Un estudiante de 22 a 25 años estaba sentado debajo de un árbol aislado de los demás, con una mirada fija y riéndose solo mientras jugaba con palos y pasto. Después de un rato, el estudiante se levantó y fue a su trabajo, donde interactuó normalmente con sus compañeros y jefa, siguiendo instrucciones sin problemas. Debido a su conducta inicial aislada pero posterior normalidad, el estudiante fue remitido a un neurólogo y psicólogo para su evaluación.