS CONSTRUC- TIVOS Considero que la evolución de los sistemas constructivos de edificios que nos afecta en la actualidad, se inició en el primer cuarto del siglo XX a partir de la introducción ge- neralizada de dos tipos de técnicas. - El abandono de las estructuras murarias para pasar al uso continuado de las estructuras reticulares (pilares y vigas) - El olvido de los sistemas pasivos de acondicio- namiento (inercia térmica, aireación, control de sombras, etc.) para pasar al uso masivo de los sistemas de acondicionamiento electromecánicos A ello hay que añadir la proliferación de una serie de ma- teriales sintéticos que parecía que facilitaban la respuesta funcional de los edificios; de entre ellos, los más destaca- dos serían: - Elementos metálicos protegidos contra la oxida- ción y materiales más compactos, que permitían pasar de las fachadas “esponja”, que regulaban la filtración del agua de lluvia mediante su ab- sorción temporal, a las fachadas “impermeable”, con bajos coeficientes de succión, que simple- mente evitaban la filtración - Los sellantes para juntas (sobre todo de silicona) que han hecho olvidar la buena práctica del solape y del drenaje de relieves en fachada por inclina- ción de los planos - Las láminas impermeables, que han facilitado la proliferación de las cubiertas planas frente a las inclinadas Veamos con cierto pormenor esos cambios. 2.1. Cambio de los sistemas estructurales Los sistemas constructivos en nuestra zona geográfica y en nuestra cultura tecnológica se han basado casi exclusi- vamente, hasta principios del XX, en las estructuras murarias que, al mismo tiempo, hacían la función de cerramientos verticales, tanto de fachada como de parti- ción interior. Podemos considerar la excepción de los muros de entramado, de procedencia celta y sajona, que, en cualquier caso, se convertían en muros portantes y se ocultaba su composición, así como los pilares y vigas de madera en porches. Los primeros intentos de abandono de esas estructuras se produjeron con la industrialización de los perfiles metáli- cos a fines del XIX, tanto de fundición como laminados, que permitieron ejecutar estructuras reticulares más lige- ras, cuando la altura de los edificios lo necesitaba.
  • 3. 39 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 Pero la verdadera aplicación masiva de ese tipo de estruc- turas llegó con el hormigón armado, a partir de los años 40 del siglo pasado, y la mejora continuada de sus capaci- Todo ello permitió eliminar los cerramientos portantes, más pesados (>700 kg/m2 ) aligerando el conjunto del edi- ficio, reduciendo su costo y aprovechando más el metro cuadrado de suelo edificable. Sin embargo, introdujo una serie de inconvenientes que no se tuvieron en cuenta hasta que no empezaron a apare- cer los primeros problemas patológicos, debidos, entre otras causas, a la mayor movilidad (deformabilidad) de estas nuevas estructuras por su mayor elasticidad. Veamos algunos de los más importantes. Figura 1.- Muros de carga de fábrica. Figura 2.- Sistema murario de entramado. Figura 3.- Pilares y vigas de madera. Figura 4.- Estructuras de hormigón; pilares, vigas y muros. 2.1.1. Unión estructura-fachada En las estructuras de muros portantes sólo existe la unión de la estructura horizontal con la fachada, estando aquélla apoyada en ésta; dicha unión funciona normalmente como un apoyo o un semi-empotramiento, que ayuda a estabili- zar el muro de la fachada gracias a la carga que le transmi- te, y no suele presentar más problemas que la posible movilidad de la estructura horizontal en las últimas plan- tas, sobre todo cuando no existe un adecuado recubrimiento exterior de dicho apoyo. Sin embargo, con las estructuras reticulares y la fachada apoyando en ellas, cuando ésta es de fábrica, sí se presen- tan numerosos problemas de cálculo y ejecución. Veamos: - El apoyo de la fachada en la estructura elimina la estabilización por carga de aquella, máxime si es de poco espesor (½ pie de ladrillo, bloque de ce- mento de 15 cm) resultando más expuesta a pre- sión y succión de viento, así como a los efectos dades portantes, así como de sus métodos de cálculo.
  • 4. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 40 de dilataciones y contracciones por variaciones de humedad y temperatura - El apoyo se suele reducir a un espesor inferior al de la propia fábrica para dar una imagen de con- tinuidad, similar a la de los muros portantes, lo que introduce un nuevo factor de debilidad en la unión, facilitando su pandeo, tanto horizontal como vertical, y posibilitando su pérdida de apo- yo. Por otra parte, dada la inevitable irregulari- dad del frente de los forjados, en muchas ocasio- nes el apoyo es inexistente - Los movimientos elásticos de la estructura de apoyo (flecha y torsión) introducen tensiones en la fábrica de cerramiento para la que, en general, no está diseñada, provocando roturas (grietas) de diversos tipos - Aparecen también posibles puntos conflictivos entre la fachada y los pilares, sobre todo cuando éstos invaden el espesor de la fábrica, ya que de algún modo, la debilitan - En general, la interrupción de la fábrica de fa- chada en su encuentro con los elementos estruc- turales, obliga a una interrupción de la capa ais- lante, lo que posibilita la aparición de un “puente térmico” en esas líneas, lo que se comenta más adelante - También, con carácter general, las grietas que se pueden producir por los esfuerzos mencionados, bien por interacción entre fachada y estructura, bien por debilitamiento de aquélla al quedar in- terrumpida, facilitan la filtración del agua de llu- via hasta la cara interior de la hoja exterior 2.1.2. Deformaciones excesivas de elementos estructura- les Además de las posibles flechas de los elementos horizon- tales en su encuentro con la fachada, ya comentados, apa- recen problemas en las deformaciones de otros elementos de la estructura, debido a su condición elástica, entre los que cabe destacar los horizontales interiores, vigas y for- jados, y los pilares. Las primeras, sobre todo las vigas cuando se construyen “planas”, lo que se ha convertido en la solución acostum- Figura 5.- Interacción entre estructura y fachada no portante (dibu- jos del autor). hormigón. Figura 7.- Estructura auxiliar realizada «in situ» para apoyo de hoja exterior. Figura 6.- Hoja de ½ pi de ladrillo apenas apoyada en estructura dee
  • 5. 41 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 Figura 9.- Grieta en esquina producida por pandeo de pilar.Figura 8.- Grietas producidas por flechas de vigas de borde. brada desde los años 60 del siglo XX, pueden sufrir fle- chas importantes al tener poco canto, cuando reciben la acción de las cargas y sobrecargas habituales. Por otra par- te, las normas sobre estructuras horizontales de hormigón suelen limitar las flechas admisibles con un valor relativo en función de la longitud, lo que siendo lógico desde el punto de vista de los esfuerzos que se generan y, por tanto, la resistencias de los elementos, sin embargo resulta erró- neo para los elementos de tabiquería que se apoyan sobre ellos, máxime cuando dichos elementos se han ejecutado con soluciones de fábrica, que requieren un apoyo conti- nuo suficientemente rígido, provocando las consiguientes Las modernas soluciones de tabiques entramados y aca- bados con paneles de yeso laminado han supuesto una solución parcial al problema. Los pilares pueden sufrir pandeo que suele afectar a los elementos de cerramiento y acabado próximos, provocan- do su rotura, normalmente por esfuerzo cortante, no sólo en fachadas, especialmente en esquinas, sino también en tabiquería interior. Tampoco las normas estructurales li- mitan el pandeo en función del daño que pueda provocar su deformación a los elementos adyacentes, sino solamente por el riesgo de colapso del propio pilar si los esfuerzos que genera la deformación son superiores a su capacidad tensional. 2.2. Cambio de los sistemas de cerramiento de fa- chada Como consecuencia del cambio del sistema estructural, al ir la fachada apoyada en la estructura, se debe aligerar lo más posible. Por otra parte, la fachada se sigue constru- yendo de fábrica en un alto porcentaje, normalmente de ladrillo, por ser un material muy bien aceptado en muchas zonas geográficas, y estar muy experimentado su uso en fachadas, con buenos resultados, tanto de aislamiento tér- mico (por su inercia térmica) como de protección al agua de lluvia, actuando como “esponja” que retiene el agua durante el tiempo suficiente hasta que deje de llover. A todo ello hay que añadir la tradición de “albañilería” que domina la construcción de edificios en España. Para comprender mejor la situación, analicemos especial- mente el caso de las fachadas de ladrillo. En los primeros pasos (años 40 y 50) se utiliza, sobre todo, el muro de 1 pie como hoja exterior, lo que ofrece más estabilidad y mejores condiciones físicas, tanto de aisla- miento térmico y acústico, como de resistencia a la filtra- ción del agua de lluvia, trasdosándose con tabique de hue- co sencillo y, en ocasiones, manta de fibra de vidrio en la cámara que queda entra ambos. Ello, por otra parte, per- mite un mejor apoyo de la hoja exterior en la estructura horizontal de borde. grietas en esa tabiquería.
  • 6. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 42 Cuando se arriesgan a colocar la hoja exterior de ½ pie, el trasdosado interior suele ser de mayor espesor, o la cáma- ra de aire más amplia. Sin embargo, cuando se generalizan los sistemas de acon- dicionamiento electro-mecánicos (años 70) se piensa en Figura 10.- Esquema de encuentro teórico de fachada y estructura. Figura 11.- Humedades de condensación superficial interior por fa- chada ligera sin aislamiento suficiente. aligerar definitivamente las fachadas, ejecutando la hoja exterior de ½ pie de un modo casi exclusivo, tal como nos ha llegado al día de hoy. Esta solución, considerada ac- tualmente como “tradicional”, aporta nuevos problemas de funcionamiento constructivo, de los cuales considero los más destacados. 2.2.1. Problemas higrotérmicos de las fachadas ligeras El principal problema higrotérmico aparece, según he co- mentado más arriba, como consecuencia de la interrup- ción de la hoja exterior de fábrica al apoyar sobre la es- tructura horizontal, con la consiguiente interrupción del material aislante cuando éste se coloca por el interior de dicha hoja. La heterogeneidad resultante de la fachada suele provocar la aparición de puentes térmicos en esas líneas, al desaparecer en ellas el material aislante. Lo mis- mo suele ocurrir con el encuentro de la fachada con los pilares cuando quedan enrasados con la cara interior de la hoja exterior, o cuando dicha hoja debe interrumpirse al llegar a ellos para quedar “encajada” por los cuatro lados, lo que fue lo corriente hasta los años 80 del siglo pasado. Además de esa presencia de puentes térmicos, suele apa- recer un problema de condensación intersticial cuando la hoja exterior de ½ pie se trasdosa con una capa de aisla- miento y un tabique de hueco sencillo al interior. Enton- ces, la situación de la capa aislante hacia el interior del conjunto, junto con la ausencia de una barrera de vapor suficiente en el interior (excepto los alicatados de cuartos de baño y cocinas) provoca el que se alcance la tempera- tura de rocío en la cara fría del aislante, con la consiguien- te condensación del vapor de agua. A todo ello hay que añadir el hecho de que la filtración de agua de lluvia en la hoja exterior, reduce su capacidad de aislamiento térmico y favorece la condensación mencio- nada. 2.2.2. Problemas generales de filtración A todo lo anterior cabe añadir algunos problemas de fil- tración del agua de lluvia, que penetra por la propia es- tructura porosa de los materiales y, sobre todo, por las uniones entre ladrillo y mortero. Si se trata de una hoja interior de dicha hoja. Si existe enfoscado interior de mor- tero de cemento, este puede actuar parcialmente como “esponja” que retiene el agua durante un cierto tiempo, en función de su composición y de su espesor, lo que a veces resulta suficiente, especialmente en climas poco lluvio- sos. Si, por el contrario, no se ha colocado dicha capa de mortero, el agua acaba chorreando por la cara interior, empapando la capa aislante y acumulándose en el forjado de apoyo. Un caso especial lo constituye, a partir de los años 80, la generalización de proyectar espuma de poliuretano por la exterior de ½ pi , la filtración alcanza fácilmente la carae
  • 7. 43 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 Figura 12.- Filtración por vierteaguas de ventana. cara interior de la hoja exterior, que todavía se mantiene en la actualidad. Dicha capa suele ser impermeable al agua de lluvia, por lo que la que consigue alcanzar por filtra- ción esa posición, claramente se aloja en esa interfase y, en todo caso, acaba acumulándose en el forjado de apoyo. Esto es especialmente efectivo cuando no se realiza el enfoscado de la cara interior con mortero de cemento, ya que entonces el agua de lluvia alcanza claramente esa si- tuación. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la filtración se produce con mayor contundencia en las zonas altas de los edificios y en las esquinas, por ser las más expuestas a las inclemencias exteriores. En ellas, por tanto, se acentúan los problemas mencionados. También hay que considerar como puntos especialmente afectados todos aquéllos en los que la geometría de la fa- chada provoque plataformas horizontales donde el agua de lluvia se pueda acumular, aunque sea temporalmente, puesto que en ellos existe además cierta presión de agua que favorece la filtración. En estos casos, se ha generali- zado el uso de mástics de silicona para su sellado, olvi- dándose de la solución tradicional del solape suficiente y del drenaje por pendiente, que se ha mostrado efectiva a lo largo de los siglos. Además, si el sellado se realiza en- tre planos que forman ángulo recto, se desprende con fa- cilidad, por lo que su efectividad es casi nula. Lo mismo se puede aplicar a los casos de uniones entre distintos ele- mentos, como es el encuentro con las carpinterías de ven- tana. Aparece otro problema de filtración cuando los remates superiores se realizan con ladrillo visto colocado a sardi- nel. Al ser de poco espesor, la filtración por las juntas en- tre ladrillos está asegurada, puesto que son, como ha que- dado dicho, uno de los puntos débiles y ahora se ofrecen en planos horizontales y en las zonas más expuestas de la fachada. Por último, cabe mencionar que el agrietamiento que se produce como consecuencia de los movimientos relativos entre estructura y cerramiento en las líneas de apoyo, vis- to más arriba, favorece enormemente la filtración del agua de lluvia, puesto que se convierten en aperturas “capila- res” (de planos paralelos) que facilitan la succión. Coinci- den, además, con zonas en donde se puede acumular, por una parte, el agua de filtración que ha alcanzado la cara interior y, por otra, la posible condensación intersticial provocada por el puente térmico en esa línea. Ese agrietamiento, y la filtración consiguiente, resultan más llamativos en las fachadas con esa misma constitución y con revoco exterior. En ellas, el revoco se fisura debido al agrietamiento de la fachada, sobre todo cuando existe una clara interrupción entre hoja de cerramiento y estructura, aunque se coloque malla de refuerzo. 2.3. Cambio de los sistemas de cerramiento de cu- bierta Considero que el cambio más importante ha sido el aban- dono de las cámaras de aire ventiladas (“cubiertas frías”) para sustituirlas por las llamadas “cubiertas calientes”, sin cámara, basadas en la impermeabilización de las láminas bituminosas y en los aislantes más rígidos, especialmente los morteros aligerados. Al igual que en las fachadas, se abandonaron las solucio- nes basadas en el buen funcionamiento constructivo del sistema, especialmente a partir de los años 60, a saber: - La geometría de pendientes de las cubiertas, in- cluso de las “planas”, para asegurar el drenaje rápido del agua de lluvia y evitar su filtración, optándose por apoyarse excesivamente en la impermeabilidad de las láminas - La ventilación de la cámara de aire para obtener un buen aislamiento térmico, tanto en invierno como en verano, basando las nuevas soluciones en el acondicionamiento producido por los siste- mas electro-mecánicos, y en la pobre aportación de los morteros aligerados
  • 8. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 44 Como consecuencia, aparecieron también problemas de filtración e higrotérmicos, de los que podemos mencionar los siguientes como más representativos. 2.3.1. Problemas de filtración en cubiertas La filtración en las nuevas cubiertas se produce en los mismos puntos en que aparecía en las antiguas, aunque ahora lo hacen con mayor antelación y resultan más difíci- les de localizar. Por un lado, aparece filtración en el perímetro de las cu- biertas planas, debido a la continuidad que se da a la lámi- na bituminosa entre el plano horizontal de la cubierta y el peto vertical de la misma. La continuidad se basa en la elasticidad de la lámina bituminosa, que se considera sufi- ciente para absorber las variaciones dimensionales que se producen en esa línea, pero en la realidad, la lámina acaba rasgándose, debido a las sucesivas dilataciones y contrac- ciones que sufre, sobre todo en los casos (la mayoría) en que dicha lámina se coloca adherida al 100%. De hecho, en las soluciones realmente tradicionales, siempre se ha introducido una junta de dilatación en el perímetro, bien el “mimbel” de las cubiertas “a la catalana”, bien la “zabaleta” de las terrazas andaluzas. Sin embargo en las actuales, incluso desde la normativa, sólo se plantea un refuerzo en esas líneas, pensando que el mismo va a ser capaz de “detener” el movimiento de los elementos cons- tructivos en una zona tan expuesta a cambios climáticos como es la cubierta. También se producen filtraciones en puntos intermedios cuando no se ponen las necesarias juntas de dilatación, basándose asimismo en la elasticidad de la lámina imper- meable. Ésta acaba rasgándose y el agua, una vez filtrada, se distribuye horizontalmente hasta encontrar el punto de entrada a través del forjado de apoyo, lo que hace difícil la localización del punto de rotura. De nuevo, las solucio- nes tradicionales consideran la introducción de juntas de Figura 13.- Filtración en cubierta plana. dilatación para disminuir la movilidad (única solución válida para ello) y reducir el riesgo de rotura y filtración. Por último, pueden aparecer filtraciones por punzonamien- to de la lámina si ésta no está lo suficientemente protegida contra las acciones mecánicas. Cabe tener en cuenta que en los edificios actuales, de cada vez más, las cubiertas sirven de alojamiento de aparatos para las instalaciones electro-mecánicas (¡qué paradoja!) que necesitan mante- nimiento, lo que provoca un continuo tránsito de opera- rios que pueden dañar la lámina impermeable. La protec- ción “tradicional” de grava, puede ser peligrosa en estos casos, y más lo ha sido la de raseados de mortero. Aunque esta situación se ha visto considerablemente mejorada por la generalización de las”cubiertas invertidas” con aisla- miento por encima de la lámina, a partir de los años 80, sigue siendo aconsejable una protección mecánica más efectiva. 2.3.2. Problemas de condensación en las nuevas cubier- tas Con ser importantes los problemas de filtración, más lla- mativos resultan en ese tipo de cubiertas los de condensa- ción, tanto superficial interior como intersticial. En efecto, la desaparición de la cámara de aire ventilada hace que el vapor de agua que intenta salir al exterior, no se pueda disipar y se quede atrapado en el espesor de la “cubierta caliente”, pues se encuentra con una lámina im- permeable en la parte superior que no le deja salir. Así se va acumulando y, más tarde o más temprano, puede apare- cer la condensación intersticial que empieza, sistemática- mente, debajo de la lámina impermeable. En ese momento, el conjunto pierde capacidad aislante y se puede producir, además, condensación superficial inte- rior, lo que resulta excesivamente corriente, sobre todo en las soluciones anteriores a la cubierta invertida, cuyo ais- lamiento se basaba, exclusivamente, en la capa de morte- ro aligerado. La solución de colocar el aislante por encima de la imper- meabilización supone un buen aporte para retrasar el pro- ceso si se trata de un material de célula cerrada (no absor- be el agua) pero no se puede considerar una solución defi- nitiva como sí lo es la de la cámara de aire. Todos esos procesos se agravan si se produce filtración, puesto que la humedad reduce la capacidad aislante de los materiales y acelera la condensación. 3. LAADAPTACIÓN DE LOS SISTEMAS CONSTRUC- TIVOS A LAS EXIGENCIAS FUNCIONALES Todos los comentarios anteriores podrían hacernos pen- sar que estoy en contra de la evolución de los sistemas
  • 9. 45 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 constructivos y que propongo que sigamos construyendo como antaño. Nada más alejado de la realidad. Por el con- trario, considero que, como en todos los procesos, en la edificación debemos aprovechar al máximo la innovación de materiales y elementos, pero lo debemos hacer aten- diendo a la mejora de su funcionalidad, para lo cual se pueden aprovechar los criterios constructivos que han dado un buen resultado en épocas pasadas, y se deben suple- mentar con las buenas propiedades de los nuevos materia- les. En este sentido, quiero recordar las ideas que yo mismo vertía en un antiguo artículo (Arquitectura, arte funcio- nal) publicado en esta misma revista en 1983 (nº 374) en el que introducía el concepto de la arquitectura como “Arte funcional”, que después he usado en otros escritos. En efecto, la funcionalidad (habitabilidad) como característi- ca distintiva de la arquitectura frente a otras bellas artes, debe hacerse extensiva a la construcción como “Arte téc- nico” de la arquitectura. Todos los sistemas y elementos constructivos que los constituyen deben estar diseñados y ejecutados para cumplir una determinada función cons- tructivas de entre las que definió Vitruvio en su “tríada”, a saber, integridad (firmitas) habitabilidad (utilitas) y estética (venustas). Así, los distintos elementos constructivos, según su situa- ción, deberán cumplir una o varias de esas funciones, sin olvidar la nueva exigencia, más actual, de sostenibilidad, es decir, - Equilibrio de consumo de materiales y de ener- gía en su diseño y ejecución - Facilidad de mantenimiento a lo largo de su vida útil, y - Posibilidad de recuperación o reciclado al final de la misma. Veamos, como ejemplos, algunos de los sistemas y ele- mentos mencionados en el punto anterior. 3.1. Sistemas y elementos estructurales Las estructuras, en general, deben asegurar la integridad de los edificios, lo que implica su estabilidad frente a las acciones exteriores previsibles, lo que condiciona también su posible deformación, y su durabilidad a lo largo de su vida útil. Por otra parte, si alguno de los elementos del sistema es- tructural queda visto, formando parte de la imagen del edificio, como son muchos casos de estructuras murarias, antiguas o modernas, deberá también tener el aspecto y la composición formal adecuados y mantenerlos durante su vida útil. En el caso de las estructuras de pilares y vigas, se deben aplicar las mismas exigencias, teniendo en cuenta que, por la posible esbeltez de sus elementos, hay que vigilar espe- cialmente su deformación elástica, no sólo para asegurar la integridad de la propia estructura, que sea capaz de so- portar los esfuerzos que dichas deformaciones producen, sino también para asegurar la integridad de los elementos que en ellos se apoyan, además de la habitabilidad de los espacios que encierran, evitando vibraciones y deforma- ciones incómodas para el usuario. Por otra parte, en los casos de esas estructuras resulta muy importante atender a su durabilidad, máxime ante el fuego y los agentes meteorológicos si se trata de estructuras vis- ta. En efecto, los elementos de esas estructuras suelen di- señarse aprovechando al máximo su capacidad portante y, por tanto, con secciones estructurales muy ajustadas, lo que las hace más vulnerable a los distintos procesos pato- lógicos que les pueden afectar, a saber: - Debido al fuego, pérdida de humedad con la con- siguiente disminución de su capacidad resistente en los hormigones, deformación y pérdida de te- nacidad en los perfiles metálicos y en las arma- duras del hormigón armado - Debido a los agentes meteorológicos, oxidación y corrosión, en el caso de estructuras metálicas, carbonatación, lixiviación y meteorización del hormigón de recubrimiento, así como oxidación Figura 14.- Estructuras de pilares y vigas que influyen en la imagen del edificio.
  • 10. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 46 Figura 15.- Forjado de hormigón afectado por fuego. Figura 16.- Edificio Windsor después del fuego. y corrosión de las armaduras, en el caso de ele- mentos de hormigón armado. En el caso del hormigón, las condiciones mencionadas afectan tanto a estructuras de pilares y vigas, como a las de muros portantes. Si se trata, además, de elementos vistos, esos procesos afectan también a su aspecto. En definitiva, en el diseño y ejecución de esas estructuras debemos atender al mismo tiempo a su función de integri- Figura 17.- Estructura de hormigón vista afectada por agentes meteo- rológicos. dad (estabilidad y durabilidad) y a su imagen y permanen- cia de la misma a lo largo de su vida útil. En cuanto a la sostenibilidad, cada vez hay que buscar más soluciones que cumplan con las exigencias mencio- nadas. En el caso del hormigón, uso de cementos de los llamados “ecoeficientes”, y de áridos obtenidos por reci- clado de otros materiales, quizás de hormigón; tratamien- tos de protección superficial que aumenten su durabilidad, tanto ante el fuego como ante fenómenos meteorológicos, empleo de armaduras inoxidables, uso de elementos pre- fabricados de posible recuperación en su “deconstrucción”, etc., etc. En los casos de las estructuras de acero, aplicación de pro- tecciones contra el fuego efectivas y duraderas, uso de protecciones contra la oxidación de larga duración, dise- ños que faciliten la ventilación y eviten la humectación por condensación y los fenómenos de aireación diferen- cial, diseño de elementos estructurales desmontables, de fácil recuperación, asegurar la posibilidad de mantenimien- to periódico de sus protecciones, etc., etc. 3.2. Sistemas y elementos de fachada Las fachadas han tenido tradicionalmente una función estética, no en balde son la piel de los edificios y lo pri- mero que se ve, además de ser la “expresión formal” de losección resistente y, por tanto, la capacidad portante. Todo ello suele reducir, tanto la integridad como la
  • 11. 47 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 sus contenidos espaciales. Sin embargo, desde el punto de vista de la funcionalidad del edificio, su participación en la habitabilidad del mismo (de los locales que encierran) es crucial, por lo que en su diseño constructivo, esta fun- ción pasa a ocupar el primer lugar atendiendo a sus exi- gencias más importantes, a saber: - Protección, que implica los aislamientos térmico y acústico, la resistencia a posibles fuegos, al ac- ceso de intrusos, etc. - Higiene, diseñando ventanas de tamaño y practicabilidad adecuados para su correcto fun- cionamiento en ventilación y soleamiento, tanto entrada como protección - Iluminación, para aprovechar al máximo la luz na- tural, con la forma y tamaño de ventanas adecua- dos, así como el tipo de vidrios y los sistemas de regulación solar - Visión a través, tanto desde dentro hacia afuera (la más importante) que implica tamaño, forma y disposición de las ventanas, como la regulación de la de fuera hacia adentro, con diseño de celo- sías fijas y orientables, tipo de vidrios, disposi- ción geométrica de los mismos, etc. - Accesibilidad, tanto la facilidad de acceso de los ocupantes, sobre todo en plantas bajas y en terra- zas y balcones, como la seguridad de impedir el acceso de intrusos Por otra parte, además de estas dos funciones (venustas y utilitas) hay que tener en cuenta que las fachadas, como elemento que tiene que hacer frente a los agentes atmosfé- ricos, sufre una serie de acciones mecánicas para las que tienen que estar diseñadas. Ello implica una exigencia fun- cional añadida de integridad (firmitas) en sus dos ver- tientes de estabilidad y de durabilidad. Así, cabe recordar las exigencias más importantes: - Estabilidad frente a, o Presión y succión de viento, especial- mente importante en zonas expuestas y partes altas de los edificios o Tensiones de tracción y cortante provo- cadas por variaciones dimensionales debidas a cambios de humedad y tem- peratura - Durabilidad ante, o Lixiviación, provocada por posibles fil- traciones de agua de lluvia o Helada, como consecuencia de la hume- dad infiltrada y las bajas temperaturas o Corrosión de elementos metálicos o Alteración química por acción combi- nada del agua de lluvia y los contami- nantes urbanos e industriales, especial- mente en los elementos de piedra o Desgaste superficial por rozamientos e impactos, tanto en partes bajas como en zonas expuestas (erosión eólica) o Ensuciamiento por partículas en suspen- sión (hollines, etc.) con la ayuda de la escorrentía del agua que provoca lava- do diferencial Como podemos observar, las fachadas constituyen el sis- tema del edificio de mayor dificultad en su diseño cons- tructivo, dada la complejidad de las exigencias que sobre ellas recaen. Esto hace que debamos ser especialmente cuidadosos en su elección y definición, y ser conscientes de que los errores que cometamos van a tener una gran repercusión en la funcionalidad del edificio y, por tanto, en su mantenimiento, lo que repercute directamente en su sostenibilidad. En este sentido, cabe recordar que la sostenibilidad en las fachadas, debe considerarse, sobre todo, desde este punto de vista, o sea, asegurando que su funcionalidad es la co- rrecta y que su mantenimiento es mínimo, es decir que: - Mantienen la integridad ante presión y succión del viento - No se rompen ante dilataciones y contracciones por variaciones de humedad y temperatura Figura 18.- Multitud de exigencias funcionales en las fachadas.
  • 12. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 48 - La interacción con los movimientos elásticos de la estructura soporte no provoca grietas - Resiste el rozamiento y los impactos mecánicos - No sufre erosión por lixiviación ni por heladas - No tiene elementos metálicos que se oxiden fá- cilmente - Tiene controlada la escorrentía del agua y evita el ensuciamiento por lavado diferencial - Es suficientemente estanca ante el agua de lluvia - Resulta suficientemente resistente a posible fue- gos exteriores e interiores - Tiene suficiente resistencia térmica y acústica - Permite la adecuada ventilación y el suficiente soleamiento a de los locales que encierra - Ofrece la necesaria visión a través, así como protección de vistas suficiente - Facilita el acceso de ocupantes y dificulta el de intrusos - Expresa adecuadamente la funcionalidad del edi- ficio en sus formas - Tiene la composición, modulación formal y tex- tura adecuadas al entorno - Permite el adecuado mantenimiento exterior e interior, así como la reposición de protecciones superficiales y elementos afectan al sistema de drenaje y al de impermeabilización del conjunto, así como los de condensación del vapor de agua interior, que quedan condicionados por el sistema de aislamiento y de ventilación intermedia. Asimismo, cada vez más, se persigue la obtención de iluminación a través de la cubierta, con los problemas de soleamiento y con- densación que puede llevar consigo. La función estética, en fin, resulta asimismo importante, especialmente cuando condiciona la silueta del edificio, con la tendencia actual, a veces exagerada, de siluetas de líneas horizontales, que marcan una peligrosa tendencia a abandonar las cubiertas inclinadas a toda costa. Resulta, pues, también, una unidad compleja y, por tanto, afectada por su diseño constructivo, con clara incidencia en la sostenibilidad del conjunto, especialmente en el po- sible ahorro energético correspondiente al uso del edifi- cio y a su climatización. En efecto, especialmente en edificios de poca altura, la superficie de la cubierta supone un porcentaje importante en la envolvente del conjunto y, por tanto, tiene gran inci- dencia, tanto en la pérdida de calor en invierno, como en su ganancia en verano, es decir, en el consumo energético para la climatización de los espacios habitables. Por otra parte, la cubierta puede convertirse en una super- ficie muy adecuada para todos los dispositivos de capta- ción y transformación de energías renovables (sol, luz, viento, lluvia) lo que incide definitivamente en la parte de la sostenibilidad correspondiente al ahorro de energía. Por último, la cubierta sirve para recuperar el medio am- biente exterior cuando se utiliza para la regeneración de flora local, autosustentable, que aporta una mejor imagen al entorno y aumenta su poder de aislamiento térmico y acústico. Figura 19.- Importancia de la cubierta en la silueta del edificio. 3.3. Sistemas y elementos de cubierta Las cubiertas también deben responder a los tres tipos de funciones planteadas para las fachadas, aunque algunas de ellas en menor escala; veamos. La integridad es evidente, tanto en estabilidad como en durabilidad, pues resulta la unidad más expuesta a los agentes meteorológicos, - Viento, principalmente succión, del conjunto o de elementos sueltos - Nieve, como sobrecarga especial en esa situación - Variaciones térmicas, muy importantes en cubier- tas, con las tensiones de tracción y esfuerzo cor- tante consiguientes - Lluvia, con posibles sobrecargas de cierta impor- tancia - Erosiones física y eólica consiguientes En algunos casos, además, la cubierta resulta un elemento singular del sistema estructural del conjunto y como tal debe ser resistente a (o estar protegido contra) posibles incendios. La función de habitabilidad es también importante, es- pecialmente la que se refiere a la protección de los locales que cubre, protegiéndolos de todos los meteoros (lluvia, viento, frío y calor, insolación). En este sentido cabe re- cordar los problemas de filtración del agua de lluvia, que
  • 13. 49 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 Figura 20.- Iluminación cenital. 3.4. Corolario En definitiva, entendiendo la arquitectura como un “arte funcional”, parece necesario atender a la función cons- tructiva de los sistemas que componen el edificio, es de- cir, asegurar un diseño de los distintos elementos y unida- des que dé adecuada respuesta a las exigencias funciona- les de los mismos y a la sostenibilidad del conjunto. En este sentido debemos asegurar una serie de objetivos, a saber: - Que tanto los elementos estructurales como los de cerramiento, tengan la estabilidad y la durabilidad necesarias y adecuadas al uso y a las posibles acciones, lo que permitirá reducir las acciones de mantenimiento - Que los cerramientos de fachada y cubierta cum- plan los requisitos de habitabilidad suficientes, es decir, protección y aislamiento a las acciones exteriores, incluso aprovechamiento bioclimático de los mismos, lo que reducirá el consumo de energía - Que los acabados exteriores tengan la resistencia suficiente a los agentes atmosféricos para ofrecer la durabilidad adecuada que permita reducir también las operaciones de mantenimiento - Que se utilicen los captadores de energías renovables más adecuados al entorno para el aprovechamiento energético óptimo - Que los materiales constructivos se obtengan con el mínimo consumo de materias primas y de ener- gías, incluso con aprovechamiento y reciclado de residuos - Que los sistemas constructivos se diseñen para un proceso de construcción más eficiente, sin necesidad de improvisaciones durante la ejecu- ción - Que los procesos de ejecución de las obras im- pliquen el mínimo consumo de mano de obra y de energía, y que provoquen pocos escombros Para todo ello, se pueden utilizar sistemas y procedimien- tos “tradicionales”, pero también se hace necesario adap- tarse a las nuevas circunstancias de uso y aprovechar las nuevas posibilidades de materiales y productos, todo lo cual implica una continua innovación de materiales, téc- nicas y sistemas. 4. LA RACIONALIZACIÓN DE LOS PROCESOS CONSTRUCTIVOS La innovación mencionada en el último párrafo pasa, como queda comentado, por el empleo de los materiales ade- cuados y por el diseño constructivo correcto, que permita cumplir la funcionalidad exigida. Pero todo ello hay que complementarlo con una mejora clara de los procesos cons- tructivos. En efecto, considero que la situación actual de nuestra edificación adolece, principalmente, de los siguientes pro- blemas relacionados con los procesos constructivos: - Poca eficiencia del proceso de ejecución en obra - Pobre sostenibilidad del proceso global Todo ello nos lleva a una urgente necesidad de optimizar la producción de edificios, en general, y de los de vivien- das, en particular. 4.1. Eficiencia del proceso de construcción Lo que tradicionalmente se ha llamado “proceso de cons- trucción” se puede dividir en varios “subprocesos”, a sa- ber, - Producción de materiales - Proyecto - Ejecución en obra - Mantenimiento De ellos, el primero, que resulta muy dividido en toda la industria, ha ido evolucionando y se ha adaptado a las téc- nicas de producción industriales y, por tanto, eficientes en general.
  • 14. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 50 El segundo, el proyecto, también se ha ido adaptando aun- que, como quiera que cada nuevo edificio suele ser un caso individual, no se aprovechan todo lo que debiera las posibilidades de eficiencia en el proceso, y hay una cierta tendencia en el proyectista a no tener como objetivo prio- ritario la solución constructiva, dejando en muchos casos la solución definitiva a la improvisación de la obra. La ejecución, por su parte, suele ser el proceso menos efi- ciente, con un uso excesivo de mano de obra y un abuso de la improvisación y de las técnicas de construcción artesanales, sin el conocimiento y la formación adecuados por parte de esa mano de obra. El mantenimiento, por último, resulta excesivamente es- porádico, poco metodológico, y a veces inexistente, espe- cialmente cuando se trata de edificios residenciales en comunidad de propietarios, sin un planteamiento claro desde el proyecto. Como consecuencia, para mejorar la eficiencia del proce- so de construcción debemos incidir en los dos subprocesos centrales, el proyecto y la ejecución, complementándolo con una mejora clara del mantenimiento. En efecto, los tres subprocesos deben estar coordinados, de tal manera que el proyecto se diseñe pensando también en el proceso de ejecución (proyecto para ser construido y mantenido) y estos últimos se ciñan a lo especificado en el proyecto. Pero además de esa ineludible coordinación, caben tam- bién una serie de mejoras de planteamiento para que el resultado permita un proceso eficiente. Veamos. Si pretendemos optimizar la producción, debemos racio- nalizar el proceso, lo que afecta a los tres subprocesos. Por una parte, la racionalización del proyecto, para que, además de cumplir todos los requisitos funcionales y de composición, permita un proceso de ejecución más efi- ciente. Por otra, la racionalización, también, de la ejecu- ción, que pasa por reducir al máximo la intervención de la mano de obra, sobre todo la inexperta, y mecanizar el montaje, de tal modo que se trate más de un “montaje” propiamente dicho, que de una “ejecución” artesanal. Por último, el método en el mantenimiento para asegurar la durabilidad del edificio. Para alcanzar esos logros, no hay duda que la prefabricación es una técnica que facilita la racionalización de los procesos, ya que suele partir de una modulación de las unidades y los elementos componentes que facilita la racionalización geométrica del proyecto, y permite una racionalización de la fase de montaje al llegar los elemen- tos a la obra con un alto nivel de acabado que requiere una mínima intervención de la mano de obra “in situ”, posibi- litando, por tanto, un mejor aseguramiento de la calidad final. Asimismo facilita el mantenimiento concentrando sus actuaciones, sobre todo en las uniones. Pero no es la única técnica para lograr esa racionalización, y muchas veces ni siquiera es suficiente. En efecto, si la prefabricación no va acompañada de una distribución ra- cional en planta, para agrupar zonas húmedas, por ejem- plo, o reducir espacios inútiles, o no tiene unas medidas coordinadas que permitan la producción industrial más eficiente de los elementos, o no facilita el acoplamiento de componentes provenientes de distintos fabricantes, o no permite su montaje coordinado en obra, etc., no nos sirve para el objetivo de optimización del proceso global que nos habíamos propuesto. En base a todo ello, podríamos establecer una serie de condicionantes de esos subprocesos para facilitar esa optimización, teniendo en cuenta la inevitable individua- lidad que envuelve cada proyecto. El proyecto debe considerar su racionalización en los si- guientes aspectos, por lo menos: - Modulación general del sistema estructural, para facilitar la coordinación modular de los propios elementos estructurales (pilares, vigas, forjados) además de la de los de cerramiento y acabado (fachadas, tabiques, etc.) - Máximo aprovechamiento de espacios interiores, eliminando recorridos innecesarios desde el punto de vista funcional - Unificación de instalaciones verticales (cuartos húmedos, acondicionamiento, ventilación, etc.) para facilitar la ejecución de esas instalaciones - Incorporación de cámaras para alojamiento de conductos horizontales y verticales, para evitar la ejecución de “rozas” que disturban el proceso de montaje y generan escombros innecesarios - Modulación de los elementos de cerramiento y acabado, dentro de lo posible, para aceptar ele- mentos prefabricados de diversas procedencias, o para racionalizar la ejecución en obra y el man- tenimiento - Planteamiento de los procesos de mantenimiento para asegurar su factibilidad - Especificaciones claras de la calidad de los ma- teriales y productos para asegurar la necesaria durabilidad de los elementos y reducir las nece- sidades de mantenimiento Para ello, como sabemos, se puede partir de dos plantea- mientos básicos; utilizar sistemas constructivos de los lla- mados “cerrados”, basados normalmente en elementos prefabricados que completan cada unidad funcional (vi- vienda, nave industrial, etc.) o en técnicas de ejecución “in situ” mecanizadas (encofrados “mesa” o “túnel”) o proyectar con una coordinación modular “abierta” que
  • 15. 51 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 permiten incorporar elementos que están en el mercado, de alto nivel de acabado y de fácil montaje. 4.1.1. Industrialización cerrada Los primeros, utilizados en épocas pasadas para grandes series de edificios residenciales, se centran en la actuali- dad para la construcción de pequeños desarrollos o para viviendas unifamiliares de las llamadas modulares, muy populares en Norteamérica (EE.UU. y Canadá). Suelen tener ciertas limitaciones de diseño formal para un mejor aprovechamiento de los elementos y de los sistemas, aun- que los propios fabricantes se afanan en darles la máxima variabilidad. En cualquier caso, se aproximan a otros pro- cesos industriales, como la producción de automóviles o la de embarcaciones de recreo, y facilitan claramente la optimización de la producción al poder controlar los pro- cesos y los tiempos de producción y montaje. A ellos podemos asimilar otros procedimientos de ejecu- ción de obras relativamente pequeñas, basados en proce- sos “in situ” más manuales, pero suficientemente raciona- lizados para controlar también las operaciones, los tiem- pos y las calidades, que utilizan sistemas estructurales de muros de carga más o menos modulados y con aislante e instalaciones incorporadas, que son a la vez cerramientos de fachada, o divisiones interiores. En general, para proyectar con cualquiera de esos siste- mas es preciso conocerlos bien y tenerlos en cuenta desde el principio para aprovechar al máximo su uso; en algún caso se podría pensar que condicionan la “libertad de di- seño” del proyectista, sobre todo si éste no conoce sufi- cientemente el sistema. Figura 21.- Vivienda modular en fábrica. Figura 22.- Elementos de protección de fachada acoplables. 4.1.2. Industrialización abierta Los sistemas “abiertos”, por el contrario, se podrían con- siderar como los más adecuados para una mayor flexibili- dad en el proyecto, sin embargo tienen otras dificultades que conviene analizar. Por una parte, no es fácil poner de acuerdo a toda la indus- tria de productos de construcción para que adopte una misma base modular para la geometría de sus elementos; en muchos casos ello supondría una modificación de sus procesos de producción industrial. Por otra, tampoco re- sulta fácil que los proyectistas se conozcan todos los ele- mentos que existen en el mercado para utilizar los más adecuados en cada caso; además, existe un cierto afán de proyectar elementos especiales que perturba esa incorpo- ración modular. Entonces, la supuesta flexibilidad y liber- tad de proyecto resulta bastante mermada. Por último, aparece la dificultad de unión y acoplamiento entre distin- tos productos y elementos. La junta constructiva adquiere enorme importancia y su solución condiciona el proceso, lo que suele resultar complejo al no ser una clara respon- sabilidad de ambos fabricantes. No obstante, esta opción sigue perfilándose como la más deseada por proyectistas que no ven la necesidad de so- meterse a un determinado sistema constructivos “premodulado”. En este caso, habría que establecer unas pautas para que se pueda facilitar la optimización de la producción desde el proyecto: - Tratar de establecer una base de coordinación modular para la geometría de los elementos cons- tructivos que pueda ofrecer el mercado; de he- cho, ésta es una idea que lleva planteándose des- de antiguo (1950) y hasta el momento no parece haber tenido éxito - Conocer bien los productos que ofrece el merca- do, con todos los datos geométrico y técnicos necesarios, para poder estudiar su acoplamiento en un mismo proyecto desde el principio - Que los productores ofrezcan una geometría re- lativamente flexible en sus elementos para que su incorporación en el edificio no se vea tan con- dicionada por los tamaños, y que adquieran más importancia los servicios que ofrece, así como su calidad
  • 16. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 52 - Que se ofrezca una herramienta informática ca- paz de incorporar a las necesidades de diseño, tipos de proyectos racionalizados y productos existentes en el mercado que se acoplen en ellos, para ayudar al proyectista a considerar desde el principio una solución constructiva que permita una ejecución más eficiente En esta última opción estamos trabajando en el IETcc, buscando la optimización de los proyectos y de la ejecu- ción de edificios de viviendas, como primer paso para conseguir una mejora en los procesos edificatorios. En definitiva, la eficiencia en el proceso de ejecución pasa por una racionalización del proyecto, en el que se consi- dere los sistemas y las técnicas constructivas a emplear, con un conocimiento amplio de las mismas por parte del proyectista, y en el empleo de técnicas durante la ejecu- ción que se basen poco en la mano de obra y, por el con- trario, aseguren la calidad final gracias al desarrollo de los elementos con un mayor nivel de acabado. 4.2. Sostenibilidad del proceso global La sostenibilidad del proceso de construcción está condi- cionada por la sostenibilidad en cada uno de los subprocesos mencionados (producción de materiales, eje- cución, uso y mantenimiento) teniendo en cuenta que no podemos hablar de uno de ellos sin tener en cuenta los demás, pues de lo que se trata es de pensar en una sostenibilidad global y no en una sostenibilidad parcial que, mal entendida, podría estar en contra de la de alguno de los otros. En este sentido, recordemos los aspectos más importantes de la sostenibilidad de cada uno de dichos subprocesos. 4.2.1. De la producción de materiales En la producción de materiales, resulta importante equili- brar, por una parte, el consumo de materias primas y, por otra, el consumo de energía. El primero, está condiciona- do por la naturaleza de la materia prima de que se trate y su capacidad de recuperación natural (la madera es escasa pero recuperable; la piedra es abundante, pero no recupe- rable) así como por la posibilidad de reciclado de los pro- ductos para su conversión en nueva materia prima. De los dos condicionantes se tiene que actuar, sobre todo, en el segundo que, a su vez, permite controlar los excesos de producción de escombros. De hecho, la valorización de residuos y escombros, y el reciclado de los mismos, es una de las líneas de investigación en materiales de más futuro en la actualidad, y nuestro Instituto está trabajando intensamente en ella. Por su parte, el equilibrio en el consumo de energía para la producción de materiales y elementos constructivos, tien- de a dos objetivos básicos; el ahorro energético directo, y la reducción de contaminantes atmosféricos. En construc- ción, la mayoría de materiales requieren consumo energé- tico elevado, siendo quizás los más llamativos el cemen- to, las cerámicas y el acero. Por ello, se está trabajando en diseñar materiales que requieran menor consumo energé- tico. Uno de los más representativos son los así llamados “eco-cementos”, que sustituyen el clinker por productos alternativos de menor consumo, normalmente obtenidos a partir de materiales reciclados o de subproductos de otros procesos industriales. También el IETcc trabaja en esos procesos. 4.2.2. De la ejecución En la ejecución de las obras, entran también otros facto- res que afectan a su sostenibilidad. En efecto, además del equilibrio en el consumo de materiales y de energía, simi- lares a los mencionados en el punto anterior, hay que con- seguir minimizar el consumo de mano de obra, y reducir la producción de escombros, así como su recuperación y reciclado. En efecto, la reducción de la mano de obra aporta varias ventajas de sostenibilidad; por un lado, se puede reducir el tiempo de ejecución y, por tanto, el coste final; por otro, se eliminan riesgos de error y se aumenta, por ende, la garantía de calidad, lo que repercute directamen- te en el comportamiento funcional del edificio y reduce la necesidad de mantenimiento. Figura 23.- Producción excesiva de escombros.
  • 17. 53 Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 En cuanto a la producción de escombros, su eliminación asegura la reducción de tiempos de ejecución, la disminu- ción de riesgos de seguridad y salud, y es indicio de ma- yor eficiencia en el proceso. En cualquier caso, como com- plemento a esa reducción cabe llevar a cabo una recupera- ción y reciclado de los mismos como parte de la sostenibilidad del conjunto. 4.2.3. Del uso y mantenimiento Finalmente, en el uso y mantenimiento de las obras de construcción, aparecen dos condicionantes básicos de la sostenibilidad. Por un lado el ahorro en el consumo de energía, acaso el condicionante más conocido, y, por otro, el equilibrio en el mantenimiento, que persigue una serie de acciones preventivas para poder reducir la necesidad de conservación. A ello podríamos añadir un tercer para aprovechar al máximo los productos y elementos constructivos. El ahorro de consumo energético se basa, a su vez, en dos actuaciones simultáneas. Por una parte, el diseño bioclimático del edificio de tal manera que sufra el míni- mo de pérdidas energéticas y su diseño permita alcanzar situaciones de confort ambiental sin necesidad de uso de sistemas electromecánicos de acondicionamiento; de he- cho, la edificación anterior al segundo tercio del siglo XX solía resolver los problemas de acondicionamiento sin casi consumo energético, basándose en soluciones que hoy se consideran “bioclimáticas”, de muros gruesos, techos al- tos, porches exteriores, aleros, etc., soluciones que se ha tendido a abandonar al basar el confort interior en esos sistemas electromecánicos, como si de un tren o de un avión se tratara. Por otra parte, también se puede conseguir ahorro en con- sumo energético mediante dispositivos de producción y control más adecuados. En efecto, las nuevas bombas de calor alimentadas por energía solar, por ejemplo, permi- Figura 24.- Demolición sin aprovechamiento racional. ten ahorros importantes de consumo; también se puede ahorrar con dispositivos automáticos de control del am- biente (Domótica) que aprovechan al máximo los siste- mas electromecánicos de acondicionamiento. En ambas líneas de sostenibilidad trabajan los investigadores de nues- tro Instituto. El equilibrio en el mantenimiento del edificio tiene por objeto reducir los gastos de conservación. De hecho, es- tos últimos se tienen que asumir cuando el daño ya se ha producido, con el resultado de un mayor gasto. Por el con- trario, el mantenimiento preventivo evita la aparición de los distintos procesos patológicos, aumentando la durabilidad del edificio y cada una de sus partes, con el resultado de una mejor sostenibilidad. En este caso, es necesario un cierto aumento del gasto de mantenimiento para reducir los de conservación. Cabe recordar, no obstante, que ese mantenimiento pre- ventivo no se puede reducir a una serie de intervenciones durante la vida del edificio, sino que pasa por varias ac- tuaciones previas, a saber: - Uso de materiales y productos con la durabilidad adecuada al edificio, su vida útil y las acciones previsibles - Incorporación de elementos de fácil reposición - Definición de los programas de mantenimiento del edificio, o la obra en cuestión, desde el pro- yecto En durabilidad y técnicas de mantenimiento y reparación, especialmente de hormigones, nuestro Instituto es líder internacional. La reconstrucción, en fin, es un concepto relativamente nuevo y contempla la posibilidad y facilidad de recuperar los elementos y unidades del edificio una vez que termina su vida útil, para reutilizarlos total o parcialmente en otras construcciones; se trata de un planteamiento de reciclado de los componentes del edificio, que se viene practicando ya en otro tipo de productos industriales (coches, lavado- ras, etc.) y que todavía es incipiente en nuestro sector, donde las demoliciones plantean un aprovechamiento muy pobre y parcial de los elementos originales. En cualquier caso, la consideración global de todos esos factores de la sostenibilidad en los distintos subprocesos, nos va a permitir una visión de conjunto en donde, según cada caso, se haga más hincapié en una de las fases o en otra. 5. EL FUTURO DESEABLE Los deseos del futuro pueden ser utópicos, pero su plan- teamiento nos puede acercar a conseguirlos. Por eso no condicionante, cual es la posibilidad de “decon trucción”s
  • 18. Informes de la Construcción, Vol. 57, nº 499-500, septiembre-octubre/noviembre-diciembre 2005 54 me importa lanzar un desideratum para nuestras futuras edificaciones: - Promotores que entiendan la validez y la necesi- dad de propuestas innovadoras dirigidas a optimizar la producción de edificios - Proyectos que contemplen desde el principio, el sistema constructivo como una condición funda- mental de su diseño, sin que ello suponga un menoscabo de su calidad arquitectónica - Industrias de productos y elementos que posibiliten su interconexión dentro de una coordinación modular universalmente aceptada, o sistemas “cerrados” suficientemente flexibles para cumplir con los requisitos funcionales y formales de los proyectos - Fabricación de materiales con bajo consumo de energía y recuperación de residuos, tanto de construcción como de otros procesos industriales - Mano de obra con la formación adecuada (ninguna persona trabajando en construcción sin esa formación) - Procesos de ejecución en obra mecanizados (incluso, robotizados) con reducida participación de la mano de obra y alta garantía de calidad - Adecuada durabilidad de productos y elementos componentes, en función de entorno, uso y acciones exteriores - Elementos constructivos con posibilidad de desmontaje y recuperación (“deconstrucción”) - Procesos de mantenimiento bien planteados y suficientemente explicados para que los usuarios no tengan dificultad en seguirlos (cada edificio con un manual de mantenimiento, como si de un objeto industrial se tratara) - Pólizas de mantenimiento en el mercado asegurador y técnico, para que el mantenimiento de los edificios sea más práctico y efectivo * * *